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viernes, 11 de octubre de 2013

JORNADA MARIANA "DICHOSA TÚ PORQUE HAS CREIDO" 12/13 DE OCTUBRE.- GRAN EVENTO AÑO DE LA FE.




GRAN EVENTO EN EL AÑO DE LA FE:

"JORNADA MARIANA"

12/10/2013 - 13/10/2013 


CIUDAD DEL VATICANO - PLAZA DE SAN PEDRO  
(ESTADO DE LA CIUDAD DEL VATICANO)


es


 PROGRAMA

“Dichosa tú porque has creído”

SÁBADO 12 DE OCTUBRE

7.30 a.m. – 12.00 m.   Peregrinación a la Tumba del Apóstol Pedro
9.00 a.m. – 12.00 m. Adoración eucarística y celebración del sacramento de la reconciliación en algunas iglesias cercanas a la Basílica de San Pedro
5.00 p.m.  Plaza San Pedro. Acogida de la estatua original de la Virgen de Fátima por parte del Papa Francisco
Catequesis mariana
Desde las 7.00 p.m.  Estadía de la estatua de la Virgen de Fátima en el Santuario romano del Divino Amor e inicio del momento de oración “Con María, más allá de la noche”*, el cual está organizado en dos momentos especiales:
a) Recitación del Santo Rosario en unión con algunos santuarios marianos del mundo (ore 7:00 p.m.)
b) Vigilia de oración (Desde las 10.00 p.m.)

DOMINGO 13 DE OCTUBRE

8.00 a.m.    Llegada a la Plaza San Pedro
10.00 a.m.  Recitación del Santo Rosario
10.30 a.m.  Santa Misa presidida por el Papa Francisco
* Este momento está organizado por el Vicariato de Roma y es patrocinado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.


PRESENTACIÓN DE LA JORNADA MARIANA

Ciudad del Vaticano, 11 octubre 2013 (VIS).- Esta mañana, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, se ha presentado el gran evento del Año de la Fe "Jornada Mariana", que tendrá lugar en Roma los días 12 y 13 de octubre. Han participado el arzobispo Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción del la Nueva Evangelización; el arzobispo José Octavio Ruiz Arenas, y monseñor Graham Bell, respectivamente Secretario y Subsecretario del mismo dicasterio.

En su intervención, monseñor Fisichella ha destacado que al inicio del Año de la Fe se decidió que sería decisivo, en el curso del mismo, recorrer la historia de nuestro credo y para ello Benedicto XVI puso en primer lugar la figura de María que representa para los creyentes la primera respuesta de fe, plena y total, con la que nos abandonamos totalmente a Dios. 

Para ello, el sábado 12 de octubre llegará a Roma la estatua original de la Virgen de Fátima. El prelado ha enfatizado la importancia del evento recordando que "la estatua no sale nunca de su santuario, solo en eventos excepcionales y extraordinarios. La última vez fue en el Gran Jubileo de 2000 cuando el beato Juan Pablo II, el 13 de mayo, realizó el acto de consagración a la Virgen. Se ha elegido la fecha del 13 de octubre porque recuerda la última aparición de la Virgen a los tres pastorcitos en 1917".

La Virgen de Fátima llegará el sábado al aeropuerto romano de Fiumicino y se dirigirá al Vaticano donde realizará una pequeña procesión interna. La estatua hará una parada en la capilla de las estancias donde reside Benedicto XVI para que el Papa emérito pueda rezar ante ella. Desde allí se dirigirá a Santa Marta donde la estará esperando el Papa Francisco.

Como ya es tradición en estos eventos, desde el sábado por la mañana, habrá una peregrinación a la tumba de San Pedro y por la tarde, la plaza se abrirá a los peregrinos a las 14.30 horas. 

De las 15 a las 16, se reflexionará en común sobre el significado de la jornada y a las 16 comenzará la procesión de la Virgen por la plaza - monseñor Fisichella ha pedido a los peregrinos que saluden a la Virgen con pañuelos blancos-, y a las 17 el Papa Francisco acogerá la estatua a la entrada de la basílica. 

Al finalizar la oración en la Plaza de San Pedro la estatua será transportada al santuario del Divino Amor para una vigilia de oración durante toda la noche. 

El domingo por la mañana, la Virgen volverá a la Plaza del Vaticano, repetirá la procesión y a partir de las 9.30 el Papa celebrará la Santa Misa. Al finalizar, el Pontífice realizará el acto de consagración a la Virgen y rezará el Ángelus junto a los peregrinos presentes.

Se espera que en el evento participen más de 150.000 peregrinos de todo el mundo con unas 48 representaciones internacionales.


“LA DEVOCIÓN MARIANA DE LOS PAPAS”




2013-10-12 Radio Vaticana


(RV).- El Papa Pío XII es el Papa que ha dedicado a María más cartas encíclicas: 8 cartas. Papa Pacelli fue el primer Pontífice que consagró el mundo al Corazón Inmaculado de María, el 31 de octubre de 1942, después de repetidos pedidos de la misma Virgen, que se aparecía varias veces en Fátima, en Portugal, desde el 13 de mayo de 1917. “A usted, al Vuestro Corazón Inmaculado, yo como padre común de la gran familia cristiana, como Vicario de aquellos a quien le fue dado todo el poder en el cielo y en la tierra – estas son las palabras de Pío XII- en estas horas trágicas de la historia humana, confiamos, consignamos, consagramos no sólo la Santa Iglesia… también el mundo entero, lacerado por las discordias, quemado por incendios de odio, víctima de su misma iniquidad”

Se debe a Pío XI, en 1930, el reconocimiento oficial de la aparición en la ciudad portuguesa y el culto a la Virgen de Fátima. 

La devoción a María de Juan XXIII se revela en el “Diario del alma”, el diario personal di Angelo Roncalli- que durante cuatro decenios anotaba los pensamientos y reflexiones espirituales en su propio cuaderno- donde emerge la constante confianza a la Virgen. 

También la protección de María, Juan XXIII ha confiado el Concilio Vaticano II, en el día de la inauguración, el 11 octubre 1962, en la fiesta de María Madre de Dios -hoy trasladada al 1 de enero- en recuerdo del día de la proclamación del dogma de la Divina Maternidad de la Virgen, en 431, de parte del Concilio de Éfeso. 

Promulgado la Constitución Dogmática Lumen Gentium el 21 noviembre de 1964, Pablo VI ha declarado la Virgen María “Madre de la Iglesia” y el 2 de febrero de 1974 ha firmado la exhortación apostólica Marialis Cultus, sobre la relación entre la sagrada liturgia y el culto a la Virgen con consideraciones y directivas para favorecer el desarrollo. 

Para recordar la devoción de Juan Pablo II a la Virgen basta citar el motu apostólico: Totus Tuus, además en los 27 años de pontificado, mostró esta devoción con gestos, palabras y documentos oficiales, entre los cuales la Carta Encíclica Redemptoris Mater del 25 de marzo 1987, sobre la Beata Virgen María en la vida de la Iglesia en camino, y la carta apostólica sobre el Rosario del 16 octubre 2002. 

En continuidad con su predecesor, Benedicto XVI en cada audiencia, discurso y homilía ha siempre confiado los fieles a María, y en diversos viajes apostólicos ha hecho visita a los Santuarios Marianos. 

El 24 de julio de este año en Brasil, en Aparecida, Papa Francisco ha consagrado a María su Pontificado y el pasado 22 septiembre así ha orado en Cagliari a la Virgen de Bonaria: “Tenemos necesidad de su mirada de ternura, de su mirada materna que nos conoce mejor que cualquier otro, de su mirada llena de compasión y de cuidado. María, hoy queremos decirte: ¡Madre, danos tu mirada! Tu mirada nos lleva a Dios, tu mirada es un don del Padre bueno, que nos espera en cada encrucijada de nuestro camino.”
(Luz Erika Limachi - RV)






LA ESTATUA DE LA VIRGEN DE FÁTIMA, EN ROMA, PRESIDE LAS JORNADAS MARIANAS, EN EL AÑO DE LA FE

2013-10-12 Radio Vaticana


(RV).- (audio) http://es.radiovaticana.va/global_images/mp3_icon.gif A las 5 de esta tarde, el Santo Padre acoge en la plaza de san Pedro la estatua original de la Virgen de Fátima. La estatua de la Virgen de Fátima llegó a Roma este mediodía y regresará a Fátima el domingo.

Efectivamente, no podía faltar en el Año de la Fe, un evento dedicado a la piedad mariana, que es lo caracteriza de manera particular las dos jornadas marianas de este sábado y domingo, con la presencia solemne de la estatua original de Nuestra Señora de Fátima. Mons, Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización, presentando ayer el evento dijo que es “un hecho insólito, porque la estatua de la Virgen de Fátima, de hecho, nunca abandona el santuario. Y sólo lo hace para eventos excepcionales y extraordinarios. La última vez que sucedió, fue durante el Gran Jubileo del año 2000, cuando el beato Juan Pablo II, el 13 de mayo, realizó el Acto de consagración a María.

Juan Pablo II era muy devoto a esta aparición de la Virgen a los tres pastorcillos de Fátima y quiso que la bala, con la que fue herido el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro, fuera incrustada en la corona que cubre la cabeza de la estatua de la Virgen de Fátima. El Papa Wojtyla vio en la protección de Nuestra Señora de Fátima, el día de su atentado, una intervención milagrosa de la Virgen en su vida y esto le marcó profundamente.

La elección de la Jornada mariana ha sido intencionalmente querida, el 13 de octubre, porque esta fecha recuerda la última aparición de la Virgen a los pastorcitos Jacinta, Francisco y Lucía en el año 1917. En esa ocasión, la Virgen les dijo que continuaran rezando siempre el Rosario todos los días. Un mensaje que vuelve en este Año de la fe, para que los cristianos retornen la oración mariana del rosario como una devoción diaria.

Las dos jornadas se llevarán a cabo como ya es tradicional en estos eventos. Este Sábado, 12 de octubre, ha tenido lugar por la mañana la peregrinación a la tumba de Pedro, y por la tarde la catequesis del Papa Francisco. Los actos en la plaza de san Pedro, con la bienvenida a los peregrinos, empezarán a partir de las tres de esta tarde. Habrá momentos de animación y de reflexión. 

A las cuatro de la tarde comenzará la procesión de la imagen de la Virgen a través de los distintos sectores de la plaza. Se ha pedido que los peregrinos saluden, como es tradición a la Virgen de Fátima, con pañuelos blancos al paso de la estatua. Para dar un tono de solemnidad, la procesión será escoltada por la Guardia Suiza y los gendarmes.

En el momento culminante de la procesión, a las 5.00, el Santo Padre acogerá a la Virgen, delante de la fachada de la basílica. Después del momento de oración, la estatua será transportará al Santuario del Divino Amor, en las afueras de Roma, donde tendrá lugar el rezo del Santo Rosario, en conexión con otros santuarios marianos. Seguirá una Vigilia de Oración, que se extenderá durante toda la noche, hasta la llegada de los peregrinos que tradicionalmente vienen al santuario, al amanecer.

El domingo por la mañana, la estatua de la Virgen volverá al Vaticano para repetir la procesión por la Plaza de San Pedro, a partir de las 09:30, a la que seguirá la Santa Misa presidida por el Papa Francisco. Al final el Obispo de Roma hará el acto de consagración a Nuestra Señora y concluirá con el rezo del Ángelus.


(ER RV)



LA VIRGEN MARÍA “CON OLOR A OVEJA”


2013-10-12 Radio Vaticana








REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

(RV).- (Audio)mp3
http://es.radiovaticana.va/global_images/mp3_icon.gif Si amigos, esta vez es la Virgen María de Nazaret la que tiene “olor a oveja”. No solo porque en Tierra Santa andaba entre pastores y ovejas, sino por que -fiel al espíritu de su hijo Jesús en su predilección por las más frágiles-, se hace ver entre los pobres, por ejemplo en Portugal por los niños Lucia, Jacinta y Francisco que pastoreaban sus ovejas. Son las famosas “apariciones” de Fátima.

La Madre de Dios y de la familia católica, después de su Asunción al cielo, continúa con su premurosa ternura con los más débiles; más cercana todavía de todos y de cada uno, porque desde el seno de Dios conoce mejor las necesidades y sufrimientos de sus hijos queridos. Así, María de Nazaret es coherente también hoy con su vocación evangelizadora, inseparable de su condición de Madre del Hijo de Dios, dado que después de responder que sí al anuncio del ángel, inmediatamente se puso en camino para ir a ayudar a su prima santa Isabel llevando a Jesús en su vientre.

La joven Madre virgen no puede separar su respuesta de amor a Dios, del amor por la gente, especialmente los desvalidos a quienes sigue llevando el amor de Jesús. Y esta vocación de María de Nazaret la convierte en madre de todos.

Creemos en su Asunción en cuerpo y alma al cielo, pero se deja ver aquí y allá, en el encuentro con sus hijos; entre aquellos que no tienen a quien recurrir, más que a la Madre de Jesús. No se queda encerrada, sale, está atenta, se presenta, intercede, consuela, ayuda.Y ahora, siguiendo la invitación de Papa Francisco a los sacerdotes y religiosos a ser “pastores con olor a oveja” y la invitación a todos los fieles a salir de la cueva del egoísmo para ir a la carne herida de Jesús en el hermano que sufre, la misma imagen original de nuestra Señora de Fátima que se venera en Portugal, se hizo peregrina hasta el santuario de San Pedro para recibir allí el acto de confianza de Papa Francisco y la veneración de los fieles.

Hoy vos y yo tenemos la posibilidad de quedarnos en la cueva del egoísmo, con nuestros problemitas o sumarnos a la veneración de aquella que nos puede ayudar a salir al que sufre más que nosotros. ¡Santa María Madre de Dios, Ruega por nosotros!







LA VIRGEN DE FÁTIMA EN LA PLAZA DE SAN PEDRO
2013-10-12 




L’Osservatore Romano

Ha llegado al Vaticano a primera hora de la tarde de hoy, 12 de octubre, la estatua de la Virgen de Fátima. La venerada imagen se coloca en la plaza de San Pedro para las celebraciones de la jornada mariana, presididas por el Papa Francisco en el marco de las iniciativas por el Año de la fe. 

Avanzada la tarde está, de hecho, programado un momento de oración y de catequesis con la participación de miles de fieles, a lo que seguirá mañana por la mañana la celebración de la misa al término de la cual el Santo Padre llevará a cabo el acto de entrega a la Virgen. 

Procedente del Santuario de Cova da Iría, la estatua ha sido llevada hasta el aeropuerto romano de Fiumicino en un vuelo de línea de la compañía portuguesa Tap procedente de Lisboa. 

Al aterrizar se ha hecho cargo la Aeronáutica militar italiana, que ha procedido a su traslado en helicóptero hacia el Vaticano. Aquí ha tenido lugar una pequeña procesión de la imagen mariana, deteniéndose en la capilla del monasterio Mater Ecclesiae, residencia de Benedicto XVI, y en la Domus Sanctae Marthae, donde ha sido acogida por el Papa Francisco.



"LA FE DE MARÍA DA CARNE HUMANA A JESÚS", 

CATEQUESIS DEL PAPA


013-10-12 Radio Vaticana



(RV).- (Audio) Entre miles de pañuelos blancos y rostros de amor a la Virgen, el Santo Padre acogió a la imagen original de la Virgen de Fátima, en la plaza de San Pedro de Roma, a las 5 de la tarde del sábado. La estatua llegó a la ciudad eterna este mediodía, con motivo de las Jornadas Marianas que se celebran el fin de semana.

El obispo de Roma recordó que "la fe de María da carne humana a Jesús". "María ha concebido a Jesús en la fe, y después en la carne, cuando ha dicho «sí» al anuncio que Dios le ha dirigido mediante el ángel. ¿Qué quiere decir esto? Que Dios no ha querido hacerse hombre ignorando nuestra libertad, ha querido pasar a través del libre consentimiento de María, de su «sí»", agregó el Papa en su catequesis afirmando que lo ha ocurrido en la Virgen Madre de manera única, también nos sucede a nosotros a nivel espiritual cuando acogemos la Palabra de Dios con corazón bueno y sincero y la ponemos en práctica. 

"Es como si Dios adquiriera carne en nosotros. Él viene a habitar en nosotros, porque toma morada en aquellos que le aman y cumplen su Palabra".

Vigilia de oración mariana: La Virgen puede deshacer los nudos de nuestra alma
(clik para ver video)

Catequesis completa del Santo Padre 

(audio de la crónica radial del evento).mp3 http://es.radiovaticana.va/global_images/mp3_icon.gif

Queridos hermanos y hermanas

En este encuentro del Año de la fe dedicado a María, Madre de Cristo y de la Iglesia, Madre nuestra. Su imagen, traída desde Fátima, nos ayuda a sentir su presencia entre nosotros. Es una realidad: María siempre nos lleva a Jesús. Es una mujer de fe, una verdadera creyente. Podemos preguntarnos ¿Cómo es la fe de María?

1. El primer elemento de su fe es éste: La fe de María desata el nudo del pecado (cf. LG, 56). ¿Qué significa esto? Los Padres conciliares han tomado una expresión de san Ireneo que dice así: «El nudo de la desobediencia de Eva lo desató la obediencia de María. Lo que ató la virgen Eva por su falta de fe, lo desató la Virgen María por su fe» (Adv. Haer., III, 22, 4).

El «nudo» de la desobediencia, el «nudo» de la incredulidad. Cuando un niño desobedece a su madre o a su padre, podríamos decir que se forma un pequeño «nudo». Esto sucede si el niño actúa dándose cuenta de lo que hace, especialmente si hay de por medio una mentira; en ese momento no se fía de la mamá o del papá. Vosotros sabéis, ¡Cuántas veces pasa esto! Entonces, la relación con los padres necesita ser limpiada de esta falta y, de hecho, se pide perdón para que haya de nuevo armonía y confianza. 

Algo parecido ocurre en nuestras relaciones con Dios. Cuando no lo escuchamos, no seguimos su voluntad, cometemos actos concretos en los que mostramos falta de confianza en él – y esto es pecado –, se forma como un nudo en nuestra interioridad. Estos nudos nos quitan la paz y la serenidad. Son peligrosos, porque varios nudos pueden convertirse en una madeja, que siempre es más doloroso y más difícil de deshacer. 

Pero para la misericordia de Dios, lo sabemos, nada es imposible. Hasta los nudos más enredados se deshacen con su gracia. Y María, que con su «sí» ha abierto la puerta a Dios para deshacer el nudo de la antigua desobediencia, es la madre que con paciencia y ternura nos lleva a Dios, para que él desate los nudos de nuestra alma con su misericordia de Padre. 

Cada uno de nosotros tiene algunos y podemos preguntarnos dentro de nuestro corazón: ¿Cuáles son los nudos que hay en mi vida? Eh, Padre, ¡los míos no se pueden aflojar!. Eh, ¡esto es una confusión! 

Todos los nudos del corazón, todos los nudos de la conciencia se pueden aflojar. ¿Pido a María que me ayude a tener confianza, para aflojar, para en la misericordia de Dios para cambiar? Ella, mujer de fe, seguro que nos dirá: "Ve adelante, ve donde el Señor: Él te entiende".

Y ella lleva de la mano de María el abrazo del Padre, del Padre de la misericordia.

2. Segundo elemento: la de fe de María da carne humana a Jesús. Dice el Concilio: «Por su fe y obediencia engendró en la tierra al Hijo mismo del Padre, ciertamente sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo» (LG, 63). 

Este es un punto sobre el que los Padres de la Iglesia han insistido mucho: María ha concebido a Jesús en la fe, y después en la carne, cuando ha dicho «sí» al anuncio que Dios le ha dirigido mediante el ángel. ¿Qué quiere decir esto? Que Dios no ha querido hacerse hombre ignorando nuestra libertad, ha querido pasar a través del libre consentimiento de María, através de su «sí».Le ha preguntado: "¿Estás dispuesta a esto?". Y ella ha dicho: "sí."

Pero lo que ha ocurrido en la Virgen Madre de manera única, también nos sucede a nosotros a nivel espiritual cuando acogemos la Palabra de Dios con corazón bueno y sincero y la ponemos en práctica. 

Es como si Dios adquiriera carne en nosotros. Él viene a habitar en nosotros, porque toma morada en aquellos que le aman y cumplen su Palabra.No es fácil entender esto, pero sí, es fácil escucharlo en el corazón. ¿Pensamos que la encarnación de Jesús es sólo algo del pasado, que no nos concierne personalmente? 

Creer en Jesús significa ofrecerle nuestra carne, con la humildad y el valor de María, para que él pueda seguir habitando en medio de los hombres; significa ofrecerle nuestras manos para acariciar a los pequeños y a los pobres; nuestros pies para salir al encuentro de los hermanos; nuestros brazos para sostener a quien es débil y para trabajar en la viña del Señor; nuestra mente para pensar y hacer proyectos a la luz del Evangelio; y, sobre todo, ofrecerle nuestro corazón para amar y tomar decisiones según la voluntad de Dios. 

Todo esto acontece gracias a la acción del Espíritu Santo. Y así, somos los instrumentos de Dios porque Jesús actúa en el mundo através de nosotros Dejémonos guiar por él.

3. Es el último elemento es la fe de María como camino: El Concilio afirma que María «avanzó en la peregrinación de la fe» (LG, 58). Por eso ella nos precede en esta peregrinación, nos acompaña, nos sostiene.

¿En qué sentido la fe de María ha sido un camino? En el sentido de que toda su vida fue un seguir a su Hijo: él -él, Jesús- es la vía, él es el camino. 

Progresar en la fe, avanzar en esta peregrinación espiritual que es la fe, no es sino seguir a Jesús; escucharlo y dejarse guiar por sus palabras; ver cómo se comporta él y poner nuestros pies en sus huellas, tener sus mismos sentimientos y actitudes.¿ Y cuales son los sentimientos y las actitudes de Jesús? humildad, misericordia, cercanía, pero también un firme rechazo de la hipocresía, de la doblez, de la idolatría. 

La vía de Jesús es la del amor fiel hasta el final, hasta el sacrificio de la vida; es la vía de la cruz. Por eso, el camino de la fe pasa a través de la cruz, y María lo entendió desde el principio, cuando Herodes quiso matar a Jesús recién nacido. 

Pero después, esta cruz se hizo más pesada, cuando Jesús fue rechazado: María siempre estaba con Jesús, seguía a Jesús en medio del pueblo, y escuchaba las conversaciones, las odiosidades de los que no querían al Señor. 

Y esta cruz, ¡ella la ha portado! la fe de María afrontó entonces la incomprensión y el desprecio; y cuando llegó la «hora» de Jesús, es decir la hora de la pasión: la fe de María fue entonces la lamparilla encendida en la noche. Aquella llamas en plena noche. María veló durante la noche del sábado santo. Su llama, pequeña pero clara, estuvo encendida hasta el alba de la Resurrección; y cuando le llegó la noticia de que el sepulcro estaba vacío, su corazón quedó henchido de la alegría de la fe, la fe cristiana en la muerte y resurrección de Jesucristo. 

Porque siempre la fe nos porta a la alegría, y ella es la Madre de la alegría: ¡Qué nos enseña el andar por este camino de la alegría! Este es el punto culminante -esta alegría, ¿eh?, este encuentro de Jesús y de María. Pero, imaginemos como ha sucedido... este encuentro es el punto culmen del camino de la fe de María y de toda la Iglesia.

 ¿Cómo es nuestra fe? La tenemos encendida, como María también en los momentos difíciles, aquellos momentos de oscuridad? ¿He escuchado la alegría de la fe?

Esta tarde, Madre, te damos gracias por tu fe y renovamos nuestra entrega a ti, Madre de nuestra fe.




EL MUNDO BAJO LA MIRADA DE MARÍA
2013-10-12 Radio Vaticana




(RV).- (Con audio) La tarde del sábado los santuarios marianos de Lourdes, Nazaret, Luján, Vailankanni, Guadalupe, Akita, Nairobi, Benneux, Częstochowa y Marian Valley se unieron al Divino Amore de Roma para una gran Vigilia de Oración ante la presencia solemne de la estatua original de Nuestra Señora de Fátima. "María, haznos sentir tu mirada de Madre, guíanos a tu Hijo, haz que no seamos cristianos 'de escaparate', sino de los que saben 'mancharse la manos' para construir con tu Hijo Jesús su Reino de amor, de alegría y de paz", fue la invocación del Papa Francisco en un videomensaje.



Texto del video mensaje del Papa (Audio):mp3 

Queridos hermanos y hermanas

Saludo a todos los peregrinos que están en el Santuario del Divino Amor, y a los que se conectan desde los santuarios marianos de Lourdes, Nazaret, Luján, Vailankanni, Guadalupe, Akita, Nairobi, Benneux, Częstochowa y Marian Valley. Esta tarde me siento unido a todos ustedes en la recitación del Santo Rosario y en la Adoración Eucarística bajo la mirada de la Virgen María.

La mirada. ¡Qué importante es! ¡Cuántas cosas pueden decirse con una mirada! Afecto, aliento, compasión, amor, pero también reproche, envidia, soberbia, incluso odio. Con frecuencia, la mirada dice más que las palabras, o dice aquello que las palabras no pueden o no se atreven a decir.

¿A quién mira la Virgen María? Nos mira a todos, a cada uno de nosotros. Y, ¿cómo nos mira? Nos mira como Madre, con ternura, con misericordia, con amor. Así ha mirado al hijo Jesús en todos los momentos de su vida, gozosos, luminosos, dolorosos, gloriosos, como contemplamos en los Misterios del Santo Rosario, simplemente con amor.

Cuando estamos cansados, desanimados, abrumados por los problemas, volvámonos a María, sintamos su mirada que dice a nuestro corazón: “¡Animo, hijo, que yo te sostengo!” La Virgen nos conoce bien, es madre, sabe muy bien cuáles son nuestras alegrías y nuestras dificultades, nuestras esperanzas y nuestras desilusiones.

Cuando sintamos el peso de nuestras debilidades, de nuestros pecados, volvámonos a María, que dice a nuestro corazón: «!Levántate, acude a mi Hijo Jesús!, en él encontrarás acogida, misericordia y nueva fuerza para continuar el camino».

La mirada de María no se dirige solamente a nosotros. Al pie de la cruz, cuando Jesús le confía al Apóstol Juan, y con él a todos nosotros, diciendo: «Mujer, ahí tienes a tu hijo» (Jn 19,26), los ojos de María están fijos en Jesús. Y María nos dice, como en las Bodas de Caná: «Haced lo que él os diga» (Jn 2,5). María indica a Jesús, nos invita a dar testimonio de Jesús, nos guía siempre a su Hijo Jesús, porque sólo en él hay salvación, sólo él puede trasformar el agua de la soledad, de la dificultad, del pecado, en el vino del encuentro, de la alegría, del perdón. Sólo él.

«Bienaventurada porque has creído». María es bienaventurada por su fe en Dios, por su fe, porque la mirada de su corazón ha estado siempre fija en Dios, en el Hijo de Dios que ha llevado en su seno y que ha contemplado en la cruz. 

En la Adoración del Santísimo Sacramento, María nos dice: «Mira a mi Hijo Jesús, ten los ojos fijos en él, escúchalo, habla con él. Él te mira con amor. No tengas miedo. Él te enseñará a seguirlo para dar testimonio de él en las grandes y pequeñas obras de tu vida, en las relaciones de familia, en tu trabajo, en los momentos de fiesta; te enseñará a salir de ti mismo, de ti misma, para mirar a los demás con amor, como él, que te ha amado y te ama, no de palabra, sino con obras».

¡Oh María!, haznos sentir tu mirada de Madre, guíanos a tu Hijo, haz que no seamos cristianos «de escaparate», sino de los que saben «mancharse la manos» para construir con tu Hijo Jesús su Reino de amor, de alegría y de paz. 

(RC-RV)





Italy - Religion - Pope Francis - Our Lady of Fatima Feast

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Pope: prayer for the Marian Day

Italy - Religion - Pope Francis - Our Lady of Fatima Feast

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    "RESPONDER A DIOS COMO MARÍA", 

INVITACIÓN DEL PAPA FRANCISCO 

CULMINANDO LAS JORNADAS MARIANAS

2013-10-13 Radio Vaticana

(RV).- (Con audio) "Dios nos sorprende siempre". Los muchos "sí" de María. El Año de la Fe en Roma vive con intensidad las jornadas marianas del sábado y de hoy. 

Este domingo por la mañana ante más de cien mil fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro alrededor de la estatua de Nuestra Señora de Fátima, el Papa Francisco presidió la Santa Misa. Fijando la mirada en María, “criatura humilde y débil como nosotros, elegida para ser Madre de Dios, Madre de su Creador”, el Obispo de Roma centró su homilía en tres puntos: Dios nos sorprende, Dios nos pide fidelidad, Dios es nuestra fuerza. 

El Papa pidió la intercesión de María para que “nos ayude a dejarnos sorprender por Dios sin oponer resistencia, a ser hijos fieles cada día, a alabarlo y darle gracias porque Él es nuestra fuerza”. Al final de la Misa Francisco leyó el acto de Consagración a Nuestra Señora de Fátima: "Nuestra Señora de Fátima, con renovada gratitud por tu presencia materna, unimos nuestra voz a la de todas las generaciones que te dicen beata". “Custodia nuestra vida en sus brazos".


Consagración a Nuestra Señora (Con audio de la crónica radial): mp3
http://es.radiovaticana.va/global_images/mp3_icon.gif

"Enséñanos -ha dicho el Santo Padre- tu mismo amor de predilección por los pequeños y los pobres, por los marginados y los que sufren, por los pecadores y los que perdieron el corazón". 

“Reúnenos a todos bajo tu protección y entréganos a tu amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo".



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El Papa en la Misa de la Jornada Mariana: "¿Soy un cristiano a ratos o soy siempre cristiano?"
(click para ver video)


Texto de la homilía del Papa (audio de la crónica radial del evento): mp3http://es.radiovaticana.va/global_images/mp3_icon.gif

En el Salmo hemos recitado: “Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas” (Sal97,1).

Hoy nos encontramos ante una de esas maravillas del Señor: ¡María! Una criatura humilde y débil como nosotros, elegida para ser Madre de Dios, Madre de su Creador.

Precisamente mirando a María a la luz de las lecturas que hemos escuchado, me gustaría reflexionar con ustedes sobre tres puntos: primero, Dios nos sorprende, segundo, Dios nos pide fidelidad, tercero, Dios es nuestra fuerza.

1. El primero: Dios nos sorprende. La historia de Naamán, jefe del ejército del rey de Aram, es llamativa: para curarse de la lepra se presenta ante el profeta de Dios, Eliseo, que no realiza ritos mágicos, ni le pide cosas extraordinarias, sino únicamente fiarse de Dios y lavarse en el agua del río; y no en uno de los grandes ríos de Damasco, sino en el pequeño Jordán. 


Es un requerimiento que deja a Naamán perplejo, también sorprendido: ¿qué Dios es este que pide una cosa tan simple? Decide marcharse, pero después da el paso, se baña en el Jordán e inmediatamente queda curado. Dios nos sorprende; precisamente en la pobreza, en la debilidad, en la humildad es donde se manifiesta y nos da su amor que nos salva, nos cura y nos fortalece. Sólo pide que sigamos su palabra y nos fiemos de Él.

Ésta es también la experiencia de la Virgen María: ante el anuncio del Ángel, no oculta su asombro. Es el asombro de ver que Dios, para hacerse hombre, la ha elegido precisamente a Ella, una sencilla muchacha de Nazaret, que no vive en los palacios del poder y de la riqueza, que no ha hecho cosas extraordinarias, pero que está abierta a Dios, se fía de Él, aunque no lo comprenda del todo: “He aquí la esclava el Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38).

Es su respuesta. Dios nos sorprende siempre, rompe nuestros esquemas, pone en crisis nuestros proyectos, y nos dice: Fíate de mí, no tengas miedo, déjate sorprender, sal de ti mismo y sígueme.
Preguntémonos hoy todos nosotros si tenemos miedo de lo que el Señor pudiera pedirnos o de lo que nos está pidiendo. ¿Me dejo sorprender por Dios, como hizo María, o me cierro en mis seguridades, seguridades materiales, seguridades intelectuales, seguridades ideológicas, seguirdades de mis proyectos? ¿Dejo entrar a Dios verdaderamente en mi vida? ¿Cómo le respondo?

2. En la lectura de San Pablo que hemos escuchado, el Apóstol se dirige a su discípulo Timoteo diciéndole: Acuérdate de Jesucristo, si perseveramos con Él, reinaremos con Él. 

Éste es el segundo punto: acordarse siempre de Cristo, la memoria de Jesucristo, y esto es perseverar en la fe: Dios nos sorprende con su amor, pero nos pide que le sigamos fielmente. Pensemos cuántas veces nos hemos entusiasmado con una cosa, con un proyecto, con una tarea, pero después, ante las primeras dificultades, hemos tirado la toalla. Y esto, desgraciadamente, sucede también con nuestras opciones fundamentales, como el matrimonio. 

La dificultad de ser constantes, de ser fieles a las decisiones tomadas, a los compromisos asumidos. A menudo es fácil decir “sí”, pero después no se consigue repetir este “sí” cada día. No se consigue a ser fieles.

María ha dicho su “sí” a Dios, un “sí” que ha cambiado su humilde existencia de Nazaret, pero no ha sido el único, más bien ha sido el primero de otros muchos “sí” pronunciados en su corazón tanto en los momentos gozosos como en los dolorosos; todos estos “sí” culminaron en el pronunciado bajo la Cruz. Hoy, aquí hay muchas madres; piensen hasta qué punto ha llegado la fidelidad de María a Dios: hasta ver a su Hijo único en la Cruz. La mujer fiel, de pie, destruida dentro, pero fiel y fuerte.

Y yo me pregunto: ¿Soy un cristiano a ratos o soy siempre cristiano? La cultura de lo provisional, de lo relativo entra también en la vida de fe. Dios nos pide que le seamos fieles cada día, en las cosas ordinarias, y añade que, a pesar de que a veces no somos fieles, Él siempre es fiel y con su misericordia no se cansa de tendernos la mano para levantarnos, para animarnos a retomar el camino, a volver a Él y confesarle nuestra debilidad para que Él nos dé su fuerza. Es éste el camino definitivo, siempre con el Señor, también en nuestras debilidades, también en nuestros pecados. Jamás caminar sobre el camino de lo provisional. Esto sí mata. La fe es fidelidad definitiva, como aquella de María.

3. El último punto: Dios es nuestra fuerza. Pienso en los diez leprosos del Evangelio curados por Jesús: salen a su encuentro, se detienen a lo lejos y le dicen a gritos: “Jesús, maestro, ten compasión de nosotros” (Lc 17,13). Están enfermos, necesitados de amor y de fuerza, y buscan a alguien que los cure. 

Y Jesús responde liberándolos a todos de su enfermedad. Llama la atención, sin embargo, que solamente uno regrese alabando a Dios a grandes gritos y dando gracias. Jesús mismo lo indica: diez han dado gritos para alcanzar la curación y uno solo ha vuelto a dar gracias a Dios a gritos y reconocer que en Él está nuestra fuerza. Saber agradecer, dar gloria a Dios por lo que hace por nosotros.

Miremos a María: después de la Anunciación, lo primero que hace es un gesto de caridad hacia su anciana pariente Isabel; y las primeras palabras que pronuncia son: “Proclama mi alma la grandeza del Señor”, o sea, un cántico de alabanza y de acción de gracias a Dios no sólo por lo que ha hecho en Ella, sino por lo que ha hecho en toda la historia de salvación. Todo es don suyo. Si nosotros podemos entender que todo es don de Dios, ¡cuánta felicidad hay en nuestro corazón! 

Todo es don suyo ¡Él es nuestra fuerza! ¡Decir gracias es tan fácil, y sin embargo tan difícil! ¿Cuántas veces nos decimos gracias en la familia? Es una de las palabras claves de la convivencia. "Permiso", "disculpa", "gracias": si en una familia se dicen estas tres palabras, la familia va adelante. "Permiso", "perdóname", "gracias". ¿Cuántas veces decimos "gracias" en familia? ¿Cuántas veces damos las gracias a quien nos ayuda, se acerca a nosotros, nos acompaña en la vida? ¡Muchas veces damos todo por descontado! Y así hacemos también con Dios. Es fácil dirigirse al Señor para pedirle algo, pero ir a agradecerle: "Uy, no me dan ganas".

Continuemos la Eucaristía invocando la intercesión de María para que nos ayude a dejarnos sorprender por Dios sin oponer resistencia, a ser hijos fieles cada día, a alabarlo y darle gracias porque Él es nuestra fuerza.
Amén. 

(RC-RV)





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Pope: Mass in Saint Peter Square

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