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Nuevamente, en este
peregrinar a la Casa de Padre, todos estamos llamados a renovar nuestra Fe, Esperanza y
Caridad mediante la vivencia de la Cuaresma. Que no es otra cosa que seguir los pasos
de Jesús.
"Cada año, a través de la Madre Iglesia, Dios <concede a sus hijos anhelar, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascua, para que por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios> (prefacio I de Cuaresma). De este modo podemos caminar, de Pascua en Pascua, hacia el cumplimiento de aquella salvación que ya hemos recibido gracias al misterio pascual de Cristo: <Pues hemos sido salvados en esperanza> (Rm 8,24)". (Francisco Mensaje de Cuaresma 2019).
"Cada año, a través de la Madre Iglesia, Dios <concede a sus hijos anhelar, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascua, para que por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios> (prefacio I de Cuaresma). De este modo podemos caminar, de Pascua en Pascua, hacia el cumplimiento de aquella salvación que ya hemos recibido gracias al misterio pascual de Cristo: <Pues hemos sido salvados en esperanza> (Rm 8,24)". (Francisco Mensaje de Cuaresma 2019).
Es un tiempo fuerte,
importante, trascendental para la vida de cualquier cristiano, cualquiera sea
la situación en que se encuentre, nadie está excluido, nadie queda exento de no
asumirla porque todos tenemos que convertirnos. Una conversión que tiene que
ser diaria. No se trata de un momento, de un flash, es toda la vida y dura
hasta el último momento de nuestra existencia.
Por qué es importante este tiempo? Sobre todo
porque me conduce a vivir en plenitud la Pascua que constituye el centro de
nuestra vida de fe porque ahí reviviremos la Pasión de Cristo: vida, pasión, muerte
y resurrección de Jesús.
Con palabras de Francisco "la celebración del Triduo Pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, culmen del año litúrgico, nos llama una y otra vez a vivir un itinerario de preparación, conscientes de que ser conformes a Cristo (cf. Rm 8,29) es un don inestimable de la misericordia de Dios".(Ibid.).
Cristo Crucificado (Capilla "La Montonera" Pilar, Pcia. Bs.As.)
Cuando decidimos
hacer un viaje nos preparamos con el debido tiempo, nos preocupamos con que no
falte nada, es decir, revisamos todos los detalles que nos permitan realizar el
viaje.
En la Cuaresma
también tenemos que prepararnos. Con la señal de la cruz en nuestra frente, el
miércoles de Cenizas, le dimos comienzo a esa preparación. Es una marca
externa, pero nos hace, desde el comienzo, esta interpelación “recuerda que
eres polvo y en polvo te convertirás” o bien, “cree en el evangelio y
conviértete”. Es un llamado a pararse y reflexionar. Pararse y ver como está mi
vida espiritual. Que lugar le asigno a Dios. Me he quedado clavado en la
inmediatez. En querer resolver solo los problemas, económicos, laborales,
familiares. Vivo de cara al día a día sin pensar en el Señor.
Es que acaso por ahí no nos dimos cuenta que aquí estamos de paso. O piensas que estaremos aquí por
la eternidad. Justamente la Cuaresma nos da la oportunidad para levantar
nuestra mirada al cielo y acordarnos de que el Señor está. El nos espera
siempre. El siempre pasa por nuestra vida y nunca nos dejará fuera de su
camino, el problema es que el pase y yo no le salga a su encuentro.
Es necesario, que
aprovechemos estos días que nos quedan para la Pascua para ver, como decíamos,
cómo estamos en nuestra vida personal en primer lugar con relación a Dios, luego
en mi relación con los hermanos –intramundana-, en mi relación con la comunidad
–intraeclesial- incluye tu familia.
Sin una previa y
necesaria mirada con sinceridad, sin hipocresías, sin maquillajes, ni
omisiones, a nuestro interior y a nuestra vida, es imposible que podamos
encontrar al Señor.
Es importante detenernos en la hipocresía, tal vez uno de los obstáculos más difícil de vencer para quien la sufre.
Es importante detenernos en la hipocresía, tal vez uno de los obstáculos más difícil de vencer para quien la sufre.
"Jesús, para este tiempo de Cuaresma, nos hace las siguientes advertencias: "Cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas....Cuando oréis, no séais como los hipócritas... Cuando ayunéis, no pongáis cara de triste, como los hipócritas> (Mt 6, 1-18)". Es el pecado más denunciado por Jesús en los Evangelios.(1)
En efecto, "si nos preguntamos por qué la hipocresía es tan abominada por Dios, la respuesta es clara. La hipocresía es mentira. Es ocultar la verdad. Además, en la hipocresía, el hombre degrada a Dios, lo pone en el segundo puesto, colocando en primer lugar a las criaturas, al publico."(2)
Sería como vivir en una incoherencia total una dicotomía, una doble vida. Una falta de coherencia entre mi vida y mi fe, una para el público y otra para mi vida.
"Es como si en
presencia del rey, uno le diera la espalda para dirigir su atención únicamente
a los siervos. «El hombre mira la apariencia, el Señor mira el corazón» (1 Sam
16,7): cultivar la apariencia más que el corazón, significa automáticamente dar
más importancia al hombre que a Dios".(3)
Por tanto, sin una apertura de corazón, es imposible, porque esa apertura
es personal, intransferible, irreemplazable, por eso sino nos abrimos, sin
miedos, sin prejuicios, no dejaremos que el Señor entre en nuestro corazón y
transforme nuestra vida.
En ese pasarnos la
película de nuestra vida – sin cortes- y miremos todo las luces y las sombras,
esto es, todo aquello que me apartó del Señor y todo aquello que me dio. Tantas
gracias que hemos recibido gratuitamente y a veces inmerecidamente. Todo debe
entrar en este penetrar y remar mar adentro de nuestra vida. San Agustín asignaba suma importancia
a esto y decía “Conócete a ti mismo”. Y, más: “Señor que te conozca a ti para que me
conozca a mi”.
"El salmo 139;
recitarlo lenta y repetidamente, como si lo leyéramos por primera vez, más aún,
como si lo estuviéramos componiendo nosotros mismos o fuéramos los primeros en
pronunciarlo. Si la hipocresía y la doblez consisten en buscar la mirada de los
hombres más que la de Dios, aquí encontramos el remedio más eficaz. Rezar este
salmo es como someterse a una especie de radiografía, como exponerse a los
rayos X. Uno se siente atravesado de un lado a otro por la mirada de Dios.
Recuerdo siempre la impresión cuando lo recité por primera vez en el modo que
he dicho. Comienza así:
«Señor, tú me sondeas
y me conoces.
Me conoces cuando me
siento o me levanto,
de lejos penetras mis
pensamientos;
distingues mi camino
y mi descanso,
todas mis sendas te
son familiares.
No ha llegado la
palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la
sabes toda…
¿Adónde iré lejos de
tu aliento,
adónde escaparé de tu
mirada?
Si escalo el cielo,
allí estás tú;
si me acuesto en el
abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el
margen de la aurora,
si emigro hasta el
confín del mar,
allí me alcanzará tu
izquierda,
me agarrará tu
derecha.
Si digo: «Que al
menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga
noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es
oscura para ti,
la noche es clara
como el día,
la tiniebla es como
luz para ti».
Lo maravilloso es que
esta toma de conciencia de estar bajo la mirada de Dios no crea un sentimiento
de vergüenza o de malestar, como quien se siente observado y descubierto en sus
pensamientos más secretos; al contrario, da alegría porque se entiende que es
la mirada de un padre que nos ama y nos quiere perfectos como él es perfecto.
El salmista termina, de hecho, su oración con el grito exultante:
«Sondéame, oh Dios, y
conoce mi corazón,
ponme a prueba y
conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se
desvía,
guíame por el camino
eterno».
Sí, mira, Señor, si
seguimos un camino de mentira y guíanos, en esta Cuaresma, por la vía de la
sencillez y de la transparencia. Amén.(4)
Por tanto, nuestra
revisión de vida tiene que ser sobre todo sencilla, sin dobleces. Pensar que el
Señor nos está esperando. No tiene anotadas todas nuestras faltas. Tiene para
darnos su amor. Por sobre todo es rico en “misericordia”. Nos perdona todo. El nos espera en el sacramento de la reconciliación (te recuerdo que es Cristo el que te perdona el sacerdote actúa in personae Cristo). Solo nos pide nuestro arrepentimiento de corazón, nuestro propósito de corregir nuestras faltas y
el perdón del Señor nos vuelve a la Vida de Gracia. Así aumentamos nuestra Gracia Santificante,
bajamos la pena y recuperamos la Gracia Actual que es la que nos mueve a
realizar todas nuestras buenas acciones.
Decíamos más arriba sobre la necesidad de hacer una revisión de vida en tres dimensiones en mi relación con Dios, consigo mismo, y, con los demás.
La Iglesia nos propone tres medios: la oración, el ayuno, la limosna.
En la oración entramos en diálogo con Dios.
En efecto, el solo hecho de ponernos en presencia de Dios y pedirle luz para ver con claridad todo lo que me puede apartar de su camino. El pedir que nos ayude a perseverar, arrepentirnos de corazón de todas nuestras faltas y pedir nos ayude a perdonar las ofensas y a quienes nos ofendieron o nos hicieron mal, y nos ayude a pedir perdón por las ofensas en hubieramos incurrido, todo esto es un motivo fuerte para ponernos en oración.
Con relación al ayuno, no se trata de mirarlo como mortificación, como ayuda para aprender a dominar mi cuerpo. Podemos ayunar de muchas cosas, que muchas veces hasta son superfluas, por ejemplo, el uso desmesurado del phone-movil. En todo tiempo y en todo lugar.
La limosna, no se trata de dar algo al que pide en la puerta del templo. Dar algo que me cueste. Si es cierto no debemos ser "bolsillos cerrados" como dijo Francisco en la Misa de Santa Marta el 18-03 pasado. Pero justamente la Cuaresma nos da la oportunidad de hacer pequeños gestos, pequeñas cosas. Dice "San Juan de la Cruz <A Dios le agrada más una acción, por pequeña que sea, hecha a escondidas y sin deseo de que sea conocida, que mil otras realizadas con el deseo de que sean vista por los hombres> Y también: <Una acción hecha entera y puramente por Dios, con corazón puro, crea todo un reino para quien la hace>.(5)
"Jesús recomienda con insistencia este ejercicio: <Reza en lo secreto, ayuna en lo secreto, haz limosna en lo secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará>. Son delicadezas respecto de Dios que tonifican el alma. No se trata de hacer de esto una regla fija. Jesús dice también: <Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean nuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos> (Mt 5, 16). Se trata de distinguir cuándo es bueno que los demás vean y cuándo es mejor que no vean.(6)
-Francisco Mensaje de Cuaresma 2019
1-4 Padre Raniero Cantalamessa 1a.Med-Cuaresma 2019
5.-S. Juan de la Cruz Máximas 20-21.
6.-Padre Raniero Cantalamesa 1a.Med.Cuaresma 2019.
7.-Padre Javier Leoz Oraciones para Cuaresma.
La Iglesia nos propone tres medios: la oración, el ayuno, la limosna.
En la oración entramos en diálogo con Dios.
En efecto, el solo hecho de ponernos en presencia de Dios y pedirle luz para ver con claridad todo lo que me puede apartar de su camino. El pedir que nos ayude a perseverar, arrepentirnos de corazón de todas nuestras faltas y pedir nos ayude a perdonar las ofensas y a quienes nos ofendieron o nos hicieron mal, y nos ayude a pedir perdón por las ofensas en hubieramos incurrido, todo esto es un motivo fuerte para ponernos en oración.
Con relación al ayuno, no se trata de mirarlo como mortificación, como ayuda para aprender a dominar mi cuerpo. Podemos ayunar de muchas cosas, que muchas veces hasta son superfluas, por ejemplo, el uso desmesurado del phone-movil. En todo tiempo y en todo lugar.
La limosna, no se trata de dar algo al que pide en la puerta del templo. Dar algo que me cueste. Si es cierto no debemos ser "bolsillos cerrados" como dijo Francisco en la Misa de Santa Marta el 18-03 pasado. Pero justamente la Cuaresma nos da la oportunidad de hacer pequeños gestos, pequeñas cosas. Dice "San Juan de la Cruz <A Dios le agrada más una acción, por pequeña que sea, hecha a escondidas y sin deseo de que sea conocida, que mil otras realizadas con el deseo de que sean vista por los hombres> Y también: <Una acción hecha entera y puramente por Dios, con corazón puro, crea todo un reino para quien la hace>.(5)
"Jesús recomienda con insistencia este ejercicio: <Reza en lo secreto, ayuna en lo secreto, haz limosna en lo secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará>. Son delicadezas respecto de Dios que tonifican el alma. No se trata de hacer de esto una regla fija. Jesús dice también: <Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean nuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos> (Mt 5, 16). Se trata de distinguir cuándo es bueno que los demás vean y cuándo es mejor que no vean.(6)
QUISIERA
CONVERTIRME, SEÑOR
De la tibieza de mi
vida:
digo creer en Ti no
siempre vivo en Ti y contigo
Hablo y
frecuentemente son palabras sin sentido
no vienen desde Ti y,
muchas veces, no son para Ti.
QUISIERA
CONVERTIRME, SEÑOR
De mis falsas seguridades:
espero en Ti pero me
fío de mis propias fuerzas
no siempre te sirvo
en lo que hago
y, algunas veces, soy
yo el que me busco en todo ello.
QUISIERA
CONVERTIRME, SEÑOR
De mi mis soledades y
angustias
por haberme alejado
del costado de tu compañía
Porque, uno de mis
pecados, es mi deseo de ser libre
Libre sin más
barreras que mi propia libertad
Libre sin más
condicionantes que mi propia moral
Libre sin más
dignidad que todo lo que considero bueno para mí
QUISIERA
CONVERTIRME, SEÑOR
De mi incomunicación
con todo lo divino
Mi oración, rápida,
rutinaria y distraída
Mi caridad,
oportunista, vanidosa y selectiva
Mi vida, fácil,
consumista y sin brújula cristiana
Mis caminos,
tortuosos y estériles, placenteros y a la carta
QUISIERA
CONVERTIRME, SEÑOR
Desde mi corazón,
para que Tú, lo hagas tuyo
Desde mi alma, para
que en ella, tu tengas la mejor parte
Desde mis entrañas,
para que por ellas,
salga a la luz que
sólo Tú, y solo Tú, eres quien reina en mi vida
QUISIERA
CONVERTIRME, SEÑOR
Ayúdame, Señor, a
buscarte en el silencio
Ayúdame, Señor, a
descubrirte en el necesitado
Ayúdame, Señor, a
contemplarte en las maravillas del mundo
Ayúdame, Señor, a no
perderme en las excusas de cada día
en los senderos
fáciles y de bajo precio.
Sólo Tú, Señor,
tienes palabras de Vida Eterna
Sólo Tú, Señor, eres
capaz de darme fuerzas
para vencer y salir
victorioso de la tentación de cada jornada
Amén
Nos encomendamos a María nuestra Madre celestial y le pedimos que nos ayude a vivir esta Cuaresma con todas nuestras fuerzas, con todas nuestras mentes, y con todos nuestros corazones para que nos conduzca a vivir plenamente la próxima Pascua de Resurrección.
-Francisco Mensaje de Cuaresma 2019
1-4 Padre Raniero Cantalamessa 1a.Med-Cuaresma 2019
5.-S. Juan de la Cruz Máximas 20-21.
6.-Padre Raniero Cantalamesa 1a.Med.Cuaresma 2019.
7.-Padre Javier Leoz Oraciones para Cuaresma.
JMP+