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sábado, 1 de marzo de 2014

CUARESMA. CAMINO DE SANACIÓN. PERDÓN - RECONCILIACIÓN - PAZ

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> CUARESMA - CAMINO DE SANACIÓN <


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TIEMPO DE PREPARACIÓN –  
DE  CONVERSIÓN (RENOVACIÓN).
PERDÓN Y RECONCILIACIÓN.




Con la Cuaresma comenzamos la preparación de la Pascua de Resurrección. Cuaresma significa cuarenta y se aplica a los 40 días de preparación a la Pascua.

Tenemos que recorrer estos cuarenta días siguiendo el camino de Jesús, uniéndonos fuertemente en su recorrido hacia la Pasión y Resurrección.


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En estas reflexiones no nos vamos a detener a analizar los medios que nos propone la Iglesia: el ayuno, la oración y la caridad.


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Vamos a profundizar juntos sobre la interpelación que formula Jesús cuando anuncia la Buena Noticia de Dios: “Ya ha llegado el tiempo. El Reino de Dios está cerca CONVIERTANSE Y CREAN EN LA BUENA NUEVA –EL EVANGELIO--“ (Mc 1, 14-15) (Mt 4, 17).

Cuando el sacerdote el miércoles de Ceniza marca con una cruz la frente de los fieles les hace la siguiente interpelación “Conviértete y cree en el Evangelio”.


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Es una invitación esencialmente a la CONVERSIÓN. Por eso la CUARESMA es esencialmente tiempo de PREPARACIÓN – de CONVERSIÓN (RENOVACIÓN).

PERDÓN Y RECONCILIACIÓN  son condiciones necesarias para llegar a vivir una verdadera Pascua de Resurrección.

Esta invitación es Jesús mismo quien nos la formula. Recordemos que luego sube a la montaña para predicar el Sermón de la Montaña que constituye  su autorretrato y nos señala un verdadero plan de vida.



En este itinerario cuaresmal no podemos olvidarnos de vivirlo con ALEGRÍA Y ESPERANZA.

Sunshine at the Falls - Kris MrBlackSon

Es necesario “caminar con esperanza”. Recorrer este camino cuaresmal tiene sus exigencias pero es necesario dijimos transitarlo “con alegría” y tratando que la “renovación interior” se traduzca en decisiones concretas en mi relación con Dios y con los hermanos.


Photo: PROVA TEST LUCA LUPPO
Prova-Test - Luca Luppo

Juan Pablo II en su carta apostólica “Al comienzo del nuevo milenio” («Novo millennio ineunte», 1) -con las palabras que Jesús anima a los primeros discípulos a echar las redes para una pesca que sería milagrosa. Dice a Pedro: «Duc in altum – Remar mar adentro» (Lucas 5, 4). «Pedro y los primeros compañeros se fiaron de las palabras de Cristo, y echaron las redes»- nos hacía una invitación que constituye un punto clave.






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Se trata del pasaje del evangelio de San Lucas cuando Jesús predicaba a la multitud desde la barca de Simón Pedro, (recuerdan que no habían podido pescar nada) y dijo al apóstol: “remad mar adentro y echad las redes para pescar”.


«Duc in altum!» La llamada de Cristo resulta especialmente actual en nuestro tiempo, en el que una difusa manera de pensar propicia la falta de esfuerzo personal ante las dificultades. 



Hoy este llamado es también para nosotros. En efecto, este desafío, remar mar adentro, adentrarse a la inmensidad del mar, sin miedos sin temores.



De igual modo es necesario que también, con esa confianza, penetremos en nuestro mar, en nuestro mundo interior y en nuestro mundo temporal, en lo ordinario, en lo cotidiano, sin miedos y echar la redes, la pesca si la hacemos de cara al Señor, siguiendo al Señor, por Él y en Él, será abundante, será muy rica en primer lugar porque los frutos de la conversión se reflejarán en una vida de Gracia consciente, creciente y en segundo lugar porque esa Gracia tiene que ser difundida, y, por ende, enriquecerá  a todos los nos rodean.


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  Magic Light - Mihai Florea

Más aún, cuando Jesús les dice a sus discípulos “Mirad que subimos a Jerusalén” los invita a recorrer junto a Él el camino que partiendo desde Galilea conduce hasta el lugar donde se consumará su misión redentora. Este camino a Jerusalén, viene a ser como la culminación de su camino terreno, tiene que ser para nosotros el modelo de vida comprometernos a seguir al Maestro en el camino de la Cruz.(Mc 10. 32-34).



My Verse - John Fowler

“Como vemos, «Y Jesús iba delante de ellos...» (Mc 10,32). También en este momento Jesús camina delante de nosotros. Él siempre está por delante de nosotros. Él nos precede y nos abre el camino... Y esta es nuestra confianza y nuestra alegría: ser discípulos suyos, estar con él, caminar tras él, seguirlo...


Photo: PAREJA CAMINA EN MAR/ VISTA SOL


«Jesús caminaba...». Nos llama la atención esto en los evangelios: Jesús camina mucho e instruye a los suyos a lo largo del camino. Esto es importante. Jesús no ha venido a enseñar una filosofía, una ideología..., sino una «vía», una senda para recorrerla con él, y la senda se aprende haciéndola, caminando. Sí, queridos hermanos, esta es nuestra alegría: caminar con Jesús.

Y esto no es fácil, no es cómodo, porque la vía escogida por Jesús es la vía de la cruz. Mientras van de camino, él habla a sus discípulos de lo que le sucederá en Jerusalén: anuncia su pasión, muerte y resurrección. Y ellos se quedan «sorprendidos» y «asustados».

Sorprendidos, cierto, porque para ellos subir a Jerusalén significaba participar en el triunfo del Mesías, en su victoria, como se ve luego en la petición de Santiago y Juan; y asustados por lo que Jesús habría tenido que sufrir, y que también ellos corrían el riesgo de padecer.


Photo: JESUS CRUCIFICADO


Photo: CRUXIFIXION MONTE CALVARIO

A diferencia de los discípulos de entonces, nosotros sabemos que Jesús ha vencido, y no deberíamos tener miedo de la cruz, sino que, más bien, en la Cruz tenemos nuestra esperanza. No obstante, también nosotros somos humanos, pecadores, y estamos expuestos a la tentación de pensar según el modo de los hombres y no de Dios”. (Homilía del Papa Francisco – Consistorio para la Creación Nuevos Cardenales- 22-feb-2014).

Nosotros también tenemos que “subir a Jerusalén” más aún en esta Cuaresma que es una oportunidad propicia para una profunda revisión de vida.



Into the forest / In den Wald - Ody on the Mont


Ahora cómo vamos a responder a esta llamada a la conversión que nos formula  Jesús en esta Cuaresma? Cómo vamos a realizar un cambio de vida? Una renovación?...

El proceso de evangelización que se inicia con la respuesta libre y personal que hacemos al ANUNCIO (kerygma) que cada uno recibe en cualquier momento de su vida y que continúa con un cambio de vida: la CONVERSIÓN (metanoia) QUE LUEGO SE VÁ A TRADUCIR EN LA ADHESIÓN VITAL A LOS SIGNOS: SACRAMENTOS . EUCARISTÍA (koinonia) Acción de Gracias y, finalmente, se concretará en el APOSTOLADO – ENVÍO, nunca acaba, dura hasta el último momento de nuestra vida terrena. 

Por eso la conversión de vida es permanente no acaba nunca mientras peregrinemos a la Casa del Padre.


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En este proceso de Conversión, que significa: cambio de actitud; cambio de vida, tiene que ser constante, esto es diaria.

Conversión que va a ser el resultado de una actitud de parte nuestra de permanente APERTURA. Es decir, es necesario abrir el corazón. Es necesario el encuentro consigo mismo. Dice San Agustín: “que te conozca a ti y me conozca a mi”. Y esto lo tenemos que hacer sin miedos, con valentía y sinceridad, ver nuestros fallos y las gracias recibidas y proponernos rectificar los fallos.

Es necesario también el PERDÓN y la RECONCILIACIÓN CON Dios Padre a través de su Hijo Jesucristo y con los hermanos.

Es decir este proceso se da en tres planos:

*consigo mismo,
*con Dios,
*con los hermanos.

En esta Cuaresma algo tiene que pasar en nuestro interior. No nos puede pasar por arriba. Algo en nosotros tiene que cambiar. Algo tiene que morir.

Tenemos que luchar firmemente para que el hombre viejo no vuelva.. Ese hombre viejo al que nunca acabamos de eliminar de nuestra vida, para que surja el hombre nuevo.


Photo: HIJO PRODIGO -2-

En esto tenemos que sentir la necesidad de volver de nuevo a la Casa del Padre como el hijo pródigo pedir perdón ahí se manifestará  el amor de Jesús y su infinita misericordia.


Atardecer Lago Calafquén - Patricio Gimenez Barrios


En esta necesidad de revisión de vida de encontrarse con uno mismo, es necesario también ser definitivamente MISERICORDIOSOS CON NOSOTROS MISMOS Y CON NUESTRAS SOMBRAS, tal vez es la tarea más difícil de nuestra vida.


Photo: FONDO LINKEDIN AGUJERO NEGRO CREDITO NASA

RECONCILIARSE CONSIGO MISMO que significa:

*hacer las paces consigo
*conciliar definitivamente esa pelea entre nuestros pensamientos y deseos
*pacificar el alma dividida
*aprender a besar con misericordia todo lo que hay dentro de uno.


RECONCILIARSE CONSIGO MISMO, es también:

*reconciliarse con la propia historia
*decir sí a nuestra vida tal como se ha dado, saber decir sí:

> a mis padres
> a mi educación
> a mi carácter, tal como me ha sido dado,
> a mi esposa (por qué ésta y no otra)
> a mi familia ( “     “      “      “         )

Es necesario comprender que no podemos vivir interiormente divididos. Descontentos de nosotros mismos y de todos. No podemos hacer de nuestra vida una continua PROTESTA. Estar pensando cómo nos gustaría ser.

Por eso RECONCILIARSE CONSIGO MISMO es también ACABAR con las COMPARACIONES. Y esto porque mucha gente es incapaz de sentirse a sí mismo tal cual es, solo se siente cuando se compara con alguien.




RECONCILIARSE CONSIGO MISMO, es también RECONCILIARSE CON LAS HERIDAS DEL PASADO.

Si existen estas heridas y las eludimos de nuestra revisión  interior que –como dijimos- tiene que ser valiente-sincera-humilde, estamos condenados a trasladar las heridas recibidas a los demás, o a herirnos a nosotros mismos una y otra vez creando un círculo vicioso.

No podemos reconciliarnos si reprimimos las heridas. Tenemos que hacernos amigos de ellas, besarlas portarse bien con ellas y entonces vamos a poder convertirlas en frutos de vida.

Tenemos que comprender que sin la experiencia TERAPÉUTICA DEL PERDÓN A SÍ MISMO NO HAY VIDA HUMANA SANA y que RECONCILIARSE CONSIGO MISMO, CON  LA PROPIA SOMBRA ES EL CAMINO DE “SANACIÓN-SALVACIÓN PERSONAL Y CONDICIÓN DE CONVIVENCIA.
(El Perdón y la Reconciliación en la Eucaristía.  Luis Rubio Moran, Sac.Op. Évora 1999)



 Winter Foster - thequietguy
Don't look back to days of yesteryear, You cannot live in the past, Don´t back - Don't Look Back, 
 by Jhon Lee Hooker

Lose Hill along the Great Ridge - Chris Eccles


En  este proceso de conversión que, como dijimos, tiene que empezar en nuestro interior, hay también FACTORES EXTERNOS que los obstaculizan y oscurecen.


Es la realidad del hoy y aquí en la que estamos inmersos. Realidad que muchas veces nos juega en contra. Que a veces afecta nuestra vida espiritual y va como minando nuestra esperanza.

Cascada -Explore - Susana Maldonado

Recuerdo en este momento una reflexión que hizo nuestro querido Card. Bergoglio al cierre del Encuentro de Catequésis (marzo 2001) en ocasión de la fiesta de la Transfiguración de Jesús.

Como es de costumbre puso algunos ejemplos en este caso de tres personajes para caracterizar tres opciones: Abraham, Pablo y Jesús.

“Refiriéndose a Abraham, decía que este hombre creyó en el Señor y el Señor lo gratificó. Es nuestro Padre en la fe y nos enseñó como creer. Rescatemos en esta Cuaresma la figura de este hombre y su ofrenda. La puso sobre el altar de sacrificio a la espera que Dios la aceptara, pero pasaba el tiempo y no pasaba nada y cuando los BUITRES  se tiraron para robarle las prendas estremece verlo a este hombre de 100 años espantando los buitres a palazos limpios”.

“No importa la edad, nuestra filiación la defendemos como Abraham a palazos limpios si hay buitres que obstaculizan nuestra filiación cristiana”.

“Lo dice San Pablo, lo repite casi llorando “hay muchos que se portan como enemigos de la cruz de Cristo, su Dios es ESTAR BIEN, su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza y no aprecian sino las cosas de la tierra, son los que viven para pasarla bien”.

“No nos dejemos tentar por el desaliento, ni menos por seguir la corriente. En las cosas de Dios muchas veces tenemos que remar contra corriente. Y son a veces esas propuestas las que nos formula la realidad en que estamos inmersos contra las que tenemos que luchar”.

“La primera propuesta es: “mirá, acá no pasa nada, deja de defender y luchar por esto y viví como cualquiera. Es imposible ir contra la corrupción, (ir contra las trenzas, las roscas y las mafias, los negociados). Esto es un poco cambalache da lo mismo ser”….

“La segunda es: aprovecha las cosas de la tierra, olvídate de la Cruz de Cristo, es TU  gloria, pasala bien, hace la tuya. Es privilegiar el tener al ser. Vos valés según cuanto tenés, no importa cómo; son los que buscan como acomodarse; y así el servicio pasa a ser egoísta; aprovecha ahora que estás bien ubicado, continúa diciendo Bergoglio.

“Es la civilización de la COIMA”. La CORRUPCIÓN o como lo señala actualmente -como Papa Francisco- “la cultura del descarte”.(Recordemos que esto lo reiteraba continuamente cuando era Card.Arz. de Bs.As.).

“Pero cuidado, también a veces está la coima a tu fe y esto por ejemplo se da cuando no tenemos ganas de rezar y alabar a Dios sino de pasarla bien. Agrego: cuando rehusamos sacrificarnos por los míos; en realidad todos de alguna manera somos víctimas de esta coima. En nuestro camino de conversión tenemos que enfrentar todo esto con valentía.”

“La tercer persona es Jesús:  con quien tenemos que identificarnos y seguirlo. Él es quien nos llama a defender nuestra fe a no comportarnos como enemigos de Cristo.



Alpes Martimes Hiver - Giles Couturier


En su Mensaje para la Cuaresma 2014 Francisco nos propone  algunas reflexiones, a fin de que nos sirvan para el camino personal y comunitario de conversión.

Comienza recordando las palabras de san Pablo: «Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza» (2 Cor 8, 9).

El Apóstol se dirige a los cristianos de Corinto para alentarlos a ser generosos y ayudar a los fieles de Jerusalén que pasan necesidad. ¿Qué nos dicen, a los cristianos de hoy, estas palabras de san Pablo? ¿Qué nos dice hoy, a nosotros, la invitación a la pobreza, a una vida pobre en sentido evangélico?

Ante todo, nos dicen cuál es el estilo de Dios. Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: «Siendo rico, se hizo pobre por vosotros…»…. La finalidad de Jesús al hacerse pobre no es la pobreza en sí misma, sino —dice san Pablo— «…para enriqueceros con su pobreza».

¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece? Es precisamente su modo de amarnos, de estar cerca de nosotros, como el buen samaritano que se acerca a ese hombre que todos habían abandonado medio muerto al borde del camino (cfr. Lc 10, 25ss).


Photo: EL BUEN SAMARITANO

Podríamos pensar que este “camino” de la pobreza fue el de Jesús, mientras que nosotros, que venimos después de Él, podemos salvar el mundo con los medios humanos adecuados.

No es así. En toda época y en todo lugar, Dios sigue salvando a los hombres y salvando el mundo mediante la pobreza de Cristo, el cual se hace pobre en los Sacramentos, en la Palabra y en su Iglesia, que es un pueblo de pobres.


La riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y solamente a través de nuestra pobreza, personal y comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo”.( Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2014. 26 de diciembre de 2013).


The Mount Everest - Miloniro


Ahora bien, en este proceso de CONVERSIÓN  que es iniciativa de Dios, que comienza con el encuentro con uno mismo, sigue con el encuentro con Dios y con los hermanos, es necesaria -como decíamos más arriba- la experiencia del PERDÓN Y DE LA RECONCILIACIÓN.

Si bien PERDÓN y RECONCILIACIÓN SE CONFUNDEN E IDENTIFICAN, EXPRESAN REALIDADES DISTINTAS. Son procesos distintos.

Perdón y reconciliación expresan el aspecto CENTRAL Y ESENCIAL  del Mensaje de Cristo, su acción. Su muerte y resurrección.

En ambos estamos frente a la relación de Dios con los hombres y de los hombres con Dios.

La diferencia está dada porque en el PERDÓN  se trata de SUPRIMIR de esta relación el OBSTÁCULO que la destruye: el pecado - la ofensa - la transgresión - la culpa - el muro.

En cambio, la RECONCILIACIÓN  se centra en la REANUDACIÓN de la relación, en la READMISIÓN DEL PECADOR EN UNA NUEVA RELACIÓN.



TRAPPIST|1  f1-Versión Artística Exoplaneta f1- Similar tamaño tierra - 
Crédito NASA. JPLCaltech

Tanto el Perdón como la Reconciliación la experimentamos por iniciativa de Dios, por su acción previa incondicional.

Por eso nos hacemos capaces de remover esos obstáculos, esos muros que nos impiden la relación con los demás., incluso con los enemigos, y aún nos hace capaces de REANUDAR una nueva relación con ellos.

Por eso la Reconciliación es siempre GRACIA = don de Dios.

Pero si bien es iniciativa de Dios requiere la buena voluntad de aquel que decide abrir de nuevo su corazón al ofensor


Photo: THE DANCING LADY
     Aurora boreal

Es aquello que decía San Agustín:  ”Dios que te pudo crear sin ti, no puede salvarte sin ti”. Por eso la nueva situación creada por la Reconciliación es definida como PAZ.

En la CONVERSIÓN entonces  PERDÓN – RECONCILIACIÓN -  PAZ -  son como etapas de TODO EL PROCESO que se hace y manifiesta y desemboca en la COMUNIÓN EUCARÍSTICA.

PERDONAR solo es posible a quien es capaz de mirar en su pasado con sinceridad y autenticidad y encontrar momentos repetidos en que ha experimentado el perdón.

El que nunca ha conocido el perdón difícilmente pueda perdonar.

Ser perdonado produce un  sentimiento indescriptible. Un sentimiento como ningún otro, que no se da ni el amor-pasión, ni en las felicitaciones por un triunfo. Esta impresión es única.

Es indudable que un amor así no se compra y no se merece, SOLO DIOS ES CAPAZ DE AMAR ASÍ, de PERDONAR ASI: LA MISERICORDIA ES UN PRIVILEGIO.


Photo: Hijo pródigo - The prodigal son return father's home - Rembrandt
         Hijo pródigo - The prodigal son return father's home - Rembrandt


Nosotros únicamente podemos tratar de imitarle pero solo en la medida que nos revistamos de su misericordia “Sed misericordiosos como nuestro Padre es misericordioso” (Lc 6, 30).


Photo: TEMPESTA SONATA
  Tempesta sonata
Vemos entonces que PERDONAR es fruto de un largo proceso de maduración que necesita de nosotros muchos esfuerzos sobre todo cuando se trata de heridas profundas.


Ahora, hay un punto a partir del cual nos damos cuenta que no podemos avanzar por nuestros medios. Qué podemos hacer? tenemos el recurso de la ORACIÓN.

Photo: ORACION IVONE KLUIN
 Oración Ivone Kluin

Photo: LA CRUZ SIGNO DE LA VICTORIA DE CRISTO

Rezar no solo porque la oración por el ofensor-culpable es beneficioso para él y es lo que Jesús hizo incluso por sus verdugos, sino porque nos hace mejores a nosotros mismos. La oración es la herramienta que nos ayuda a instalarnos en la misericordia de Dios. Dice San Agustín: Recemos como si todo dependiera de Dios, trabajemos como si todo dependiera de nosotros". 
Cuando pidan algo en la oración crean que ya lo tienen y lo conseguirán.


Photo: 21 Feb 2014, Rome, Italy --- Pope Francis leads his first Way of The Cross " Via Crucis" at Romes' Colosseum, part of the Holy Week Celebrations. --- Image by © Alessandra Benedetti/Alessandra Benedetti/Corbis

El otro medio que Dios nos ha puesto a nuestro alcance es la CONFESIÓN.

Photo: HIJO PRODIGO -1-

No nos olvidemos de la parábola del hijo pródigo, de la figura del padre que espera y perdona. El Señor es el gran perdonador, jamás se cansa de perdonar.


Kjetil Palmquist-Southern Jeloy in Norway


Toda, absolutamente toda la peregrinación del corazón que constituye el proceso del perdón se encuentra perpetuamente reflejado en la Confesión y encuentra en ella su razón de ser y conclusión. Todo lo que hemos dicho hasta aquí se encuentra resumido en la Confesión.


Photo: FRANCISCO ABRAZA NIÑO

 “El Sacramento de la Reconciliación y el de la Unción de los enfermos, que pueden estar unidos bajo el nombre de “Sacramentos de sanación”. 

El sacramento de la reconciliación es un sacramento de sanación. Cuando yo voy a confesarme, es para sanarme: sanarme el alma, sanarme el corazón por algo que hice no está bien. 

El ícono bíblico que los representa mejor, en su profundo vínculo, es el episodio del perdón y de la curación del paralítico, donde el Señor Jesús se revela al mismo tiempo médico de las almas y de los cuerpos (Mc 2,1-12 / Mt 9,1-8; Lc 5,17-26).

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1- El Sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación – nosotros lo llamamos también de la Confesión - brota directamente del misterio pascual. En efecto, la misma tarde de Pascua el Señor se apareció a los discípulos, encerrados en el cenáculo, y luego de haberles dirigido el saludo “¡Paz a ustedes!”, sopló sobre ellos y les dijo: “Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen” (Jn. 20,21-23)

Este pasaje nos revela la dinámica más profunda que está contenida en este Sacramento. Sobre todo, el hecho que el perdón de nuestros pecados no es algo que podemos darnos nosotros mismos: yo no puedo decir: “Yo me perdono los pecados”; el perdón se pide, se pide a otro, y en la Confesión pedimos perdón a Jesús. 

El perdón no es fruto de nuestros esfuerzos, sino es un regalo, es don del Espíritu Santo, que nos colma de la abundancia de la misericordia y la gracia que brota incesantemente del corazón abierto del Cristo crucificado y resucitado.

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En segundo lugar, nos recuerda que sólo si nos dejamos reconciliar en el Señor Jesús con el Padre y con los hermanos podemos estar verdaderamente en paz. Y ésto lo hemos sentido todos, en el corazón, cuando vamos a confesarnos, con un peso en el alma, un poco de tristeza. Y cuando sentimos el perdón de Jesús, ¡estamos en paz! Con aquella paz del alma tan bella, que sólo Jesús puede dar, ¡sólo Él!


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2- En el tiempo, la celebración de este Sacramento ha pasado de una forma pública –porque al inicio se hacía públicamente– ha pasado de esta forma pública a aquella personal, a aquella forma reservada de la Confesión. 

Pero esto no debe hacer perder la matriz eclesial, que constituye el contexto vital. En efecto, es la comunidad cristiana el lugar en el cual se hace presente el Espíritu, el cual renueva los corazones en el amor de Dios y hace de todos los hermanos una sola cosa, en Cristo Jesús.

He aquí por qué no basta pedir perdón al Señor en la propia mente y en el propio corazón, sino que es necesario confesar humildemente y confiadamente los propios pecados al ministro de la Iglesia. 

En la celebración de este Sacramento, el sacerdote no representa solamente a Dios, sino a toda la comunidad, que se reconoce en la fragilidad de cada uno de sus miembros, que escucha conmovida su arrepentimiento, que se reconcilia con Él, que lo alienta y lo acompaña en el camino de conversión y de maduración humana y cristiana. Alguno puede decir: “Yo me confieso solamente con Dios”. Sí, tú puedes decir a Dios: “Perdóname”, y decirle tus pecados. Pero nuestros pecados son también contra nuestros hermanos, contra la Iglesia y por ello es necesario pedir perdón a la Iglesia y a los hermanos, en la persona del sacerdote.

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“Pero, padre, ¡me da vergüenza!”. También la vergüenza es buena, es ‘salud’ tener un poco de vergüenza. Porque cuando una persona no tiene vergüenza, en mi País decimos que es un ‘senza vergogna’ un ‘sinvergüenza’. 

La vergüenza también nos hace bien, nos hace más humildes. Y el sacerdote recibe con amor y con ternura esta confesión, y en nombre de Dios, perdona. 

También desde el punto de vista humano, para desahogarse, es bueno hablar con el hermano y decirle al sacerdote estas cosas, que pesan tanto en mi corazón: uno siente que se desahoga ante Dios, con la Iglesia y con el hermano. 

Por eso, no tengan miedo de la Confesión. Uno, cuando está en la fila para confesarse siente todas estas cosas – también la vergüenza – pero luego, cuando termina la confesión sale libre, grande, bello, perdonado, blanco, feliz. Y esto es lo hermoso de la Confesión.

Quisiera preguntarles, pero no respondan en voz alta ¿eh?, cada uno se responda en su corazón: ¿cuándo ha sido la última vez que te has confesado? Cada uno piense. ¿Dos días, dos semanas, dos años, veinte años, cuarenta años? 


Cada uno haga la cuenta, y cada uno se diga a sí mismo: ¿cuándo ha sido la última vez que yo me he confesado? Y si ha pasado mucho tiempo, ¡no pierdas ni un día más! Ve hacia delante, que el sacerdote será bueno. 

Está Jesús, allí, ¿eh? Y Jesús es más bueno que los curas, y Jesús te recibe. Te recibe con tanto amor. Sé valiente, y adelante con la Confesión.

Queridos amigos, celebrar el Sacramento de la Reconciliación significa estar envueltos en un abrazo afectuoso: es el abrazo de la infinita misericordia del Padre. 


Audiencia General 25-3-2015


Recordemos aquella bella, bella Parábola del hijo que se fue de casa con el dinero de su herencia, despilfarró todo el dinero y luego, cuando ya no tenía nada, decidió regresar a casa, pero no como hijo, sino como siervo.


Photo: HIJO PRODIGO -3-
  Hijo pródigo regresa a la casa del padre

Tanta culpa había en su corazón, y tanta vergüenza. Y la sorpresa fue que cuando comenzó a hablar y a pedir perdón, el Padre no lo dejó hablar: ¡lo abrazó, lo besó e hizo una fiesta! Y yo les digo, ¿eh? ¡Cada vez que nos confesamos, Dios nos abraza, Dios hace fiesta! Vayamos adelante por este camino.(Audiencia General 19 de febrero 2014).

Por último, en esta Cuaresma tenemos que esforzarnos en la realización de GESTOS CONCRETOS sin ir a aquello que deslumbre, gestos sencillos en lo cotidiano, en mi trabajo, mi familia, mis amigos, en mi circunstancia de vida, visitar al enfermo, contener al familiar anciano.

Photo: FRANCISCO ABRAZO DE PAZ

Tenemos que tratar de llenar la vida de confesiones verdaderas, de penitencias reales, de abrazos sinceros acompañados de verdaderos sentimientos de dar la paz, de encuentros con los que estamos enemistados, de reconciliación efectiva.

Francisco concluye su Mensaje para la Cuaresma con este llamado: “Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para abrazar en Cristo a cada persona.

Podremos hacerlo en la medida en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza. La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. 


No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele”. (Mensaje de Papa Francisco para la Cuaresma 2014)




Finalmente, invoquemos a María, Madre de la Misericordia, que nos ilumine y ayude en este camino cuaresmal, pidamos su santa bendición para vivir una verdadera Pascua de Resurrección.


Foto:


¡ES CUARESMA!

¿QUIERES PONER EN HORA 


TU VIDA?



1. Si tienes un minuto para CONVERTIRTE, celebrarás la PASCUA con
intensidad, verdad y profundidad.

2. Si reservas una hora para CONFESARTE dejarás atrás todo lo que te
pesa para subir hasta la cruz.

3. Si no adelantas el reloj de tu vida, y te dejas guiar por Dios, comprobarás
que a cada día le basta su afán.

4. Si dejas de mirar la hora y, lees un poco más el Evangelio, notarás que todo el tiempo del mundo no vale lo de un minuto en la presencia del Señor.

5. Si llegas puntual a todos los sitios pero, tarde o nunca, a la cita con Dios;
¿el día de mañana podrás esquivar el gran encuentro con el Señor?

6. Si llenas tu agenda de compromisos y de fiestas, de comidas y de aspectos
secundarios. ¿Cuándo le dejarás a Dios que ponga en hora tu corazón?

7. Si, una hora para Dios te parece una eternidad y, en cambio, 24 te parecen pocas para el triunfo o la distracción. ¿No crees que ya es el momento de que pienses qué es o qué puede ser tu vida interior?

8. Si, el reloj de tu fe, quedó desfasado  en la mesilla de tu olvido. ¿Por qué no  intentas  darle  cuerda  o  ponerle  pilas  con  la  eucaristía  de  cada domingo?

9. Si, el reloj de tu esperanza, quedó agarrotado por la presión de tu entorno;  ¿por  qué  no  incentivas  en  tu  vida  el  silencio  o  la  oración personal?

10. Si, el segundero de tu reloj cristiano, va despacio para con las cosas de Dios y muy deprisa para con las del mundo; ¿por qué no intentas acompasarlo con tu colaboración en algún grupo eclesial o parroquial?

11. En cuaresma, porque es tiempo de gracia, hay que aprender a mirar el  reloj  de  otra  manera:  dando  más  importancia  a  lo  que,  como cristianos,  llegamos  retrasados,  y  demorando  aquello  que  nos  puede producir dejadez, pereza o distanciamiento de Dios


¡Pon en hora pascual tu reloj cristiano!
¡La cuaresma te ayudará a conseguirlo!

Javier Leoz, Cuaresma



JMP+





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