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II PARTE
Relación del Sínodo: Escuchar a la familia y discutir las perspectivas pastorales con la mirada puesta en Cristo
Ciudad del Vaticano, 13 octubre 2014(VIS).- La ''Relación después de la discusión'' del Sínodo extraordinario sobre la familia presentada esta mañana en el Aula del Sínodo por el Relator general de la Asamblea, el cardenal Peter Erdo, recoge las principales reflexiones de los Padres Sinodales surgidas en el Aula durante estos días y sirve como base al documento final del Sínodo.
La relación dicta principalmente tres directrices:
escuchar al contexto socio-cultural en el que las familias viven hoy en día;
discutir las perspectivas pastorales que deben adoptarse
y sobre todo a mirar a Cristo, a su Evangelio de la familia.
La familia -realidad ''decisiva y valiosa'', ''seno de alegrías y pruebas, de afectos profundos y de relaciones a veces heridas'' ''escuela de humanidad''- de ante todo escucharse en su ''complejidad''.
El individualismo exasperado, ''la gran prueba'' de la soledad, ''la afectividad narcisista'', unida a la ''fragilidad'' de los sentimientos, ''la pesadilla'' de la inseguridad en el empleo, junto con la guerra, el terrorismo, la migración, deterioran cada vez más las situaciones familiares.
Y es aquí - se lee en la relación - donde la Iglesia debe dar ''esperanza y sentido a la vida del ser humano contemporáneo, haciéndole conocer más ''la doctrina de la fe'', pero proponiéndola ''junto con la misericordia.''
A continuación, mirar a Cristo, que ''reafirma la unión indisoluble entre el hombre y la mujer'', pero que también permite ''leer en términos de continuidad y novedad la alianza nupcial''.
El principio - explica el cardenal Erdo - debe ser ''gradual'' para los cónyuges de matrimonios rotos, en una ''perspectiva inclusiva'' de las ''formas imperfectas'' de la realidad nupcial.
Se hace por lo tanto necesario un discernimiento espiritual, acerca de las convivencias y de los matrimonios civiles y los divorciados vueltos a casar, compete a la Iglesia reconocer estas semillas del Verbo dispersas más allá de sus confines visibles y sacramentales.
Siguiendo la amplia mirada de Cristo, cuya luz ilumina a todo hombre la Iglesia se dirige con respeto a aquellos que participan en su vida de modo incompleto e imperfecto, apreciando más los valores positivos que custodian, en vez de los límites y las faltas
Por lo tanto, necesitamos una ''nueva dimensión de la pastoral familiar,'' que sepa nutrir las semillas en maduración, como los matrimonios civiles caracterizados por la estabilidad, el afecto profundo, la responsabilidad con los hijos y que pueden conducir a la unión sacramental.
También porque a menudo las uniones de hecho o las convivencias no están dictadas por un ''rechazo de los valores cristianos'', sino por necesidades prácticas, como a la espera de un trabajo fijo.
Verdadera ''casa paterna'', antorcha en medio de la gente'' - continúa el purpurado - la Iglesia debe acompañar ''con paciencia y delicadeza'', ''con atención y cuidado a sus hijos más vulnerables, aquellos marcados por el amor herido y perdido'', dándoles ''confianza y esperanza''.
En tercer lugar, la Relación después de la discusión aborda las ''instancias pastorales más urgentes'' para confiarlas a su ''concretización en las Iglesias locales particulares'' siempre en comunión con el Papa.
En primer lugar está ''el anuncio del Evangelio de la familia '', actuado ''no para condenar, sino para sanar la fragilidad humana ''.
Y este anuncio atañe los fieles: Evangelizar es responsabilidad compartida de todo el pueblo de Dios, cada uno según su propio ministerio y carisma. Sin el testimonio alegre de los esposos y de las familias, el anuncio, aunque sea correcto, corre el riesgo de ser incomprendido o de ahogarse en el mar de palabras que caracteriza nuestra sociedad .
Los Padres sinodales han subrayado varias veces que las familias católicas están llamadas a ser en sí mismas los sujetos activos de toda la pastoral familiar..
El evangelio de la familia es ''alegría'', subraya el cardenal Erdö, y para esto se requiere ''una conversión misionera,'' con el fin de ''no detenerse en un anuncio meramente teórico y desconectado de los problemas reales de las personas.''
Al mismo tiempo, también es necesario actuar sobre el lenguaje: La conversión debe ser sobre todo aquella del lenguaje para que resulte efectivamente significativa... No se trata solamente de presentar una normativa sino de proponer valores, respondiendo a la necesidad de estos, que se constata hoy también en los países más secularizados.
Por otra parte es esencial, ''una adecuada preparación para el matrimonio cristiano'', porque éste no es sólo ''una tradición cultural'' o ''una exigencia social'', sino ''una decisión vocacional.''
No se trata de ''complicar los ciclos de formación'', sino de ''ir en profundidad y de no contentarse con encuentros teóricos o con orientaciones generales'', renovando también ''la formación de los presbíteros'' sobre este argumento, gracias a la participación de las mismas familias cuyo testimonio debe ser ''privilegiado''.
Se sugiere el acompañamiento de la Iglesia también después del matrimonio, período ''vital y delicado'' en el que los cónyuges ''crecen en la conciencia de los desafíos y del significado del matrimonio''.
Del mismo modo, la Iglesia - continúa la Relación - debe alentar y apoyar a los laicos comprometidos en la cultura, en la política y en la sociedad, para que no falte la denuncia de aquellos factores que impiden ''la auténtica vida familiar determinando discriminaciones, pobreza, exclusiones, violencia''.
Por cuanto respecta a los separados, divorciados y a los divorciados que se han vuelto a casar, el cardenal Erdo hace hincapié en que ''no es sabio pensar en soluciones únicas o inspiradas en la lógica del “todo o nada”; el diálogo debe continuar, por lo tanto, en las iglesias locales '', con respeto y amor'' por cada familia herida, pensando en aquellos que han sido injustamente abandonados por el cónyuge, evitando actitudes discriminatorias y protegiendo a los niños.
Es indispensable hacerse cargo de manera leal y constructiva de las consecuencias de la separación o del divorcio, en los hijos: ellos no pueden convertirse en un “objeto” de contienda y se deben buscar las formas mejores para que puedan superar el trauma de la división familiar y crecer en el modo más posible sereno.
En cuanto a la agilización de los procedimientos para el reconocimiento de la nulidad matrimonial el Relator general del Sínodo recuerda las propuestas formuladas en el Aula: la superación de la necesidad de la doble sentencia conforme; la posibilidad de determinar una vía administrativa bajo la responsabilidad del obispo diocesano; un proceso sumario para realizar en los casos de nulidad notoria. considerar la posibilidad de dar relevancia a la fe de los novios.
Todo ello requiere- dice el prelado - personal del clero y laicos adecuadamente preparados, y una mayor responsabilidad de los obispos locales.
En cuanto al acceso al sacramento de la Eucaristía para los divorciados que se han vuelto a casar la Relación enumera las principales recomendaciones surgidas durante el Sínodo:
mantener la disciplina actual;
mayor apertura en condiciones bien precisas cuando se trata de situaciones que no pueden ser disueltas sin determinar nuevas injusticias y sufrimientos;
o bien optar por el camino ''penitencial'':
Para algunos, el eventual acceso a los sacramentos debe ir precedido de un camino penitencial –bajo la responsabilidad del obispo diocesano-, y con un compromiso claro a favor de los hijos.
Se trataría de una posibilidad no generalizada, fruto de un discernimiento actuado caso por caso, según una ley de la gradualidad, que tenga presente la distinción entre el estado de pecado, estado de gracia y circunstancias atenuantes.
Queda todavía abierta, la cuestión de la ''comunión espiritual'', para la que se ha solicitado una mayor profundización teológica así como una reflexión más profunda sobre los matrimonios mixtos y los ''graves problemas'' relacionados con la diversa disciplina matrimonial de las Iglesias ortodoxas.
En cuanto a las personas homosexuales, se hace hincapié en que cuentan con ''dones y talentos que ofrecer a la comunidad cristiana''.
La Iglesia sea, por lo tanto, para ellos, ''casa acogedora'', afirmando siempre que las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer y que tampoco es aceptable que organismos internacionales condicionen ayudas financieras a la introducción de normas inspiradas a la ideología gender.
Sin negar las problemáticas morales relacionadas con las uniones homosexuales, se toma en consideración que hay casos en que el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas.
Además, la Iglesia tiene atención especial hacia los niños que viven con parejas del mismo sexo, reiterando que en primer lugar se deben poner siempre las exigencias y derechos de los pequeños.
En la última parte, la Relación retoma los argumentos de la encíclica ''Humanae vitae'' de Pablo VI y se centra en el tema de la apertura calificándola como ''una exigencia intrínseca del amor conyugal''.
De ahí, la necesidad de un ''lenguaje realista'' que sepa explicar ''la belleza y la verdad'' de abrirse al don de un hijo, gracias también a una ''educación adecuada sobre los métodos naturales de regulación de la fertilidad'' y una ''comunicación armoniosa y consciente de los cónyuges, en todas sus dimensiones''.
Asimismo es clave el desafío educativo, en el que la Iglesia juega ''un papel importante de apoyo a las familias, sosteniéndolas en las decisiones y responsabilidades.
Por último, el cardenal Erdö subraya que el diálogo sínodal se llevó a cabo ''en gran libertad y en un estilo de escucha recíproca,'', y recuerda que las ideas propuestas hasta ahora no son decisiones ya tomadas.
El camino, efectivamente, continuará con el Sínodo general ordinario, siempre sobre el tema de la familia, previsto para octubre de 2015.
Para leer el texto completo de la Relatio post disceptationem:
http://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/20
La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y el mundo contemporáneo, tema del próximo Sínodo en 2015
Ciudad del Vaticano, 13 octubre 2014(VIS).-En el curso de
la Congregación general del Sínodo de esta mañana se ha anunciado que el Papa
Francisco ha convocado la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los
Obispos sobre el tema ''La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y
en el mundo contemporáneo'' que se llevará a cabo en el Vaticano del 4 al 25 de
octubre de 2015.
“Se ha hablado mucho de la emigración, de la guerra, de la pobreza, de la confusión doctrinal también de la inestabilidad psicológica que crea problemas nuevos y nos obliga a ponderarlos cuidadosamente para buscar los verdaderos caminos de la verdad y de la misericordia, que es el gran valor de la Iglesia”.
Además, el Arzobispo emérito de Pamplona destaca la relevancia de la preparación al matrimonio y de la formación en la fe, según las exigencias actuales.
“Yo mismo he insistido en que de ahora en adelante la principal preocupación de la Iglesia tiene que ayudar a los cristianos a creer con más solidez, para poder vivir la vida cristiana de una manera serena y tranquila en medio de un mundo tan pluralista y muchas veces tan agresivo como es el nuestro”.
“La formación más o menos superficial que ha servido a muchas generaciones ya no nos sirve, necesitamos una fe más personalizada, más clarificada, más fuerte para poder sentirnos tranquilos y seguros en la Iglesia y también para presentar el ideal de la vida cristiana a nuestros hermanos”.
Por último, el Cardenal Sebastián Aguilar asegura que el principal desafío pastoral en España es “la autenticidad y firmeza de los bautizados”.
Para Radio Vaticano, MTC.
El Cardenal Fernando Sebastián Aguilar asegura que la misericordia
es el gran valor de la Iglesia
2014-10-13
Radio Vaticana
(RV).- El Cardenal español Fernando Sebastián Aguilar, quien
participa en la Asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos y quien ha
asistido a otros seis sínodos, explica para los micrófonos de Radio Vaticano el
aire que se respira dentro del Sínodo y sus prioridades:
“La sensación dominante es el esfuerzo de acercamiento con honestidad y misericordia a la situación actual.
“La sensación dominante es el esfuerzo de acercamiento con honestidad y misericordia a la situación actual.
Una sociedad tan insegura, tan complicada,
con tantas situaciones nuevas que nos obligan a clarificar la situación y a
buscar en la Tradición de la Iglesia, en el depósito de la Tradición y de la
doctrina y misericordia una respuesta al sufrimiento de tantas familias que se
sienten hoy oprimidas o doloridas por tantas causas internas y externas”.
“Se ha hablado mucho de la emigración, de la guerra, de la pobreza, de la confusión doctrinal también de la inestabilidad psicológica que crea problemas nuevos y nos obliga a ponderarlos cuidadosamente para buscar los verdaderos caminos de la verdad y de la misericordia, que es el gran valor de la Iglesia”.
Además, el Arzobispo emérito de Pamplona destaca la relevancia de la preparación al matrimonio y de la formación en la fe, según las exigencias actuales.
“Yo mismo he insistido en que de ahora en adelante la principal preocupación de la Iglesia tiene que ayudar a los cristianos a creer con más solidez, para poder vivir la vida cristiana de una manera serena y tranquila en medio de un mundo tan pluralista y muchas veces tan agresivo como es el nuestro”.
“La formación más o menos superficial que ha servido a muchas generaciones ya no nos sirve, necesitamos una fe más personalizada, más clarificada, más fuerte para poder sentirnos tranquilos y seguros en la Iglesia y también para presentar el ideal de la vida cristiana a nuestros hermanos”.
Por último, el Cardenal Sebastián Aguilar asegura que el principal desafío pastoral en España es “la autenticidad y firmeza de los bautizados”.
Para Radio Vaticano, MTC.
Debate de los Padres Sinodales tras la Relación después de la discusión
Ciudad del Vaticano, 14 octubre 2014(VIS).- Durante la undécima Congregación General tuvo lugar la presentación en el Aula de la "Relatio post disceptationem", leída por el Relator General, el cardenal Peter Erdo.
Poco después, comenzó el debate libre de los Padres Sinodales. En general, la "Relatio post disceptationem" ha sido apreciada por su capacidad de "retratar" adecuadamente las intervenciones de estos días en el Aula, captando el espíritu de la Asamblea y destacando la acogida como tema principal de los trabajos.
Del documento, se dice, emerge el amor de la Iglesia por la familia fiel a Cristo, pero también su capacidad de estar cerca del ser humano en cada momento de su vida, de comprender que, detrás de los desafíos pastorales, hay muchas personas que sufren.
La mirada del Sínodo -se ha reiterado – tendría que ser la del pastor que da la vida por sus ovejas, no la del que las juzga a priori.
Además, dado que la Relación recoge diversos puntos de vista para proporcionar una base de trabajo a los Círculos menores, se han sugerido algunas ideas adicionales.
Por ejemplo, teniendo siempre presente que la Iglesia debe acoger a los que atraviesan por dificultades, sería bueno hablar más de las familias que se mantienen fieles a las enseñanzas del Evangelio, animándolas y dándoles las gracias por el testimonio que ofrecen.
Del Sínodo debería emerger más claramente que el matrimonio indisoluble, feliz, fiel para siempre , es hermoso, es posible y está presente en la sociedad, evitando así de centrarse principalmente en las situaciones familiares imperfectas.
También se ha hablado de acentuar más el tema de la mujer, de su tutela y su importancia para la transmisión de la vida y de la fe; de integrar alguna reflexión sobre la figura de los abuelos en el hogar; de incluir una referencia más específica a la familia como "Iglesia doméstica" y a la parroquia como una "familia de familias", así como a la Sagrada Familia, como modelo de referencia.
En este contexto, también se ha tratado de cómo valorizar la perspectiva misionera de la familia y de su anuncio del Evangelio en el mundo contemporáneo.
Es necesario profundizar y aclarar la cuestión de la “gradualidad’’, que podría dar origen a una serie de confusiones. Por ejemplo, en cuanto al acceso a los sacramentos para los divorciados que se han vuelto a casar, se ha dicho que es difícil aceptar excepciones sin que, en realidad, se conviertan en una regla común.
Asimismo se hizo notar que la palabra "pecado" no está casi presente en la Relatio. Y también se recordó el tono profético de las palabras de Jesús, para evitar el riesgo de conformarse a la mentalidad de este mundo.
En relación a los homosexuales se puso de relieve la necesidad de aceptación, pero con la prudencia adecuada, con el fin de no crear la impresión de una evaluación positiva de esa orientación por parte de la Iglesia. La misma atención se solicitó por cuanto respecta a las convivencias.
Igualmente se apuntó a la necesidad de reiterar la importancia del sacramento del Bautismo que es esencial para comprender plenamente la sacramentalidad del matrimonio y también su ser un "ministerio" en el anuncio del Evangelio.
En cuanto a la agilización de los procedimientos para las causas de nulidad matrimonial, ha suscitado alguna perplejidad la propuesta de dar más competencias al obispo diocesano, cargando así demasiado peso sobre sus hombros.
Se ha solicitado una reflexión más profunda y articulada sobre los casos de poligamia - en especial los de aquellos que se convierten y quieren recibir los sacramentos - y sobre la difusión de la pornografía (de forma particular en la web) que representa un riesgo real para la unidad familiar.
Por último, en relación con la apertura a la vida por parte de las parejas, se hizo hincapié en la necesidad de abordar con más detalle y decisión no sólo el tema del aborto, sino también el de maternidad subrogada.
Relaciones de los
Círculos Menores
III ASAMBLEA GENERAL EXTRAORDINARIA
DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
MENSAJE DE LA ASAMBLEA DEL SÍNODO
"SOBRE LOS DESAFÍOS PASTORALES DE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO DE LA EVANGELIZACIÓN".
CONFERENCIA DE PRENSA. MENSAJE FINAL SINODO
MISA DE BEATIFICACIÓN DE PABLOVI
Papa Francisco: ¡Gracias a Dios por el Sínodo y gracias a Pablo VI!
«Dar a Dios lo que es de Dios» significa estar dispuesto a hacer su voluntad y dedicarle nuestra vida y colaborar con su Reino de misericordia, de amor y de paz, enfatizó el Obispo de Roma, haciendo hincapié en que en eso reside la verdadera fuerza de los cristianos, «la levadura que fermenta y la sal que da sabor a todo esfuerzo humano contra el pesimismo generalizado que nos ofrece el mundo.
El Papa Bergoglio comenzó su homilía recordando una de las frases más famosas de todo el Evangelio: «Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22,21). Jesús responde con esta frase irónica y genial a la provocación de los fariseos que, por decirlo de alguna manera, querían hacerle el examen de religión y ponerlo a prueba. Es una respuesta inmediata que el Señor da a todos aquellos que tienen problemas de conciencia, sobre todo cuando están en juego su conveniencia, sus riquezas, su prestigio, su poder y su fama. Y esto ha sucedido siempre».
«Jesús pone el acento en la segunda parte de la frase: «Y [dar] a Dios lo que es de Dios». Lo cual quiere decir reconocer y creer firmemente –frente a cualquier tipo de poder – que sólo Dios es el Señor del hombre, y no hay ningún otro.
Texto completo y voz de la homilía del Papa Francisco :
Acabamos de escuchar una de las frases más famosas de todo el Evangelio: «Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22,21). Jesús responde con esta frase irónica y genial a la provocación de los fariseos que, por decirlo de alguna manera, querían hacerle el examen de religión y ponerlo a prueba.
¡Él no tiene miedo de las novedades! Por eso, continuamente nos sorprende, mostrándonos y llevándonos por caminos imprevistos. Nos renueva, es decir, nos hace siempre “nuevos”. Un cristiano que vive el Evangelio es “la novedad de Dios” en la Iglesia y en el mundo. Y a Dios le gusta mucho esta “novedad”.
«Dar a Dios lo que es de Dios» significa estar dispuesto a hacer su voluntad y dedicarle nuestra vida y colaborar con su Reino de misericordia, de amor y de paz.
En eso reside nuestra verdadera fuerza, la levadura que fermenta y la sal que da sabor a todo esfuerzo humano contra el pesimismo generalizado que nos ofrece el mundo. En eso reside nuestra esperanza, porque la esperanza en Dios no es una huida de la realidad, no es una coartada: es ponerse manos a la obra para devolver a Dios lo que le pertenece.
Lo hemos visto en estos días durante el Sínodo extraordinario de los Obispos –“sínodo” quiere decir “caminar juntos”–. Y, de hecho, pastores y laicos de todas las partes del mundo han traído aquí a Roma la voz de sus Iglesias particulares para ayudar a las familias de hoy a seguir el camino del Evangelio, con la mirada fija en Jesús.
Por el don de este Sínodo y por el espíritu constructivo con que todos han colaborado, con el Apóstol Pablo, «damos gracias a Dios por todos ustedes y los tenemos presentes en nuestras oraciones» (1 Ts 1,2).
Contemplando a este gran Papa, a este cristiano comprometido, a este apóstol incansable, ante Dios hoy no podemos más que decir una palabra tan sencilla como sincera e importante: Gracias. Gracias a nuestro querido y amado Papa Pablo VI. Gracias por tu humilde y profético testimonio de amor a Cristo y a su Iglesia.
El que fuera gran timonel del Concilio, al día siguiente de su clausura, anotaba en su diario personal: «Quizás el Señor me ha llamado y me ha puesto en este servicio no tanto porque yo tenga algunas aptitudes, o para que gobierne y salve la Iglesia de sus dificultades actuales, sino para que sufra algo por la Iglesia, y quede claro que Él, y no otros, es quien la guía y la salva» (P. Macchi, Paolo VI nella sua parola, Brescia 2001, 120-121).
Pablo VI supo de verdad dar a Dios lo que es de Dios dedicando toda su vida a la «sagrada, solemne y grave tarea de continuar en el tiempo y extender en la tierra la misión de Cristo» (Homilía en el inicio del ministerio petrino, 30 junio 1963: AAS 55 [1963], 620), amando a la Iglesia y guiando a la Iglesia para que sea «al mismo tiempo madre amorosa de todos los hombres y dispensadora de salvación» (Carta enc. Ecclesiam Suam, Prólogo).
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Declaración del Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede
en nombre de la Secretaría General del Sínodo
Ciudad del
Vaticano, 14 octubre 2014(VIS).- La Secretaría General del Sínodo, tras las
reacciones y discusiones originadas por la publicación de la Relatio post
disceptationem, y al hecho de que se le haya atribuido un valor que no
corresponde a su naturaleza, reitera que dicho texto es un documento de
trabajo, que resume las intervenciones y el debate de la primera semana, y que
ahora se propondrá a la discusión de los miembros del Sínodo reunidos en los
Círculos menores, según lo previsto por el mismo reglamento del Sínodo.
El trabajo de
los Círculos menores se presentará a la Asamblea en la Congregación general
matutina del próximo jueves, 16 de octubre.
Una mujer argentina
da sus aportes al Sínodo de la Familia
Jueves 9 Oct
2014 | 07:57 am
La doctora
Zelmira Bottini de Rey.
Roma (Italia)
(AICA): La profesora María Zelmira Bottini de Rey, vicepresidenta del
Instituto para el Matrimonio y la Familia de la UCA, se encuentra en estos días
en Roma participando como auditora del Sínodo Extraordinario de la Familia. La
doctora, casada y madre de familia, aseguró que el mundo académico tiene mucho
para dar a la pastoral familiar, hoy puesta a debate en el seno de la Iglesia.
La profesora
María Zelmira Bottini de Rey, vicepresidenta del Instituto para el Matrimonio y
la Familia de la UCA, se encuentra en estos días en Roma participando como
auditora del Sínodo Extraordinario de la Familia. La doctora, casada y madre de
familia, aseguró que el mundo académico tiene mucho para dar a la pastoral
familiar, hoy puesta a debate en el seno de la Iglesia.
“Vamos a trabajar en comunión desde el mundo académico y desde el mundo pastoral para lograr una verdadera sinergia. El mundo académico tiene muchísimo para dar a la pastoral familiar”, aseguró la docente en una entrevista a la agencia televisiva de noticias Rome Reports.
Bottini de Rey, que también preside la Red de Institutos de la Familia de las Universidades Católicas de América Latina, destacó en la primera congregación la diversidad de problemas que se avizoran en el desafío de evangelizar la familia y señaló el aporte que los laicos podrán hacer a las deliberaciones de los cardenales y obispos.
“En este momento cultural que nos toca vivir, la familia se ve un poco empantanada para seguir siendo la transmisora de la fe”, advirtió Bottini. “No obstante –agregó-, continúa teniendo un gran predicamento y sigue siendo la célula fundamental de la sociedad”.
La doctora también trazó un panorama de la familia en el continente: “América es un continente muy vasto como para decir que en todos lados se den los mismos problemas. Sí es cierto que el secularismo y el individualismo parecen desdibujar el papel de la familia. Algunas situaciones, como la pobreza y las migraciones, también llevan a la disgregación familiar”.
Desde el Instituto para el Matrimonio y la Familia (IMF) de la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires, la doctora gestó una relación de cercanía con el cardenal Bergoglio, a quien pudo saludar en estos días y se alegró mucho de verla. Bottini de Rey destacó el interés del Papa por la familia.
“Como gran canciller de la UCA y miembro de la Comisión de Defensa de la Vida, tenía mucho interés por la familia. Convocaba al Foro de Padres, que siempre comandaba, y está convencido de que es la base a partir de la cual se podrán cambiar algunos modos culturales impuestos hoy”, observó.
Acerca de las expectativas que genera el sínodo, la docente invitó a esperar propuestas e ideas pastorales que atiendan a la búsqueda de plenitud en cada ser humano. “El camino de santidad es para todos… hay que ver de dónde se parte y hasta dónde puede llegar cada uno”, analizó.
Según dijó a esta agencia, las jornadas del sínodo son extensas y de agenda apretada. Entre las reuniones, deliberaciones y traslados hasta el lugar de hospedaje, apenas queda tiempo para descansar y pensar en el día siguiente. Son días de completa entrega.+
“Vamos a trabajar en comunión desde el mundo académico y desde el mundo pastoral para lograr una verdadera sinergia. El mundo académico tiene muchísimo para dar a la pastoral familiar”, aseguró la docente en una entrevista a la agencia televisiva de noticias Rome Reports.
Bottini de Rey, que también preside la Red de Institutos de la Familia de las Universidades Católicas de América Latina, destacó en la primera congregación la diversidad de problemas que se avizoran en el desafío de evangelizar la familia y señaló el aporte que los laicos podrán hacer a las deliberaciones de los cardenales y obispos.
“En este momento cultural que nos toca vivir, la familia se ve un poco empantanada para seguir siendo la transmisora de la fe”, advirtió Bottini. “No obstante –agregó-, continúa teniendo un gran predicamento y sigue siendo la célula fundamental de la sociedad”.
La doctora también trazó un panorama de la familia en el continente: “América es un continente muy vasto como para decir que en todos lados se den los mismos problemas. Sí es cierto que el secularismo y el individualismo parecen desdibujar el papel de la familia. Algunas situaciones, como la pobreza y las migraciones, también llevan a la disgregación familiar”.
Desde el Instituto para el Matrimonio y la Familia (IMF) de la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires, la doctora gestó una relación de cercanía con el cardenal Bergoglio, a quien pudo saludar en estos días y se alegró mucho de verla. Bottini de Rey destacó el interés del Papa por la familia.
“Como gran canciller de la UCA y miembro de la Comisión de Defensa de la Vida, tenía mucho interés por la familia. Convocaba al Foro de Padres, que siempre comandaba, y está convencido de que es la base a partir de la cual se podrán cambiar algunos modos culturales impuestos hoy”, observó.
Acerca de las expectativas que genera el sínodo, la docente invitó a esperar propuestas e ideas pastorales que atiendan a la búsqueda de plenitud en cada ser humano. “El camino de santidad es para todos… hay que ver de dónde se parte y hasta dónde puede llegar cada uno”, analizó.
Según dijó a esta agencia, las jornadas del sínodo son extensas y de agenda apretada. Entre las reuniones, deliberaciones y traslados hasta el lugar de hospedaje, apenas queda tiempo para descansar y pensar en el día siguiente. Son días de completa entrega.+
El trabajo de los
laicos en la pastoral familiar
(RV).- (Con
audio) RealAudioMP3 La presencia de los
expertos y auditores laicos durante la Asamblea extraordinaria del Sínodo de
los Obispos está enriqueciendo los trabajos sinodales que se llevan a cabo en
el Vaticano.
La directora
del Centro de Estudios de la Familia de la Universidad Francisco de Vitoria en
Madrid explica a Radio Vaticano su experiencia como auditora en este evento
eclesial.
“La impresión
es la de una riqueza inmensa en toda la Iglesia, la libertad con la que todos
están hablando, una experiencia de Catolicidad muy potente. Ver el dinamismo de
la Iglesia y ver cómo estamos todos trabajando en distintos campos, ha sido muy
bonito y muy esperanzador”.
Además, María
Lacalle Noriega asegura que los laicos trabajan activamente en la pastoral
familiar y explica que durante el Sínodo se ha resaltado la relevancia de la
comunicación del Evangelio de la familia.
“Estamos
presentes y activos en las parroquias y asociaciones, que se ayuda a muchísima
gente a vivir el amor conyugal de una manera plena, a las familias con
dificultades, que hay una presencia potente y muy comprometida por parte de
muchas personas además en todos los lugares del mundo”.
“Se ha puesto
de manifiesto que hay una necesidad de comunicar mejor el Evangelio de la
familia y creo que los Obispos en eso todos coinciden. Hay que ayudar frente a
una cultura general y unas legislaciones que no favorecen en absoluto”.
“Creo que una
de las cosas que más se va a potenciar es la catequesis y el acompañamiento al
matrimonio y sobre todo a los que están en situaciones difíciles y que sufren”.
Entre los
desafíos en España, María Lacalle Noriega considera primordial: “Mejorar la
comunicación, de transmitir con alegría lo maravilloso que es el amor conyugal,
lo maravillosa que es la vida familiar y en hacer un esfuerzo especial por
ayudar a aquellos que por circunstancias diversas no tienen esta suerte de
vivir un amor auténtico”.
Para Radio
Vaticano, MTC.
Hablan los matrimonios que participan del Sínodo
Hablan los matrimonios que participan del Sínodo
Conferencia de Prensa Sínodo de la Familia
15-10-2014
“Clima de Comunión, fraternidad, pastoralidad”, el cardenal
Martínez Sistach sobre las reuniones sinodales
2014-10-15
Radio Vaticana
(RV).- (Audio) En esta
etapa del Sínodo que ve empeñados a los Círculos Menores, el cardenal español
Martínez Sistach contó en nuestro idioma cómo están trabajando, que problemas
afrontan, y cuál es el clima en los diversos grupos que llevarán a la
Congregación general los resultados de sus trabajos que conducirán a la
maduración de la Relatio Sinodi. Escuchemos:
(RC-RV)
Sínodo continúa conversaciones para unficar en el informe final
2014-10-15
Duodécima
Congregación: Evaluación y sugerencias sobre la Relación después de la
discusión
2014-10-16
Ciudad del
Vaticano, 16 octubre 2014 (VIS).- Durante la duodécima Congregación General se
presentaron en el Aula las relaciones de los diez Círculos menores, divididos
por lenguas, dos en francés, tres en inglés, tres en italiano y dos en español.
En general, los círculos menores ofrecieron tanto una evaluación de la
"Relatio post disceptationem" (RPD), documento provisional en la
mitad del recorrido del Sínodo, como varias posibles sugerencias para su
inclusión en la "Relatio Synodi" (RS), documento definitivo y
conclusivo de la Asamblea
En el Aula se
expresó, en primer lugar, perplejidad por la publicación. si bien legítima de
la RPD, porque, se dijo, se trata de un documento de trabajo que no expresa una
opinión única y compartida por todos los Padres sinodales.
Por lo tanto,
después de haber apreciado el gran trabajo realizado para la redacción del
texto y su estructura, los Círculos menores presentaron sus sugerencias.
Ante todo se
hizo hincapié en que la RPD se concentra en las preocupaciones de las familias
en crisis, sin una referencia más amplia al mensaje positivo del evangelio de
la familia, al hecho de que el matrimonio como sacramento, unión indisoluble
entre el hombre y la mujer, es un valor aún muy presente y en el que muchas
parejas creen.
Por ello, se espera que la RS contenga también un mensaje fuerte
de aliento y apoyo de la Iglesia a los cónyuges fieles..
Por otra
parte es esencial - se afirmó ?evidenciar más adecuadamente la doctrina sobre
el matrimonio, insistiendo en que es un don de Dios.
Otras sugerencias
adicionales fueron que en la RS se integren también elementos no contenidos en
la RPD como el tema de lasadopciones, para la cuales se solicitó una
simplificación de los procedimientos burocráticos, tanto nacionales como
internacionales; o incluso las cuestiones de la biotecnología y la difusión de
la cultura a través de la web, que pueden condicionar la vida familiar, así
como una nota acerca de la importancia de las políticas en favor de la familia.
Se reiteró
que es necesario prestar más atención a la presencia de los ancianos en los
hogares y a las familias que viven en extrema pobreza, denunciando también las
tragedias de la prostitución, la mutilación genital femenina y la explotación
de niños con fines sexuales y laborales.
Es importante -se dijo en el Aula-
resaltar el papel fundamental de las familias en la evangelización y en la transmisión
de la fe, destacando la vocación misionera.
Todo ello con el objetivo de
proporcionar una evaluación completa y equilibrada de la idea de
"familia" en el sentido cristiano.
Con respecto
a las situaciones familiares difíciles, los Círculos menores han evidenciado
que la Iglesia debe ser una casa acogedora para todos, con el fin de que nadie
se sienta rechazado.
Sin embargo, se manifestó el deseo de una mayor claridad,
evitando confusiones, vacilaciones y eufemismos en el lenguaje; por ejemplo
sobre la ley de la gradualidad, para que no se convierta en gradualidad de la
ley.
Además, algunos Círculos expresaron su preocupación por la analogía hecha
con el párrafo 8 de la "Lumen Gentium", ya que podría dar la
impresión de una voluntad por parte de la Iglesia, de legitimar situaciones
familiares irregulares, aunque puedan representar una etapa en el camino hacia
el sacramento del matrimonio.
Otros Círculos pidieron que se profundizase el
concepto de "comunión espiritual", para que sea evaluado y,
eventualmente, promovido y difundido.
Con respecto
al acercamiento de los divorciados que se han vuelto a casar al sacramento de
la Eucaristía, se expresaron, por la mayor parte, dos opiniones.
Por un lado,
se sugirió que la doctrina no se modificase y siguiera siendo la misma de
ahora;
por otro se habló de abrirse a la posibilidad de conceder la comunión ,
desde la perspectiva de la compasión y de la misericordia, pero sólo si se
cumplen unas condiciones determinadas.
En algunos casos, además, se sugirió que
la cuestión fuera estudiada por una comisión especial interdisciplinaria.
También se pidió que se prestase más atención a los divorciados que no se han
vuelto a casar, testigos a veces heroicos de la fidelidad matrimonial.
Al mismo
tiempo, se manifestó el deseo que se acelere el proceso de reconocimiento de la
nulidad del matrimonio y de la constatación de la validez del mismo.
Y se
recordó que los hijos no son una carga, sino un don de Dios, fruto del amor
entre los esposos.
Se pidió una
mayor orientación cristocéntrica, así como un mayor énfasis en el vínculo entre
los sacramentos del matrimonio y el bautismo.
La visión del mundo debe ser la
que pasa por la lente del Evangelio, para invitar a los seres humanos a la
conversión del corazón.
Igualmente se
reiteró que, a pesar de la imposibilidad de equiparar el matrimonio entre
hombre y mujer a las uniones homosexuales, las personas con esta orientación
deben ser acompañadas pastoralmente y protegidas en su dignidad, pero sin que
esto parezca una aprobación, por parte de la Iglesia, de su orientación y su
forma de vida.
Sobre la cuestión de la poligamia, en particular de los
polígamos convertidos al catolicismo que deseen recibir los sacramentos, se
sugirió un estudio amplio y exhaustivo.
Los grupos de
trabajo también solicitaron una reflexión más amplia sobre la figura de María y
la Sagrada Familia, para proponerlos como modelo de referencia para todos los
núcleos familiares.
Por último, se insistió en que se señalase que la RS será,
en cualquier caso, un documento de preparación para el Sínodo
Ordinario previsto para octubre de 2015.
Ciudad del
Vaticano, 16 octubre 2014 (VIS).-Los textos de las relaciones de los diez
círculos menores -(Gallicus A y B, francés), (Anglicus A, B y C, inglés),
(Italicus A, B y C, italiano) (Hibericus A y B, español)- de la III Asamblea
General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, presentadas esta mañana en el
Aula durante la duodécima congregación general se pueden encontrar en el
siguiente link del Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede:
http://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2014/10/16/0763/03042.html
Sínodo: El documento
final pedirá que la Iglesia sea una casa acogedora para todos
2014-10-16
El Sínodo,
que es un órgano consultivo, entregará el sábado su informe
final. El texto servirá a las diócesis como texto de trabajo para el
Sínodo sobre la Familia de octubre de 2015.
CARD.
CHRISTOPH SCHÖNBORN
Arzobispo de
Viena (Austria)
"Creo
que el Papa nos ha convocado para hablar de la familia, pero no para ver sólo
lo que no funciona. Ha querido mostrar que es bella y que es necesaria. Por eso
nos ha pedido que partamos de la situación real que se vive hoy en día”.
El punto en
común de los diez informes presentados hoy es que "la Iglesia debe ser una
casa acogedora para todos, para que nadie se sienta rechazado”. Sin embargo,
piden que el informe se formule con precisión para evitar confusiones,
especialmente respecto al divorcio y a los homosexuales.
"En
primer lugar se mira la persona, no su orientación sexual. Cuando el catecismo
o el sínodo hablan de "acogida” se refieren a un comportamiento humano y
cristiano básico. Cada persona humana tiene una dignidad que va más allá de
todo lo demás. Pero eso no significa, ni significará, que la Iglesia diga que
el respeto por cada persona signifique respeto por todo comportamiento”.
Un grupo de
trabajo pide que el texto final reconozca el esfuerzo de quienes son fieles a
su matrimonio.
En cuanto a
la administración de la Eucaristía a divorciados que se han vuelto a casar,
algunos sugieren que no se modifique la doctrina; y otros, que se administre
sólo si se cumplen unas condiciones determinadas.
"El Papa
ha dicho muchas veces: No hay que juzgar, hay que acompañar. Esto obviamente no
es relativismo. Es acompañar los problemas de la familia”.
Por otro
lado, el Papa ha incluido en el grupo reducido de cardenales y obispos que
están preparando este informe final, al cardenal sudafricano Wilfrid Napier,
que criticó duramente las propuestas del primer borrador. También estará el
arzobispo de Melbourne Denis Hart. Así en el grupo habrá autores de los cinco
continentes.
El informe
se votará el sábado y su versión final será publicada dentro de varios
días.
Documento del Sínodo
y homosexuales: Vaticano aclara que informe intermedio no cambia la doctrina.
2014-10-14
El informe vaticano sobre los debates del Sínodo está en el centro de la polémica.Algunos participantes temen que su indicación de "acoger a las personas homosexuales” se confunda con una legitimación.
CARD. WILFRID NAPIER
Arzobispo de Durban (Sudáfrica)
"En cierto modo se trata de una mala interpretación que refleja lo a quienes la hacen les gustaría que sucediera, en lugar de lo que está pasando o va a pasar”.
Para muchos obispos, esta parte del texto no recoge lo que se debatió ni tampoco los puntos comunes a los que llegaron.
No es un informe final sino un texto de trabajo. Dice que las parejas homosexuales no pueden equipararse al matrimonio, pero también dice que "sin negar las problemáticas morales relacionadas con las uniones homosexuales, se toma en consideración que hay casos en que el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas”. También reconoce que estas personas tienen dones y cualidades que pueden ofrecer a la comunidad cristiana.
Para algunos, esta afirmación es confusa y contradictoria. El cardenal Napier subrayó que no se trata de un documento final, sino de una lista de cuestiones a tratar. Sin embargo, la controversia ocupa los titulares y muchos están aventurando un cambio de doctrina en la Iglesia.
"Estamos trabajando desde una posición irremediable. El mensaje ya está fuera, -"es lo que el Sínodo está diciendo”, "es lo que la Iglesia Católica está diciendo”-, y no es lo que estamos diciendo en absoluto, así que no importa cómo intentemos remediarlo. Por desgracia, es mi experiencia con los medios de comunicación: Una vez está publicado, no hay forma de volver atrás”.
El informe final será votado el viernes por todos los participantes y presentado al Papa. Será un texto con recomendaciones que él puede utilizar como considere oportuno.
Patriarca
Twal: Sínodo abierto a los desafíos de nuestro tiempo
El 'Osservatore Romano
10/17/2014
En las
noticias de este Sínodo sobre la familia, escuchar el Patriarca Latino de Jerusalén ,
Fouad Twal , el micrófono de Pablo Ondarza :
R. - ¿Qué hay
de nuevo es un espíritu de apertura de la Iglesia a todos los desafíos que
encontramos en la sociedad y en la Iglesia.
Hay una apertura, esto es
cierto: hay que pensar en la salvación de las almas, y esto nos impulsa a tener
un diálogo abierto, la comprensión, la misericordia. Pero la misericordia
nunca debe eliminar la disciplina y la doctrina.
P. - En
cuanto a la situación de las familias en la Tierra Santa, ¿qué hay que decir?
A. - Nuestros
retos y los desafíos de nuestras familias cristianas y musulmanes en Tierra
Santa y Oriente Medio, la primera cosa es la violencia, la guerra, la ocupación
militar israelí, los muros de separación de los territorios, la separación de
familias , parroquias, diócesis, los refugiados, las familias destruidas
totalmente.
La primera dificultad es hambre, se come, para alimentar a
tres millones de refugiados; esta es la primera dificultad.
P. - En el
Consistorio del lunes 20 de octubre en el Medio Oriente se encuentra a la orden
del día
A. - Tenemos
la esperanza y estamos felices de que por primera vez se invita a los
Patriarcas de Oriente Medio para asistir y dar gracias al Señor.
Esperemos que
así sea!
Ha sido un diálogo abierto de corazón a corazón sobre la familia:
Mons. Aguiar Retes sobre el Sínodo
2014-10-18
Radio Vaticana
El prelado mexicano narrando su experiencia sinodal resaltó que es “un camino
abierto que concluye el próximo año con la Asamblea Ordinaria”.
Además, el
Obispo de Tlalnepantla señaló que este sínodo fue una respuesta al “llamado del
Papa Francisco, quien nos invitó a expresar lo que llevamos dentro del corazón
sobre las preocupaciones de la familia y su contexto actual”.
Hablando de la
familia en la realidad latinoamericana, el también presidente de la Conferencia
Episcopal Mexicana dijo que “es necesario sumar fuerzas en América Latina para
unificar todos los caminos abiertos en nuestro continente en favor de la
familia”.
Escuchémoslo sus declaraciones para los micrófonos de Radio Vaticano.
TEXTO COMPLETO DEL MENSAJE
III ASAMBLEA GENERAL EXTRAORDINARIA
DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
MENSAJE DE LA ASAMBLEA DEL SÍNODO
"SOBRE LOS DESAFÍOS PASTORALES DE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO DE LA EVANGELIZACIÓN".
Los Padres Sinodales, reunidos en Roma junto al Papa Francisco en la Asamblea
Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, nos dirigimos a todas las familias de
los distintos continentes y en particular a aquellas que siguen a Cristo, que
es camino, verdad y vida.
Manifestamos nuestra admiración y gratitud por el
testimonio cotidiano che ofrecen a la Iglesia y al mundo con su fidelidad, su
fe, su esperanza y su amor.
Nosotros, pastores de la Iglesia, también nacimos y crecimos en familias con
las más diversas historias y desafíos. Como sacerdotes y obispos nos
encontramos y vivimos junto a familias que, con sus palabras y sus acciones,
nos mostraron una larga serie de esplendores y también de dificultades.
La misma
preparación de esta asamblea sinodal, a partir de las respuestas al
cuestionario enviado a las Iglesias de todo el mundo, nos permitió escuchar la
voz de tantas experiencias familiares.
Después, nuestro diálogo durante los
días del Sínodo nos ha enriquecido recíprocamente, ayudándonos a contemplar
toda la realidad viva y compleja de las familias.
Queremos
presentarles las palabras de Cristo: “Yo estoy ante la puerta y llamo, Si
alguno escucha mi voz y me abre la puerta, entraré y cenaré con él y él
conmigo” (Ap 3, 20). Como lo hacía durante sus recorridos por los
caminos de la Tierra Santa, entrando en las casas de los pueblos, Jesús sigue
pasando hoy por las calles de nuestras ciudades En sus casas se viven a menudo
luces y sombras, desafíos emocionantes y a veces también pruebas dramáticas. La
oscuridad se vuelve más densa, hasta convertirse en tinieblas, cundo se
insinúan el mal y el pecado en el corazón mismo de la familia.
Ante todo, está el desafío de la fidelidad en el amor conyugal. La vida
familiar suele estar marcada por el debilitamiento de la fe y de los valores,
el individualismo, el empobrecimiento de las relaciones, el stress de una
ansiedad que descuida la reflexión serena. Se asiste así a no pocas crisis
matrimoniales, que se afrontan de un modo superficial y sin la valentía de la
paciencia, del diálogo sincero, del perdón recíproco, de la reconciliación y
también del sacrificio.
Los fracasos dan origen a nuevas relaciones, nuevas
parejas, nuevas uniones y nuevos matrimonios, creando situaciones familiares
complejas y problemáticas para la opción cristiana.
Entre tantos desafíos queremos evocar el cansancio de la propia existencia.
Pensamos en el sufrimiento de un hijo con capacidades especiales, en una
enfermedad grave, en el deterioro neurológico de la vejez, en la muerte de un
ser querido.
Es admirable la fidelidad generosa de tantas familias que viven
estas pruebas con fortaleza, fe y amor, considerándolas no como algo que se les
impone, sino como un don que reciben y entregan, descubriendo a Cristo
sufriente en esos cuerpos frágiles.
Pensamos en las dificultades económicas causadas por sistemas perversos,
originados “en el fetichismo del dinero y en la dictadura de una economía sin
rostro y sin un objetivo verdaderamente humano” (Evangelii gaudium, 55),
que humilla la dignidad de las personas.
Pensamos en el padre o en la madre sin
trabajo, impotentes frente a las necesidades aun primarias de su familia, o en
los jóvenes que transcurren días vacíos, sin esperanza, y así pueden ser presa
de la droga o de la criminalidad.
Pensamos también en la multitud de familias pobres, en las que se aferran a una
barca para poder sobrevivir, en las familias prófugas que migran sin esperanza
por los desiertos, en las que son perseguidas simplemente por su fe o por sus
valores espirituales y humanos, en las que son golpeadas por la brutalidad de
las guerras y de distintas opresiones.
Pensamos también en las mujeres que
sufren violencia, y son sometidas al aprovechamiento, en la trata de personas,
en los niños y jóvenes víctimas de abusos también de parte de aquellos que
debían cuidarlos y hacerlos crecer en la confianza, y en los miembros de tantas
familias humilladas y en dificultad.
Mientras tanto, “la cultura del bienestar
nos anestesia y […] todas estas vidas truncadas por la falta de posibilidades
nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera” (Evangelii
gaudium, 54).
Reclamamos a los gobiernos y a las organizaciones internacionales
que promuevan los derechos de la familia para el bien común.
Cristo quiso que su Iglesia sea una casa con la puerta siempre abierta,
recibiendo a todos sin excluir a nadie.
Agradecemos a los pastores, a los
fieles y a las comunidades dispuestos a acompañar y a hacerse cargo de las
heridas interiores y sociales de los matrimonios y de las familias.
***
También está la luz que resplandece al atardecer detrás de las ventanas en los
hogares de las ciudades, en las modestas casas de las periferias o en los
pueblos, y aún en viviendas muy precarias. Brilla y calienta cuerpos y almas.
Esta luz, en el compromiso nupcial de los cónyuges, se enciende con el
encuentro: es un don, una gracia que se expresa –como dice el Génesis (2, 18)–
cuando los dos rostros están frente a frente, en una “ayuda adecuada”, es decir
semejante y recíproca.
El amor del hombre y de la mujer nos enseña que cada uno
necesita al otro para llegar a ser él mismo, aunque se mantiene distinto del
otro en su identidad, que se abre y se revela en el mutuo don.
Es lo que
expresa de manera sugerente la mujer del Cantar de los Cantares: “Mi amado es
mío y yo soy suya… Yo soy de mi amado y él es mío” (Ct 2, 17; 6,
3).
El itinerario, para que este encuentro sea auténtico, comienza en el noviazgo,
tiempo de la espera y de la preparación. Se realiza en plenitud en el
sacramento del matrimonio, donde Dios pone su sello, su presencia y su gracia.
Este camino conoce también la sexualidad, la ternura y la belleza, que perduran
aún más allá del vigor y de la frescura juvenil. El amor tiende por su propia
naturaleza a ser para siempre, hasta dar la vida por la persona amada (cf. Jn 15,
13).
Bajo esta luz, el amor conyugal, único e indisoluble, persiste a pesar de
las múltiples dificultades del límite humano, y es uno de los milagros más
bellos, aunque también es el más común.
Este amor se difunde naturalmente a través de la fecundidad y la generatividad,
que no es sólo la procreación, sino también el don de la vida divina en el
bautismo, la educación y la catequesis de los hijos.
Es también capacidad de
ofrecer vida, afecto, valores, una experiencia posible también para quienes no
pueden tener hijos.
Las familias que viven esta aventura luminosa se convierten
en un testimonio para todos, en particular para los jóvenes.
Durante este camino, que a veces es un sendero de montaña, con cansancios y
caídas, siempre está la presencia y la compañía de Dios.
La familia lo
experimenta en el afecto y en el diálogo entre marido y mujer, entre padres e
hijos, entre hermanos y hermanas. Además lo vive cuando se reúne para escuchar
la Palabra de Dios y para orar juntos, en un pequeño oasis del espíritu que se
puede crear por un momento cada día.
También está el empeño cotidiano de la
educación en la fe y en la vida buena y bella del Evangelio, en la santidad.
Esta misión es frecuentemente compartida y ejercitada por los abuelos y las
abuelas con gran afecto y dedicación.
Así la familia se presenta como una
auténtica Iglesia doméstica, que se amplía a esa familia de familias que es la
comunidad eclesial. Por otra parte, los cónyuges cristianos son llamados a
convertirse en maestros de la fe y del amor para los matrimonios jóvenes.
Hay otra expresión de la comunión fraterna, y es la de la caridad, la entrega,
la cercanía a los últimos, a los marginados, a los pobres, a las personas
solas, enfermas, extrajeras, a las familias en crisis, conscientes de las
palabras del Señor: “Hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20,
35). Es una entrega de bienes, de compañía, de amor y de misericordia, y
también un testimonio de verdad, de luz, de sentido de la vida.
La cima que recoge y unifica todos los hilos de la comunión con Dios y con el
prójimo es la Eucaristía dominical, cuando con toda la Iglesia la familia se
sienta a la mesa con el Señor.
Él se entrega a todos nosotros, peregrinos en la
historia hacia la meta del encuentro último, cuando Cristo “será todo en todos”
(Col 3, 11).
Por eso, en la primera etapa de nuestro camino
sinodal, hemos reflexionado sobre el acompañamiento pastoral y sobre el acceso
a los sacramentos de los divorciados en nueva unión.
Nosotros, los Padres Sinodales, pedimos que caminen con nosotros hacia el
próximo Sínodo.
Entre ustedes late la presencia de la familia de Jesús, María y
José en su modesta casa. También nosotros, uniéndonos a la familia de Nazaret,
elevamos al Padre de todos nuestra invocación por las familias de la tierra:
Padre, regala
a todas las familias la presencia de esposos fuertes y sabios, que sean
manantial de una familia libre y unida.
Padre, regala a todas las familias la presencia de esposos fuertes y sabios,
que sean manantial de una familia libre y unida.
Padre, da a los padres una casa para vivir en paz con su familia.
Padre, concede a los hijos que sean signos de confianza y de esperanza y a
jóvenes el coraje del compromiso estable y fiel.
Padre, danos la alegría de ver florecer una Iglesia cada vez más fiel y
creíble, una ciudad justa y humana, un mundo que ame la verdad, la
justicia y la misericordia.
Discurso del Papa
Francisco en el final del Sínodo de los Obispos sobre la Familia
Discurso del
Papa Francisco en el final del Sínodo de los Obispos sobre la Familia, en la
media tarde del sábado 18 de octubre de 2014:
Queridos:
Eminencias, Beatitudes, Excelencias, hermanos y hermanas:
¡Con un
corazón lleno de reconocimiento y de gratitud quiero agradecer junto a
ustedes al Señor que nos ha acompañado y nos ha guiado en los días
pasados, con la luz del Espíritu Santo!
Agradezco de
corazón a S. E. Card. Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo, S. E.
Mons. Fabio Fabene, Sub-secretario, y con ellos agradezco al Relator S. E.
Card. Peter Erdő y el Secretario Especial S. E. Mons. Bruno Forte, a los tres
Presidentes delegados, los escritores, los consultores, los traductores, y
todos aquellos que han trabajado con verdadera fidelidad y dedicación total a
la Iglesia y sin descanso: ¡gracias de corazón!
Agradezco
igualmente a todos ustedes, queridos Padres Sinodales, Delegados fraternos,
Auditores, Auditoras y Asesores por su participación activa y fructuosa. Los
llevare en las oraciones, pidiendo al Señor los ¡recompense con la abundancia
de sus dones de su gracia!
Puedo decir
serenamente que – con un espíritu de colegialidad y de sinodalidad –
hemos vivido verdaderamente una experiencia de “sínodo”, un recorrido
solidario, un “camino juntos”.
Y siendo “un
camino” – como todo camino – hubo momentos de corrida veloz, casi de
querer vencer el tiempo y alcanzar rápidamente la meta; otros momentos de
fatiga, casi hasta de querer decir basta; otros momentos de entusiasmo y de
ardor. Momentos de profunda consolación, escuchando el testimonio de pastores
verdaderos (Cf. Jn. 10 y Cann. 375, 386, 387) que llevan en el corazón
sabiamente, las alegrías y las lágrimas de sus fieles. Momentos de gracia y de
consuelo, escuchando los testimonios de las familias que han participado del
Sínodo y han compartido con nosotros la belleza y la alegría de su vida
matrimonial. Un camino donde el más fuerte se ha sentido en el deber de ayudar
al menos fuerte, donde el más experto se ha prestado a servir a los otros,
también a través del debate. Y porque es un camino de hombres, también hubo
momentos de desolación, de tensión y de tentación, de las cuales se podría
mencionar alguna posibilidad:
- La
tentación del endurecimiento hostil, esto es el querer cerrarse
dentro de lo escrito (la letra) y no dejarse sorprender por Dios, por el Dios
de las sorpresas (el espíritu); dentro de la ley, dentro de la certeza de lo
que conocemos y no de lo que debemos todavía aprender y alcanzar. Es la
tentación de los celantes, de los escrupulosos, de los apresurados, de los así
llamados “tradicionalistas” y también de los intelectualistas.
- La
tentación del “buenismo” destructivo, que a nombre de una
misericordia engañosa venda las heridas sin primero curarlas y medicarlas; que
trata los síntomas y no las causa y las raíces. Es la tentación de los
“buenistas”, de los temerosos y también de los así llamados “progresistas
y liberalistas”.
- La
tentacion de transformar la piedra en pan para romper el
largo ayuno, pesado y doloroso (Cf. Lc 4, 1-4) y también de transformar el
pan en piedra , y tirársela contra los pecadores, los débiles y
los enfermos (Cf. Jn 8,7) es de transformarlo en “fardos insoportables” (Lc
10,27).
- La
tentación de descender de la cruz, para
contentar a la gente, y no permanecer, para cumplir la voluntad del Padre; de
ceder al espíritu mundano en vez de purificarlo y inclinarlo al Espíritu de
Dios.
- La
Tentación de descuidar el “depositum fidei”, considerándose no custodios, sino propietarios y patrones, o
por otra parte, la tentación de descuidar la realidad utilizando
¡una lengua minuciosa y un lenguaje pomposo para decir tantas cosas y no decir
nada!
Queridos hermanos
y hermanas, las tentaciones no nos deben ni asustar ni desconcertar, ni mucho
menos desanimar, porque ningún discípulo es más grande de su maestro; por lo
tanto si Jesús fue tentado – y además llamado Belcebú (Cf. Mt 12,24) – sus
discípulos no deben esperase un tratamiento mejor.
Personalmente
me hubiera preocupado mucho y entristecido sino hubieran estado estas
tentaciones y estas discusiones animadas; este movimiento de los espíritus,
como lo llamaba San Ignacio (EE, 6) si todos hubieran estado de acuerdo o
taciturnos en una falsa y quietista paz.
En cambio he visto y escuchado – con
alegría y reconocimiento – discursos e intervenciones llenos de fe, de celo
pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de coraje y parresia.
Y he sentido que ha sido puesto delante de sus ojos el bien de la iglesia, de
las familias y la “suprema lex”: la “salus animarum” (Cf.
Can. 1752). Y esto siempre sin poner jamás en discusión la verdad fundamental
del Sacramento del Matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la
procreatividad, o sea la apertura a la vida (Cf. Cann. 1055, 1056 y Gaudium
et Spes, 48).
Esta es la
Iglesia, la viña del Señor, la Madre fértil y la Maestra premurosa, que no
tiene miedo de remangarse las manos para derramar el olio y el vino sobre las
heridas de los hombres (Cf. Lc 10,25-37); que no mira a la humanidad desde un
castillo de vidrio para juzgar y clasificar a las personas. Esta es la Iglesia
Una, Santa, Católica y compuesta de pecadores, necesitados de Su misericordia.
Esta es la Iglesia, la verdadera esposa de Cristo, que busca ser fiel a su
Esposo y a su doctrina. Es la Iglesia que no tiene miedo de comer y beber con
las prostitutas y los publicanos (Cf. Lc 15). La Iglesia que tiene las puertas
abiertas para recibir a los necesitados, los arrepentidos y ¡no sólo a los
justos o aquellos que creen ser perfectos! La Iglesia que no se avergüenza del
hermano caído y no finge de no verlo, al contrario, se siente comprometida y
obligada a levantarlo y a animarlo a retomar el camino y lo acompaña hacia el
encuentro definitivo con su Esposo, en la Jerusalén celeste.
¡Esta es la
Iglesia, nuestra Madre! Y cuando la Iglesia, en la variedad de sus carismas, se
expresa en comunión, no puede equivocarse: es la belleza y la fuerza delsensus
fidei, de aquel sentido sobre natural de la fe, que viene dado por el
Espíritu Santo para que, juntos, podamos todos entrar en el corazón del
Evangelio y aprender a seguir a Jesús en nuestra vida, y esto no debe ser visto
como motivo de confusión y malestar.
Tantos
comentadores han imaginado ver una Iglesia en litigio donde una parte esta
contra la otra, dudando hasta del espíritu Santo, el verdadero promotor y
garante de la unidad y de la armonía en la Iglesia. El Espíritu santo que a lo
largo de la historia ha conducido siempre la barca, a través de sus Ministros,
también cuando el mar era contrario y agitado y los Ministros infieles y
pecadores.
Y, como he
osado decirles desde inicio, era necesario vivir todo esto con tranquilidad y
paz interior también, porque el sínodo se desarrolla cum Petro et sub
Petro,y la presencia del Papa es garantía para todos.
Por lo tanto,
la tarea del Papa es aquella de garantizar la unidad de la Iglesia; es aquella
de recordar a los fieles su deber de seguir fielmente el Evangelio de Cristo;
es aquel de recordar a los pastores que su primer deber es nutrir la grey que
el señor les ha confiado y de salir a buscar – con paternidad y misericordia y
sin falsos miedos – la oveja perdida.
Su tarea es
la de recordar a todos que la autoridad en la Iglesia es servicio (Cf. Mc
9,33-35) como ha explicado con claridad el Papa Benedicto XVI con palabras que
cito textualmente: “la Iglesia esta llamada y se empeña en ejercitar este tipoi
de autoridad que es servicio, y la ejercita no a título propio, sino en el
nombre de Jesucristo… a través de los Pastores de la Iglesia, de hecho, Cristo
apacienta a su grey: es Él que la guía, la protege, la corrige porque la ama
profundamente. Pero el Señor Jesús, Pastor supremo de nuestras almas, ha
querido que el Colegio Apostólico, hoy los Obispos, en comunión con el Sucesor
de Pedro … participaran en este misión suya de cuidar al pueblo de Dios, de ser
educadores de la fe, orientando, animando y sosteniendo a la comunidad
cristiana, o como dice el Concilio,“cuidando sobre todo que cada uno de los
fieles sean guiados en el Espíritu santo a vivir según el Evangelio su propia
vocación, a practicar una caridad sincera y operosa y a
ejercitar aquella libertad con la que Cristo nos ha librado” (Presbyterorum
Ordinis, 6)… Y a través de nosotros – continua el Papa Benedicto – es que el
Señor llega a las almas, las instruyen las custodia, las guía. San Agustín en
su Comentario al Evangelio de San Juan dice: “Sea por lo tanto un empeño de
amor apacentar la grey del Señor” (123,5); esta es la suprema
norma de conducta de los ministros de Dios, un amor incondicional, como aquel
del buen Pastor, lleno de alegría, abierto a todos, atento a los cercanos y
premuroso con los lejanos (Cf. S. Agustín, Discurso 340, 1; Discurso
46,15),delicado con los más débiles, los pequeños, los simples, los
pecadores, para manifestar la infinita misericordia de Dios con las
confortantes de la esperanza(Cf. Id., Carta 95,1)” (Benedicto XVI Audiencia
General, miércoles, 26 de mayo de 2010).
Por lo tanto
la Iglesia es de Cristo – es su esposa – y todos los Obispos del Sucesor de
Pedro, tienen la tarea y el deber de custodiarla y de servirla, no comopatrones sino
como servidores.
El Papa en este contexto no es el señor
supremo sino más bien el supremo servidor – “Il
servus servorum Dei”; el garante de la obediencia , de la conformidad de la
Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y al Tradición de la
Iglesia poniendo de parte todo arbitrio personal, aunque – por voluntad de
Cristo mismo – “el Pastor y Doctor supremo de todos los fieles” (Can.
749) y además gozando “de la potestad ordinaria que es suprema, plena,
inmediata y universal de la iglesia” (Cf. Cann. 331-334).
Queridos
hermanos y hermanas, ahora todavía tenemos un año para madurar con verdadero
discernimiento espiritual, las ideas propuestas y encontrar soluciones
concretas a las tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias
deben afrontar; para dar respuesta a tantos desánimos que circundan y sofocan a
las familias, un año para trabaja r sobre la “Relatio Synodi” que
es el reasunto fiel y claro de todo lo que fue dicho y discutido en esta aula y
en los círculos menores.
¡El Señor nos
acompañe y nos guíe en este recorrido para gloria de Su nombre con la intercesión
de la Virgen María y de San José! ¡Y por favor no se olviden de rezar por mí!.
(Traducción
del italiano: RADIO VATICANA, jesuita Guillermo Ortiz y Renato Martinez)
CONFERENCIA DE PRENSA. MENSAJE FINAL SINODO
MISA DE BEATIFICACIÓN DE PABLOVI
2014-10-19
Radio Vaticana
(RV).- (se actualizó con
audio voz y texto de la homilía del Papa) «¡Dar a Dios lo que es de Dios!»
«¡Por el don de este Sínodo y por el espíritu constructivo con que todos han
colaborado, con el Apóstol Pablo, «damos gracias a Dios por todos ustedes y los
tenemos presentes en nuestras oraciones!» y «¡gracias a nuestro querido y amado
Papa Pablo VI.
Gracias por tu humilde y profético testimonio de amor a Cristo y
a su Iglesia!». El Papa Francisco hizo resonar estas palabras en su homilía de
la Santa Misa con ocasión de la conclusión del Sínodo extraordinario sobre la
familia y de la beatificación Pablo VI.
«Dar a Dios lo que es de Dios» significa estar dispuesto a hacer su voluntad y dedicarle nuestra vida y colaborar con su Reino de misericordia, de amor y de paz, enfatizó el Obispo de Roma, haciendo hincapié en que en eso reside la verdadera fuerza de los cristianos, «la levadura que fermenta y la sal que da sabor a todo esfuerzo humano contra el pesimismo generalizado que nos ofrece el mundo.
En eso reside nuestra esperanza, porque la esperanza en Dios no es una
huida de la realidad, no es una coartada: es ponerse manos a la obra para
devolver a Dios lo que le pertenece. Por eso, el cristiano mira a la realidad
futura, a la realidad de Dios, para vivir plenamente la vida –con los pies bien
puestos en la tierra – y responder, con valentía, a los incesantes retos
nuevos».
El Papa Bergoglio comenzó su homilía recordando una de las frases más famosas de todo el Evangelio: «Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22,21). Jesús responde con esta frase irónica y genial a la provocación de los fariseos que, por decirlo de alguna manera, querían hacerle el examen de religión y ponerlo a prueba. Es una respuesta inmediata que el Señor da a todos aquellos que tienen problemas de conciencia, sobre todo cuando están en juego su conveniencia, sus riquezas, su prestigio, su poder y su fama. Y esto ha sucedido siempre».
«Jesús pone el acento en la segunda parte de la frase: «Y [dar] a Dios lo que es de Dios». Lo cual quiere decir reconocer y creer firmemente –frente a cualquier tipo de poder – que sólo Dios es el Señor del hombre, y no hay ningún otro.
Ésta es la novedad perenne que hemos de redescubrir cada día, superando
el temor que a menudo nos atenaza ante las sorpresas de Dios. ¡Él no tiene
miedo de las novedades!»
«Lo hemos visto en estos días durante el Sínodo extraordinario de los Obispos –“sínodo” quiere decir “caminar juntos”–. Y, de hecho, pastores y laicos de todas las partes del mundo han traído aquí a Roma la voz de sus Iglesias particulares para ayudar a las familias de hoy a seguir el camino del Evangelio, con la mirada fija en Jesús.
«Lo hemos visto en estos días durante el Sínodo extraordinario de los Obispos –“sínodo” quiere decir “caminar juntos”–. Y, de hecho, pastores y laicos de todas las partes del mundo han traído aquí a Roma la voz de sus Iglesias particulares para ayudar a las familias de hoy a seguir el camino del Evangelio, con la mirada fija en Jesús.
Ha sido una gran experiencia, en la que
hemos vivido la sinodalidad y la colegialidad, y hemos sentido la fuerza del Espíritu
Santo que guía y renueva sin cesar a la Iglesia, llamada, con premura, a
hacerse cargo de las heridas abiertas y a devolver la esperanza a tantas
personas que la han perdido».
Texto completo y voz de la homilía del Papa Francisco :
Acabamos de escuchar una de las frases más famosas de todo el Evangelio: «Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22,21). Jesús responde con esta frase irónica y genial a la provocación de los fariseos que, por decirlo de alguna manera, querían hacerle el examen de religión y ponerlo a prueba.
Es una respuesta inmediata que el Señor da a todos aquellos que tienen
problemas de conciencia, sobre todo cuando están en juego su conveniencia, sus
riquezas, su prestigio, su poder y su fama. Y esto ha sucedido siempre.
Evidentemente, Jesús pone el acento en la segunda parte de la frase: «Y [dar] a
Dios lo que es de Dios». Lo cual quiere decir reconocer y creer firmemente
–frente a cualquier tipo de poder– que sólo Dios es el Señor del hombre, y no
hay ningún otro. Ésta es la novedad perenne que hemos de redescubrir cada día,
superando el temor que a menudo nos atenaza ante las sorpresas de Dios.
¡Él no tiene miedo de las novedades! Por eso, continuamente nos sorprende, mostrándonos y llevándonos por caminos imprevistos. Nos renueva, es decir, nos hace siempre “nuevos”. Un cristiano que vive el Evangelio es “la novedad de Dios” en la Iglesia y en el mundo. Y a Dios le gusta mucho esta “novedad”.
«Dar a Dios lo que es de Dios» significa estar dispuesto a hacer su voluntad y dedicarle nuestra vida y colaborar con su Reino de misericordia, de amor y de paz.
En eso reside nuestra verdadera fuerza, la levadura que fermenta y la sal que da sabor a todo esfuerzo humano contra el pesimismo generalizado que nos ofrece el mundo. En eso reside nuestra esperanza, porque la esperanza en Dios no es una huida de la realidad, no es una coartada: es ponerse manos a la obra para devolver a Dios lo que le pertenece.
Por eso, el cristiano mira a la realidad
futura, a la realidad de Dios, para vivir plenamente la vida –con los pies bien
puestos en la tierra– y responder, con valentía, a los incesantes retos nuevos.
Lo hemos visto en estos días durante el Sínodo extraordinario de los Obispos –“sínodo” quiere decir “caminar juntos”–. Y, de hecho, pastores y laicos de todas las partes del mundo han traído aquí a Roma la voz de sus Iglesias particulares para ayudar a las familias de hoy a seguir el camino del Evangelio, con la mirada fija en Jesús.
Ha sido una gran experiencia, en la que
hemos vivido la sinodalidad y la colegialidad, y hemos sentido la fuerza del
Espíritu Santo que guía y renueva sin cesar a la Iglesia, llamada, con premura,
a hacerse cargo de las heridas abiertas y a devolver la esperanza a tantas
personas que la han perdido.
Por el don de este Sínodo y por el espíritu constructivo con que todos han colaborado, con el Apóstol Pablo, «damos gracias a Dios por todos ustedes y los tenemos presentes en nuestras oraciones» (1 Ts 1,2).
Y que el Espíritu Santo
que, en estos días intensos, nos ha concedido trabajar generosamente con
verdadera libertad y humilde creatividad, acompañe ahora, en las Iglesias de
toda la tierra, el camino de preparación del Sínodo Ordinario de los Obispos
del próximo mes de octubre de 2015.
Hemos sembrado y seguiremos sembrando con
paciencia y perseverancia, con la certeza de que es el Señor quien da el
crecimiento (cf. 1 Co 3,6).
En este día de la beatificación del Papa Pablo VI, me vienen a la mente las palabras con que instituyó el Sínodo de los Obispos: «Después de haber observado atentamente los signos de los tiempos, nos esforzamos por adaptar los métodos de apostolado a las múltiples necesidades de nuestro tiempo y a las nuevas condiciones de la sociedad» (Carta ap. Motu proprio Apostolica sollicitudo).
En este día de la beatificación del Papa Pablo VI, me vienen a la mente las palabras con que instituyó el Sínodo de los Obispos: «Después de haber observado atentamente los signos de los tiempos, nos esforzamos por adaptar los métodos de apostolado a las múltiples necesidades de nuestro tiempo y a las nuevas condiciones de la sociedad» (Carta ap. Motu proprio Apostolica sollicitudo).
Contemplando a este gran Papa, a este cristiano comprometido, a este apóstol incansable, ante Dios hoy no podemos más que decir una palabra tan sencilla como sincera e importante: Gracias. Gracias a nuestro querido y amado Papa Pablo VI. Gracias por tu humilde y profético testimonio de amor a Cristo y a su Iglesia.
El que fuera gran timonel del Concilio, al día siguiente de su clausura, anotaba en su diario personal: «Quizás el Señor me ha llamado y me ha puesto en este servicio no tanto porque yo tenga algunas aptitudes, o para que gobierne y salve la Iglesia de sus dificultades actuales, sino para que sufra algo por la Iglesia, y quede claro que Él, y no otros, es quien la guía y la salva» (P. Macchi, Paolo VI nella sua parola, Brescia 2001, 120-121).
En esta humildad
resplandece la grandeza del Beato Pablo VI que, en el momento en que estaba
surgiendo una sociedad secularizada y hostil, supo conducir con sabiduría y con
visión de futuro –y quizás en solitario– el timón de la barca de Pedro sin
perder nunca la alegría y la fe en el Señor.
Pablo VI supo de verdad dar a Dios lo que es de Dios dedicando toda su vida a la «sagrada, solemne y grave tarea de continuar en el tiempo y extender en la tierra la misión de Cristo» (Homilía en el inicio del ministerio petrino, 30 junio 1963: AAS 55 [1963], 620), amando a la Iglesia y guiando a la Iglesia para que sea «al mismo tiempo madre amorosa de todos los hombres y dispensadora de salvación» (Carta enc. Ecclesiam Suam, Prólogo).
El Papa Francisco beatificó a Pablo VI
2014-10-19
Radio Vaticana
(RV).- (con audio) En una fecha más que marca la historia con fervor y
alegría, la del 19 de octubre de 2014, el Papa Bergoglio pronunció la solemne
fórmula en latín, elevando al honor de los altares a Pablo VI.
En la Santa Misa
con ocasión de la conclusión del Sínodo extraordinario sobre la familia y de la
beatificación de su Predecesor Giovanni Battista Montini - Pablo VI,
coincidiendo también este domingo con la Jornada Misionera Mundial.
En una
abarrotada Plaza de San Pedro, que recibió con júbilo sus palabras, el Obispo
de Roma anunció asimismo que la fiesta litúrgica del nuevo Papa Beato será el
26 de septiembre, fecha de su nacimiento. Y como se había anunciado estaba
presente también el Papa emérito Benedicto XVI, que fue creado cardenal por el
nuevo Beato y al que el Papa Francisco saludó cordialmente al comenzar la
celebración.
El Himno Iubilate Deo, Cantate Domino acompañó entre grandes
aplausos el momento en que fue desvelada la imagen del Beato Pablo VI, en el
balcón central de la Basílica de San Pedro.
(CdM – RV)
MISA DE CONCLUSIÓN DEL SINODO EXTRAORDINARIO DE LA FAMILIA Y BEATIFICACIÓN DE PABLO VI
(CdM – RV)
MISA DE CONCLUSIÓN DEL SINODO EXTRAORDINARIO DE LA FAMILIA Y BEATIFICACIÓN DE PABLO VI
JMP+
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