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martes, 9 de julio de 2013

JORNADA DE LOS SEMINARISTAS, NOVICIOS, NOVICIAS Y DE CUANTOS ESTÁN EN CAMINO VOCACIONAL - EL ROL DE LOS FORMADORES AL SERVICIO DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN ROMA. EVENTOS AÑO DE LA FE.


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JORNADA DE LOS SEMINARISTAS, NOVICIOS, NOVICIAS Y DE CUANTOS EST´NA EN CAMINO VOCACIONAL

EVENTOS DEL AÑO DE LA FE


EL ROL DE LOS FORMADORES AL SERVICIO DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
ROMA

ES

6 DE JULIO, 09.00 A.M. AULA MAGNA DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA LATERANENSE, PIAZZA SAN GIOVANNI IN LATERANO, 4


El reciente Sínodo sobre la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana ha subrayado que “los seminarios deberían considerar la nueva evangelización como punto focal” para aunar los elementos fundamentales del proceso formativo (Proposición 49). En sintonía con esta afirmación, tenemos el gusto de invitarlo/a al Convenio sobre El rol de los formadores al servicio de la nueva evangelización que se llevará a cabo el día 6 de julio de 2013, a las 9:00 a.m., en la Aula Magna de la Universidad Pontificia Lateranense (Piazza San Giovanni in Laterano, 4). El ponente será S.E.R. Mons. Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Conejo para la promoción de la Nueva Evangelización.

Este evento es una iniciativa asociada a la Peregrinación a la Tumba de Pedro de los Seminaristas, novicios, novicias y de cuantos están en camino vocacional (4-7 julio de 2013) que se realizará en el marco de las celebraciones del Año de la Fe. 






Papa a los seminaristas y novicias: "No podemos seguir a Jesús a tiempo parcial"

2013-07-08 18:42:32 

Papa a los seminaristas y novicias: "No podemos seguir a Jesús a tiempo parcial"
(en caso dificultad para ver video click link)

























































Fiesta de Vocaciones con Papa Francisco

REFLEXIONES EN FRONTERA

jesuita Guillermo Ortiz

(RV).-
 Se vivía un ambiente de verdadera fiesta juvenil con intensos y profundos testimonios, con exhortaciones y cantos, pero cuando entró Papa Francisco al aula Pablo VI repleta de seminaristas, novicios y novicias, estalló.

Sin embargo Francisco inició diciendo: Escuche que todos ustedes quieren dar la vida para siempre a Cristo. Uds. ahora aplauden y hacen fiesta porque están en luna miel ¿pero qué pasará después, en la cultura de lo provisorio? La cultura de lo provisorio es peligrosa porque uno no se juega la vida de una vez para siempre. Me hago sacerdote o religiosa por un tiempo… Esto no nos hace bien. Una elección definitiva es muy difícil hoy. Somos víctimas de esta cultura de lo provisorio. Quiero que Uds. se pregunten: ¿Cómo puedo ser libre de esta cultura de lo provisorio?

Tenemos que aprender a cerrar la puerta de nuestra celda interior. Un buen sacerdote le decía a la Virgen: Esta tarde Señora la promesa es sincera, pero por las dudas no dejas la llave afuera. Tenemos que aprender a cerrar la puerta desde adentro. Tomarse tiempo sí. Y cuando me siento seguro, en Jesús, cierro la puerta.

El Obispo de Roma dijo también, entre otras cosas: La palabra que quiero decirles es alegría, la alegría de la frescura, la alegría que da el Espíritu Santo; la alegría contagiosa de responder a la llamada de Jesús, viviendo la consagración que lleva a la fecundidad; a la paternidad y la maternidad. Esta es la belleza y la alegría de la consagración.

La fiesta de estos jóvenes continúa con la Eucaristía del domingo 7, en San Pedro, con Papa Francisco, en el Año de la Fe.



PAPA FRANCISCO: SIN MIEDO, HUMILDES Y ALEGRES; TESTIGOS DEL EVANGELIO

Ciudad del Vaticano, 9 de julio 2013 (VIS).- El Papa encontró el sábado por la tarde en el aula Pablo VI a los seminaristas, novicias y novicios, todos ellos jóvenes en el camino de la vocación, que celebraban una verdadera fiesta por el Año de la Fe. 

Entre profundos testimonios, música y un ambiente alegre los jóvenes esperaron la llegada del Santo Padre que nada más entrar causó un gran revuelo de aplausos. “Ahora aplaudís, hacéis fiesta, porque es el momento de la luna de miel –dijo el Papa- pero cuando termine la luna de miel, ¿qué pasa?. He escuchado a un seminarista que decía que él quería servir a Cristo durante diez años, y luego pensaría comenzar otra vida…¡Esto es peligroso!. Escuchad bien: todos nosotros, incluso los más viejos, estamos bajo la presión de esta cultura de lo provisional; y esto es peligroso, porque uno no se juega la vida una vez para siempre. Yo me caso hasta que dure el amor; yo me hago monja, pero por un tiempecito, un poquito de tiempo y luego ya veré; yo me hago seminarista para ser cura, pero no se como terminará la historia.

¡Esto no va con Jesús!...Una elección definitiva hoy es muy difícil. En mi época era más fácil, porque la cultura ayudaba a tomar decisiones definitivas tanto en la vida matrimonial, en la vida consagrada o en la vida sacerdotal. Pero en esta época no es fácil tomar una decisión definitiva. Somos víctimas de esta cultura provisional”.

“Me gustaría –les ha dicho- que pensarais en esto: ¿cómo puedo ser libre de esta cultura de lo provisional? Tenemos que aprender a cerrar la puerta de nuestra celda desde dentro, desde el interior… cuando uno deja la llave siempre fuera, por lo que puede pasar ... No funciona. ¡Tenemos que aprender a cerrar la puerta desde el interior! Y si no estoy segura, si no estoy seguro, pienso, me tomo un tiempo, y cuando me siento seguro, en Jesús, por supuesto, porque sin Jesús, ¡nadie está a salvo! - cierro la puerta. ¿Entendéis esto?, ¿lo qué es la cultura de la provisional?”.

El Santo Padre ha recordado a los presentes que siempre, donde hay consagrados, seminaristas, religiosas, religiosos y jóvenes, siempre hay alegría. Pero ¿de dónde nace esa alegría? –ha preguntado el Papa-. ¿De salir los sábados a bailar con los antiguos compañeros, de las cosas que se tienen o de las experiencias extremas?. 

El pontífice ha hecho un paréntesis y ha pedido a los jóvenes que en el momento de comprar cosas (teléfonos, motos o coches, que ha asegurado son necesarios) dejen a un lado la ostentosidad, elijan cosas más humildes y piensen en la cantidad de niños que mueren de hambre.

“La verdadera alegría –ha continuado- no está en las cosas. Nace del encuentro, de las relaciones con los demás, nace del sentirse aceptado, comprendido, amado y del aceptar, comprender y amar, y esto no por el interés de un momento… La alegría nace de la gratificación de un encuentro, es sentirse decir: tú eres importante para mi, no necesariamente con palabras. Esto es precioso, y es justo esto lo que Dios nos hace entender”.

“La alegría, la verdadera, se contagia y te hace seguir hacia delante. Sin embargo, cuando te encuentras con un seminarista demasiado serio, demasiado triste o una novicia así, tú piensas: ¡aquí hay algo que no funciona!. Falta la alegría del Señor…No hay santidad en la tristeza. Santa Teresa decía: ¡Un santo triste es un triste santo!...Así que por favor: ¡nada de monjas ni curas con la cara de guindilla en vinagreta!”.

El Papa Francisco ha reiterado que “la raíz de la tristeza en la vida pastoral radica en la falta de paternidad y maternidad, que viene del vivir mal esta consagración, que en su lugar, nos debe llevar a la fecundidad. No se puede pensar en un sacerdote o en una monja que no sean fecundos: ¡esto no es católico!. La belleza de la consagración: es la alegría, alegría ...”.

Para ser testigos alegres del Evangelio –ha proseguido- hay que ser auténticos y coherentes. Y esta es otra palabra que quiero deciros: la autenticidad. Jesús bastoneaba a los hipócritas: hipócritas, los que piensan “por los bajines”, y los que tienen - por decirlo claramente – una doble cara… Esta es una responsabilidad primordial sobre todos de los adultos, de los formadores. Es de vosotros, formadores que estáis aquí: dar un ejemplo de coherencia a los jóvenes. ¿Queremos jóvenes coherentes?. ¡Seamos nosotros coherentes! Por el contrario, el Señor nos dirá lo que decía de los fariseos al pueblo de Dios: "¡Haced lo que dicen, pero no lo que hacen!" ¡Coherencia y autenticidad!”.

El Santo Padre ha aconsejado a los jóvenes ser trasparentes con sus confesores y contarles todo sin miedo, ya que esta transparencia les hará humildes. “Decid la verdad sin ocultar, sin medias palabras porque estáis hablando con Jesús en la persona del confesor. Y Jesús sabe la verdad. ¡Sólo Él te perdona siempre!”.

El Papa no ha olvidado subrayar que para edificar la vocación hacen falta cuatro pilares: vida espiritual, vida intelectual, vida apostólica y vida comunitaria. Aquí el Santo Padre ha acentuado el problema que nace de la vida comunitaria: los cotilleos. “Detrás de los cotilleos están las envidias, los celos, las ambiciones”. 

Francisco ha recordado que “¡no hablar mal de los demás es un precioso camino hacia la santidad!”, y ha recomendado a su vez la importancia de tener amigos que nos ayuden a no caer en el aislamiento ni en la disipación porque “una religiosa o religioso no puede ser una isla, sino una persona siempre disponible al encuentro”.

Papa Francisco ha reconocido querer una iglesia más misionera y no tan tranquila y ha pedido a los jóvenes presentes de no aprender del deporte que los viejos como él practican a menudo: ¡el deporte de las quejas!. Sed positivos, cultivad la vida espiritual…encontrad personas, sobre todo las despreciadas y perjudicadas. No tengáis miedo de salir e ir a contracorriente. Sed contemplativos y misioneros. Tened siempre a la Virgen con vosotros, rezad el Rosario…¡No dejadlo! Tened siempre a la Virgen con vosotros en vuestra casa, como la tenía el Apóstol Juan. Que Ella os acompañe y os proteja”. El Santo Padre les ha pedido que recen por él “también yo necesito oraciones, porque soy un pobre pecador, pero seguimos hacia delante”.


Al final, todos los presentes se dirigieron a la Basílica de San Pedro en procesión hasta los Jardines Vaticanos.



El Papa a los seminaristas: "No tengáis miedo de la ternura de Dios"

2013-07-08 18:33:00  


El Papa a los seminaristas: "No tengáis miedo de la ternura de Dios"
(caso dificultad para ver video clik link)


DICE EL PAPA A LOS JÓVENES EN CAMINO VOCACIONAL

NUESTRA MISIÓN ES ENCONTRAR AL SEÑOR QUE NOS CONSUELA E IR A CONSOLAR AL PUEBLO DE DIOS

Ciudad del Vaticano, 7 de julio 2013 (VIS).-La alegría del consuelo, la Cruz y la oración han sido los puntos de referencia de la misión cristiana que el Papa Francisco ha propuesto a los jóvenes seminaristas, novicios y novicias de todo el mundo que han participado esta mañana en la santa misa celebrada en la basílica de San Pedro. Ofrecemos a continuación una amplia síntesis de la homilía pronunciada por el Santo Padre.

“Ustedes son seminaristas, novicios y novicias, jóvenes en el camino vocacional, provenientes de todas las partes del mundo: ¡representan a la juventud de la Iglesia! Si la Iglesia es la Esposa de Cristo, en cierto sentido ustedes constituyen el momento del noviazgo, la primavera de la vocación, la estación del descubrimiento...en la que se ponen las bases para el futuro...Hoy la palabra de Dios nos habla de la misión...¿Cuáles son los puntos de referencia de la misión cristiana? Las lecturas que hemos escuchado nos sugieren tres: la alegría de la consolación, la cruz y la oración”.

“El primer elemento: la alegría de la consolación. El profeta Isaías se dirige a un pueblo que ha atravesado el periodo oscuro del exilio, ha sufrido una prueba muy dura; pero ahora, para Jerusalén, ha llegado el tiempo de la consolación; la tristeza y el miedo deben dejar paso a la alegría: ...¿Cuál es el motivo de esta invitación a la alegría? Porque el Señor hará derivar hacia la santa Ciudad y sus habitantes un "torrente" de consolación...un torrente de ternura materna: "Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán". Como la mamá pone al niño sobre sus rodillas y lo acaricia, así el Señor hará con nosotros y hace con nosotros. Éste es el torrente de ternura que nos da tanta consolación.... 

Todo cristiano, y sobre todo nosotros, estamos llamados a ser portadores de este mensaje de esperanza que da serenidad y alegría: la consolación de Dios, su ternura para con todos. Pero sólo podremos ser portadores si nosotros experimentamos antes la alegría de ser consolados por Él, de ser amados por Él. Esto es importante para que nuestra misión sea fecunda: sentir la consolación de Dios y transmitirla. A veces me he encontrado con personas consagradas que tienen miedo a la consolación de Dios, y… pobres, se atormentan, porque tienen miedo a esta ternura de Dios. 

Pero no tengan miedo...No tengan miedo de la consolación del Señor... Encontrar al Señor que nos consuela e ir a consolar al pueblo de Dios, ésta es la misión. La gente de hoy tiene necesidad ciertamente de palabras, pero sobre todo tiene necesidad de que demos testimonio de la misericordia, la ternura del Señor, que enardece el corazón, despierta la esperanza, atrae hacia el bien. ¡La alegría de llevar la consolación de Dios!”

“El segundo punto de referencia de la misión es la cruz de Cristo. San Pablo, escribiendo a los Gálatas, dice: "Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo"... 

En su ministerio, Pablo ha experimentado el sufrimiento, la debilidad y la derrota, pero también la alegría y la consolación. He aquí el misterio pascual de Jesús: misterio de muerte y resurrección... En la hora de la oscuridad, en la hora de la prueba está ya presente y activa el alba de la luz y de la salvación. ¡El misterio pascual es el corazón palpitante de la misión de la Iglesia! Y si permanecemos dentro de este misterio, estamos a salvo tanto de una visión mundana y triunfalista de la misión, como del desánimo que puede nacer ante las pruebas y los fracasos. La fecundidad pastoral, la fecundidad del anuncio del Evangelio no procede ni del éxito ni del fracaso según los criterios de valoración humana, sino de conformarse con la lógica de la Cruz de Jesús, que es la lógica del salir de sí mismos y darse, la lógica del amor. 

Es la Cruz –siempre la Cruz con Cristo, porque a veces nos ofrecen la cruz sin Cristo: ésa no sirve...Y desde la Cruz, acto supremo de misericordia y de amor, renacemos como "criatura nueva".”

“Finalmente, el tercer elemento: la oración. En el Evangelio hemos escuchado: "Rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies". Los obreros para la mies no son elegidos mediante campañas publicitarias o llamadas al servicio de la generosidad, sino que son "elegidos" y "mandados" por Dios. Él es quien elige, Él es quien manda... Él es quien encomienda la misión. 

Por eso es importante la oración. La Iglesia, nos ha repetido Benedicto XVI, no es nuestra, sino de Dios; ¡y cuántas veces nosotros, los consagrados, pensamos que es nuestra! La convertimos… en lo que se nos ocurre. Pero no es nuestra, es de Dios. El campo a cultivar es suyo. Así pues, la misión es sobre todo gracia. .. Y si el apóstol es fruto de la oración, encontrará en ella la luz y la fuerza de su acción”.

“Queridos seminaristas, queridas novicias y queridos novicios, queridos jóvenes en el camino vocacional...Óiganlo bien: "la evangelización se hace de rodillas". ¡Sean siempre hombres y mujeres de oración! Sin la relación constante con Dios la misión se convierte en función. Pero, ¿en qué trabajas tú? ¿Eres sastre, cocinera, sacerdote, trabajas como sacerdote, trabajas como religiosa? No. No es un oficio, es otra cosa. El riesgo del activismo, de confiar demasiado en las estructuras, está siempre al acecho. Si miramos a Jesús, vemos que la víspera de cada decisión y acontecimiento importante, se recogía en oración intensa y prolongada. Cultivemos la dimensión contemplativa, incluso en la vorágine de los compromisos más urgentes y duros. Cuanto más les llame la misión a ir a las periferias existenciales, más unido ha de estar su corazón a Cristo, lleno de misericordia y de amor. ¡Aquí reside el secreto de la fecundidad pastoral, de la fecundidad de un discípulo del Señor!”.

“Jesús manda a los suyos sin "talega, ni alforja, ni sandalias" . La difusión del Evangelio no está asegurada ni por el número de personas, ni por el prestigio de la institución, ni por la cantidad de recursos disponibles. Lo que cuenta es estar imbuidos del amor de Cristo, dejarse conducir por el Espíritu Santo, e injertar la propia vida en el árbol de la vida, que es la Cruz del Señor”.

“Con gran confianza les pongo bajo la intercesión de María Santísima. Ella es la Madre que nos ayuda a tomar las decisiones definitivas con libertad, sin miedo. Que Ella les ayude a dar testimonio de la alegría de la consolación de Dios, sin tener miedo a la alegría; que Ella les ayude a conformarse con la lógica de amor de la Cruz, a crecer en una unión cada vez más intensa con el Señor en la oración. ¡Así su vida será rica y fecunda!”.




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