Del 10 al 14 de junio tuvo lugar, en Roma en la Basílica de San Juan de
Letrán, el III Retiro Mundial de Sacerdotes, bajo el lema “Llamados a la
santidad para la Nueva Evangelización”.
El Retiro fue organizado por el Movimiento de Renovación Carismática
Católica (ICCRS) y la Fraternidad Católica.
En este encuentro internacional, participaron más de mil sacerdotes
procedentes de 90 países de los cinco continentes. Está dirigido a los obispos, sacerdotes y diáconos de los cinco continentes.
El Retiro tuvo como eje conductor la exhortación apóstolica Evangelii
Gaudium del Papa Francisco.
Centrados en el tema del Amor cinco fueron las reflexiones:
>‘Congregados’,
>‘Reconciliados’,
>‘Transformados’,
>‘Reforzados’
y
>‘Enviados...
para la nueva evangelización’.
CONTENIDO:
1) -10 de
junio: CONGREGADOS.
APERTURA Y
BIENVENIDA Y MEDITACIÓN.
El Cardenal Stanislaw Rylko, Presidente del Pontificio Consejo para los
Laicos, presidió la misa de apertura.
Bienvenida estuvo a cargo de Michelle Moran (presidenta de ICCRS) y
Gilberto Barbosa (presidente de la FC).
La meditación estuvo a cargo del Padre Raniero Cantalamessa,
Predicador de la Casa Pontificia sobre el tema “Llamados a la santidad por la
nueva evangelización”.
2) 11 de
junio – RECONCILIADOS –
1ª.
Meditación: El
Cardenal Peter Turkson, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz,
dirigirá la meditación del día, la cual lleva por título ‘Reconciliados con
Dios’.
Después de la adoración eucarística, el Cardenal Pietro Parolin,
Secretario de Estado de la Ciudad del Vaticano, presidirá la Misa.
2ª.Meditación: Por la tarde, el padre Livio
Tacchini, meditó sobre ‘El precio de la
reconciliación’, seguido por un tiempo de reconciliación guiado por el Padre
Daniel Ange.
3) 12 de
junio –TRANSFORMADOS-
Meditación: El Padre Jonas Abib, fundador de la
comunidad brasileña Cançao Nova, ‘Deja que el amor de Dios te transforme’.
Adoración
eucarística y la oración de sanación: la hermana Briege McKenna y el Padre Kevin Scallon.
Meditación
Papa Francisco.
tema ‘Transformados desde el amor y por el amor’ y tras un tiempo de diálogo
con los sacerdotes, celebrará la Eucaristía, y hará un envío misionero de los
participantes.
4) 13 de
junio: -REFORZADOS-
1ª.Meditación:
el Padre Cantalamessa ‘Reforzados para
ser más plenamente discípulos misioneros’.
A continuación tendrá lugar la celebración eucarística presidida por el
Cardenal Beniamino Stella, Prefecto de la Congregación para el Clero.
2ª.Meditación: Por la tarde Mons. Joseph Malagreca.
‘Vivir el sacerdocio en el poder del Espíritu Santo’ de Mons.
5) 14 de junio: ‘ENVIADOS...
PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN’.
Misa de
clausura: presidida por el
Cardenal Agostino Vallini, vicario de la diócesis de Roma.
MEDITACIÓN DEL PAPA FRANCISCO
"TRANSFORMADOS POR EL AMOR Y PARA EL AMOR"
Texto completo de la meditación de Francisco y celebración de la Misa.
Texto completo de la meditación de Francisco y celebración de la Misa.
by vatican
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La llamada al sacerdocio es antes de todo una llamada de amor

«Por favor, tengan piedad del pueblo fiel de Dios, no lo espanten». Durante el largo e intenso encuentro caracterizado por reflexiones profundas y a la vez sencillas, momentos de distensión y bromas, el Santo Padre Francisco ofreció una serie de consejos a los sacerdotes de todo el mundo, reunidos en la Basílica de San Juan de Letrán.
«Estoy
contento de que aquí en primera fila estén las mujeres, porque las mujeres
reciben el Espíritu Santo, el genio femenino en la Iglesia es una gracia, la
Igelsia es mujer, es “la” Iglesia, no “el Iglesia”, es esposa de Cristo, es
madre del santo pueblo de Dios», recordó el Papa al comenzar el encuentro con
los sacerdotes, y añadió: «las mujeres aquí son imagen y figura de la Iglesia
madre, expresan de manera especial la colaboración, a los llamados feministas
responden que María es mucho más importante que los apóstoles».
Después
comenzó su reflexión indicando que «la primera motivación para evangelizar es
el amor de Jesús. Ese amor que recibimos esa experiencia de ser salvados por
él. Que nos mueve a amarnos siempre más. Siéntanse un salvado. Les recomiendo
que lean Ezqueiel 16, y cada uno de ustedes vea en esa historia, que es la
historia del pueblo de Israel, que se prostituye que se aleja del señor, la
propia historia. Pero lo más importante es el final. Y ahí está la verdad de
cada uno de nootros»: la invitación al servicio.
«Cuando miramos lo poco que somos, sentir esa santa vergüenza, y que Jesús nos pone no como siervo sino como amigo a servir a su pueblo. Y ese amor es el que nos lleva a evangelizar a llevar el mensaje de Jesús. Si no sentimos el inmenso deseo de comunicarlo, necesitamos detenernos en oración para pedir a Él que vuelva a cautivarnos».
«Cuando miramos lo poco que somos, sentir esa santa vergüenza, y que Jesús nos pone no como siervo sino como amigo a servir a su pueblo. Y ese amor es el que nos lleva a evangelizar a llevar el mensaje de Jesús. Si no sentimos el inmenso deseo de comunicarlo, necesitamos detenernos en oración para pedir a Él que vuelva a cautivarnos».
El Papa
también retomó el tema del cansancio de los sacerdotes. Dijo que «el santo
pueblo de Dios es ontológicamente olímpico y esencialmente hartante. O sea, el
pueblo cansa», pero a pesar de este cansancio el Papa invitó a los sacerdotes
no solo a contemplar a Jesús, sino a dejarse contemplar por Él: «Aquí estoy. No
es fácil hacer esto cuando uno está cansado, con muchas cosas y a veces el
sueño lo tira a uno abajo y se queda dormido en el suelo del sagrario. Es
hermoso, dejar que Él te mire como un papá que mira a su hijo durmiendo. Pero
hay que ir al sagrario, a la oración. No dejes eso». El sagrario, continuó,
puede ser «aburrido y seco, no es un televisor, pero ahí está el amor».
Evangelizar supone «estar enamorado y dejarse enamorar», a pesar de la fatiga.
Y, hablando
sobre el amor, Papa Francisco también reflexionó sobre cómo hablar sobre Jesús
a la gente. «¿Cómo predicar –se preguntó– o, permítanme el neologismo, cómo
“kerigmatizar”, transmitir el kerigma con esa certeza que da el Espíritu
Santo?».
La primera
respuesta fue sobre las homilías: «por favor, tengan piedad del pueblo fiel de
Dios», la gente no aguanta homilías largas, tediosas, que parecen conferencias;
la gente, recordó el Papa, quiere «que le hablen al corazón, desde el corazón.
Un profesor que teníamos de homílética nos decía: una idea, una imagen y un
sentimiento. Lo único que tiene que tener una homilía: qué quiero transmitir,
con qué imagen la voy a transmitir y qué sentimiento voy a dar y provocar», y
sin caer en moralismos.
«No espanten
al pueblo fiel de Dios, por favor -insistió. No pierdan el tiempo, hablen de
Jesús, del gozo de una fe arraigada en Jesús, del amor que transforma el
corazón para que el corazón enamorado sea testigo de Jesús y de su amor, que es
más fuerte que el odio y que la muerte. Es más fuerte que cualquier terrorismo
asesino.
Estamos llamados, por amor, a ser como Jesús, a amar sin límites en todas circunstancias. Yo les confieso que me da mucha pena cuando, por ejemplo, un párroco no bautiza a un recién nacido porque es hijo de madre soltera o de padres vueltos a casar. No tiene derecho. Un bautismo no se niega: grábenselo bien, no espanten al pueblo fiel».
Estamos llamados, por amor, a ser como Jesús, a amar sin límites en todas circunstancias. Yo les confieso que me da mucha pena cuando, por ejemplo, un párroco no bautiza a un recién nacido porque es hijo de madre soltera o de padres vueltos a casar. No tiene derecho. Un bautismo no se niega: grábenselo bien, no espanten al pueblo fiel».
Por favor,
exhortó Francisco a los sacerdotes, «¡Una iglesia sin Jesús y sin misericordia,
no!», porque cuando pasa esto, cuando el sacerdote «es burócrata y apegado a la
letra de la ley, la Iglesia, que es madre, se transforma para tantos fieles en
madrastra. ¡Por favor, hagan sentir que la Iglesia siempre es madre!».
Con respecto
a las confesiones y al perdón, Francisco recordó los versos dedicados a la
Virgen de un párroco que conoció en Buenos Aires: «Esta tarde, Señora, la
promesa es sincera, pero, la verdad, no te olvides de dejar la llave afuera».
Que cada penitente que vaya al confesionario, indicó el Papa, «se vaya sabiendo que la llave está afuera y que puede abrir otra vez esa puerta. ¡Misericordia en las confesiones. El amor transforma y contagia!».
Que cada penitente que vaya al confesionario, indicó el Papa, «se vaya sabiendo que la llave está afuera y que puede abrir otra vez esa puerta. ¡Misericordia en las confesiones. El amor transforma y contagia!».
Y habló
también del «genio femenino en la Iglesia» como “una gracia”, porque “la
Iglesia es mujer, es ‘la’ Iglesia y no ‘el’ Iglesia, es la esposa de Cristo, y
la madre del santo pueblo de Dios».
«La llamada al sacerdocio ministerial –les dijo el Papa a los presentes– es antes de todo una llamada de amor, vuestra respuesta es una respuesta de amor». Por ello es necesario cantarle al Señor, incluso «cuando uno tiene tentaciones», y cuando uno «se pelea con Él o cuando uno le fue infiel» es necesario «ir a Él» y decirle que uno está sufriendo, dejando correr las lágrimas. «Este será un momento de santidad», dijo. Indicó que «cuando un sacerdote está enamorado de Jesús, se ve», porque la gente reconoce «en cambio cuando es un funcionario con horarios fijos».
«La llamada al sacerdocio ministerial –les dijo el Papa a los presentes– es antes de todo una llamada de amor, vuestra respuesta es una respuesta de amor». Por ello es necesario cantarle al Señor, incluso «cuando uno tiene tentaciones», y cuando uno «se pelea con Él o cuando uno le fue infiel» es necesario «ir a Él» y decirle que uno está sufriendo, dejando correr las lágrimas. «Este será un momento de santidad», dijo. Indicó que «cuando un sacerdote está enamorado de Jesús, se ve», porque la gente reconoce «en cambio cuando es un funcionario con horarios fijos».
Y, antes de
concluir sus reflexiones, el Papa también se refirió al «problema de la
división de los cristianos» en el contexto del mundo de hoy, retomando la
imagen del ecumenismo de la sangre en varias ocasiones utilizada. Y reiteró la
disponibilidad de la Iglesia católica a establecer una fecha fija para celebrar
la Pascua con las demás Iglesias del mundo, evocando la propuesta del beato
Pablo VI.
También aludiò a la tentación del clericalismo: «el clericalismo es una actitud peligrosa, como el tango se baila de a dos: es cómplice porque al cura le encanta clericalizar y el laico le pide por favor que lo clericalice, porque es mucho más cómodo. ¡Cuidado con este parecado cómplice del clericalismo».<Y dejen trabajar a los laicos en paz>.
También aludiò a la tentación del clericalismo: «el clericalismo es una actitud peligrosa, como el tango se baila de a dos: es cómplice porque al cura le encanta clericalizar y el laico le pide por favor que lo clericalice, porque es mucho más cómodo. ¡Cuidado con este parecado cómplice del clericalismo».<Y dejen trabajar a los laicos en paz>.
Cada uno de
los presentes recibió como regalo una copia (en la propia lengua) de la
Exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” y de la Bula del Año Santo de la Misericordia.
PREGUNTAS QUE HICIERON SACERDOTES DE DISTINTAS PARTES DEL MUNDO.
Al final de las reflexiones del Papa argentino, cinco sacerdotes de diferentes partes del mundo (Australia, Perú, Holanda, Burundi, Japón) hicieron algunas preguntas.
En sus respuestas, Francisco afrontó diferentes argumentos, desde la secularización en el mundo y la labor evangelizadora («nunca hacer proselitismo») hasta la próxima encíclica “verde” (que dedica dos puntos al compromiso ecológico del Patriarca Ecuménico Bartolomeo I a quien había invitado a presentar el texto el próximo 18 de junio, pero no podrá asistir, por lo que participará Ioannis Zizioulas ), pasando por la relación entre las Iglesias europeas y orientales («la relación entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas es excelente»), la pobreza en América Latina y en el “sur del mundo” en general («si no estamos convencidos de que la riqueza de la Iglesia son los pobres, los vamos a usar como propaganda. Pero sin ideologizar la cosa»), la situación en Ucrania y los problemas que vive el continente africano (que, afirmó visitará en noviembre de este año: por lo menos la República Centroafricana y Uganda y, tal vez, Kenya) y el patrimonio inmenso que constituye para la Iglesia asiática el testimonio de sus mártires («Asia es para mí una de las promesas más grandes de la Iglesia).
(PABLO LOMBÓ / Iglesiaactualidad)


CELEBRACIÓN DE LA MISA
HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO
PREGUNTAS QUE HICIERON SACERDOTES DE DISTINTAS PARTES DEL MUNDO.

Al final de las reflexiones del Papa argentino, cinco sacerdotes de diferentes partes del mundo (Australia, Perú, Holanda, Burundi, Japón) hicieron algunas preguntas.
En sus respuestas, Francisco afrontó diferentes argumentos, desde la secularización en el mundo y la labor evangelizadora («nunca hacer proselitismo») hasta la próxima encíclica “verde” (que dedica dos puntos al compromiso ecológico del Patriarca Ecuménico Bartolomeo I a quien había invitado a presentar el texto el próximo 18 de junio, pero no podrá asistir, por lo que participará Ioannis Zizioulas ), pasando por la relación entre las Iglesias europeas y orientales («la relación entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas es excelente»), la pobreza en América Latina y en el “sur del mundo” en general («si no estamos convencidos de que la riqueza de la Iglesia son los pobres, los vamos a usar como propaganda. Pero sin ideologizar la cosa»), la situación en Ucrania y los problemas que vive el continente africano (que, afirmó visitará en noviembre de este año: por lo menos la República Centroafricana y Uganda y, tal vez, Kenya) y el patrimonio inmenso que constituye para la Iglesia asiática el testimonio de sus mártires («Asia es para mí una de las promesas más grandes de la Iglesia).
(PABLO LOMBÓ / Iglesiaactualidad)



CELEBRACIÓN DE LA MISA
HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO
HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO
En la primera lectura nos adentramos en la ternura de Dios, como que Dios le cuenta a su pueblo como lo quiere, como lo ama, como lo cuida. Y lo que Dios dice a su pueblo en esta lectura del profeta Oseas, capítulo 11, en adelante, versículo primero en adelante, lo dice a cada uno de nosotros, y nos hará bien tomar este texto en un momento de soledad, ponernos en la presencia de Dios y escuchar cuando nos dice esto: «cuando vos eras chico yo te amé, te amé desde niño, te salvé, te traje de Egipto, te salvé de la esclavitud, de la esclavitud del pecado, de la esclavitud de la autodestrucción, y de todas las esclavitudes que cada uno conoce, que tuvo o tiene dentro. Yo te salvé, yo te enseñé a caminar».
Qué lindo escuchar Dios me enseña a caminar, el Omnipotente se abaja y me enseña a caminar. Recuerdo esa frase del Deuteronomio, cuando Moisés le dice a su pueblo, «escuchen ustedes que son tan duros de cabeza», cuando vieron un Dios tan cercano a su pueblo como Dios está cercano a nosotros. Y la cercanía de Dios es ésta ternura: me enseñó a caminar, sin Él yo no sabría caminar en el Espíritu. Y lo tomaba por los brazos pero «vos no reconociste que yo te cuidaba». Vos te creíste que te las arreglabas solo. Esta es la historia de la vida de cada uno de nosotros. «Y yo te atraía con lazos humanos, no con leyes punitivas, con lazos de amor, con ataduras de amor». El amor ata, pero ata en la libertad, ata en dejarte lugar para que respondas con amor. «Yo era para ti como los que alzan a una criatura a las mejillas y lo besaba, y me inclinaba y le daba de comer». Decíme, ¿ésta no es tu historia? Al menos es mi historia. Cada uno de nosotros puede leer aquí su propia historia. Decíme: «¿Cómo te voy a abandonar ahora, cómo te voy a entregar al enemigo?». En los momentos donde tenemos miedo, en los momentos donde tenemos inseguridad, Él nos dice: «pero si hice todo esto por vos, ¿cómo pensás que te voy a dejar solo, que te voy a abandonar?».
En las costas de Libia, los 23 mártires coptos estaban seguros de que Dios no los abandonaba y se dejaron degollar diciendo el nombre de Jesús, porque sabían que Dios, pese a que les cortaban la cabeza, no los abandonaba. «¿Cómo te voy a tratar como un enemigo? Mi corazón se subleva dentro de mí y se enciende toda mi ternura». Cuando la ternura de Dios se enciende, esa ternura cálida – es el único capaz de calidez y de ternura- «no le voy a dar un día libre a la ira por los pecados que hiciste, por tus equivocaciones, por adorar ídolos, porque yo soy Dios, soy el Santo en medio de ti». Es una declaración de amor de Padre a sus hijos y a cada uno de nosotros.
Cuántas veces pienso que le tenemos miedo a la ternura de Dios, y porque le tenemos miedo a la ternura de Dios, no dejamos que se experimente en nosotros y por eso tantas veces somos duros, severos, castigadores, somos pastores sin ternura. ¿Qué nos dice Jesús en el capítulo 15 de Lucas, de aquel pastor que notó que tenía solamente noventa y nueve ovejas y le faltaba una, que las dejó bien cuidaditas cerradas con llave y se fue a buscar a la otra, que estaba enredada ahí entre los espinos y no le pegó, no la retó, la tomó en sus brazos, en sus hombros y la trajo y la curó, si estaba herida. ¿Hacés lo mismo vos con tus feligreses, cuando notás que no hay uno en el rebaño o nos hemos acostumbrado a ser una Iglesia que tiene una sola oveja en el rebaño y dejamos que noventa y nueve se pierdan en el monte? ¿Tus entrañas de ternura se conmueven? ¿Sos pastor de ovejas o te has convertido en un peinador, en un peluquero de una sola oveja exquisita, porque te buscás a vos mismo y te olvidaste de la ternura que te dio tu Padre, que te los cuenta aquí, en el capítulo 11 de Oseas y te olvidaste de cómo se da ternura. El corazón de Cristo es la ternura de Dios, «¿Cómo voy a entregarte, cómo te voy a abandonar? Cuando estás solo, desorientado, perdido, vení a mí que yo te voy a salvar, yo te voy a consolar».
Hoy les pido a ustedes en este Retiro que sean pastores con ternura de Dios, que dejen el látigo colgado en la sacristía y sean pastores con ternura, incluso con los que le traen más problemas. Es una gracia, es una gracia divina. Nosotros no creemos en un Dios etéreo, creemos en un Dios que se hizo carne, que tiene un corazón, y ese corazón hoy nos habla así: «vengan a mí si están cansados, agobiados, yo los voy a aliviar, pero a los míos, a mis pequeños trátenlos con ternura, con la misma ternura con que los trato yo». Eso nos dice el corazón de Cristo hoy y es lo que en esta misa pido para ustedes y también para mí.




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