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sábado, 18 de mayo de 2013

JORNADA DE LOS MOVIMIENTOS, DE LAS ASOCIACIONES Y DE LAS AGREGACIONES LAICALES 18/05/2013 - VIGILIA DE PENTECOSTÉS. 19/05/2013: MISA DE PENTECOSTÉS.



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EVENTOS DEL AÑO DE LA FE


             
JORNADA DE LOS MOVIMIENTOS, DE LAS ASOCIACIONES Y DE LAS AGREGACIONES LAICALES

18/05/2013 - 19/05/2013 

ESTADO DE LA CIUDAD DEL VATICANO - PLAZA DE SAN PEDRO  (ESTADO DE LA CIUDAD DEL VATICANO)



YO CREO, AUMENTA EN NOSOTROS LA FE

Los movimientos, las asociaciones y las agregaciones laicales en peregrinación a la Tumba del Apóstol Pedro

18 – 19 maggio 2013

La inscripción al evento por parte de los grupos que pertenecen a los distintos movimientos, asociaciones y agregaciones laicales, se deberá realizar únicamente a través de los responsables principales. En consecuencia, la Secretaría Organizativa no recibirá inscripciones de cada grupo en particular, solamente aquellas transmitidas por la organización central de cada realidad eclesial.
Para contactar la Secretaría Organizativa, favor utilizar el siguiente correo electrónico, dedicado a la Peregrinación de los movimientos, asociaciones y agregaciones laicales: 18-19maggio@annusfidei.va

La Secretaría Organizativa suministrará a la persona encargada de cada realidad eclesial todas las informaciones útiles para formalizar la inscripción.


BORRADOR DEL PROGRAMA

Sábado 18 de mayo
Mañana

Peregrinación a la Tumba del Apóstol Pedro. 
Tarde (A partir de las 3,00 p.m.)
En plaza San Pedro
 Música, testimonios, reflexiones y oración en espera del encuentro con el sucesor del Apóstol Pedro
Encuentro con el Papa Francisco


Domingo 19 de mayo
Mañana
En plaza San Pedro
Santa Misa Presidida por Su Santidad Francisco


 










Más de 120.000 personas abarrotan San Pedro para la vigilia de Pentecostés

Agencia EFE

Ciudad del Vaticano, 18 may (EFE).- Más de 120.000 personas, miembros de movimientos eclesiales, abarrotaron hoy la plaza de San Pedro y aledaños en la vigilia de Pentecostés con motivo del Año de la Fe y encontrarse con el papa Francisco.

Esas personas, que pertenecen a 150 movimientos eclesiales provenientes de Italia, España, Argentina, Brasil, México, Puerto Rico, Bielorrusia, Congo, Francia, Alemania, India, Irlanda, Lituania, Malta, Nueva Zelanda, Polonia, Eslovaquia, EEUU, Suiza y Trinidad y Tobago, protagonizaron desde la mañana una peregrinación ininterrumpida a la Tumba del Apóstol Pedro.

Bajo el lema "Yo creo, aumenta en nosotros la fe", a primeras horas de la tarde tuvo lugar un momento de acogida y reflexión con música y testimonios en espera de la llegada del Obispo de Roma para saludar a la multitud antes de presidir esta Vigilia de Pentecostés.

El papa Francisco se incorporará al encuentro con una plegaria ante la imagen de la Virgen María "Salus Populi Romani", muy venerada en Roma.

Después, el escritor y editorialista irlandés John Waters y el cirujano pakistaní Paul Batthi, hermano del asesinado ministro de ese país para las minorías, Shahbaz Batthi, contarán sus experiencias a los presentes.

A primeras horas de la noche, Francisco responderá a algunas preguntas de los presentes y presidirá la oración de cierre con su bendición apostólica y el canto del Regina Coeli.
El papa celebrará mañana la misa de Pentecostés en la plaza de San Pedro, que también se espera multitudinaria. EFE


Papa Francisco: Hay más mártires hoy que en el primer siglo de Iglesia

17:10 | VATICANO 

El papa Francisco afirmó hoy que "hay más mártires en la actualidad que en el primer siglo de la Iglesia", durante el acto de Vigilia de Pentecostés y exhortó a los asistentes a salir en su búsqueda porque "ellos son la carne de Cristo en el martirio".

Francisco hizo esta declaración durante su encuentro con los movimientos eclesiales, un acto que congregó en la plaza de San Pedro del Vaticano a cerca de 150.000 personas y en el que Francisco respondió a cuatro preguntas de los presentes que, según explicó, "ya conocía de antemano".

"No podemos convertirnos en cristianos sin preocupaciones, que toman el té tranquilos sino que debemos ser cristianos valerosos que salen a buscar a otros, a los que sufren, porque estos mártires son la carne de Cristo", aseveró enérgicamente el pontífice ante los congregados, que rompieron en aplausos.

Además, el obispo de Roma, que fue interrumpido durante el acto en numerosas ocasiones por las ovaciones de los presentes, afirmó que prefiere "una Iglesia que sale y sufre accidentes, que es la levadura de la sociedad", a una que permanece encerrada en sí misma y que termina "oliendo a humedad".

Ante las ovaciones de los asistentes, el papa les pidió que no coreasen más su nombre, sino que gritaran el nombre de Jesús.

"¿Qué es lo más importante? ¡Jesús! Todos ustedes gritaron antes ¡Francisco! Pero quiero que, de ahora en adelante, griten ¡Jesús! ¡Basta de Francisco! ¡Jesús!", pidió el pontífice.

Además, también apeló a la libertad religiosa de todas los hombres y mujeres del mundo porque, según Francisco, no importa la fe que procesen puesto que "todos tienen en común que son hijos de Dios". EFE

 


PAPA FRANCISCO EN LA VIGILIA DE PENTECOSTÉS

LO IMPORTANTE ES EL ENCUENTRO CON JESÚS.

2013-05-18 Radio Vaticana

(RV).- Durante la Vigilia de Pentecostés de este sábado por la tarde, algunos representantes de los Movimientos plantearon diversas cuestiones al Obispo de Roma. 


Una muchaca empezó preguntando al Papa Francisco cómo ha alcanzado en su vida la certidumbre de la fe.

Es una pregunta histórica porque tiene que ver con mi historia. He tenido la gracia de crecer en una familia en la que la fe se vivía en una manera simple y concreta. Pero sobre todo ha sido mi abuela, la mamá de mi papá, que ha marcado mi camino de fe. 

Una mujer que nos explicaba, nos hablaba de Jesús, nos enseñaba el catecismo, siempre me acuerdo que los viernes santos, nos llevaba al atardecer a la procesión de las candelas y al final de esta procesión llegaba el Cristo yaciente. Y la abuela nos hacía a nosotros, niños, arrodillarnos y nos decía: “miren, está muerto, pero mañana resucita”.

He recibido el primer anuncio cristiano de esta mujer, de mi abuela, es bellísimo esto, el primer en casa, con la familia ¿no? Y esto me hace pensar a la misión de tantas madres, tantas abuelas de la transmisión de la fe. Son ellas las que transmiten la fe, también en los primeros tiempos porque San Pablo decía a Timoteo: “Yo recuerdo la fe de tu madre, la fe de tu abuela”. Todas las madres que están aquí, todas las abuelas, piensen a eso: Transmitir la fe. Porque Dios nos pone al lado personas que ayudan nuestro camino de fe. 

Nosotros no encontramos la fe en lo abstracto, no, es siempre una persona la que predica, que nos dice quien es Jesús, que te da la fe, que te da el primer anuncio y esto ha sido la primera experiencia de fe que he tenido.

Pero hay un día para mi muy importante: el 21 de septiembre de 1953 tenía casi 17 años, era el día del estudiante, para nosotros, el día de la primavera, para ustedes el día de otoño, y antes de ir a la fiesta pasé por la parroquia a la que asistía y encontré a un sacerdote al que no conocía y sentí la necesidad de confesarme y esta fue para mi una experiencia de encuentro, he encontrado alguien que me esperaba. 

No sé que pasó, no me acuerdo, no sé porque ese sacerdote estaba allí o porque he sentido esta necesidad de confesarme pero la verdad es que alguien me esperaba, me estaba esperando desde hacía tiempo y después de la confesión sentí que algo había cambiado. Yo no era el mismo, había sentido una voz, una llamada. Me convencí que debía convertirme en sacerdote y esta experiencia en la fe es importante.

Nosotros decimos que debemos buscar a Dios, ir a Él a pedirle perdón, pero cuando vamos, Él ya nos espera, está ahí antes. Nosotros en español tenemos una palabra que explica bien esto: el Señor nos ‘primerea’, es el primero, te está esperando y esto es una gracia grande, encontrar a alguien que te está esperando. Tú vas pecador y Él te está esperando para perdonarte. 

Aquella experiencia de la que los profetas de Israel decían que el Señor es la flor en la almendra, la primera flor de la primavera. Antes que vengan las otras flores, Él está allí esperando, el Señor nos espera y cuando nosotros lo buscamos encontramos esta realidad que es Él quien nos está esperando para acogernos, para darnos su amor y esto te sorprende tanto en el corazón que no lo crees y así va creciendo la fe, con el encuentro con el Señor. 

Alguien dirá, no yo prefiero estudiar la fe en los libros, es importante estudiarla pero mira con eso sólo no basta: lo importante es el encuentro con Jesús, el encuentro con Él, porque es justamente Él el que la da.

(RC-RV)











 Francisco: "El Señor nos primerea"






















Pentecost Vigil with the Lay Ecclesial Movements
































CELEBRACIÓN DE PENTECOSTÉS EN EL 

 AÑO DE LA FE. VIGILIA


“MANOS DE DIOS PARA UN MUNDO SIN FE”

Javier Leoz/Pamplona/Navarra


  
1. MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos hermanos a este encuentro de Pentecostés en este Año de la Fe. Nos hemos reunido para celebrar en vigilia el don infinito que el Padre nos regala. Hemos llegado hasta aquí convocados por el amor que Dios nos tiene y que nos invita a multiplicar y hacer fecundo en nuestras vidas. Conocemos este amor pues en él el Señor Jesús dio su vida por nosotros, de la misma manera en este amor Dios lo resucitó al tercer día. La mano de DIOS, siempre actúa, aunque a nosotros nos cueste verla en los acontecimientos más inmediatos de nuestra vida.

En esta noche os queremos invitar a tener atentos la mente y el corazón. Ojos y oídos dispuestos a escuchar la llamada del Señor. Aquél que en su amor nos ha dado la vida, nos invita a dar un paso más: nos llama por nuestro nombre, nos llama con nuestras fortalezas y debilidades, nos llama desde donde estemos; para vivir plenamente, para ser con nuestra vida reflejo y testimonio fecundo de su amor.

Con la alegría de la comunidad reunida que festeja los dones que Dios le da, os invito a todos a disponer el corazón con este canto: ILUMINAME, SEÑOR CON TU ESPÍRITU



2. PRESENTACIÓN DE LAS TRES MANOS

2.1.   Queremos presentar, en medio de esta noche, la MANO DE DIOS. Pedimos perdón, al Señor, por las veces en que olvidamos sus mandamientos. Por hacer una religión a nuestra medida. Por escudarnos demasiado en la bondad de Dios para vivir de una forma tibia y fácil nuestra vida cristiana.

2.2.   Llevamos hasta el altar, en esta oración con el Espíritu Santo, la MANO DE CRISTO. Conscientes de que nos somos “otros cristos”, de que nos cuesta dar la cara por Él…le pedimos perdón al Señor por aquellos momentos en los que nos invade el pesimismo. Por no dejar que su Evangelio se note en nuestros actos, decisiones o palabras. Por no confesar públicamente su nombre.

2.3.   Acercamos, en esta Vigilia de Pentecostés, la MANO DEL ESPÍRITU SANTO. Él es quien actúa y renueva todo. Él es quien construye la Iglesia. Con ello, además, reconocemos nuestra ingratitud y también nuestro egocentrismo. Que sepamos abrir las ventanas de nuestra vida cristiana y, en ella, dar cabida a tantos dones que nos viene del Espíritu Santo.

3. LECTURA

Lectura de los Hechos de los Apóstoles. Hech 2, 1-11

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. 

Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse. Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. 

Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua.

Con gran admiración y estupor decían: “¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los o ye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”.

Palabra de Dios.

Canto: Espíritu Santo, ven


4.REFLEXIÓN

4.1. ¿Nos sentimos reunidos en torno a una misma fe que nos aporta ilusión, fuerza, ánimo y vida cristiana?

4.2. ¿Hemos sentido en algún instante de nuestra vida la presencia misteriosa pero real del Espíritu Santo? ¿Cuándo? ¿En qué momentos?

4.3. El Papa Francisco, al iniciar su Pontificado, nos señalaba aquello de “Caminar, Edificar y Confesar”. ¿Cómo es tu vida católica? ¿Caminas al impulso de la Palabra de Dios? ¿Te sirve luego a la hora de entender y construir tu vida? ¿La proclamas o la silencias?

4. SALMO Sal 103, 1. 24. 29-31. 34

R. Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra.

Bendice al Señor, alma mía: ¡Señor, Dios mío, qué grande eres! ¡Qué variadas son tus obras, Señor!

¡La tierra está llena de tus criaturas! R.

Si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo. Si envías tu aliento, son creados, y renuevas la superficie de la tierra. R.

¡Gloria al Señor para siempre, alégrese el Señor por sus obras! Que mi canto le sea agradable, y yo me alegraré en el Señor. R.

5. EVANGELIO

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan. Jn 20, 19-23:

Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con vosotros!”. Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. 

Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: “¡La paz esté con vosotros! Como el Padre me envió a mí, yo también os envío a vosotros”. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: “Recibid el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que vosotros se los perdonéis, y serán retenidos a los que vosotros se los retengáis”.

Palabra del Señor


5.1. (Silencio y meditación)

6. ENCENDIDO DEL FUEGO (profesión de Fe)

-Se prepara un brasero con alcohol de quemar (con un algodón en el centro) y, cuando la llama crece, todos (o alguien desde el micrófono) realizamos esta oración que Benedicto XVI hizo con motivo del Año de la Fe.

-Una segunda opción (la más sugestiva). 7 personas (en referencia a los 7 dones del Espíritu) encienden sus velas desde el Cirio Pascual y van transmitiendo esos dones al resto de asistentes que, a su vez, portarán pequeñas lámparas con los nombres de los 7 dones.

-Con las lámparas en alto hacemos la profesión de fe con esta oración de Benedicto XVI

                  Espíritu de vida, que en un principio
                   aleteabas en el abismo,ayuda a la
            humanidad de nuestro tiempo a comprender
            que la exclusión de Dios la lleva a perderse
            en el desierto del mundo,y que sólo donde
            entra la fe florecen la dignidad y la libertad,
           y toda la sociedad se construye en la justicia.

                 Espíritu de Pentecostés, que haces
            de la Iglesia un solo cuerpo, llévanos a los
              bautizados a una auténtica experiencia
               de comunión; haznos signo vivo de la
              presencia del Resucitado en el mundo,
               comunidad de santos que vive en el
                      servicio de la caridad.

              Espíritu Santo, que habilitas a la misión:
               concédenos reconocer que, también
              en nuestro tiempo, muchas personas
                están en busca de la verdad sobre
                su existencia y sobre el mundo.
               Haznos colaboradores de su alegría
           en el anuncio del Evangelio de Jesucristo,
             grano de trigo de Dios, que hace bueno
                     el terreno de la vida y
            asegura la abundancia de la cosecha.

Amén.
(Benedicto XVI)


7.¿Y TÚ CÓMO ESTÁS?

Muchos son los llamados por Dios y cada uno con un don particular, meditemos un momento:

-¿Con cuál me identifico más?

-¿Qué característica de este santo o santa, o persona llamada por Dios me atrae?



María    “Disponibilidad total a Dios”

Juan      “El discípulo amado por el Señor”

Moisés   “Guía y libertador de su pueblo”

Sara      “Dios la hizo reír”

Pedro    “Roca que confirma en la fe a sus hermanos”

Felipe    “Conocedor de muchas culturas llevó la fe y bautizó”

Pablo     “Apóstol entre los no judíos para llevar la fe a todo rincón”

Teresa de los Andes “Un dialogo amoroso con el Padre Dios”

Timoteo “Joven cabeza de su comunidad, testimonio de vida cristiana”

Francisco     “Apóstol de sencillez, desprendimiento y armonía con la naturaleza”

Ignacio  “La pasión de un enamorado de Cristo”

Abraham      “Padre de un pueblo santo”

Laura Vicuña “Ofrecerse a Dios por la propia familia”

Bernardo      “Intimidad con Dios y simpleza interior”

Agustín  “Transformar la vida y poner los talentos al servicio del Señor”

Madre Teresa     “Una vida por los demás en solidaridad, oración y pobreza”

Don Bosco    “Jugársela por los jóvenes”

Alberto Hurtado  “Ver siempre a Cristo en el hermano”

Fco Javier    “Universalidad de la fe..valentía”



8. ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

8.1.En este Año de la Fe, presentamos al Espíritu Santo, a toda nuestra Iglesia. Para que guiada por su VOZ impregne al Papa Francisco, Obispos y sacerdotes de su valentía, tenacidad, vida, frescura e ilusión. 


¡VEN ESPÍRITU SANTO Y TRANSFORMA NUESTRO CAMINAR CON TU LUZ!

8.2. En este Año de la Fe, presentamos al Espíritu Santo, los grandes dramas del mundo. Que como cristianos seamos sensibles a los sufrimientos de las personas. Que no caigamos en un simple voluntarismo. Que huyamos de convertirnos en una ONG. 


¡VEN ESPÍRITU SANTO Y TRANSFORMA NUESTRO CAMINAR CON TU LUZ!

8.3. En este Año de la Fe, y conscientes de nuestro desconocimiento de Dios, le presentamos al Espíritu Santo nuestra petición de un catolicismo más formado y más conocedor de las verdades fundamentales de la fe. Que nos preocupemos de saber y de transmitir nuestra fe cristiana. 


¡VEN ESPÍRITU SANTO Y TRANSFORMA NUESTRO CAMINAR CON TU LUZ!

8.4. En este Año de la Fe, poniendo todo el acento en DIOS PADRE, HIJO Y ESPÍRITU, presentamos al Espíritu Santo nuestro compromiso de llevar una vida coherente: celebramos la fe, la vivimos y la expresamos. Cantamos.


¡VEN ESPÍRITU SANTO Y TRANSFORMA NUESTRO CAMINAR CON TU LUZ!

8.5. En este Año de la Fe, y reflexivos sobre los retos de este nuevo milenio para el cristianismo (alejamiento de la Iglesia por parte de las nuevas generaciones, una religión light, la tibieza de muchos católicos, el materialismo o el relativismo religioso) presentamos al Espíritu Santo nuestro deseo de ser sal y luz y de dar razón de nuestra fe cristiana en el pórtico de los gentiles. Es decir; allá donde nos encontramos. 


¡VEN ESPÍRITU SANTO Y TRANSFORMA NUESTRO CAMINAR CON TU LUZ!

8.6. En este Año de la Fe, confesamos nuestra convicción en la Vida Eterna, y le pedimos al Espíritu Santo que trabajemos en nuestro mundo sabiendo que, tarde o temprano, quedará atrás todo lo que deseamos, sufrimos, disfrutamos o añoramos. Pedimos, además, el descanso eterno para nuestros seres queridos los difuntos. 


¡VEN ESPÍRITU SANTO Y TRANSFORMA NUESTRO CAMINAR CON TU LUZ!

8.7. Cada uno, en su interior, presenta su oración personal (…………).


¡VEN ESPÍRITU SANTO Y TRANSFORMA NUESTRO CAMINAR CON TU LUZ!



9. DESPEDIDA Y GESTO FINAL


Somos comunidad de hermanos, pues somos hijos de un mismo Padre. Con la confianza y la paz que nacen de esta convicción elevamos juntos nuestras voces diciendo:

Padre nuestro que estás en el cielo…

Con la misma confianza, pedimos a nuestra madre su atención, siempre dispuesta a interceder por nosotros, para que seamos cada vez más fieles y mejores testigos de su hijo Jesucristo. A nuestra Madre que nos cuida con cariño, la Virgen María, digamos juntos:

Dios te salve María, llena eres de gracia…(o un canto mariano)

Como hijos que se quieren bien, como hermanos unidos en el amor del Padre digamos juntos la oración de la Paz:

                     Señor Jesucristo,

              que dijiste a tus apóstoles:

           «La paz les dejo, mi paz les doy»,

       no tengas en cuenta nuestros pecados, 

        sino la fe de tu Iglesia y,  conforme a

      tu palabra, concédele la paz y la unidad. 

  Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

     ¡EN EL ESPÍRITU    SANTO, QUE            
    NOS  DA  UNA  NUEVA VIDA, DAOS
       FRATERNALMENTE LA PAZ!












MISA DE PENTECOSTÉS

















































HOMILIA DEL PAPA FRANCISCO


Texto completo de la homilía del Santo Padre en español:

Queridos hermanos y hermanas:

En este día, contemplamos y revivimos en la liturgia la efusión del Espíritu Santo que Cristo resucitado derramó sobre la Iglesia, un acontecimiento de gracia que ha desbordado el cenáculo de Jerusalén para difundirse por todo el mundo.

Pero, ¿qué sucedió en aquel día tan lejano a nosotros, y sin embargo, tan cercano, que llega adentro de nuestro corazón? San Lucas nos da la respuesta en el texto de los Hechos de los Apóstoles que hemos escuchado (2,1-11). El evangelista nos lleva hasta Jerusalén, al piso superior de la casa donde están reunidos los Apóstoles. 

El primer elemento que nos llama la atención es el estruendo que de repente vino del cielo, «como de viento que sopla fuertemente», y llenó toda la casa; luego, las «lenguas como llamaradas», que se dividían y se posaban encima de cada uno de los Apóstoles. Estruendo y lenguas de fuego son signos claros y concretos que tocan a los Apóstoles, no sólo exteriormente, sino también en su interior: en su mente y en su corazón. Como consecuencia, «se llenaron todos de Espíritu Santo», que desencadenó su fuerza irresistible, con resultados llamativos: «Empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse». 

Asistimos, entonces, a una situación totalmente sorprendente: una multitud se congrega y queda admirada porque cada uno oye hablar a los Apóstoles en su propia lengua. Todos experimentan algo nuevo, que nunca había sucedido: «Los oímos hablar en nuestra lengua nativa». ¿Y de qué hablaban? «De las grandezas de Dios».

A la luz de este texto de los Hechos de los Apóstoles, deseo reflexionar sobre tres palabras relacionadas con la acción del Espíritu: novedad, armonía, misión.

1. La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos, planificamos nuestra vida, según nuestros esquemas, seguridades, gustos. 

Y esto nos sucede también con Dios. Con frecuencia lo seguimos, lo acogemos, pero hasta un cierto punto; nos resulta difícil abandonarnos a Él con total confianza, dejando que el Espíritu Santo anime, guíe nuestra vida, en todas las decisiones; tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes con frecuencia limitados, cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos.

Pero, en toda la historia de la salvación, cuando Dios se revela, aparece su novedad, trasforma y pide confianza total en Él: Noé, del que todos se ríen, construye un arca y se salva; Abrahán abandona su tierra, aferrado únicamente a una promesa; Moisés se enfrenta al poder del faraón y conduce al pueblo a la libertad; los Apóstoles, de temerosos y encerrados en el cenáculo, salen con valentía para anunciar el Evangelio. 

No es la novedad por la novedad, la búsqueda de lo nuevo para salir del aburrimiento, como sucede con frecuencia en nuestro tiempo. La novedad que Dios trae a nuestra vida es lo que verdaderamente nos realiza, lo que nos da la verdadera alegría, la verdadera serenidad, porque Dios nos ama y siempre quiere nuestro bien. Preguntémonos: ¿Estamos abiertos a las “sorpresas de Dios”? ¿O nos encerramos, con miedo, a la novedad del Espíritu Santo? ¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido la capacidad de respuesta?

2.La armonía. Una segunda idea: el Espíritu Santo, aparentemente, crea desorden en el Iglesia, porque produce diversidad de carismas, de dones; sin embargo, bajo su acción, todo esto es una gran riqueza, porque el Espíritu Santo es el Espíritu de unidad, que no significa uniformidad, sino reconducir todo a la armonía. 

En la Iglesia, la armonía la hace el Espíritu Santo. Un Padre de la Iglesia tiene una expresión que me gusta mucho: el Espíritu Santo “ipse harmonia est”. Sólo Él puede suscitar la diversidad, la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, realizar la unidad. 

En cambio, cuando somos nosotros los que pretendemos la diversidad y nos encerramos en nuestros particularismos, en nuestros exclusivismos, provocamos la división; y cuando somos nosotros los que queremos construir la unidad con nuestros planes humanos, terminamos por imponer la uniformidad, la homologación. 

Si, por el contrario, nos dejamos guiar por el Espíritu, la riqueza, la variedad, la diversidad nunca provocan conflicto, porque Él nos impulsa a vivir la variedad en la comunión de la Iglesia. 

Caminar juntos en la Iglesia, guiados por los Pastores, que tienen un especial carisma y ministerio, es signo de la acción del Espíritu Santo; la eclesialidad es una característica fundamental para los cristianos, para cada comunidad, para todo movimiento. La Iglesia es quien me trae a Cristo y me lleva a Cristo; los caminos paralelos son peligrosos. Cuando nos aventuramos a ir más allá (proagon) de la doctrina y de la Comunidad eclesial, y no permanecemos en ellas, no estamos unidos al Dios de Jesucristo (cf. 2Jn 9). 

Así, pues, preguntémonos: ¿Estoy abierto a la armonía del Espíritu Santo, superando todo exclusivismo? ¿Me dejo guiar por Él viviendo en la Iglesia y con la Iglesia?

3.La misión. El último punto. Los teólogos antiguos decían: el alma es una especie de barca de vela; el Espíritu Santo es el viento que sopla la vela para hacerla avanzar; la fuerza y el ímpetu del viento son los dones del Espíritu. Sin su fuerza, sin su gracia, no iríamos adelante.

El Espíritu Santo nos introduce en el misterio del Dios vivo, y nos salvaguarda del peligro de una Iglesia gnóstica y de una Iglesia autorreferencial, cerrada en su recinto; nos impulsa a abrir las puertas para salir, para anunciar y dar testimonio de la bondad del Evangelio, para comunicar el gozo de la fe, del encuentro con Cristo. El Espíritu Santo es el alma de la misión. 

Lo que sucedió en Jerusalén hace casi dos mil años no es un hecho lejano, es algo que llega hasta nosotros, que cada uno de nosotros podemos experimentar. El Pentecostés del cenáculo de Jerusalén es el inicio, un inicio que se prolonga. El Espíritu Santo es el don por excelencia de Cristo resucitado a sus Apóstoles, pero Él quiere que llegue a todos. Jesús, como hemos escuchado en el Evangelio, dice: «Yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros» (Jn 14,16). Es el Espíritu Paráclito, el «Consolador», que da el valor para recorrer los caminos del mundo llevando el Evangelio. 

El Espíritu Santo nos muestra el horizonte y nos impulsa a las periferias existenciales para anunciar la vida de Jesucristo. Preguntémonos si tenemos la tendencia a cerrarnos en nosotros mismos, en nuestro grupo, o si dejamos que el Espíritu Santo nos conduzca a la misión.

La liturgia de hoy es una gran oración, que la Iglesia con Jesús eleva al Padre, para que renueve la efusión del Espíritu Santo. Que cada uno de nosotros, cada grupo, cada movimiento, en la armonía de la Iglesia, se dirija al Padre para pedirle este don. También hoy, como en su nacimiento, junto con María, la Iglesia invoca: «Veni Sancte Spiritus! – Ven, Espíritu Santo, llena el corazón de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor». 

Amén.

Agradecimiento al Papa Francisco de Mons. Rino 

Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la nueva Evangelización al final de la Santa Eucaristía de Pentecostés :

Santo Padre,

Gracias. En nombre de todos los movimientos, nuevas comunidades, asociaciones y agregaciones laicales el más sincero y sentido agradecimiento por estos dos días durante los cuales hemos experimentado la fuerza que viene desde lo "alto". El Señor Jesús lo prometió a sus discípulos y todos nosotros en perenne continuidad con la fe de siempre, renovada por el agua del Bautismo que da la vida, experimentamos cada día su potencia y sus dones. Esta fuerza es capaz de transformar el corazón, de cambiarlo, de convertirlo y de hacerlo capaz de amar. Un amor que va más allá de nosotros mismos porque, generado por el Crucificado Resucitado, y renovado por la presencia fecunda del Espíritu Santo, nos empuja hacia las periferias de la vida humana y a los confines del mundo.

Santo Padre, ayer por la tarde con tanta espontaneidad unida a la gran pasión evangélica usted ha querido indicar un camino para hacer más fecunda la misión de la variada constelación del laicado en el mundo. 

Nos ha recordado colocar siempre a Cristo al centro, porque sólo así la Iglesia será sí misma sin encerrarse entre los bastiones de sus certezas que son síntomas de enfermedad y de asfixia. La misión de evangelizar con coraje y paciencia, al contrario, debe empujarla a crear una cultura del encuentro para permitir de ver y tocar con mano la carne de Cristo. 

Hoy en esta Santa Eucaristía el Señor Resucitado ha renovado en todos nosotros la fuerza para volver a las respectivas comunidades en las cuales cada día se vive la fe. Reforzados por el Cuerpo de Cristo que es nuestro alimento, somos conscientes de la gran misión de la cual el Sucesor de Pedro nos ha investido: ser discípulos y misioneros del Señor Resucitado para que todos los hombres en Él, encuentren la vida. Esta vida es un don. Es gracia. Consiste en conocer al Padre y vivir la comunión con él. Es ella que forma las comunidades cristianas y permite hacer experiencia de los frutos de la fe. 

Estos dos días, Santo Padre, han sido una ulterior etapa en el camino iniciado con el Vaticano II. Todas estas realidades eclesiales sienten de tener que empeñarse en la Nueva Evangelización dondequiera el Señor los llame. Cada uno de ellos sabe que la peculiaridad de la misión consiste en llevar el Evangelio allí, dónde sólo a través de ellos puede convertirse en sal y luz para los hombres.

Santo Padre, antes de dejarlos en espera de otra cita futura, diríjales las mismas palabras de Pablo a los cristianos de Éfeso: "Ahora los encomiendo al Señor y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y darles la parte de la herencia que les corresponde, con todos los que han sido santificados " (Hch. 20,32). 

El camino que les espera es difícil y fatigoso. Saben, sin embargo, que pueden contar con la oración y con el apoyo del Papa. Los acompañen en su misión los santos y los beatos que han hecho posible esta nueva aventura de la Iglesia, en particular el beato Juan XXIII, el beato Juan Pablo II y desde hace algunos días el beato don Luigi Novarese precursor en esta Iglesia de Roma del movimiento de los Voluntarios del sufrimiento.

Gracias, Santo Padre. El Señor lo colme de sus dones para confirmar a todos nosotros en la fe.

(Traducción del italiano de Griselda Mutual)

























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    Papa en Misa de Pentecostés: "El Espíritu Santo consigue la armonía en la Iglesia"
    2013-05-20 18:38:36   


    Papa: 'La Plaza de San Pedro se transformó en un cenáculo a cielo abierto en pentecostés'
    2013-05-20 12:46:24 



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