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El
Adviento nos brinda la oportunidad de poder acercarnos a Jesucristo a
través de renovar su nacimiento. Es tiempo propicio para hacer una revisión
de nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios.
Mirar nuestro interior sin miedos, Remar mar adentro y hacerlo, les propongo, dejando de lado los problemas de la actualidad y la realidad, que muchas veces nos golpea fuerte. Dejar de lado esa realidad que nos tironea y tratar de no escuchar los ruidos que nos aturden y distraen y, en esto, volvernos a nuestro interior, a nuestra vida interior. Así en silencio escuchar al Señor que quiere mostrarse a través del Niño Dios nuevamente. para renovarlo todo.
Por otro lado para resolver todos esos problemas que nos pueden acuciar y afrontar los retos y desafíos que nos plantea esa realidad debemos estar fortalecidos sobre todo por la fe. "Tratemos de hacer lo que la Santa de Foligno recomendaba a sus hijos espirituales "Recogernos en unidad y abismar nuestra alma en el infinito de Dios". Hacer un baño matutino de fe, antes de comenzar la jornada".(1)
Mirar nuestro interior sin miedos, Remar mar adentro y hacerlo, les propongo, dejando de lado los problemas de la actualidad y la realidad, que muchas veces nos golpea fuerte. Dejar de lado esa realidad que nos tironea y tratar de no escuchar los ruidos que nos aturden y distraen y, en esto, volvernos a nuestro interior, a nuestra vida interior. Así en silencio escuchar al Señor que quiere mostrarse a través del Niño Dios nuevamente. para renovarlo todo.
Por otro lado para resolver todos esos problemas que nos pueden acuciar y afrontar los retos y desafíos que nos plantea esa realidad debemos estar fortalecidos sobre todo por la fe. "Tratemos de hacer lo que la Santa de Foligno recomendaba a sus hijos espirituales "Recogernos en unidad y abismar nuestra alma en el infinito de Dios". Hacer un baño matutino de fe, antes de comenzar la jornada".(1)
Sin
una revisión de nuestra vida espiritual no podremos corregir lo que
tenemos que corregir y tirar por la borda la chatarra que nos impide
seguir al Señor. Jesús pasa hoy a nuestro lado seguramente en su
infinita misericordia no nos dejará al costado del camino, el
problema es que El pase y yo no le salga al su encuentro. Siempre
estará esperando nuestra respuesta y nuestra coherencia entre fe y
vida y nuestro compromiso ambiente de vivir siendo testigos creíbles
en nuestros ambientes y circunstancias de vida.
Los primeros cristianos comenzaron a anunciar el Evangelio -buena nueva- mediante frases breves profundas que calaban hondo a quien las escuchara con apertura de corazón: el kerygma -anuncio- era simple, breve pero profundo: "Cristo, Hijo de Dios, hombre, muerto y resucitado "ESTÁ VIVO".
Los primeros cristianos comenzaron a anunciar el Evangelio -buena nueva- mediante frases breves profundas que calaban hondo a quien las escuchara con apertura de corazón: el kerygma -anuncio- era simple, breve pero profundo: "Cristo, Hijo de Dios, hombre, muerto y resucitado "ESTÁ VIVO".
Frecuentemente
no nos damos cuenta que "Tenemos al Viviente real en medio de
nosotros y lo descuidamos para buscar, por ejemplo, en otras cosas,
seres vivientes hipotéticos -búsqueda de seres vivos e inteligentes
en otros planetas- que, en el mejor de los casos, podrían hacer muy
poco por nosotros, ciertamente no salvarnos de la muerte.
Cuántas veces nos vemos obligados a decir a Dios, con san Agustín: «Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo» . Al contrario que nosotros, en efecto, el Dios viviente nos busca, no hace otra cosa desde la creación del mundo"(2).
Cuántas veces nos vemos obligados a decir a Dios, con san Agustín: «Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo» . Al contrario que nosotros, en efecto, el Dios viviente nos busca, no hace otra cosa desde la creación del mundo"(2).
"La fe bien fuerte, defiende toda la casa (San Ambrosio) es decir, lo puede todo, El lo es todo; el nos lo da todo. Esa tiene ser nuestra respuesta. En efecto, la "respuesta de tu fe equivale a "dejarse encontrar" por este Dios que nos busca siempre. Dios no se nos impone, pero pasa frecuentemente muy cerca de nosotros aprendamos la lección de Bartimeo y ¡no lo dejemos pasar de largo!"(Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España).
Adviento
que: "Tras el largo predominio del idealismo y el triunfo de la
"idea", en tiempos ya mas cercanos a nosotros, también el
pensamiento secular ha advertido la necesidad de un regreso a la
"realidad" y lo ha expresado en el grito programático:
"¡Volver a las cosas!". Es decir, no detenerse en las
formulaciones dadas de la realidad, en las teorías construidas sobre
ella, o a lo que comúnmente se piensa en torno a ella, sino apuntar
directamente a la realidad misma que está a la base de todo, quitar
las diferentes capas de tierra arrastrada y descubrir la roca
subyacente.
Debemos aplicar este programa también al ámbito de la fe. Sobre la fe, santo Tomás de Aquino escribió que "no termina en los enunciados, sino en las cosas". Cuando se trata de "cosa" suprema en el ámbito de la fe , es decir de Dios, "Volver a las cosas" significa volver al DIOS VIVO; romper, por así decirlo, el terrible muro de idea que nos han hecho de él y correr, como con los brazos abiertos, al encuentro de Dios en persona. Descubrir que no es una abstracción, sino una realidad, que entre nuestras ideas de Dios y el Dios vivo existe la misma diferencia que entre un cielo pintado sobre hoja en papel y el cielo verdadero.
«Qué significa y cómo se define el Dios vivo? Por un momento he acariciado el propósito de responder a esta pregunta, trazando un perfil del Dios vivo, a partir de la Biblia, pero luego he visto que sería una gran tontería. Querer describir al Dios vivo, trazar su perfil, aun basándose en la Biblia, es recaer en el intento de reducir el Dios vivo a idea del Dios vivo.
Lo que podemos hacer, incluso respecto del Dios vivo, es superar «los tenues signos de reconocimiento que los hombres han trazado sobre su superficie», romper las pequeñas cáscaras de nuestras ideas de Dios, o las «vasijas de alabastro» en las que lo tenemos encerrado, de modo que su perfume se expanda y «llene la casa». En esto nos es maestro san Agustín. El santo nos ha dejado una especie de método para elevarnos con el corazón y la mente al Dios vivo y verdadero. Consiste en repetirnos a nosotros mismos, después de cada reflexión sobre Dios: «¡Pero Dios no es esto, pero Dios no es esto!» Piensa en la tierra, piensa en el cielo, piensa en los ángeles o en cualquier cosa o persona; piensa, finalmente, en lo que tú mismo piensas de Dios, y repite cada vez: «¡Sí, pero Dios no es esto, Dios no es esto!» «Busca por encima de nosotros», responden, una a una, todas las criaturas preguntadas . ¡Debemos creer en un Dios que está más allá del Dios en el que creemos!
Debemos aplicar este programa también al ámbito de la fe. Sobre la fe, santo Tomás de Aquino escribió que "no termina en los enunciados, sino en las cosas". Cuando se trata de "cosa" suprema en el ámbito de la fe , es decir de Dios, "Volver a las cosas" significa volver al DIOS VIVO; romper, por así decirlo, el terrible muro de idea que nos han hecho de él y correr, como con los brazos abiertos, al encuentro de Dios en persona. Descubrir que no es una abstracción, sino una realidad, que entre nuestras ideas de Dios y el Dios vivo existe la misma diferencia que entre un cielo pintado sobre hoja en papel y el cielo verdadero.
«Qué significa y cómo se define el Dios vivo? Por un momento he acariciado el propósito de responder a esta pregunta, trazando un perfil del Dios vivo, a partir de la Biblia, pero luego he visto que sería una gran tontería. Querer describir al Dios vivo, trazar su perfil, aun basándose en la Biblia, es recaer en el intento de reducir el Dios vivo a idea del Dios vivo.
Lo que podemos hacer, incluso respecto del Dios vivo, es superar «los tenues signos de reconocimiento que los hombres han trazado sobre su superficie», romper las pequeñas cáscaras de nuestras ideas de Dios, o las «vasijas de alabastro» en las que lo tenemos encerrado, de modo que su perfume se expanda y «llene la casa». En esto nos es maestro san Agustín. El santo nos ha dejado una especie de método para elevarnos con el corazón y la mente al Dios vivo y verdadero. Consiste en repetirnos a nosotros mismos, después de cada reflexión sobre Dios: «¡Pero Dios no es esto, pero Dios no es esto!» Piensa en la tierra, piensa en el cielo, piensa en los ángeles o en cualquier cosa o persona; piensa, finalmente, en lo que tú mismo piensas de Dios, y repite cada vez: «¡Sí, pero Dios no es esto, Dios no es esto!» «Busca por encima de nosotros», responden, una a una, todas las criaturas preguntadas . ¡Debemos creer en un Dios que está más allá del Dios en el que creemos!
El
Dios vivo, en cuanto vivo, se puede intuir vagamente, tener de él
una especie de sensación o pre-sentimiento. Se puede suscitar su
deseo, la nostalgia. Más no. No se puede encerrar la vida en una
idea. Por esto se puede tener de él más fácilmente el sentimiento,
o la sensación, que la idea, porque la idea circunscribe la persona,
mientras que el sentimiento revela su presencia, dejándola en su
totalidad e indeterminación. San Gregorio de Nisa habla de la más
alta forma de conocimiento de Dios como un «sentimiento de
presencia» .
Lo
divino es una categoría absolutamente distinta de cualquier otra,
que no puede ser definida, sino solo aludida; se puede hablar de ella
solo por analogías y contraposiciones. Una imagen que en la Biblia
nos habla así de Dios es la roca. Pocos títulos bíblicos son
capaces de crear en nosotros un sentimiento tan vivo de Dios —sobre
todo de lo que Dios es para nosotros— como este de Dios-roca.
Tratemos también nosotros de libar, como dice la Escritura, «miel
de la roca» (cf. Dt 32,13).
Más
que un simple título, roca aparece, en la Biblia, como una especie
de nombre personal de Dios, hasta el punto de que es escrito, a
veces, con letra mayúscula. «Él es la Roca, perfecta es su obra»
(Dt 32,4); «El Señor es una roca eterna» (Is 26, 4). Pero para que
esta imagen no nos infunda miedo y sujeción por la dureza y la
impenetrabilidad que evoca, la Biblia agrega enseguida otra verdad:
él es «nuestra» Roca, «mi» roca. Es decir, una roca para
nosotros, no contra nosotros. «El Señor es mi roca» (Sal 18,3), la
«roca de mi defensa» (Sal 31, 4), la «roca de nuestra salvación»
(Sal 95,1).
Los
primeros traductores de la Biblia, los Setenta, se asustaron ante una
imagen tan material de Dios que parecía abajarlo y sustituyeron
sistemáticamente el concreto «roca» con abstractos, como «fuerza»,
«refugio», «salvación». Pero, con razón, todas las traducciones
modernas han restituido a Dios el título original de roca.
Roca
no es un título abstracto; no dice sólo lo que Dios es, sino
también qué debemos ser nosotros. La roca está hecha para ser
escalada, buscar refugio en ella, no sólo para ser contemplada desde
lejos. La roca atrae, apasiona. Si Dios es roca, el hombre debe
convertirse en un «escalador». Jesús decía: «Aprended del dueño
de casa»; «Mirad a los pescadores»; Santiago continúa diciendo:
«Mirad a los agricultores». Nosotros podemos añadir: «¡Mirad a
los escaladores!». Si cae la noche o viene una tormenta, no cometen
la imprudencia de intentar bajar, sino que se agarrán aún más a la
roca y esperan a que pase la tormenta.
La
insistencia de la Biblia sobre el Dios-roca tiene como objetivo
infundir confianza en la criatura, arrojando los miedos de su
corazón. «No temamos si tiembla la tierra, si se derrumban los
montes en el fondo del mar», dice un salmo; y el motivo que se aduce
es: «Nuestra roca es el Dios de Jacob» (Sal 46, 3.8).
¡Dios
existe y eso basta!
El
primer biógrafo de san Francisco de Asís, Tomás de Celano,
describe un momento de oscuridad, y casi de desánimo, que el santo
vivió hacia el final de su vida, a causa de las desviaciones que
veía, en torno a sí, del primitivo estilo de vida de sus hermanos.
Estando
turbado —escribe— por los malos ejemplos, y habiendo recurrido un
día, tan amargado, a la oración, se sintió amonestado de este modo
por el Señor: ¿Por qué tú, insignificante, te turbas? ¿Acaso te
he establecido pastor de mi Orden de manera que olvidaras que yo sigo
siendo el patrón principal? […] No te turbes, pues, sino espera tu
salvación, porque si la Orden se redujera incluso a sólo tres
frailes, permanecerá mi ayuda siempre estable».
El
estudioso franciscano francés P. Eloi Leclerc, el que mejor de todos
ha expuesto esta fase atormentada de la vida de Francisco, dice que
el santo fue tan reanimado por las palabras de Cristo que iba
repitiendo dentro de sí una exclamación: «Dieu est, et cela
suffit». ¡Francisco, Dios existe y eso basta! ¡Dios existe y eso
basta!» .
Aprendamos
a repetir también nosotros estas sencillas palabras cuando, en la
Iglesia o en nuestra vida, nos encontremos con situaciones similares
a las de Francisco y muchas nubes se desvanecerán.
©
Traducido del original italiano por Pablo Cervera Barranco
1.SANTA
ÁNGELA DE FOLIGNO.
2.SAN
AGUSTÍN.
3.«Zu
den Sachen selbst»: es el programa de la Escuela fenomenológica de
Husserl.
4.SANTO
TOMÁS DE AQUINO, S.Th. II-IIae, q.1,a.2, 2.
5.J.-P.
SARTRE, La nausea (Mondadori, Milán 1984) 193s [trad. esp. La náusea
(Alianza, Madrid 2016).
6.Cf.
G. VON RAD, Theologie des alten Testaments, I (Múnich 1966) 194
[tras. Esp. Teología del Antiguo Testamento (Sígueme, Salamanca
92002).
7.SAN
AGUSTÍN, Comentario al Salmo 85, 12: CCL 39, 1136); cf. también
Confesiones, X, 6, 9.
8.SAN
GREGORIO DE NISA, Cant. XI,5,2: PG 44,1001.
9.CELANO,
Vida Segunda CXVII, 158: Fuentes Franciscanas, n. 742.
10.ELOI
LECLERC, Sagesse d'un Pauvre (Editions Franciscaines, París 1959)
75-78 [tras. esp. Sabiduría de un pobre (Encuentro, Madrid 2007)].
Benedicto
XVI nos recordaba: «En Adviento la liturgia con frecuencia nos
repite y nos asegura, como para vencer nuestra natural desconfianza,
que Dios “viene”: viene a estar con nosotros, en todas nuestras
situaciones; viene a habitar en medio de nosotros, a vivir con
nosotros y en nosotros; viene a colmar las distancias que nos dividen
y nos separan; viene a reconciliarnos con él y entre nosotros. Viene
a la historia de la humanidad, a llamar a la puerta de cada hombre y
de cada mujer de buena voluntad, para traer a las personas, a las
familias y a los pueblos el don de la fraternidad, de la concordia y
de la paz» (Benedicto XVI, Ángelus, 3/12/06).
La
virtud de la esperanza, provocada por las venidas de Cristo,
encuentra en el tiempo del Adviento un complemento necesario: la
vigilancia. Junto con la esperanza se ha de esperar.
La
vigilancia corrige la comodidad y el conformismo; es antídoto contra
el pecado, y se alimenta con la oración: «El Adviento es, por
excelencia, el tiempo de la esperanza, en el que se invita a los
creyentes en Cristo a permanecer en una espera vigilante y activa,
alimentada por la oración y el compromiso concreto del amor»
(Benedicto XVI, Ángelus, 3/12/2006).
Roble del angel. Carolina del Norte. USA
Una reflexión final, de "San Juan de la Cruz, autor de la Teología de la perfección cristiana, si bien no intenta "aniquilar las tendencias naturales de nuestra voluntad sustituyéndolas a su objeto y dejándolas suspendidas en la nada (lo que sería contra el verdadero "sí mismo"), sino orientarlas hacia Dios, hacer de Dios el objeto único de ellas, reduciendo así sus fuerzas a la unidad (o.c ps.387-88).
Modo de tener al Todo
Modo para no impedir el todo
Entonces somos "verdaderamente sí mismo", estamos en verdad libres en nuestro corazón, vemos a Dios en todo el brillo de su luz, su bondad y su belleza y tenemos la paz y el señorío interior, un "sí mismo" libre, que podrá estar más allá de todo y sobre todo, porque está verdaderamente en-sí-mismo y en Dios.
Es una aparente paradoja, porque sólo hay contradicción en las "fórmulas", pero en realidad de la negación de lo que se "desintegra" al sí mismo y de la afirmación de lo que la "integra"; en esto consiste la auténtica autorrealización, perfección y felicidad: el verdadero "ser sí mismo".(Ver Obras de Ismael Quiles S.J."Cómo ser sí mismo" Ediciones Depalma Bs.As. 1991).
De lo todo lo expresado hasta aquí tenemos suficientes líneas de pensamiento y orientaciones para centrar el Adviento en el punto que nos permita avanzar en nuestra fe, esperanza y caridad.
Modo de tener al Todo
Para venir a saberlo todo
no quieras saber algo en nada.
Para venir a gustarlo todo
no quieras gustar algo en nada.
Para venir a poseerlo todo
no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo
no quieras ser algo en nada.
Cuando reparas en algo
dejas de arrojarte al todo.
dejas de arrojarte al todo.
Porque para venir del todo al todo
has de dejar del todo al todo.
Y cuando lo vengas todo a tener
has de tenerlo sin nada que querer.
Porque si quieres tener algo en todo
(Obras de San Juan de la Cruz, tomo I, p.2, Editorial Pblet, Bs.As., 1944) Entonces somos "verdaderamente sí mismo", estamos en verdad libres en nuestro corazón, vemos a Dios en todo el brillo de su luz, su bondad y su belleza y tenemos la paz y el señorío interior, un "sí mismo" libre, que podrá estar más allá de todo y sobre todo, porque está verdaderamente en-sí-mismo y en Dios.
Es una aparente paradoja, porque sólo hay contradicción en las "fórmulas", pero en realidad de la negación de lo que se "desintegra" al sí mismo y de la afirmación de lo que la "integra"; en esto consiste la auténtica autorrealización, perfección y felicidad: el verdadero "ser sí mismo".(Ver Obras de Ismael Quiles S.J."Cómo ser sí mismo" Ediciones Depalma Bs.As. 1991).
De lo todo lo expresado hasta aquí tenemos suficientes líneas de pensamiento y orientaciones para centrar el Adviento en el punto que nos permita avanzar en nuestra fe, esperanza y caridad.
Comprender que más que un acontecimiento es una vivencia única, personal e irrepetible. Nunca será exactamente igual a la anterior siempre será nueva por eso debemos renovarla. Pongamos en manos del Señor que viene toda nuestra vida, confiemos en su infinita misericordia, dejemos que el dirija nuestras vidas, seamos sus copilotos.
Francisco visitó a Benedicto XVI para desearle Feliz Navidad. 21 diciembre 2018.
Seguramente, será un Adviento que nos conduzca a una FELIZ NAVIDAD, TANTO EN LO PERSONAL COMO EN LO FAMILIAR Y COMUNITARIO.
JMP+
Francisco visitó a Benedicto XVI para desearle Feliz Navidad. 21 diciembre 2018.
Seguramente, será un Adviento que nos conduzca a una FELIZ NAVIDAD, TANTO EN LO PERSONAL COMO EN LO FAMILIAR Y COMUNITARIO.
JMP+
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