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SÍNODO SOBRE LA FAMILIA
4 AL 25 DE OCTUBRE 2015
TERCERA PARTE.
«La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo»
Rueda de prensa del 8 de octubre, 2015
Rueda de prensa del 8 de octubre, 2015
Intervención del matrimonio Nkosi, de Sudáfrica (III Congregación General)
Sra.
Buysile Patronella NKOSI y Sr. Meshack Jabulani NKOSI,
Miembros delAdvisory
Committee for the National Family Desk of the Southern African Episcopal
Catholic Bishops’ Conference
Martes 6 de octubre de 2015 (publicado el 8 de octubre de 2015)
El discernimiento de la vocación de la
familia
Mi nombre es Jabu Nkosi y esta es mi
esposa Buyi. Estamos casados dese hace 35 años, y hemos sido bendecidos
con 5 hijos y 8 nietos. Tres de nuestros hijos están casados en la Iglesia,
todos ellos con no católicos y están caminando en dos credos pero en
un solo amor. Uno de nuestros yerno y nuestra nuera quieren ser católicos
y estamos mirando la Pascua de 2016 cuando vamos a darles la bienvenida a la
familia católica como miembros de pleno derecho.
En los últimos 33 años hemos
acompañado a muchos jóvenes con quienes hemos compartido nuestra experiencia de
vida, la palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia, dándoles la
oportunidad de tomar decisiones por sus vidas. Les hemos transmitido la
Buena Nueva del amor de Dios por nosotros a través de su Hijo Jesucristo. Y
nosotros en nuestra vida de cada día tratamos, a través de la gracia de Dios,
de ser una buena noticia para el otro, para las parejas jóvenes y para el
mundo. Esto es posible dejando que la Palabra de Dios, Cristo mismo, sea
nuestra brújula.
Tenemos y hemos tenido nuestros numerosos retos: quizás el no ver las cosas de la misma manera o el hacerse daño el uno al otro de alguna forma -prosiguió- pero nuestra redención siempre ha sido tratar de ser lo suficientemente humilde como para decir. ”Lo siento”. Las palabras del Santo Padre, “perdón, gracias y ¿puedo?” son indispensables si queremos vivir en paz y armonía en nuestra familia. Es importante recordar decirse el uno al otro ”Te amo” y decírselo también a los niños. “El Papa Benedicto XVI en su encíclica Caritas in Veritate destacaba la importancia del amor como el principio vital de la sociedad, el lugar donde una persona aprende el bien común, ya que la familia es el primer lugar donde, una nueva persona aprende a amar, a perdonar, experimenta el perdón y aprende a compartir” ya que la familia es el primer lugar donde, una nueva persona aprende a amar, a perdonar, el perdón y aprende a compartir experiencias acerca de Dios y de la Iglesia como la familia es la primera escuela del Amor y de la Humanidad..
Tenemos y hemos tenido nuestros numerosos retos: quizás el no ver las cosas de la misma manera o el hacerse daño el uno al otro de alguna forma -prosiguió- pero nuestra redención siempre ha sido tratar de ser lo suficientemente humilde como para decir. ”Lo siento”. Las palabras del Santo Padre, “perdón, gracias y ¿puedo?” son indispensables si queremos vivir en paz y armonía en nuestra familia. Es importante recordar decirse el uno al otro ”Te amo” y decírselo también a los niños. “El Papa Benedicto XVI en su encíclica Caritas in Veritate destacaba la importancia del amor como el principio vital de la sociedad, el lugar donde una persona aprende el bien común, ya que la familia es el primer lugar donde, una nueva persona aprende a amar, a perdonar, experimenta el perdón y aprende a compartir” ya que la familia es el primer lugar donde, una nueva persona aprende a amar, a perdonar, el perdón y aprende a compartir experiencias acerca de Dios y de la Iglesia como la familia es la primera escuela del Amor y de la Humanidad..
La decisión que tomamos hace 35 años
es la que seguimos tomando todos los días para cuidar unos de otros en la
familia y para ser fieles el uno al otro como cuando nos comprometimos a amar
para siempre. En la sociedad moderna que, desgraciadamente, ha desarrollado una
cultura de usar y tirar, este tipo de compromiso parece una tontería y es
ridiculizado y desaconsejado. Los jóvenes, entonces, tienden a tener miedo de
casarse y consideran este compromiso como una carga. Nosotros estamos llamados
a animarles a emprender el viaje del Santo Matrimonio mirando a Cristo como su
nueva esperanza
Hemos experimentado la nueva vida que
nace, y hemos visto a nuestros padres ayudarnos a criar a nuestros hijos.
También les hemos visto envejecer, volverse más frágiles y les hemos cuidado
hasta que han acabado su existencia. Hemos visto a nuestros hijos volverse
padres y a nosotros mismos ser ahora un apoyo para ellos y sus familias.
Seguimos transmitiéndoles nuestra fe, todos los valores cristianos y la cultura
de “Ubuntu” – humanitarismo. Nos da alegría y satisfacción y ha hecho nuestra
vida más rica y plena a través de la gracia de Dios
9 de octubre, 2015.
9 de octubre de
2015.- Esta mañana durante la cuarta
congregación general los diversos círculos menores -trece en total- han
presentado el resultado de sus reflexiones sobre la primera parte del Instrumentum
Laboris que aborda la misión de la familia y de la Iglesia en el mundo
contemporanéo.
En general los relatores -tanto de
habla inglesa, como francesa, española, alemana e italiana- consideran que se
debería ”dar una lectura menos negativa de la historia, la cultura y la
situación de la familia en nuestros días”, como escribe el arzobispo
australiano Mark Coleridge porque de ser así ”la única opción de la Iglesia
sería la de condenar”. Sin embargo, recalca ”No todo es así. También hay
fuerzas positivas, incluso luminosas que debemos identificar porque podrían ser
signos de Dios en la historia”.
”La Iglesia no vive en un mundo fuera
del tiempo, como afirmó el Concilio Vaticano II -nota el prelado- Ni tampoco
vive en un mundo fuera de las culturas humanas; la Iglesia da forma a las
culturas y las culturas dan forma a la Iglesia. Considerando el matrimonio y la
familia, aquí y ahora, somos conscientes de la necesidad de enfrentarnos a los
datos de la historia y a la realidad de las culturas -tanto con los ojos de la
fe como con el corazón de Dios- Esto es lo que significa para nosotros leer los
signos de los tiempos”.
Otra necesidad expresada en diversos
círculos es la de servirse más del lenguaje de las Escrituras, -que puede ser
más cercano a las experiencias diarias de la familia y servir de puente entre
fe y vida- evitando las expresiones demasiado ”eclesiásticas”. Se trata de
comprender y hacer comprender a las familias cual es ”la naturaleza del sueño
divino que están llamadas a hacer propio, para que se den cuenta de que en las
dificultades de la vida pueden poner su confianza en un Dios que no desdeña ni
abandona a ninguno”, como explica el arzobispo irlandés Diarmuid Martin.
El prelado observa también que al analizar la situación de las familias habría que reconocer que ”con la ayuda de la gracia, familias que están muy lejos de ser perfectas y viven en un mundo imperfecto cumplen su vocación, incluso si caen durante el recorrido. Como miembros de nuestro grupo, hemos reflexionado sobre la naturaleza de nuestras propias familias y lo que ha surgido estaba muy lejos de un estereotipo de ”familia ideal”, se trataba más bien de un ”collage” de familias que difieren en su bagaje social, étnico y religioso. Pero, entre tantas dificultades nuestras familias nos dieron el don del amor y de la fe”.
El prelado observa también que al analizar la situación de las familias habría que reconocer que ”con la ayuda de la gracia, familias que están muy lejos de ser perfectas y viven en un mundo imperfecto cumplen su vocación, incluso si caen durante el recorrido. Como miembros de nuestro grupo, hemos reflexionado sobre la naturaleza de nuestras propias familias y lo que ha surgido estaba muy lejos de un estereotipo de ”familia ideal”, se trataba más bien de un ”collage” de familias que difieren en su bagaje social, étnico y religioso. Pero, entre tantas dificultades nuestras familias nos dieron el don del amor y de la fe”.
Hombres de familia, hombres de fe y
pastores. Según esta concepción, expresada por el arzobispo canadiense
Paul-André Durocher, los sacerdotes y obispos deben encauzar la pastoral
familiar.
”Todos nosotros somos, en primer lugar, hombres de familia -afirma- Tenemos padres, hermanos, sobrinos, primos. Por lo tanto las familias de las que hablamos no son ajenas a nosotros, forman parte de nuestras vidas. Esto debe transparentarse en nuestro lenguaje, en nuestros textos, en nuestra atención y compasión por las familias de la tierra. Existe el peligro de hablar de ”familia”, como de una realidad externa a nosotros. Somos hombres de fe.. No pretendemos ser psicólogos, ni sociólogos, ni economistas, aunque algunos de nosotros tengan una formación de ese tipo.. Hablamos ante todo como hombres de fe y esto se debe ver en la primera parte analítica del documento. Somos pastores. Nuestra preocupación es que la misión que Cristo confío a su Iglesia, la misión que es la Iglesia, se cumpla cada vez más en nuestro mundo de hoy. Todo el esfuerzo sinodal debe tender a este objetivo. Todos los documentos que elaboremos deben obedecer a esta preocupación fundamental. En particular, queremos ayudar a nuestras familias a responder a dos preguntas, la de la vocación: Familia, ¿quien eres? Y la de la misión: Familia ¿que haces?”.
”Todos nosotros somos, en primer lugar, hombres de familia -afirma- Tenemos padres, hermanos, sobrinos, primos. Por lo tanto las familias de las que hablamos no son ajenas a nosotros, forman parte de nuestras vidas. Esto debe transparentarse en nuestro lenguaje, en nuestros textos, en nuestra atención y compasión por las familias de la tierra. Existe el peligro de hablar de ”familia”, como de una realidad externa a nosotros. Somos hombres de fe.. No pretendemos ser psicólogos, ni sociólogos, ni economistas, aunque algunos de nosotros tengan una formación de ese tipo.. Hablamos ante todo como hombres de fe y esto se debe ver en la primera parte analítica del documento. Somos pastores. Nuestra preocupación es que la misión que Cristo confío a su Iglesia, la misión que es la Iglesia, se cumpla cada vez más en nuestro mundo de hoy. Todo el esfuerzo sinodal debe tender a este objetivo. Todos los documentos que elaboremos deben obedecer a esta preocupación fundamental. En particular, queremos ayudar a nuestras familias a responder a dos preguntas, la de la vocación: Familia, ¿quien eres? Y la de la misión: Familia ¿que haces?”.
”Nuestro documento final -prosigue-
debe dar esperanza a nuestras familias, manifestar la confianza que tenemos en
ellas y suscitar su confianza en nosotros. Habría que evitar que algunas
personas se sientan excluidas de nuestra solicitud, porque todas las familias
participan en la misión de la Iglesia. Recordemos que las familias de la
Bibilia son a menudo disfuncionales y que la Palabra de Dios se ha realizado en
ellas y por ellas. Dios puede hacer las mismas maravillas hoy”.
Algunos círculos han observado que el
análisis de la situación de la familia del Instrumentum Laboris no refleja una
condición universal, sino sobre todo occidental y, en particular, europea. ”Los
contextos históricos y las culturas no son los mismos ? escribe el arzobispo
francés Laurent Ulrich- No se puede decir que los matrimonios y los bautismos
disminuyen en todo el mundo. Y no se puede hablar de la misma forma de la
presencia de la Iglesia en nuestras respectivas sociedades.
Las posibilidades de compartir la fe en nuestros países no son idénticas, ni el testimonio público que se puede dar. Y tampoco son las mismas razones las que lo hacen difícil: la libertad de actuar en los países ”liberados”, no significa que se reconozca realmente y puede llevar a actitudes contradictorias ´-unos escogen una posición de fuerte identidad, mientras otros eligen un diálogo paciente y no siempre comprendido-. En otros países la presión religiosa o cultural que se ejerce sobre los cristianos no significa que callen, sino que después de muchos siglos deben afrontar un camino doloroso”.
Las posibilidades de compartir la fe en nuestros países no son idénticas, ni el testimonio público que se puede dar. Y tampoco son las mismas razones las que lo hacen difícil: la libertad de actuar en los países ”liberados”, no significa que se reconozca realmente y puede llevar a actitudes contradictorias ´-unos escogen una posición de fuerte identidad, mientras otros eligen un diálogo paciente y no siempre comprendido-. En otros países la presión religiosa o cultural que se ejerce sobre los cristianos no significa que callen, sino que después de muchos siglos deben afrontar un camino doloroso”.
El tema de la presencia de familias
cristianas en Oriente Medio está presente en buena parte de las relaciones de
los círculos menores, que además de brindar su solidaridad, alertan de que su
huída de la región pondría fin a una presencia cristiana milenaria.
La diversidad de contextos
socio-culturales y de situaciones pastorales la nota también el círculo cuyo
relator es el Rev.do P. François-Xavier Dumortier S.I. , que subraya
que esa diversidad exige ”articular lo que es de orden universal y de orden
particular, una palabra común fuerte y que responda a las situaciones
particulares encontradas. Al respecto se ha propuesto, aunque no se haya
discutido entre todos, que las conferencias episcopales tengan un poder
determinado para permitir a sus pastores ser ‘buenos samaritanos’ en su
servicio eclesial”. El purpurado pide también que el Sínodo ”facilite caminos..
para que la familia viva su vocación y su misión según el plan de Dios y la
enseñanza de la Iglesia”’ y que haya una ”intervención del magisterio
encaminada a dar más coherencia a un conjunto de textos sea de orden teológico
que canónico que parecen más yuxtapuestos que articulados para simplificar así
su expresión”.
Es común, en todos los círculos, la
exigencia de que los Estados concedan mayor atención a las necesidades de las
familias y sobre todo a sus miembros más frágiles, como los ancianos o los
discapacitados. Varios manifiestan preocupación por las llamadas teorías del
género que, como escribe el arzobispo Durocher ”se han desarrollado en la
sociología y la filosofía, tratando de analizar algunos fenómenos humanos y
sociales que pueden enriquecer nuestra comprensión del mundo. Pero cuando estas
teorías se convierten en un absoluto…apuntan a imponer un punto de vista que
niega la relación entre la identidad sexual y el ser sexuado que somos en
nuestro cuerpo”.
El círculo de habla hispana, cuyo
relator es el cardenal panameño José Luis Lacunza Maestrojuan, señala, como
otros, ”el desafío de la renovación de la propia Iglesia”. ”Hemos fallado en la
‘formación cristiana’ y en la ‘educación de la fe’ y se llega al matrimonio con
muchas lagunas -matiza el prelado- No se dice que es la familia. Y no es
cuestión solo de preparación porque muchos sin preparación han sido fieles y
felices, y otros, con mucha preparación, han terminado separados”. El cardenal
habla también de la ruptura de la unidad ”entre amor, sexualidad y procreación”
y señala además que se ha separado también de su dimensión educativa. ”Se ha
roto -dice- la relación entre amor, sexualidad, matrimonio, familia y educación
de los hijos”.
Los Padres Sinodales italianos, al
igual que tantos otros sienten la preocupación por el fenómeno migratorio, que
afecta a tantas familias que huyen de la guerra o de la pobreza e involucra
cada vez más a otras familias y a la Iglesia. Muy sentida es también la
cuestión bioética, sobre todo la de las parejas que no pueden tener hijos. Tras
reafirmar la oportunidad de recordar que la igual dignidad entre el hombre y la
mujer tiene raíces evangélicas, el círculo italiano, cuyo relator es el
cardenal Mauro Piacenza, señala a todos la necesidad de denunciar la
explotación del trabajo infantil, de los niños soldados, del cuerpo de la mujer
(prostitución, útero de alquiler, violencia hasta el feminicidio y violación
como ‘arma de guerra’.
Por último, advierten que es necesario
reafirmar que la Iglesia tiene ”una mirada positiva de la sexualidad, porque es
expresión de tensión sinfónica entre eros y agape”.
(VIS)
Necesitamos un replanteamiento del sistema mundial para defender la
familia.
9 de octubre de 2015.-
Mons. D. Carlos Osoro Sierra,
arzobispo de Madrid, ha participado en la rueda de prensa de seguimiento de los
trabajos del Sínodo de los Obispos, junto al cardenal Luis Antonio Tagle,
arzobispo de Manila y presidente delegado de la asamblea sinodal, y Mons.
Joseph Kurtz, presidente de los obispos de Estados Unidos, en la misma jornada
en la que el Papa ha invitado a rezar por la situación en Oriente Medio y África,
así como por las guerras en todo el mundo.
Monseñor Osoro ha explicado que «es la
primera vez que asisto a un Sínodo. Para mí es nuevo todo, pero puedo decir que
mi experiencia personal es que estamos tratando este tema tan importante como
la familia con mucho cariño y con una libertad absoluta. Estoy percibiendo un
deseo inmenso de mostrar al mundo que la estructura básica fundamental de cada
persona es la familia, hasta el punto de que Nuestro Señor quiso venir al mundo
en una familia. Para mí, estos días son como una escuela de bellas artes, en la
que estamos tratando de mostrar el mejor dibujo de lo que es la familia».
El arzobispo de Madrid ha reconocido
que «no sé lo que habrá al final del Sínodo porque eso es una decisión que
corresponde al Santo Padre». «Pero el hecho de que estemos aquí ante una
realidad viva como es la familia, que no es una realidad privada, esto ya esto
es muy importante y es un mensaje para el mundo. Es un mensaje real, no estamos
reunidos aquí por casualidad. Todo lo que se está diciendo y debatiendo se lo
entregaremos al Santo Padre y él verá lo que hace después con todo, según la
misión de Pedro que tiene encomendada.
Lo hacemos con una libertad total», ha aseverado.
Lo hacemos con una libertad total», ha aseverado.
En esta línea, monseñor Osoro ha
propuesto hacer un replanteamiento mundial que afecte a la visión de la
familia, a la vista de «las contradicciones sociales en nuestro mundo que
inciden en la calidad afectiva y espiritual de la familia», algo que se está
plasmando «en las legislaciones políticas en todo el mundo». «Esto hay que
decirlo con toda claridad. Necesitamos un replanteamiento del sistema mundial
para defender esta estructura original de la vida que es la familia. Esto lo
decimos los padres sinodales de todos los continentes. La ideología de está
implantando en todas partes y organiza la política y la economía. Tenemos que
replantearnos todo esto», ha subrayado.
Una de estas contradicciones, para
monseñor Osoro, la constituyen los fenómenos migratorios actuales: «Este tema
ha salido en los debates, porque nos urge a todos. Es también una oportunidad
para nosotros de acoger al forastero, que es una obra de misericordia que
debemos practicar. Acoger y acompañar también. En Madrid los procesos
migratorios han sido una riqueza que han renovado muchas comunidades
cristianas, que han venido con ese frescor del Evangelio que no a lo mejor no
teníamos los que llevamos años viviendo de las rentas».
Asimismo, hay algunos ataques a la
familia a la hora de tener o no tener hijos «que a lo mejor son más profundos
que la anticoncepción, como por ejemplo el trabajo, o la vivienda. ¿Qué
viviendas estamos haciendo? ¿Para vivir dos personas nada más? Todos eso lo
estamos hablando estos días, porque hay causas que están provocando estas
situaciones y hay que destaparlas».
«Tenemos el lenguaje de Nuestro Señor»
En relación a la necesidad de un nuevo
lenguaje más cercano para aproximarse a las personas y a las familias, monseñor
Osoro ha señalado que «tenemos el lenguaje de Nuestro Señor, que es el lenguaje
del corazón, que llega a lo profundo del hombre. Queremos salir al camino donde
están los hombres, donde están las familias, como hizo el Señor en Emaús.
Aquellos hombres sintieron algo especial:
“Quédate con nosotros, que atardece”. El atardecer de la existencia humana aparece cuando no está cerca de nosotros el Señor de la vida. Debemos buscar un lenguaje que salga a buscar a la familia, y creo que la Iglesia lo va a lograr». En este sentido, también pidió a los medios de comunicación «ser cátedras verdaderas para ayudar a la familia a ser lo que tiene que ser. Los medios tenéis una fuerza especial. Podemos hacer mucho, y os agradezco lo que ya estáis haciendo en este sentido».
“Quédate con nosotros, que atardece”. El atardecer de la existencia humana aparece cuando no está cerca de nosotros el Señor de la vida. Debemos buscar un lenguaje que salga a buscar a la familia, y creo que la Iglesia lo va a lograr». En este sentido, también pidió a los medios de comunicación «ser cátedras verdaderas para ayudar a la familia a ser lo que tiene que ser. Los medios tenéis una fuerza especial. Podemos hacer mucho, y os agradezco lo que ya estáis haciendo en este sentido».
Por último, monseñor Osoro lanzó una
experiencia personal: «Lo mejor de mi vida no lo aprendí en la universidad,
sino en mi familia, una familia sencilla y cristiana: ahí aprendí a saber amar,
respetar, servir, entregarme, descubrir que el otro tiene más importancia que
yo, respetar a los mayores, a los que tienen capacidades distintas, a
ayudarles. Me enseñaron a conocer a nuestro Señor: mis primeros catequistas
fueron mi padre y mi madre. La familia cristiana es creadora de un gran
humanismo. En el Sínodo queremos contemplar todas las situaciones y entregarnos
a ellas, con una misericordia como la que tiene Nuestro Señor».
Por su parte, el cardenal Tagle ha
incidido en que «estamos obteniendo una gran visión sobre los que los padres
sinodales y expertos tienen que decir sobre la familia. Se está haciendo con
mucha libertad y mucho amor a la familia y a la Iglesia. No estamos cerrando
los ojos ante los retos que se plantearon el año pasado, pero también estamos
celebrando la belleza de la familia y los esfuerzos de muchos para
preservarla».
En términos parecidos, monseñor Kurtz ha remarcado que «se está dando una fuerte sensación de unidad en Cristo. Estamos unidos en el Sínodo. Hablamos de luces y sombras –no de crisis–. Hablamos de los retos que tiene la familia, y también de esfuerzos heroicos que se realizan en todo el mundo por ella».
En términos parecidos, monseñor Kurtz ha remarcado que «se está dando una fuerte sensación de unidad en Cristo. Estamos unidos en el Sínodo. Hablamos de luces y sombras –no de crisis–. Hablamos de los retos que tiene la familia, y también de esfuerzos heroicos que se realizan en todo el mundo por ella».
El Sínodo comienza a debatir sobre la vocación y la misión de la
familia.
10 de octubre de
2015.-
El Sínodo ha comenzado las intervenciones de los padres sinodales respecto a la segunda y tercera parte del Instrumentum Laboris. Ahora, es el momento para hablar sobre “El discernimiento de la vocación familiar” y “La misión de la familia hoy”.
El Sínodo ha comenzado las intervenciones de los padres sinodales respecto a la segunda y tercera parte del Instrumentum Laboris. Ahora, es el momento para hablar sobre “El discernimiento de la vocación familiar” y “La misión de la familia hoy”.
Entre la tarde del viernes y la
mañana del sábado intervinieron 75. Entre los temas abordados, explicó el
padre Federico Lombardi en la rueda de prensa del sábado, están “la familia
como escuela de humanidad y de santificación”, “espiritualidad familiar, cómo
orar juntos, vivir los sacramentos”. Asimismo, la misericordia fue analizada
bajo diversos aspectos, “misericordia y verdad, misericordia y justicia,
misericordia y acogida”. Se habló también de la “misión de la familia,
responsable de sostener al otro en la vida de la Iglesia”.
Otro aspecto analizado, explicó el
portavoz de la Santa Sede, fue cómo “la vocación matrimonial no debe ser vista
como inferior respecto a la sacerdotal, es igualmente digna ante a Dios”.
Por otro lado, se subrayó la
importancia de los movimientos y asociaciones de vida familiar, tan importantes
en la pastoral. La indisolubilidad –comentaron los padres sinodales– debe ser
presentada positivamente y no como un yugo.
El padre Lombardi también indicó otros
temas surgidos pero en menos intervenciones, como la relación
interreligiosa en las familias, cuyo punto de referencia para la reflexión fue
el testimonio de una pareja india, ella católica y él hindú.
También se
habló de los hijos como don, y la educación de los mismos. Y se advirtió que la
familia no es siempre un lugar adecuado de referencia para todas las personas,
“no se debe idealizar la familia”, porque también sucede que la corrupción o el
crimen están presentes en algunas de ellas y esto puede condicionar en la
formación y crecimiento personal de sus miembros.
Por su parte, el padre Manuel
Dorantes, portavoz para la lengua española, precisó que varios padres sinodales
insistieron en la importancia de la formación previa al matrimonio. “El
matrimonio es una vocación. El mismo Dios que llama al sacerdocio, llama al
matrimonio”, recordó. Y se han planteado por qué no una preparación equivalente
al catecumenado o el noviciado antes del matrimonio.
En el Sínodo se plantea
que la formación no debe ser solo previa sino también de acompañamiento
posterior. Además, lo previo no debe ser solo una catequesis, sino un ayudar a
la pareja a plantearse y ver cómo será su programa de vida en común.
Otro aspecto subrayado por algunos
padres sinodales, es que no se puede olvidar que “es el Sínodo de la
familia, no del matrimonio. En la Iglesia hay muchas familias sin matrimonio:
viudos, monoparentales, parejas no casadas”.
En la rueda de prensa, participaron
también el cardenal Baselios Cleemis Thottunkal de la Iglesia católica
siro-malankara de la India y el padre Javier Álvarez-Ossorio, SS.CC.,
superior general de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María.
El cardenal recordó que el
Sínodo “es un tiempo para escuchar, compartir y llevar a casa algo
positivo que facilite la naturaleza divina de la familia. Y aseguró que “hablar
de la misericordia de Dios, exige aceptar personalmente esta misericordia”.
También observó que “necesitamos personas más motivadas, solidarias y
misericordiosas, que ayuden a los otros a alcanzar la misericordia de Dios”.
Mientras que el padre Álvarez-Ossorio,
afirmó que sería bueno que el fruto del Sínodo, no sea solo el documento final,
sino la puesta en marcha de dinámicas en la Iglesia.
(ZENIT)
Los trabajos del Sínodo.
10 de Octubre de
2015
Un tren en marcha que no se detiene.
Es la imagen usada por un padre sinodal para describir el riesgo de pasar junto
a tantas realidades humanas sin poner en práctica la necesaria misericordia. Un
tema, el de la misericordia, al que se hizo referencia en diversas ocasiones,
en la quinta y sexta congregación general, que tuvieron lugar respectivamente
el viernes 9 por la tarde y el sábado 10 por la mañana, con la presencia del
Papa Francisco.
Durante la congregación del sábado,
los 253 padres sinodales presentes, bajo la presidencia del cardenal Napier,
terminaron la segunda parte delInstrumentum laboris e iniciaron la
tercera sobre el tema: «La misión de la familia hoy». Entre los que
intervinieron, los cardenales Parolin, Montenegro, Ryłko, Thottunkal, Blázquez
Pérez y los arzobispos Gómez, Pontier y Takami. En la oración de la hora
Tercia, tuvo la homilía el arzobispo Ioannis Spiteris y alertó acerca del
riesgo de considerar la santidad como el primado del sacrificio, del culto
externo, en lugar de vivirla como la obediencia amorosa a Dios testimoniada por
el mandamiento del amor mutuo.
En el debate sucesivo se volvió en
diversas ocasiones al tema de la misericordia. Que se debe considerar una obra
de salvación y no de perdición, porque en ella está la justicia más grande. De
aquí la invitación a la Iglesia para que no acabe siendo prisionera de una
imagen estereotipada que la representa como «comunidad del no». Es
significativo, se puso de relieve, que Jesús no haya definido el término
misericordia, sino que lo haya mostrado concretamente con su vida misma. Por
otra parte, se insistió también en la necesidad de no contraponer misericordia
y justicia, misericordia y verdad. Y aquí la referencia directa fue a la
cuestión de la indisolubilidad del matrimonio y a las aperturas pastorales
respecto a los divorciados vueltos a casar civilmente. La Iglesia, se dijo, no
puede dejarse condicionar ni por sentimientos de falsa compasión hacia las
personas ni por modelos de pensamiento equivocados, aunque estén difundidos en
la sociedad.
De las numerosas experiencias
presentadas durante las intervenciones surgió el marco de la situación de las
familias en los diversos continentes, con sus expectativas, dificultades y
potencialidades. En especial, se puso el acento en la necesidad de una mayor
espiritualidad, de oración y de interioridad. Una posible respuesta a la crisis
familiar podría venir precisamente de la Palabra de Dios, porque ante esta
Palabra la familia descubre plenamente el sentido del matrimonio. Por ello, los
cónyuges tienen que aprender a dejarse iluminar por la luz del Evangelio sin
permitir las influencias de las ideologías del momento. Precisamente para no
ser homologada a los modelos imperantes, se recordó que la familia está en el
centro de las atenciones pastorales de la Iglesia. La cual, en el respeto de
los roles, reclama a los gobiernos por los graves atrasos de las políticas
familiares, también en los sistemas sociales considerados más avanzados. En
particular, la Iglesia reclama la atención pública sobre la necesidad de una
administración más equitativa de los bienes comunes y del medio ambiente.
Invita luego a reflexionar más seriamente acerca de la prisa de ciertas
adaptaciones normativas relacionadas con la especificidad de los vínculos
personales y sociales.
El debate sobre la tercera parte del Instrumentum
laboris fue precedido por el testimonio de Penelope e Ishwarlal Bajaj,
pareja hindú-cristiana de la diócesis de Mumbai, India, quienes pusieron de
relieve cómo la libertad religiosa abrió el camino a la fecundidad de su
matrimonio. A continuación, el cardenal Napier recordó cómo en esta fase del
debate se centrará la atención en la relación entre familia y evangelización,
familia y formación y familia y acompañamiento eclesial.
Durante las intervenciones del viernes
9 de octubre por la tarde, en la quinta congregación general, que tuvo lugar
con la presencia del Papa Francisco y presidida por el cardenal Damasceno
Assis, la confrontación se centró en la familia considerada como una escuela,
una fuerza misionera, una vocación, pero también como la expresión de la realización
más plena de solidaridad entre los miembros que la componen.
En presencia de
249 padres sinodales, se pronunciaron 23 intervenciones programadas y 18
libres. Tomaron la palabra, entre otros, los cardenales Tauran, Tagle, Müller,
Poli, Sistach, Nichols, los arzobispos Chimoio, Smith, Paglia, el obispo Solmi,
y los religiosos Nicolás Pachón y Janson.
Una de las propuestas que surgieron
del debate fue la de celebrar un pre-sínodo en cada continente considerando la
diversidad de culturas, tradiciones y políticas. Por otra parte, se destacó
también que la familia se basa en elementos válidos y valores compartidos en
otras tradiciones religiosas. Por este motivo, la familia es un lugar
privilegiado para desarrollar un diálogo fecundo.
Además, en nuestras sociedades
cada vez más globalizadas, multiculturales y multirreligiosas, es esencial la
aportación que la familia puede ofrecer en la comprensión y la integración. En
efecto, son precisamente las familias cristianas las que entran en contacto con
personas de otras religiones y ofrecen, por ello, el primer testimonio de
acogida de la comunidad cristiana. En este contexto, no faltó el recuerdo de
las familias obligadas a abandonar las propias casas con motivo de las
violencias, en busca de seguridad y de mejores oportunidades de vida.
En cada caso se recordó que la familia
no es sólo objeto de evangelización, sino que es también una escuela donde se
aprenden los valores en los que se debe fundar la sociedad. En particular, es
una escuela de honestidad, integridad, misericordia y justicia. El reflejo de
lo que en ella se vive se manifiesta en la cotidianidad. Así, pues, si una
familia es corrupta se corrompe también la sociedad.
Lo mismo sucede con la capacidad de la
familia de ir al encuentro de los que sufren. Por ello la familia debe abrirse
hacia el exterior y curar las heridas de las demás familias. Una apertura muy
necesaria: y es esto lo que muchos esperan del Sínodo, invocando un impulso
decisivo para reconocer la fuerza misionera de la familia.
Se destacó también cómo la Iglesia
misma es una familia que debería tener las mismas actitudes respecto a los
hombres y mujeres que necesitan amor: divorciados, parejas de hecho, polígamos
y todos los que se sienten excluidos. Se invitó a los padres sinodales a mirar
con compasión a quien tiene hambre de misericordia.
Numerosos padres pusieron el acento
sobre la formación al matrimonio. Se hizo la invitación a instituir seis meses
de «noviciado» para las parejas que quieran casarse por Iglesia, precisamente
para que puedan seguir un programa de acompañamiento con vistas a su proyecto
de vida común. Existe ya una experiencia similar en un parroquia en Tokyo,
donde los cristianos casados acompañan a los novios durante seis meses.
Los padres sinodales habían comenzado a
reflexionar sobre la segunda parte del Instrumentum laboris ya
el viernes por la mañana, como clausura de la cuarta congregación general. Once
las intervenciones, entre las cuales las de los cardenales Vingt-Trois, Rivera
Carrera, Scherer y Wuerl, y de los arzobispos Bessi Dogbo y Palma. Entre los
temas afrontados: el matrimonio indisoluble entre hombre y mujer como auténtica
vocación de la Iglesia, la familia como sujeto misionero, protagonista de la
nueva evangelización y lugar privilegiado para experimentar el amor de Dios que
salva, un signo concreto de salvación y de esperanza en un mundo marcado por
tantas zonas de sombra, crisis y contradicciones.
Durante las intervenciones se
destacó que cuando se habla de vocación, no siempre se es consciente de que el
matrimonio es uno de los caminos privilegiados de respuesta a la llamada
universal a la santidad; es necesario, sin embargo, obrar de modo que esta
consciencia crezca, porque los esposos «no se pueden contentar con una vida
mediocre».
En más ocasiones los padres sinodales
volvieron a recordar por una parte el valor de la indisolubilidad del
matrimonio, por otra la importancia de conservar siempre una actitud de
paciencia y de misericordia hacia quien no comparte o no logra vivir plenamente
lo que la Iglesia anuncia. En definitiva, hay que tener «valentía, insistencia
y esperanza», pero sobre todo misericordia.
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Servidores dentro del santo pueblo de Dios del cual formamos parte,
recordó Francisco
2015-10-11 Radio Vaticana
REFLEXIONES EN FRONTERA,
jesuita
Guillermo Ortiz
“El Sínodo se mueve necesariamente en
el seno de la Iglesia y dentro del santo pueblo de Dios, del cual nosotros
formamos parte en calidad de pastores, es decir, servidores” dijo el Papa, el 5
de octubre, a los integrantes de la asamblea que se desarrolla en el Vaticano,
en su mayoría obispos de la Iglesia católica. Y explicó que “el Sínodo, además,
es un espacio protegido donde la Iglesia experimenta la acción del Espíritu
Santo.
En el Sínodo el Espíritu habla a través de la lengua de todas las
personas que se dejan conducir por Dios que sorprende siempre, por el Dios que
se revela a los pequeños, y se esconde a los sabios y los inteligentes; por el
Dios que ha creado la ley y el sábado para el hombre y no viceversa; por el
Dios que deja las 99 ovejas para buscar la única oveja perdida; por el Dios que
es siempre más grande de nuestras lógicas y nuestros cálculos”.
El Obispo de Roma recordó que “el
Sínodo podrá ser un espacio de la acción del Espíritu Santo solo si nosotros,
los participantes, nos revestimos de coraje apostólico, de humildad evangélica
y de oración confiada: el coraje apostólico que no se deja asustar de frente a
las seducciones del mundo, que tienden a apagar en el corazón de los hombres la
luz de la verdad, sustituyéndola con pequeñas y pasajeras luces, y ni siquiera
de frente al endurecimiento de algunos corazones, que a pesar de las buenas
intenciones alejan a las personas de Dios; el coraje apostólico de llevar vida
y no hacer de nuestra vida cristiana un museo de recuerdos; la humildad evangélica
que sabe vaciarse de prejuicios para escuchar a los hermanos obispos y llenarse
de Dios, humildad que lleva a apuntar el dedo no en contra de los otros, para
juzgarlos, sino para tenderles la mano, para realzarlos sin sentirse nunca
superiores a ellos”.
Continúan las sesiones de los círculos menores- Con el estilo de Emaús
2015-10-12 - L’Osservatore Romano
Se retomaron el lunes 12 de octubre,
por la mañana, las sesiones de los círculos menores para la confrontación sobre
la segunda parte del Instrumentum laboris, teniendo en cuenta las
intervenciones pronunciadas en el aula. Mientras tanto, el sábado por la tarde
fueron veinte los que tomaron la palabra en los trabajos de la séptima
congregación general, que concluyó con once intervenciones libres. Presidida por
el cardenal Wilfred Fox Napier, la asamblea inició y concluyó con la oración
guiada por el Papa. Participaron 228 padres sinodales.
La candente cuestión del trabajo
sugirió también la propuesta de un llamamiento a los numerosos empresarios y
comerciantes cristianos para que no empleen a sus trabajadores los días de
fiesta. Podría ser también una ocasión para relanzar una reflexión entre trabajo
y vida familiar, sin perder de vista las trágicas situaciones de desocupación,
precariedad, despido y fondo de empleo que a menudo hacen que falte lo
necesario no sólo para la supervivencia sino también para el derecho a vivir la
fiesta con un estilo adecuado, sin consecuencias sobre todo para los hijos.
Orientando luego la mirada a la figura
del sacerdote, en la perspectiva de una maduración afectiva-psicológica y de
una preparación específica y permanente, se sugirió también que el tema del
próximo sínodo pueda tratar, precisamente, sobre la formación de los
presbíteros.
Al respecto, algunas intervenciones
remarcaron que la atención a la realidad familiar, sobre todo hoy, no puede
limitarse a esquemas de rutina y prefabricados o, peor aún, marcados por la improvisación.
Un punto fundamental debería ser que los cursos de preparación al matrimonio
nunca sean superficiales, sino enriquecidos por testimonios concretos de
parejas cristianas comprometidas plenamente en la vida de la parroquia, y no
delegados sólo a expertos. Fueron numerosas y articuladas las intervenciones
sobre los cursos. Además, se propuso vivir el tiempo de preparación al
matrimonio como un noviciado sui generis, que sea análogo al
itinerario catecumenal de iniciación cristiana y que podría comenzar con un
acto litúrgico concreto de bendición del noviazgo. Así pues, se pidió
creatividad pastoral, con la consciencia de que muchos esquemas, que
funcionaban en el pasado, ahora han sido superados.
Una palabra clave presente en la gran
parte de las aportaciones fue «acompañamiento», con explícita referencia a la
actitud de Jesús con los dos discípulos por el camino de Emaús. No faltaron
luego recomendaciones para utilizar un lenguaje apropiado, tanto para ser
claros y comprensibles como para no herir a quienes se encuentran en
situaciones complejas, como por ejemplo los hijos de padres separados. Otras
intervenciones invitaron a dar confianza a la conciencia, formada e informada.
Y a no caer en el esquema permitido-prohibido, confiando en cambio en el estilo
de san Pablo, que en la primera carta a los Corintios habla de la «carne
sacrificada a los ídolos».
La Iglesia, se recordó, debe tener las
puertas siempre abiertas para acoger a todos, con la pedagogía del padre en la
parábola del hijo pródigo. Y si no hay acuerdo en algunas cuestiones de moral,
se dijo, eso no debe comportar la exclusión de nadie, mucho menos de quienes no
forman parte de la categoría tradicional de familia. En este sentido el ya
cercano jubileo de la misericordia es una ocasión que no se puede dejar pasar.
En el aula se habló también de la
cuestión de la fecundidad y de los métodos de regulación natural, así como de
abusos y violencias, hasta las discriminaciones a las que se ven sometidas las
mujeres. Una serie de intervenciones, centradas también en las experiencias
directas de algunos padres sinodales, presentaron situaciones particulares
vinculadas a la historia y a la cultura de regiones específicas, muy distintas
entre sí: desde la mentalidad protestante del norte de Europa a las
persecuciones que los cristianos sufren en los países de mayoría musulmana,
hasta las cuestiones de los matrimonios mixtos en Asia.
Por último se dejó espacio a las numerosas situaciones de fragilidad que se viven en la familia: ancianos, enfermos y discapacitados. Intervinieron, entre otros, los cardenales Stella, Collins, Gracias y Schönborn, el patriarca Sedrak, los arzobispos Pezzi, Chaput, Hoser, Arancedo, Eamon Martin, Padrón Sánchez, Ulrich, Durocher y Coleridge, los obispos Bastres Florence, Wątroba, Murry, Brunin, Simard y Vesco y el párroco Rosa
Por último se dejó espacio a las numerosas situaciones de fragilidad que se viven en la familia: ancianos, enfermos y discapacitados. Intervinieron, entre otros, los cardenales Stella, Collins, Gracias y Schönborn, el patriarca Sedrak, los arzobispos Pezzi, Chaput, Hoser, Arancedo, Eamon Martin, Padrón Sánchez, Ulrich, Durocher y Coleridge, los obispos Bastres Florence, Wątroba, Murry, Brunin, Simard y Vesco y el párroco Rosa
“El Sínodo busca fundamentalmente orientar”, el cardenal Salazar Gómez
2015-10-12 Radio Vaticana
(RV).- El
presidente del CELAM, el cardenal Rubén Salazar Gómez destaca a Radio Vaticano
la importancia de la familia para la Iglesia y la sociedad y explica el papel
del Sínodo.
“El Santo Padre Francisco nos ha hecho
tomar conciencia de una manera muy clara de que la familia es la célula vital,
fundamental de la Iglesia y de la sociedad, pero como la Iglesia está para
servir a la sociedad tiene que tratar de acercarse a la familia en su condición
de célula vital para poder desentrañar todo lo que eso implica y por lo tanto
para que la familia cristiana pueda también ser un elemento vital para una
renovación de la sociedad en la que vivimos”.
“Sin duda que la problemática que se
vive ahora en el mundo, en este mundo globalizado, este mundo de profundos
cambios culturales es en primer lugar la desorientación”.
“Hemos pasado, al menos en nuestros
países latinoamericanos, en los cuales se aceptaba de una manera espontánea
-diría yo- la enseñanza de la Iglesia acerca del matrimonio y de la familia a
una situación en la cual se proponen muchas opciones, muchas posibilidades, por
lo tanto en nuestra gente hay desorientación”.
“Yo pienso que el Sínodo busca
fundamentalmente orientar, el Sínodo no es una panacea para resolver todos los
problemas prácticos, los problemas de conciencia que se puedan vivir alrededor
de una familia, pero si dar unas orientaciones generales para que en la Iglesia
entera haya una renovación a fondo de la pastoral familiar”.
Para Radio Vaticano, MTC.
(from Vatican Radio)
Rueda de prensa 13 de octubre, 2015
Concluyó
la serie de relaciones el padre Dumortier, que, en nombre del círculo francés B,
pidió una intervención magisterial y puso de relieve cómo el Evangelio de la
familia no es un peso sino un «llamamiento a vivir en libertad y alegría».
No hay autoridad en el mundo que pueda borrar el vínculo de un matrimonio válido.
''El cambio es una parte fundamental de la fe cristiana. Está en el corazón de lo que somos y lo que creemos... Todos los días estamos llamados a convertirnos a Cristo, apartarnos del pecado y volver a Dios. Todos los días nos abrimos a la posibilidad de transformación. Es por eso que todos los cristianos están llenos de alegría y esperanza , todos los días''.
''Mi esposa es católica; mi hija se ha convertido en Católica Romana a través de su matrimonio con un católico romano de toda la vida; y ahora tengo tres hermosos nietos – todos bautizados en la Iglesia Católica. Mi nieto mayor (Trace), de 14 años, con frecuencia sirve como monaguillo. Él, ama a la iglesia, ama la Misa, y sobre todo ayudar durante la celebración de la Eucaristía. Mi pena está en que, cuando asisto a misa con mi nieto, no se me permite participar en la Eucaristía. Es personal, y es doloroso, viniendo de mi formación como discípulo de Cristo y ecuménico de toda la vida, no sólo la experiencia de ser excluido de mi propia familia personal, sino, también experimentar la exclusión de la familia de la Iglesia: una, santa, católica y apostólica que todos nosotros profesamos''.
''El cambio es una parte fundamental de la fe cristiana. Está en el corazón de lo que somos y lo que creemos... Todos los días estamos llamados a convertirnos a Cristo, apartarnos del pecado y volver a Dios. Todos los días nos abrimos a la posibilidad de transformación. Es por eso que todos los cristianos están llenos de alegría y esperanza , todos los días''.
Respetar la libertad de fe, éxito de un matrimonio interreligioso.
12 de octubre de
2015.– Durante la VI Congregación
General del sábado, el matrimonio Baiai, una pareja de auditores, tomó la
palabra ante el Santo Padre y los Padres Sinodales. Católica y casada con un
hindú desde hace 39 años, Penélope Baiai habló de su experiencia interreligiosa
a nivel de pareja, de fe y de comunidad, y destacó que el éxito de un
matrimonio interreligioso está en el respeto mutuo para que ninguno de los
cónyuges se vea obligado a renunciar a su fe. ”La libertad religiosa ha hecho
más fluido y exitoso el camino de nuestro matrimonio”.
Habló también de su experiencia como
madre de dos hijos a los que acompaña cada domingo a la iglesia pero que no
están bautizados. ”Era el deseo de mi marido, permitir también a nuestros hijos
la libertad de elegir su propia religión y lo acepté con un gran nudo en la
garganta”, comentó, subrayando que las diferencias de religión nunca son un
obstáculo para ellos gracias a ”pequeñas palabras mágicas como el compromiso,
la humildad y el perdón que nos ayudan a perder nuestro ego y vivir para el
otro”.
Con ironía preguntó si alguno de los
presentes conocía la fórmula para un matrimonio perfecto afirmando que los
Baiai aún continúan aprendiendo y entendiendo su matrimonio todos los días. ”Si
no fuera por la tolerancia de mi marido, el amor del cristianismo, mi amor y el
comprender su procedencia, -finalizó- nunca hubiéramos sido capaces de celebrar
nuestras diferencias de vida y de comunidades”.
(VIS)
Rueda de prensa 12 de octubre, 2015
En el Sínodo sobre la familia- De la escucha al discernimiento
2015-10-13 L’Osservatore Romano
Concluye el martes 13 de octubre por
la tarde la segunda reunión de los círculos menores que desde el lunes por la
mañana reflexionan sobre la segunda parte del Instrumentum laboris dedicada
al tema «El discernimiento de la vocación familiar».
En la mañana del miércoles 14
reemprenden los trabajos en el aula con la octava Congregación general, durante
la cual se leen los textos de las relaciones de los grupos lingüísticos.
Después, proseguirá el debate sobre la tercera parte del documento del Instrumentum
laboris que aborda «La misión de la familia hoy».
Nuestra voz de mujeres está siendo “positiva” en el Sínodo sobre la
familia.
13 de octubre de
2015.- La presencia de la mujer, su
participación durante el actual Sínodo de los obispos sobre la familia que se
está realizando en el Vaticano, ha sido el tema principal en la
conferencia de prensa que se realizó este martes con los periodistas
acreditados en la Santa Sede.
El Sínodo se ha dedicado este lunes y
hoy martes a los círculos menores.
Respondieron a las preguntas, el abad
Jeremías Schroder OSB, uno de los diez padres sinodales elegidos por la
Unión de los Superiores Generales; la auditora ruandesa Therese Nyirabukeye,
empeñada en métodos naturales de planificación familiar, y la auditora
canadiense Moira McQueen, profesora de bioética.
La auditora McQueen indicó que se
siente contentísima de representar a la comunidad femenina en el sínodo, “no
veo diferencias cuando intervienen hombres y mujeres, en particular
en los círculos menores nos hemos sentido muy acogidas, y ha sido muy
reconocido por los padres sinodales nuestro rol”.
Añadió que la contribución que las
mujeres han dado ha sido claramente respetada e insertada en la relación.
“Estoy feliz –indicó la auditora canadiense– de que las mujeres sean cada vez
más incluidas en el camino sinodal”.
Sobre el tiempo de tres minutos, para
las intervenciones en el aula sinodal, la profesora de
bioética reconoció que es un desafío lograr dar las contribuciones en un
tiempo tan corto, si bien aceptó que se debe a la gran cantidad de
personas que participan, y porque se trata de un procedimiento democrático. Si
bien, añadió, en los círculos menores hay más tiempo para hablar.
El director de la Oficina de Prensa de
la Santa Sede, precisó que el viernes por la tarde será dedicado a los
auditores para sus intervenciones ante el Aula sinodal.
Por su parte, la auditora ruandesa
indicó que se ha encontrado “muy bien en los círculos menores y por haber
podido dar mi contribución”. Y que así han podido dar el propio testimonio en
el interior de la Iglesia y trabajar en su proceso decisional. Definió este
sistema como “un feminismo constructivo”.
El abad Schroder recordó que, cuando
eligieron a los diez superiores para participar en el Sínodo, alguien pregunto
por qué no se elegían también a monjas o religiosas, y alguien precisó que
‘ellas quieren su lugar y no el nuestro’. Y así fue y obtuvieron tres lugares
en el Sínodo. Reconoció entretanto que es una limitación que las superioras no
sean miembros a pleno título, y concluyó precisando que “es mi opinión
personal, aunque creo que los otros superiores generales comparten esto”.
El abad consideró además que el
clima en el Sínodo es sereno, y si bien trabajar en el Instrumentun Laboris
requiere fatiga, “lo hacemos con tenacidad y paciencia”. Sobre el camino sinodal
reconoció que aún no ve la meta final “pero no me preocupa porque estos
procesos de contribución colectiva llegan a buenos resultados”.
Hablando de su contiente, África, la
señora Theresa indicó que después del conflicto étnico en su país, hace 20
años, en Ruanda, “las familias cristianas nos empeñamos en la
reconciliación, en reconstruir y existen muchas iniciativas familiares de la
Iglesia, incluso de familias interétnicas que dan su testimonio de unidad
después de una tragedia tan grande.
Sobre la planificación familiar, la
auditora ruandesa recordó que su experiencia inicia en los años 80. “He visto
que entre las mujeres de los pueblos, el conocer su funcionamiento biológico es
fundamental y les da un cierto orgullo”. Contó que un matrimonio de formadores
le pidió que le transmita a los padres sinodales que “estamos felices
de haber descubierto la belleza de la familia y de estos métodos naturales de
planificación”.
Los presentes también han sido
interrogados sobre una propuesta que hubo en el Sínodo sobre el diaconado
femenino. “Lo hemos escuchado con atención, me pareció audaz y convencedora.
Podría haber un recorrido semejante, pero no se ha discutido de eso”, concluyó
el abad Schroder.
(ZENIT)
Rueda de prensa 13 de octubre, 2015
Los Círculos Menores hablan de la segunda parte del Instrumentum
Laboris subrayando la importancia de la pedagogía divina
14 de octubre de 2015
Ciudad del Vaticano, 14 de octubre de 2015 (Vis).-Durante la Congregación
General de esta mañana los diversos círculos menores presentaron el resultado
de sus reflexiones sobre la segunda parte del Instrumentum Laboris a los Padres
Sinodales.
Casi todos los grupos coinciden en la necesidad de que el documento final
del Sínodo utilice el lenguaje de la teología bíblica y que, como afirma el
círculo francés B, sea claro y simple para evitar las ambiüedades y equívocos
que perjudiquen la comprensión de la vocación y la misión propia de la familia
en la Iglesia y en el mundo. ''Se deberían tener en cuenta la fragilidad ylos
sufrimientos de la familia, sin sobrevalorar la situación actual, porque han
existido siempre. La insistencia en esta dimensión lleva a subrayar que la
Iglesia acompaña a todos sus hijos y que debe proclamar el evangelio y su
llamada a la conversión.''.
Insistiendo en el argumento, el círculo inglés B señala que la reflexión
final debe ilustrar como la pedagogía divina para el matrimonio y la familia ha
acompañado toda la historia de la salvación y prosigue hasta nuestros días.
''Proponemos -dice el arzobispo irlandés Diarmuid Martin- que se empiece con el
Génesis, que ya da una definición de matrimonio como única unión entre un hombre
y una mujer tan total e íntima que hay que dejar el padre y la madre para
unirse entre sí. Este relato presenta tres aspectos básicos del matrimonio,
como era en el principio: monogamia, permanencia e igualdad de sexos...
Pero la Pedagogía divina alcanza su culmen cuando el hijo de Dios entra en la historia. El grupo expone el relato evangélico del encuentro de Jesús con la adúltera y sus palabras: ''Vete y no peques más'', sin unirse a los que piden su lapidación. ni condenarla. El grupo presenta este texto reconociendo que ''solo a través de la pedagogía divina comprenderemos nuestro ministerio como reflejo de la paciencia y la misericordia de Dios. El plan divino prosigue en nuestros días. La pedagogía divina da el contenido y el tono a la enseñanza de la Iglesia...En las situaciones difíciles de la tercera parte, tendríamos que recordar siempre que Dios nunca renuncia a su misericordia. La misericordia revela el verdadero rostro de Dios y su misericordia llega a todos, sobre todos a los que sufren, son débiles o caen’.
Pero la Pedagogía divina alcanza su culmen cuando el hijo de Dios entra en la historia. El grupo expone el relato evangélico del encuentro de Jesús con la adúltera y sus palabras: ''Vete y no peques más'', sin unirse a los que piden su lapidación. ni condenarla. El grupo presenta este texto reconociendo que ''solo a través de la pedagogía divina comprenderemos nuestro ministerio como reflejo de la paciencia y la misericordia de Dios. El plan divino prosigue en nuestros días. La pedagogía divina da el contenido y el tono a la enseñanza de la Iglesia...En las situaciones difíciles de la tercera parte, tendríamos que recordar siempre que Dios nunca renuncia a su misericordia. La misericordia revela el verdadero rostro de Dios y su misericordia llega a todos, sobre todos a los que sufren, son débiles o caen’.
Siempre de pedagogía divina habla el círculo francés cuyo relator es el
obispo Laurent Ulrich, que propone ''subrayar los numerosas encuentros de Jesús
con las familias'' a lo largo de los Evangelios y reafirma que ''la pedagogía
divina actua en toda la revelación bíblica y debe seguir experimentándose por
la Iglesia, siguendo a las familias en las alegrías y tristezas''. Otra
observación de este Círculo, que encuentra amplia resonancia es el deseo de que
la Relatio manifieste una unidad conceptual más grande y no se hable de la
indisolubilidad como si fuera la unica preocpación. ''Que se hable de la
fidelidad e indisolubilidad como don y llamamiento, más que en términos
jurídicos de deber; que no se perciban como superpuestas al compromiso, sino
como profundamente integradas en el lenguaje del amor y comprendidas en su
dimensión teologal. Que se hable de matrimonio como llamado al amor y a la
comunión''.
''Hay que poner acento en la
gradualidad y procesualidad para acoger el proceso como Dios comunica la gracia
de la Alianza, que educa teniendo en cuenta cada persona, progresivamente, en
comunidad, corrige, acompaña y perdona – se hace eco el Círculo de habla
hispana cuyo relator es el cardenal José Luis Lacunza Maestrojuan- Por ser la
pedagogía de Dios, la procesualidad se recoge tambien en la Tradición .Hay
expresiones en las que parece que se absolutiza el matrimonio y la familia,mientras que Jesús los relativiza al
Reino de Dios. Se habla de encuentros de Jesús con distintas personas en
distintos ámbitos, pero habría que insistir en los que se realizan en ámbitos
familiares: Lázaro y familia, Pedro y familia... Jesús siempre abre puertas.
La fidelidad de Dios se derrama en el sacramento del Matrimonio, pero al modo humano: “quidquid recipitur, ad modum recipientis recipitur”. La fidelidad indisolubilidad es un misterio que incluye la fragilidad. No tenemos una teología de la familia sino del matrimonio y más vinculada a lo moral.
El Magisterio debería presentar el Evangelio de la familia en forma orgánica e integrada. Siguiendo la tesis de los “semina Verbi”, no se puede desconocer que hay muchos valores positivos en otros tipos de familia''.El Magisteri debería presentar el Evangelio de la familia en forma orgánca e integrada. Siguiedo la tesis de los "semina verbi", no se puede desconocer que hay muchos valores positivos en otros tipos de familia".
La fidelidad de Dios se derrama en el sacramento del Matrimonio, pero al modo humano: “quidquid recipitur, ad modum recipientis recipitur”. La fidelidad indisolubilidad es un misterio que incluye la fragilidad. No tenemos una teología de la familia sino del matrimonio y más vinculada a lo moral.
El Magisterio debería presentar el Evangelio de la familia en forma orgánica e integrada. Siguiendo la tesis de los “semina Verbi”, no se puede desconocer que hay muchos valores positivos en otros tipos de familia''.El Magisteri debería presentar el Evangelio de la familia en forma orgánca e integrada. Siguiedo la tesis de los "semina verbi", no se puede desconocer que hay muchos valores positivos en otros tipos de familia".
Mucha importancia atribuyen los
diversos círculos a la preparación de los jóvenes para el matrimonio y a la
necesidad de acompañarlos en este camino. Si el círculo francés B, recuerda la
gran disminución de los matrimonios en las capitales europeas, el cardenal Lacunza,
matiza que ''cuando se habla de los jóvenes y el matrimonio, se hace desde la
perspectiva del miedo, lo cual no es suficiente, es una cuestión antropológica:
viven al día, no encaja con su manera de pensar el “para siempre”.
Quizá podríamos hablar de informalidad: un papel no hace el matrimonio y quizá lo hemos rodeado de tantas formalidades que no caben en la mente de los jóvenes que, muchas veces, identifican formalidad con hipocresía.Además, decir que tienen miedo o no se atreven contradice la experiencia de tantos jóvenes que aceptan el riesgo del voluntariado o se arriesgan por razones políticas u otras luchas''.
Quizá podríamos hablar de informalidad: un papel no hace el matrimonio y quizá lo hemos rodeado de tantas formalidades que no caben en la mente de los jóvenes que, muchas veces, identifican formalidad con hipocresía.Además, decir que tienen miedo o no se atreven contradice la experiencia de tantos jóvenes que aceptan el riesgo del voluntariado o se arriesgan por razones políticas u otras luchas''.
El círculo francés B ha informado
también de que han votado por unanimidad la propuesta de que ''el anuncio del
Evangelio de la familia exige hoy una intervención magisterial que haga más
coherente y simplifique la actual doctrina teológico canónica sobre el
matrimonio y que se debe apoyar la definición de familia ‘’como sujeto de
acción pastoral’’.
Al respecto, el Círculo francés cuyo
relator es el arzobispo Paul-André Durocher señala que ''las experiencias
pastorales compartidas nos llevan a ver que en la Iglesia hablar de familia es
hablar de una realidad humana que se inscribe en el tiempo y en el espacio....
Cada familia tiene sus genealogías que la entroncan en una historia y una
cultura.... Esta complejidad es el lugar y la ocasión de la manifestación del
misterio de la misericordia de Dios. Formulamos el deseo de que el Sínodo abra
un periodo de paciente búsqueda común de teólogos y pastores que intenten
establecer las justas señales de una pastoral familiar, que traduzca el
horizonte de la familia en un horizonte de comunión. Necesitamos menos
adaptaciones de disciplina universal que una base sólida para la reflexión y el
compromiso pastoral''.
Recorre también el concepto de familia como misión. Por ejemplo, el
círculo italiano C, habla del ''valor evangelizador del matrimonio y la
familia'' y pide un ''estilo nuevo de cercanía de la Iglesia a las familias,
una proximidad contagiosa, una ternura fuerte y exigente''. Los miembros han
insistido mucho en que ''la comunidad cristiana sea una familia de familias,
mida su acción pastoral con el estilo de la familia y transmita con ellas una
fuerza humanizadora a la vida del mundo, superando la deriva individualista''.
''Los Padres han encontrado muy util valerse de la catequesis del Papa
Francisco sobre la exigencia de armonizar la valorización de la sacramentalidad
del matrimonio y la atención a su dimensión criatural -escriben los miembros
del Círculo italiano A- que piden también completar el texto del Instrumentum
Laboris sobre la presentación de la doctrina insertando la dimensión espiritual
y pneumatológica, acogiendo la sensibilidad de la tradición oriental. Propuesta
traducida en modo concreto que haga más explícito el primado de la gracia, el
reconocimiento del pecado y la necesidad de impulsar caminos de conversión. La
gracia no actúa solo en el momento de la celebración del sacramento sino a lo
largo de la vida porque es sacramento permanente en analogía con la
Eucaristia''.
Por su parte el arzobispo Mark
Coleridge, del Círculo inglés C, no olvida ''la necesidad de explorar más a
fondo la posibilidad de las parejas que están casadas civilmente o cohabitan de
empezar un camino hacia el matrimonio sacramental y de que sean alentadas y
acompañadas en este camino'' y en el Círculo inglés D, varios obispos
subrayaron que el documento debería hablar más del papel de la mujer y recordar
que muchas sufren abusos por parte de sus maridos.Necesitamos ser más realistas
sobre los problemas del matrimonio, en lugar de decir sencillamente a las
personas que tienen que estar juntos., afirma el texto. En el mismo círculo,
otro prelado señaló que a veces las familias ejemplares son difíciles de
proponer a las que atraviesan por situaciones difíciles ya que se pueden sentir
intimidadas por ellas. Algunos obispos sugirieron que el texto debería
presentar las razones canónicas para la separación de los esposos o la
anulación.
Otro concepto común es el de vocación
a la vida familiar y de espiritualidad familiar, para la que el Círculo Inglés
A, cuyo relator es el arzobispo Joseph E. Kurtz , sugiere una una serie de
buenas prácticas que ayudarían a vivir mejor una y otra: la recepción de la
Palabra de Dios en la familia, la catequesis familiar y el explícito impulso,
que debería constar en el documento final del Sínodo, de oraciones
para-litúrgicas y rituales en el seno familiar.
También el Círculo del cardenal
Coleridge apunta a que el documento final presente una serie de iniciativas
claras o de estrategias para ayudar a las familias y sostener a las que están
en dificultad. ''Sería algo concreto y estaría en sintonía con el carácter
esencialmente práctico de este segundo Sínodo''.
''En el pasado -recuerda el Círculo
Inglés A- el Santo Padre a menudo utilizaba a menudo los textos definitivos
aprobados como base para una exhortación apostólica y hemos hablado de que este
enfoque era fructífero. Reconocemos, no obstante, las limitaciones de un
documento que será aprobado al final de este Sínodo. Si bien deben hacerse todo
los esfuerzos posibles para que el lenguaje sea ágil y atractivo, la principal
preocupación es la claridad de las explicaciones fundadas en la enseñanza de la
Iglesia sobre el matrimonio y la familia.
Apuntando siempre al documento final,
el Círculo de habla hispana B, se interroga sobre el sentido del trabajo
sinodal. ''La doctrina es conocida -escriben sus miembros- pero las exigencias
de la realidad y los nuevos acentos de la reflexión teológica deben ser tomados
en cuenta para que haya realmente una aporte significativo. Se propone una
referencia más explícita a rtextos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento
(el amor nupcial de Dios con su pueblo) como del rico magisterio postconciliar
sobre la familia.
Un documento magisterial, solicita en
cambio el Círculo italiano B ''Ya que el Instituto del Sínodo dificilmente
podría responder a la exigencia de ordenar en un documento exhaustivo la
compleja y diversificada doctrina sobre el matrimonio y la familia -afirman-
emerge la necesidad, por una parte de solicitar un documento magisterial que
responda a esta exigencia, por otra el compromiso de verificar las
consecuencias pastorales relativas a esa temática. A este propósito los Padres
expresan la necesidad de considerar la misión propia de la mediación pastoral
en la transmisión de la doctrina''.
Círculos menores sobre la segunda parte del Instrumentum laboris -
En el corazón del Sínodo.
2015-10-14 - L’Osservatore Romano
El corazón del Sínodo. Así definieron
algunos padres la segunda parte del Instrumentum laboris, que busca
explicar lo que la Iglesia dice sobre la realidad de la familia cristiana,
sobre su vocación y misión. Es la parte en la que se centró el debate de los
trece círculos menores reunidos el 12 y el 13 de octubre. Los resultados de ese
trabajo se presentaron en la octava congregación general, el miércoles 14 de
octubre por la mañana.
Como es habitual, la asamblea se
inició con la oración de la hora Tercia, guiada en esa ocasión por el
presidente delegado, el cardenal André Vingt-Trois. En la homilía, el arzobispo
ecuatoriano Luis Gerardo Cabrera Herrera se dirigió a los 264 padres presentes
en el aula —no estaba el Papa Francisco con motivo de la audiencia general en
la plaza de San Pedro— para hablar de la familia como «espacio propicio para
experimentar la gloria de Dios». Hay que redescubrir, dijo, la familia como
«una escuela donde aprendemos los valores fundamentales».
Y del papel de la familia hablaron los
trece relatores, quienes, precisamente por la centralidad del tema, solicitaron
unánimemente un mayor número de referencias bíblicas y magisteriales y una
mayor armonía y cohesión de la segunda parte del Instrumentum laboris con
el fin de garantizar la necesaria claridad y precisión del texto.
El cardenal Piacenza, relator del
círculo italiano B, destacó que dicha sesión es útil precisamente para
comunicar «la belleza del matrimonio ante las temerosas previsiones expresadas
en la difundida «cultura de lo provisional». Juntamente con ello sugiere poner
de relieve las diversas formas de vocación al amor (matrimonial, sacerdotal,
consagrado) y, desde el punto de vista del lenguaje, prestar atención al uso de
los términos «naturaleza» y «natural» que pueden causar malentendidos en el uso
común. Es necesario, en cambio, un estilo comprensible y eficaz para «ayudar a
las familias a entrar en el misterio de la familia de Nazaret». Por último,
surgió del círculo la necesidad de un documento magisterial para «ordenar de un
modo exhaustivo la compleja y variada doctrina sobre el matrimonio y la
familia».
Como línea guía propuesta por el
círculo italiano C, dijo el obispo Brambilla, es necesario que el Sínodo
«vuelva a la fuente viva del mensaje de Jesús», una palabra que parte del
«principio» de la creación y llega a la realización en la cruz y la
resurrección. Tampoco se deben olvidar las aportaciones del magisterio que
describen las características de la alianza esponsal: «santidad, unidad,
fidelidad, fecundidad y generación a la vida en la educación, en la sociedad y
en el mundo». De este modo se podrá definir mejor el papel de las familias,
sobre todo su rol evangelizador, y el estilo que la Iglesia debe tener en
relación a ellas: «proximidad contagiosa y ternura fuerte y exigente». La
comunidad cristiana, se dijo, debe acompañar todas las etapas de la vida
familiar con especial compromiso en el itinerario de «iniciación de los
jóvenes».
El tema del acompañamiento surgió
también del debate del círculo italiano A. El mismo —explicó el relator, padre
Arroba Conde— pidió que se explicite la relación que tiene el Sínodo con el
próximo Jubileo de la misericordia. Destacando la importancia que la gracia de
Dios obra durante toda la vida, se puso de relieve la necesidad de alentar
caminos de conversión.
Acerca de la realidad concreta de la
vida cotidiana familiar presentó diversas aportaciones el círculo inglés D. Es
necesario —dijo el relator, arzobispo Chaput— hacer comprender la novedad del
sacramento cristiano del matrimonio. Respecto al tema de la indisolubilidad,
por ejemplo, se sugirió presentarlo como valor positivo y no tanto como un peso
que hay que soportar.
En la vida diaria la familia está llamada a ser testigo a
través de la vida de oración, la sensibilidad a las cuestiones ambientales y el
gesto de compartir en la caridad.
Sobre la oración común, la
participación en la misa dominical, pero también en paraliturgias realizada en
casa, insistió el círculo inglés A. El arzobispo Kurtz dijo que la vocación
común es la vocación a la comunión y a la misión, y que la fuente de todo está
en Jesús.
El trabajo del círculo español A lo
presentó el relator, el cardenal Lacunza Maestrojuán. Ante todo se pidió una
definición clara de «familia», con el estilo de lo realizado en la Gaudium
et spes.
También de este círculo llegó una invitación a tener una mirada
concreta sobre la vida de las familias («el Evangelio se hace carne a través de
la acogida, el perdón y el encuentro, de otro modo el cristianismo se reduce a
retórica o ideología») y los itinerarios graduales de acogida de la gracia de
Dios.
Los padres sinodales hicieron una invitación a reconocer que hay valores
positivos también en otros tipos de familia.
De la relación del arzobispo Ulrich,
del círculo francés A, surgió una amplia mirada al destacar que la Buena
noticia de la familia es fuente de esperanza para todos, no sólo para los
católicos.
Una vez más, respecto a la naturaleza del matrimonio, se sugirió
hablar de fidelidad e indisolubilidad como don y llamada, más bien que en
simples términos jurídicos de deber.
Sobre la dimensión misionera de la
familia y su identidad como imagen del amor trinitario insistió el círculo
español B. El relator, arzobispo Porras Cardozo, sugirió que el documento final
preste mayor atención a los hijos y a las diferentes realidades que existen en
todo el mundo.
La atención a las diversas culturas,
con la idea de programas catequísticos específicos, fue sugerencia del
arzobispo Coleridge en nombre del círculo inglés C, que invitó a comprender
mejor las dificultades de los jóvenes respecto a las opciones matrimoniales.
Una Iglesia que acompaña a las
familias con atención pastoral personal y que con prudencia y sabiduría sepa
ser misericordiosa y comprensiva, fue el deseo del círculo alemán a través de
la relación del arzobispo Heiner Koch. «Misericordia y verdad, gracia y
justicia —dijo—, no sólo contraposiciones, porque Dios es amor y con su
misericordia Él nos hace justos».
Una invitación a seguir la «pedagogía
de Dios» llegó también del arzobispo Diarmuid Martin, relator del círculo
inglés B. Una pedagogía que parte del relato del Génesis, con la referencia a
la unión entre el hombre y la mujer, y encuentra su realización en la vida de
Jesús.
Se necesita, al hablar de familia, un lenguaje menos jurídico que
recurra a términos como «gracia», «bendición», «pacto para la vida». Es decir,
hay que destacar las realidades bellas y positivas y recordar siempre que
«todos necesitamos la misericordia de Dios».
Temas presentes también en la relación
del círculo francés C. La familia —explicó el relator, arzobispo Durocher—
«evangeliza a través de su ser mismo» que se funda en Jesús; y la misión de la
familia es «dar luz al poder de la misericordia de Dios».
Homilía del Arzobispo de Cuenca (Ecuador) durante el rezo de la Hora Tercia.
S.E. Mons. Luis Gerardo
Cabrera Herrera, O.F.M.
Arzobispo de Cuenca (Ecuador)
Martes 14 de octubre de 2015
El amor fraterno
y la gloria de Dios. (Cfr. 1Co 10,
17.24)
El amor fraterno
San Pablo nos invita a anteponer el
amor al hermano a cualquier interés personal. La presencia del otro ayuda a
salir de nosotros mismo y a buscar mejor, lo que más necesita para vivir con
dignidad y libertad. San Pablo nos invita a anteponer el amor al hermano a
cualquier interés personal. La presencia del otro nos ayuda a salir de nosotros
mismos y a buscar lo mejor, lo que más necesita para vivir con dignidad y
libertad.
Curiosamente, cuanto más buscamos el
bien de los demás, descubrimos mejor nuestras potencialidades y cualidades. La
soledad desaparece y el sin sentido de la vida se esfuma.
La familia, en este contexto, se
transforma en una escuela, donde aprendemos los valores fundamentales, como el
respeto y la solidaridad, a partir del amor paterno, materno y fraterno.
Gloria de Dios
Pensar en los otros es un paso
importante que damos, pues nos liberamos de nuestros estrechos intereses
personales. Sin embargo, no es suficiente; pues podríamos quedarnos en un mundo
de relaciones interpersonales sin mayor trascendencia. Por ello es necesario
abrirse a la Gloria de Dios.
San Pablo nos exhorta a hacer todo
para Gloria de Dios, desde las cosas cotidianas de la vida, como el comer y el
beber, hasta las más grandes y nobles, como amar, pensar y obrar bien. En la
gloria de Dios, todo adquiere valor y plenitud.
La gloria humana, por su parte, que
proviene del dinero, del prestigio social, del poder político y hasta del
religioso, es tan poca cosa frente a la Gloria de Dios, que resulta no solo
ridícula sino hasta ofensiva.
La familia, como Iglesia doméstica, es
el espacio propicio para experimentar la Gloria de Dios y no dejarnos seducir
por las luces efímeras de la gloria humana que no hacen sino discriminar a los
hermanos considerándolos de segunda o tercera categoría.
Que el amor fraterno y la Gloria de
Dios nos acompañen en todo momento de nuestra vida.
Rueda de prensa 14 de octubre, 2015
Continúan las congregaciones generales - Mucha gente reza por el
Sínodo.
2015-10-15 L’Osservatore Romano
Mucha gente reza por el Sínodo y
acompaña su desarrollo y a los padres sinodales. Lo dijo el Papa Francisco en
la apertura —el miércoles 14 de octubre por la tarde— de la novena congregación
general del Sínodo de los obispos, al contar que se lo habían confesado durante
los saludos en la audiencia general de esa mañana.
Durante los trabajos diversas voces
hablaron de las experiencias pastorales iniciadas junto a muchos esposos que
necesitan un acompañamiento especial, como en el caso de los divorciados
vueltos a casar civilmente.
Significativa es la institución en algunas diócesis
de una pastoral específica dirigida a ellos. El objetivo es acompañarlos
espiritualmente y guiarlos hacia la plena comprensión de la doctrina católica.
Sin fijar la atención sólo en la petición de conceder o no la comunión
eucarística, sino compartiendo un camino, viviendo junto a ellos para conocer
sus problemas, amarlos y perdonarlos.
El jueves por la mañana la décima
congregación general puso de relieve cómo la Iglesia nunca debe sumarse a la
lista de las instituciones que están haciendo «invisibles» a la familias, que
en el mundo sufren por la falta de trabajo o de una casa, por el hambre y la
violencia.
Al contrario, la Iglesia está llamada a responder a las numerosas
expectativas de las personas, testimoniando con misericordia la verdad de
Cristo.
No hay autoridad en el mundo que pueda borrar el vínculo de un matrimonio válido.
15 de octubre de 2015
15 de agosto de
2015.- El Sínodo de los Obispos está
debatiendo sobre la tercera parte del Instrumentum Laboris, “La misión
de la familia hoy”, donde se encuentran algunos de los temas más delicados
a propósito del acompañamiento de las familias en situaciones difíciles y de
sufrimiento.
Tal y como se ha explicado en la rueda
de prensa de este jueves, entre ayer por la tarde y esta mañana han sido un
total de 93 intervenciones de padres sinodales. Y muchas de ellas han tratado
precisamente de la situación de los divorciados vueltos a casar por lo civil
que quieren acceder a la comunión.
Acompañando al padre Federico
Lombardi, director de la oficina de prensa de la Santa Sede, estaban también
los portavoces en las distintas lenguas: en español, el sacerdote Manuel
Dorantes; en italiano el padre Bernard Hagenkord; en inglés, el padre
Thomas Rosica; y Romilda Ferrauto, para el idioma francés.
Representado a los padres sinodales,
hoy han participado monseñor Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla en
México y monseñor Stanislaw Gadecki, presidente de la Conferencia Episcopal de
Polonia.
Según han explicado los varios
portavoces, los padres sinodales han subrayado en sus intervenciones la defensa
de la doctrina católica y que “la Iglesia no tiene autoridad ni poder para
cambiar la Palabra de Dios”. Aunque también se ha observado que “la Iglesia no
puede excluir permanentemente a personas de los sacramentos”. Al respecto, es
aquí donde surge en las intervenciones la idea de la vía penitencial
y el camino de discernimiento, recordando que los divorciados vueltos a casar
por lo civil no están excomulgados y que en la vida de la Iglesia se puede
participar de muchas formas.
Otro tema abordado en el debate fueron
los matrimonios mixtos y con disparidad de culto y los retos que enfrenta estas
parejas. Por ejemplo, se habló de mujeres católicas que se casan con musulmanes
y se ven obligadas a vivir en una situación de poligamia. Del mismo modo, se
reflexionó sobre el sufrimiento y la necesidad de dar consuelo a los
matrimonios que no pueden tener hijos.
Para afrontar estas y muchas otras
situaciones, se habló de la necesidad de una pastoral familiar concreta, no
solo de organización de eventos puntuales.
Por su parte, monseñor Aguiar ha
recordado que “el Sínodo no pretende tomar decisiones. Nuestras reflexiones
quedan abiertas en las manos del Santo Padre”.
Monseñor Gadecki ha afirmado que
“es necesario acompañar a los divorciados con amor y amistad para que se
sientan amados por la Iglesia” al mismo tiempo que ha recordado que “es
necesario el arrepentimiento y la aceptación de los propios errores e iniciar
un nuevo camino”. Además, también ha asegurado que “no hay que condenar a nadie
porque la condena y el juicio es del Señor y no nuestro”.
Asimismo, el prelado mexicano ha
subrayado que “la doctrina y la pastoral van juntas. La pastoral es
consecuencia de la doctrina”. El Señor –ha precisado– nos ha dicho que la
salvación es para todos. También ha explicado que “no se trata de justificar
situaciones anómalas sino de descubrir causas y situaciones y cómo acompañar
pastoralmente”.
Igualmente, monseñor Gadecki ha
asegurado que en el Sínodo hay gran acuerdo sobre que “no hay autoridad en
el mundo que pueda borrar el vínculo de un matrimonio válido”.
Para concluir, monseñor Aguiar ha
explicado que el Papa muestra con el Año Jubilar la actitud de
la Iglesia de mostrar el amor misericordioso de Dios, un amor que tiene que
llegar a todos de la mejor manera, un amor que se empiece a generar en el seno
de una familia.
Por su parte, el portavoz Lombardi ha
mencionado que se habló también sobre el motu proprio sobre
el proceso sobre la nulidad matrimonial, en particular en relación con la
formación de los agentes en campo jurídico. Asimismo, ha asegurado que hubo
muchas propuestas y consejos pastorales concretos. Por ejemplo, uno de los
padres sinodales “subrayó que en el Instrumentum Laboris se
habla solo una vez de perdón, y es bastante poco”.
Rueda de prensa del 15 de octubre 2015.
Que las familias ayuden a los pastores para llegar a los que están
lejos
2015-10-16 - Radio Vaticana
(RV).- Que las familias que están
más cercanas “sean una mano, sean los pies, sean el corazón, sean los ojos que
alargan nuestra presencia de pastores para llegar a los que están lejos”, lo
explica a Radio Vaticano el Arzobispo de Villavicencio, Colombia, monseñor
Oscar Urbina Ortega. La entrevista fue realizada por el jesuita Guillermo
Ortiz.
“Dios quiso salir de su silencio y nos
habló, quiso salir de estar solo en el misterio de la Trinidad y se encarnó y
Dios no quiso estar lejos de nosotros y se hizo cercano. Al inicio sabemos que
él comenzó toda su obra con la obra maestra suya que es la creación del hombre
y de la mujer después de haber creado todo y cuando quiso rehacer lo que
el pecado destruyó escogió una familia sencilla de dos jóvenes que tuvieron la
audacia y la confianza en él de decirle si y allí nació, creció, aprendió,
compartió, oró, amó y una vez adulto realizó su misión”.
“A lo largo de todo ese camino de su
misión la familia fue objeto de su palabra, de su cercanía, de su perdón, de su
amor, de su compañía. A mí me impresiona mucho que hay muchos relatos del
Evangelio por ejemplo cuando cura al paralítico no le permite que lo siga sino
que le dice: ‘ve a tu casa’; cuando sana al leproso le dice: ‘vete a tu casa’;
cuando visita a Zaqueo le dice: ‘hoy ha llegado la salvación a esta casa’ y
cuando va a donde Marta, María y Lázaro él también nos da una enseñanza
profunda de la unidad que nosotros debemos tener en la familia entre el
encuentro que genera deseo de escuchar y luego alimenta el hacer misionero de
la familia”.
“Ha sido una riqueza muy grande el
encontrarme con tantos padres sinodales de toda la tierra y entonces ver cómo
las familias en cada uno de los lugares donde estamos tienen diversas
preguntas, viven diversas situaciones, pero en el fondo este designio amoroso
de Dios es para todas ellas. He aprendido mucho, me he enriquecido mucho, voy
muy contento porque en mi diócesis quiero hacer un trabajo sobre la renovación
de la parroquia y un trabajo de acompañamiento pastoral a las familias”.
“Nosotros estamos en un territorio de
violencia por la guerra que tenemos ha destruido mucho el tejido familiar con
los desplazamientos forzados, con el empobrecimiento de muchas personas, con la
perdida de sus tierras y de sus propiedades, entonces también la familia ha perdido
como su rostro porque el ser desplazado significa eso perder el rostro propio y
poder sanar, poder recuperar ese es un gran desafío que yo en este momento
tengo”.
“Y luego toda la dimensión ética
porque sin duda que la guerra también nos ha destruido en ese sentido y es a
partir de una ética cristiana donde se pueden reconstruir las relaciones,
primero en la familia para que se evite la violencia intrafamiliar y hacia
afuera para que sean historias de paz, de perdón, de reconciliación y de amor”.
“Yo pienso que el instrumento que
saldrá de este Sínodo se está buscando que sea muy comprensible entonces la
difusión y sobre todo la aplicación de él y el desatar en mi diócesis un
compromiso muy grande de las familias que están más cercanas sean una mano, sean
los pies, sean el corazón, sean los ojos que alargan nuestra presencia de
pastores para llegar a los que están lejos, a los que sufren, a los que tienen
necesidad de nuestro apoyo”.
Para Radio Vaticana, MTC.
Circulos Menores, tercera parte del Instrumentum Laboris
Ciudad del Vaticano, 16 octubre 2015
(VIS).-
Durante la Congregación General de esta mañana los diversos círculos
menores presentaron el resultado de sus reflexiones sobre la tercera parte del
Instrumentum Laboris a los Padres Sinodales. Ofrecemos a continuación algunos
extractos de las intervenciones.
-Reverendo Dr. Walter Altmann,
Moderador del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias (2006-2013)
''En relación con el mandato de que
''la iglesia camina junta para leer la realidad con los ojos de la fe y con el
corazón de Dios'', el Consejo Mundial de Iglesias habla desde la Asamblea de
Corea en 2013 de una ''peregrinación de la justicia y la paz'', subrayando que
estamos juntos en un camino de fe y profundamente comprometidos con la justicia
y la paz como signos del Reino de Dios por venir. Este compromiso de expresar
los valores del reino de Dios como justicia y paz es muy importante para todos
los que viven juntos en diferentes tipos de vida familiar.
Ella es el primero y el más interno círculo de nuestra vida en común si queremos aportar justicia y la reconciliación. Desde mi propio continente de América Latina, y desde mi experiencia como Moderador del CMI, sé cómo muchas mujeres y hombres, al igual que los hijos necesitan que la iglesia sea una comunidad de inclusión y curación, reconociendo nuestras diferencias en el vínculo de amor. La apertura necesaria para el cambio, y para el nuevo compromiso con la llamada de Dios hoy, debe ser un signo de nuestra peregrinación como un viaje común de las iglesias''.
Ella es el primero y el más interno círculo de nuestra vida en común si queremos aportar justicia y la reconciliación. Desde mi propio continente de América Latina, y desde mi experiencia como Moderador del CMI, sé cómo muchas mujeres y hombres, al igual que los hijos necesitan que la iglesia sea una comunidad de inclusión y curación, reconociendo nuestras diferencias en el vínculo de amor. La apertura necesaria para el cambio, y para el nuevo compromiso con la llamada de Dios hoy, debe ser un signo de nuestra peregrinación como un viaje común de las iglesias''.
-Metropolitano Bishoy de Damiette,
Iglesia Copta Ortodoxa
''La primera misión de la iglesia
hacia las personas con tendencias homosexuales es explicarles con ternura,
tolerancia y convicción que la homosexualidad es un gran pecado prohibido por
Dios de acuerdo a las Sagradas Escrituras. ..En consecuencia, la principal
misión pastoral de la Iglesia es animar a estas personas al arrepentimiento
guiándolos para llevar una vida pura... Si un miembro de una pareja es
homosexual y obliga a a la otra a tener relaciones contra el uso- natural la
Iglesia no debe obligar a la parte inocente a continuar una relación marital
sexual con él / ella, porque esto la perjudica física, fisiológica y
socialmente.
Nuestra Iglesia permite el divorcio en
caso de adulterio y en los casos que llamamos '' adulterio legal''; que son
todos los que se cuentan como adulterio : la homosexualidad, cópulas contra el
uso natural, instar u obligar ala parte inocente a relaciones prohibidas para
conseguir ganancias o al intercambio sexual.
Tal vez muchos casos de personas
divorciadas civilmente o vueltos a casar se deben a alguna de las razones
mencionadas anteriormente, que la iglesia puede evitar, permitiendo el divorcio
y el nuevo matrimonio sólo a la parte inocente. … Del mismo modo, los que están
casados civilmente o se han vuelto a casar necesitan un servicio pastoral que
debe ser tolerante y convincente. Debe quedar claro para ellos que el
matrimonio fuera de la iglesia no es un sacramento y no es un vínculo sagrado,
y que impide a la pareja la integración en la vida sacramental de la Iglesia.''
-Metropolitano Iosif, Patriarca de
Rumanía
''La familia es una institución, no
humana, sino divina. Como tal, es imagen de la divinidad, una variedad de
personas en comunión en la unidad de naturaleza. Es normativa para todas las
formas de la vida de la Iglesia (incluida la comunidad monástica, la familia y
la comunión en el Espíritu) y social.
La familia conyugal, como la familia o
la comunidad monástica, se rigen por los mismos principios: la castidad
(consagración de la sexualidad), la obediencia (a Cristo y entre sí en una
jerarquía de servicios), la pobreza (puesta en común de los bienes de
propiedad).
La familia, hacia el exterior tiene
una dimensión doble: la dimensión social; la caridad, la hospitalidad y el
testimonio de la fe y el amor en la Ciudad; b) la dimensión ecológica hoy en
día, es necesario precisarlo (respeto por las criaturas y la creación,
transformación de las criaturas por la agricultura, como alimentación dictada
por los cánones de la Tradición), una dimensión eucarística.
Pero también sabemos que la familia es
la primera célula de la Iglesia.
También los esposos que participan regularmente en la Eucaristía como miembros del sacerdocio real y concelebran bajo la cabeza, que es Jesucristo. Todas las características de la familia se derivan de su estructura eucarística, basada principalmente en el perdón alimentado por la humildad que hace crecer el amor mutuo y transfigura a corto y largo plazo la persona y la vida cristiana. La grandeza divina del matrimonio reside en que es una representación viva de la unión del Logos con la naturaleza humana''.
También los esposos que participan regularmente en la Eucaristía como miembros del sacerdocio real y concelebran bajo la cabeza, que es Jesucristo. Todas las características de la familia se derivan de su estructura eucarística, basada principalmente en el perdón alimentado por la humildad que hace crecer el amor mutuo y transfigura a corto y largo plazo la persona y la vida cristiana. La grandeza divina del matrimonio reside en que es una representación viva de la unión del Logos con la naturaleza humana''.
-Reverendo A. Roy Medley, Secretario
General de las Iglesias Baptistas Americanas, Delegado Fraterno de la Alianza
Baptista Mundial
''No hay familia perfecta ni
matrimonio perfecto. En nuestro mundo roto, las familias no son sólo una fuente
de gran bendición, también pueden ser una fuente de gran daño como cuando un
padre moleste a sus hijas o los hermanos y hermanas se pelean por la herencia.
Esta es la realidad pastoral: las familias tienen sus bendiciones y sus
disfunciones. En medio de esas experiencias las personas anhelan misericordia.
Por lo tanto, en la himnología Baptista, Jesús como amigo, es un tema
importante. Himnos como ''Que amigo tenemos en Jesús'', y ''No hay otro amigo
como el humilde Jesús,'' expresan para nosotros la presencia de Dios en medio
de nuestras imperfecciones y luchas. Nos recuerdan a Aquel que en su vocación
de siervo que sufre sana nuestras heridas. Es el que invita a los pecadores a
sentarse a su mesa; el que es ''manso y humilde de corazón, en quien
encontramos descanso para nuestras almas'' aquel a quien oramos con toda
confianza: ''Señor, ten misericordia.''
-Metropolitano Stephanos de Tallinn y
de toda Estonia, representante de de SS Bartolmé, Patriarca Ecumenico de
Constantinopla
''Por tanto, nuestra primera tarea es
la evangelización. Se debería - si es posible y sin coacción, tanto menos
disimulada - hacer que las mujeres y hombres de hoy sientan que no son
huérfanos, que Jesús los acoge, que ama a todos como lo son para darles
coherencia y responsabilidad, como amaba a esas mujeres ''perdidas'' que eran
la Samaritana y la Prostituta. Dirigirnos a nuestros contemporáneos con un
lenguaje de juicio acerca de la sexualidad desde la perspectiva de lo permitido
y lo prohibido, mientras que en muchos casos no saben muy bien si realmente
creen en Dios, es absurdo. Esto puede alejarles por mucho tiempo de Dios, de
Cristo, y de la Iglesia. Sólo si encontramos la palabra conveniente , para
mostrar a las parejas la sacramentalidad del amor que les pertenece, podemos
hacerles entender el significado de ''sacramento del matrimonio'' .Ciertamente
el verdadero amor puede ser un lugar privilegiado de evangelización''
-Tim Macquiban, Director de la oficina
de los Metodistas Ecuménicos en Roma
''A veces este Sínodo se ha centrado
en una forma familiar de padres e hijos, como se define a través del matrimonio
sacramental y su vocación, olvidando que muchas personas experimentan
diferentes formas de familia por los diversos contextos y culturas''. ''A pesar
de que con razón celebramos la alegría de la nueva vida y la centralidad de la
vida matrimonial y familiar (como se define tradicionalmente), aquellos que son
solteros, con o sin hijos, o en matrimonios civiles o que conviven, e incluso
aquellos dentro de matrimonios celebrados en la iglesia y sin hijos, pueden
sentirse fácilmente excluidos. La Iglesia tiene el desafío de aceptar que se
puede (aunque no intencionalmente) añadir estas dificultades dentro del
Evangelio de la Familia''.
-Obispo emérito Ndanganeni Petrus
Phaswana, de la Iglesia Evangélica Luterana en Sudáfrica
''Con frecuencia, la política, la
religión y la cultura se instrumentalizan y se utilizan para dividir a la gente
y a las naciones. Esto ha causado una creciente alienación y desunión. En medio
de este aislamiento, la Iglesia tiene la gran tarea de anunciar y testimoniar
que Dios no nos llama al aislamiento, sino, más bien, a la vida en comunión con
Cristo y con los demás''. ''El gran compromiso entre católicos y luteranos es
buscar la unidad cristiana a través del diálogo teológico conjunto y que estas
discusiones teológicas apoyen a los cristianos individuales en los desafíos y
las penas que deben enfrentar en su vida cotidiana''.
-Reverendo Timothy Thorton, Delegado
Anglicano
''Yo uso la palabra cuestiones, no
problemas, no sólo por eufemismo inglés e ironía, sino también porque, como se
ha dicho por muchos de los Padres sinodales, la primera parte del Instrumentum
Laboris está demasiado centrada en los aspectos negativos de la vida familiar.
Hay mucha alegría en la familia y en la vida familiar, y mucho que celebrar''.
''Todas las familias cambian. Cuando
una pareja anuncia su compromiso ya están mirando hacia el futuro con
esperanza, alegría y cierta preocupación. Cuando una pareja se casa están
llenos de planes sobre el futuro. Cuando nace un bebé los padres disfrutan el
momento, pero inmediatamente miran hacia el futuro. No queremos que el bebé sea
siempre un bebé, sería muy extraño. Esperamos y oramos para que crezca, se
desarrolle y madure''.
''El cambio es una parte fundamental de la fe cristiana. Está en el corazón de lo que somos y lo que creemos... Todos los días estamos llamados a convertirnos a Cristo, apartarnos del pecado y volver a Dios. Todos los días nos abrimos a la posibilidad de transformación. Es por eso que todos los cristianos están llenos de alegría y esperanza , todos los días''.
-Robert K. Welsh , Delegado fraterno
de la Iglesia Cristiana, Discípulos de Cristo
''¿Cómo entendemos el matrimonio y la
vida familiar hoy en día? ¿Qué podemos hacer para responder al creciente número
de divorcios y el impacto en los niños de esas familias?. Cuestiones urgentes
para todos los cristianos y todas las sociedades, que representan grandes
desafíos teológicos, prácticas y pastorales''.
''He tomado nota de que a lo largo de
estos párrafos, los matrimonios mixtos sólo se nombran en el contexto de la
presentación de los problemas; por ejemplo, a nivel pastoral de la educación
religiosa de los hijos y en la relación con la vida litúrgica. Mi esperanza es
que este Sínodo también pueda identificar los ''matrimonios mixtos'' en un
contexto más positivo y esperanzador como ''grandes oportunidades'' para dar
testimonio del don de la unidad en el amor de Cristo y de Dios para todas las
personas de Dios, especialmente para los matrimonios entre personas bautizadas
como cristianos''.
''Mi esposa es católica; mi hija se ha convertido en Católica Romana a través de su matrimonio con un católico romano de toda la vida; y ahora tengo tres hermosos nietos – todos bautizados en la Iglesia Católica. Mi nieto mayor (Trace), de 14 años, con frecuencia sirve como monaguillo. Él, ama a la iglesia, ama la Misa, y sobre todo ayudar durante la celebración de la Eucaristía. Mi pena está en que, cuando asisto a misa con mi nieto, no se me permite participar en la Eucaristía. Es personal, y es doloroso, viniendo de mi formación como discípulo de Cristo y ecuménico de toda la vida, no sólo la experiencia de ser excluido de mi propia familia personal, sino, también experimentar la exclusión de la familia de la Iglesia: una, santa, católica y apostólica que todos nosotros profesamos''.
Intervenciones de los Delegados Fraternos
Ciudad del Vaticano, 16 octubre 2015
(VIS).-Ofrecemos a continuación algunos extractos de las intervenciones de los
Delegados Fraternos de esta mañana.
-Reverendo Dr. Walter Altmann,
Moderador del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias (2006-2013)
''En relación con el mandato de que
''la iglesia camina junta para leer la realidad con los ojos de la fe y con el
corazón de Dios'', el Consejo Mundial de Iglesias habla desde la Asamblea de
Corea en 2013 de una ''peregrinación de la justicia y la paz'', subrayando que
estamos juntos en un camino de fe y profundamente comprometidos con la justicia
y la paz como signos del Reino de Dios por venir. Este compromiso de expresar
los valores del reino de Dios como justicia y paz es muy importante para todos
los que viven juntos en diferentes tipos de vida familiar. Ella es el primero y
el más interno círculo de nuestra vida en común si queremos aportar justicia y
la reconciliación. Desde mi propio continente de América Latina, y desde mi
experiencia como Moderador del CMI, sé cómo muchas mujeres y hombres, al igual
que los hijos necesitan que la iglesia sea una comunidad de inclusión y
curación, reconociendo nuestras diferencias en el vínculo de amor. La apertura
necesaria para el cambio, y para el nuevo compromiso con la llamada de Dios
hoy, debe ser un signo de nuestra peregrinación como un viaje común de las
iglesias''.
-Metropolitano Bishoy de Damiette,
Iglesia Copta Ortodoxa
''La primera misión de la iglesia
hacia las personas con tendencias homosexuales es explicarles con ternura,
tolerancia y convicción que la homosexualidad es un gran pecado prohibido por
Dios de acuerdo a las Sagradas Escrituras. ..En consecuencia, la principal
misión pastoral de la Iglesia es animar a estas personas al arrepentimiento
guiándolos para llevar una vida pura... Si un miembro de una pareja es
homosexual y obliga a a la otra a tener relaciones contra el uso- natural la
Iglesia no debe obligar a la parte inocente a continuar una relación marital
sexual con él / ella, porque esto la perjudica física, fisiológica y socialmente.
Nuestra Iglesia permite el divorcio en
caso de adulterio y en los casos que llamamos '' adulterio legal''; que son
todos los que se cuentan como adulterio : la homosexualidad, cópulas contra el
uso natural, instar u obligar ala parte inocente a relaciones prohibidas para
conseguir ganancias o al intercambio sexual.
Tal vez muchos casos de personas
divorciadas civilmente o vueltos a casar se deben a alguna de las razones
mencionadas anteriormente, que la iglesia puede evitar, permitiendo el divorcio
y el nuevo matrimonio sólo a la parte inocente. … Del mismo modo, los que están
casados civilmente o se han vuelto a casar necesitan un servicio pastoral que
debe ser tolerante y convincente. Debe quedar claro para ellos que el
matrimonio fuera de la iglesia no es un sacramento y no es un vínculo sagrado,
y que impide a la pareja la integración en la vida sacramental de la Iglesia.''
-Metropolitano Iosif, Patriarca de
Rumanía
''La familia es una institución, no
humana, sino divina. Como tal, es imagen de la divinidad, una variedad de
personas en comunión en la unidad de naturaleza. Es normativa para todas las
formas de la vida de la Iglesia (incluida la comunidad monástica, la familia y
la comunión en el Espíritu) y social.
La familia conyugal, como la familia o
la comunidad monástica, se rigen por los mismos principios: la castidad
(consagración de la sexualidad), la obediencia (a Cristo y entre sí en una
jerarquía de servicios), la pobreza (puesta en común de los bienes de
propiedad).
La familia, hacia el exterior tiene
una dimensión doble: la dimensión social; la caridad, la hospitalidad y el
testimonio de la fe y el amor en la Ciudad; b) la dimensión ecológica hoy en
día, es necesario precisarlo (respeto por las criaturas y la creación,
transformación de las criaturas por la agricultura, como alimentación dictada
por los cánones de la Tradición), una dimensión eucarística.
Pero también sabemos que la familia es
la primera célula de la Iglesia. También los esposos que participan
regularmente en la Eucaristía como miembros del sacerdocio real y concelebran
bajo la cabeza, que es Jesucristo. Todas las características de la familia se
derivan de su estructura eucarística, basada principalmente en el perdón
alimentado por la humildad que hace crecer el amor mutuo y transfigura a corto
y largo plazo la persona y la vida cristiana. La grandeza divina del matrimonio
reside en que es una representación viva de la unión del Logos con la
naturaleza humana''.
-Reverendo A. Roy Medley, Secretario
General de las Iglesias Baptistas Americanas, Delegado Fraterno de la Alianza
Baptista Mundial
''No hay familia perfecta ni
matrimonio perfecto. En nuestro mundo roto, las familias no son sólo una fuente
de gran bendición, también pueden ser una fuente de gran daño como cuando un
padre moleste a sus hijas o los hermanos y hermanas se pelean por la herencia.
Esta es la realidad pastoral: las familias tienen sus bendiciones y sus
disfunciones. En medio de esas experiencias las personas anhelan misericordia.
Por lo tanto, en la himnología Baptista, Jesús como amigo, es un tema
importante. Himnos como ''Que amigo tenemos en Jesús'', y ''No hay otro amigo
como el humilde Jesús,'' expresan para nosotros la presencia de Dios en medio
de nuestras imperfecciones y luchas. Nos recuerdan a Aquel que en su vocación
de siervo que sufre sana nuestras heridas. Es el que invita a los pecadores a
sentarse a su mesa; el que es ''manso y humilde de corazón, en quien
encontramos descanso para nuestras almas'' aquel a quien oramos con toda
confianza: ''Señor, ten misericordia.''
-Metropolitano Stephanos de Tallinn y
de toda Estonia, representante de de SS Bartolmé, Patriarca Ecumenico de
Constantinopla
''Por tanto, nuestra primera tarea es
la evangelización. Se debería - si es posible y sin coacción, tanto menos
disimulada - hacer que las mujeres y hombres de hoy sientan que no son
huérfanos, que Jesús los acoge, que ama a todos como lo son para darles
coherencia y responsabilidad, como amaba a esas mujeres ''perdidas'' que eran
la Samaritana y la Prostituta. Dirigirnos a nuestros contemporáneos con un
lenguaje de juicio acerca de la sexualidad desde la perspectiva de lo permitido
y lo prohibido, mientras que en muchos casos no saben muy bien si realmente
creen en Dios, es absurdo. Esto puede alejarles por mucho tiempo de Dios, de
Cristo, y de la Iglesia. Sólo si encontramos la palabra conveniente , para
mostrar a las parejas la sacramentalidad del amor que les pertenece, podemos
hacerles entender el significado de ''sacramento del matrimonio'' .Ciertamente
el verdadero amor puede ser un lugar privilegiado de evangelización''
-Tim Macquiban, Director de la oficina
de los Metodistas Ecuménicos en Roma
''A veces este Sínodo se ha centrado
en una forma familiar de padres e hijos, como se define a través del matrimonio
sacramental y su vocación, olvidando que muchas personas experimentan
diferentes formas de familia por los diversos contextos y culturas''. ''A pesar
de que con razón celebramos la alegría de la nueva vida y la centralidad de la
vida matrimonial y familiar (como se define tradicionalmente), aquellos que son
solteros, con o sin hijos, o en matrimonios civiles o que conviven, e incluso
aquellos dentro de matrimonios celebrados en la iglesia y sin hijos, pueden
sentirse fácilmente excluidos. La Iglesia tiene el desafío de aceptar que se
puede (aunque no intencionalmente) añadir estas dificultades dentro del
Evangelio de la Familia''.
-Obispo emérito Ndanganeni Petrus
Phaswana, de la Iglesia Evangélica Luterana en Sudáfrica
''Con frecuencia, la política, la
religión y la cultura se instrumentalizan y se utilizan para dividir a la gente
y a las naciones. Esto ha causado una creciente alienación y desunión. En medio
de este aislamiento, la Iglesia tiene la gran tarea de anunciar y testimoniar
que Dios no nos llama al aislamiento, sino, más bien, a la vida en comunión con
Cristo y con los demás''. ''El gran compromiso entre católicos y luteranos es
buscar la unidad cristiana a través del diálogo teológico conjunto y que estas
discusiones teológicas apoyen a los cristianos individuales en los desafíos y
las penas que deben enfrentar en su vida cotidiana''.
-Reverendo Timothy Thorton, Delegado
Anglicano
''Yo uso la palabra cuestiones, no
problemas, no sólo por eufemismo inglés e ironía, sino también porque, como se
ha dicho por muchos de los Padres sinodales, la primera parte del Instrumentum
Laboris está demasiado centrada en los aspectos negativos de la vida familiar.
Hay mucha alegría en la familia y en la vida familiar, y mucho que celebrar''.
''Todas las familias cambian. Cuando
una pareja anuncia su compromiso ya están mirando hacia el futuro con
esperanza, alegría y cierta preocupación. Cuando una pareja se casa están
llenos de planes sobre el futuro. Cuando nace un bebé los padres disfrutan el
momento, pero inmediatamente miran hacia el futuro. No queremos que el bebé sea
siempre un bebé, sería muy extraño. Esperamos y oramos para que crezca, se
desarrolle y madure''.
''El cambio es una parte fundamental de la fe cristiana. Está en el corazón de lo que somos y lo que creemos... Todos los días estamos llamados a convertirnos a Cristo, apartarnos del pecado y volver a Dios. Todos los días nos abrimos a la posibilidad de transformación. Es por eso que todos los cristianos están llenos de alegría y esperanza , todos los días''.
-Robert K. Welsh , Delegado fraterno
de la Iglesia Cristiana, Discípulos de Cristo
''¿Cómo entendemos el matrimonio y la
vida familiar hoy en día? ¿Qué podemos hacer para responder al creciente número
de divorcios y el impacto en los niños de esas familias?. Cuestiones urgentes
para todos los cristianos y todas las sociedades, que representan grandes
desafíos teológicos, prácticas y pastorales''.
''He tomado nota de que a lo largo de
estos párrafos, los matrimonios mixtos sólo se nombran en el contexto de la
presentación de los problemas; por ejemplo, a nivel pastoral de la educación
religiosa de los hijos y en la relación con la vida litúrgica. Mi esperanza es
que este Sínodo también pueda identificar los ''matrimonios mixtos'' en un
contexto más positivo y esperanzador como ''grandes oportunidades'' para dar
testimonio del don de la unidad en el amor de Cristo y de Dios para todas las
personas de Dios, especialmente para los matrimonios entre personas bautizadas
como cristianos''.
''Mi esposa es católica; mi hija se ha
convertido en Católica Romana a través de su matrimonio con un católico romano
de toda la vida; y ahora tengo tres hermosos nietos – todos bautizados en la
Iglesia Católica. Mi nieto mayor (Trace), de 14 años, con frecuencia sirve como
monaguillo. Él, ama a la iglesia, ama la Misa, y sobre todo ayudar durante la
celebración de la Eucaristía. Mi pena está en que, cuando asisto a misa con mi
nieto, no se me permite participar en la Eucaristía. Es personal, y es
doloroso, viniendo de mi formación como discípulo de Cristo y ecuménico de toda
la vida, no sólo la experiencia de ser excluido de mi propia familia personal,
sino, también experimentar la exclusión de la familia de la Iglesia: una,
santa, católica, apostólica que todos nosotros profesamos.
Este —precisó— está
llamado a pronunciarse como «pastor y doctor de todos los cristianos», por lo
tanto, «no a partir de sus convicciones personales, sino como testigo supremo de
la fides totius Ecclesiae, es decir, « garante de la obediencia y
de la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y
a la tradición de la Iglesia».
En el Sínodo las intervenciones de los delegados
fraternos y auditores.
16 de Octubre de
2015
Con la mirada y la ternura de madre,
así el Sínodo abrazó esta mañana muchas historias de familias, sobre todo a
través de la voz de veintitrés mujeres auditoras, grandes expertas en ese
ámbito, al cual, se afirmó, se puede siempre recurrir para comprender lo que se
puede hacer, también y sobre todo cuando hay problemas de por medio. Así, pues,
tuvo una orientación femenina la duodécima congregación general que abarcó toda
la mañana del viernes 16 de octubre, presentando en el aula las historias de
las familias. Los trabajos, en presencia del Papa, fueron dirigidos por el
cardenal presidente delegado de turno, Raymundo Damasceno Assis.
Fueron 262 los padres que tomaron
parte en esta sesión, que inició bajo el signo del ecumenismo: quienes hablaron
en primer lugar fueron los doce delegados fraternos.
Todos los cristianos —ha
sido el hilo conductor de las intervenciones— deberían hablar con un lenguaje
claro y común sobre y por la familia, porque precisamente este modo podría
revelarse la senda privilegiada hacia la unidad. En esta perspectiva, un papel
clave es el de los matrimonios mixtos que no constituyen nunca un problema, se
recordó no sólo por la parte católica, porque son una ocasión de diálogo y
conocimiento mutuo.
Al exponer su punto de vista sobre las
cuestiones que se refieren más de cerca a las familias, los delegados no
ocultaron ante todo el compromiso común hacia la unidad plena de todos los
cristianos. Y algunos lo expresaron de modo explícito. Robert K. Welsh,
representante de los Discípulos de Cristo, al respecto contó su historia
personal: su esposa es católica, como católicos son también la hija y los
nietos. El más grande de ellos, Trace, que tiene 14 años, es además un
monaguillo muy preparado. Pero, confesó Welsh, es un gran sufrimiento no poder
compartir juntos la Eucaristía. De aquí un verdadero llamamiento para llegar a
la unidad plena.
Por la parte ortodoxa, luego, se
volvió a proponer el fundamento de la verdad sobre el matrimonio cristiano como
sacramento. La Iglesia, dijo el representante del Patriarcado ecuménico, no
tiene la intención de imponer leyes como cualquier otro grupo de presión: se
trata en cambio de hacer sentir a los hombres que no son huérfanos sino amados
por Dios también en un contexto social nuevo y en cambio continuo. Y esta
continua evolución la indicó también la parte anglicana, con el deseo de que
nunca se pierda de vista la alegría que viene precisamente de ser cristianos.
De otro modo se corre el riesgo de ser tediosos y, por lo tanto, totalmente
irrelevantes. Se destacó también la importancia de encontrar las palabras justas
para hacerse entender por las familias, sobre todo por los jóvenes que
quisieran casarse pero que a menudo se ven desorientados en un mundo cada vez
más secularizado.
Los metodistas pusieron el acento en
el compromiso de acoger a las parejas que no tienen hijos, con una mención
especial de la valentía de recurrir a la adopción. La centralidad de la
Escritura, luego, estuvo en el centro de la aportación de la Alianza baptista,
junto con la sugerencia de hacer entender que, como expresa uno de sus himnos,
Jesús es de verdad un amigo para todos, y sobre todo para quien atraviesa una
situación de dificultad. En cambio, un fuerte aliento a continuar por la senda
bien iniciada del diálogo fue la propuesta de los luteranos.
Por su parte, el representante siro-ortodoxo
destacó que la Eucaristía no es un premio o una recompensa ni parte de un
castigo. Los coptos, en cambio, sugiriendo incluso tener siempre una actitud de
ternura y comprensión, consideran que es bueno recordar la enseñanza de la
Iglesia respecto a la homosexualidad y el divorcio.
Al asegurar que muchas personas, en
ámbito no católico, están siguiendo con atención los trabajos del Sínodo, con
el estudio y la oración, los delegados llevaron al al Papa y a los padres el
saludo fraterno, entre otros, de los patriarcas ortodoxos Bartolomé, Ireneo y
Daniel, de Tawadros y del arzobispo de Canterbury.
Un primer punto de unión entre las
doce intervenciones de los delegados fraternos y las veintisiete de auditores y
auditoras fue seguramente la cuestión de los refugiados a causa de las graves
violencias en Oriente Medio.
Así, Thomas Schirrmacher, en nombre de la Alianza
evangélica mundial, propuso también al Papa que se constituya un organismo para
colaborar eficazmente en garantizar acogida y futuro a las numerosas familias
cristianas obligadas a huir de las persecuciones y ahora inmersas en nuevos
contextos sociales en los cuales no es fácil insertarse sin perder las propias
tradiciones. Una cuestión urgente, retomada inmediatamente al inicio de la
serie de intervenciones de los auditores. Se relanzaron en el aula los
testimonios, bajo las bombas, de tantas familias cristianas que siguen viviendo
su fe, incluso en un contexto de persecución. Una cuestión, se denunció, que
viven muchas familias cristianas en Nigeria bajo la amenaza de las violencias
de Boko Haram.
Pero la denuncia de todo tipo de abuso
y violencia, sobre todo contra las mujeres, volvió luego en diversas ocasiones
en las palabras de auditores y auditoras, quienes hicieron presente la voz de
las familias que acompañan o con las que comparten experiencias comunitarias y
misioneras. También la propuesta de un llamamiento claro contra el tráfico de
seres humanos que tiene como primeras víctimas precisamente a las mujeres
juntamente con los niños.
El icono de la posada del buen
samaritano, mencionado en una de las intervenciones, relanzó la cuestión
central de un verdadero acompañamiento de las familias. Por lo demás, se dijo,
a los sacerdotes se les brinda un seguimiento durante toda su misión, mientras
que los matrimonios hacen un curso prematrimonial, a menudo rápido, que se
acaba en un par de meses.
Precisamente de la experiencia en ese ámbito surgió
un motivo de esperanza respecto al bien que las numerosas familias que tratan
de vivir la fe cristiana, incluso en medio de dificultades, pueden aportar en
la sociedad dominante.
Nuevamente a través de fragmentos de
vida concreta se relanzó el papel y la dignidad de los ancianos, juntamente con
la espontaneidad de los niños que, con su pureza, contribuyen a un modelo
auténtico de vida familiar. La cuestión de los métodos naturales para la
regulación de la fertilidad se propuso junto a un compromiso de ir a
contracorriente respecto a una cultura anticristiana alimentada por una crisis
económica y social globalizada. Como síntesis de esta realidad resonó en el
aula la definición de «Sampo generation», típica de Corea, que, se dijo, ya
nada significa galanteo, matrimonio e hijos, a causa de la presión social y los
problemas económicos.
Entre las iniciativas concretas para relanzar la
propuesta cristiana, también un equipo multidisciplinario que tenga como
protagonistas a los laicos, sobre todo mujeres. De ellas, se afirmó, se habla
aún demasiado poco. Y no se reconoce demasiado su papel concreto, sean madres,
hijas, abuelas y esposas.
Sería oportuno, por último, que las
familias cristianas se uniesen aún más para testimoniar, con los hechos, los
valores fundamentales, comenzando por el respeto mutuo, utilizando el momento
del Bautismo de los niños como espacio privilegiado de catequesis y conversión.
Entre las intervenciones, la de los esposos iraquíes Marqus Odeesho, la
religiosa costarricense Berta María Porras Fallas, la docente argentina María
Marcela Mazzini, y la coordinadora de nuestra edición mensual “donne chiesa
mondo” Lucetta Scaraffia.
Antes había tenido lugar la reflexión
sobre los temas de la misericordia, de la formación, de la acción misionera de
la familia, pero también de la escucha y de la realidad de ciertas situaciones
que requieren discernimiento, caracterizando así los trabajos de la undécima
congregación general del jueves 15 por la tarde. Con la presencia del Papa
Francisco, y bajo la presidencia del cardenal Tagle, el secretario general,
cardenal Baldisseri, dijo que hasta ese momento habían intervenido en las
diversas sesiones 247 padres sinodales y uno había presentado su aportación por
escrito. Entre las intervenciones de la tarde, las de los cardenales
Tettamanzi, Filoni, Caffarra, Menichelli, Danneels, y de los arzobispos Osoro Sierra
y Zékiyan.
A los 249 padres sinodales se presentaron diversas experiencias
pastorales y algunas propuestas para estar cerca de la crisis y necesidades de
las familias.
En especial, se destacó cómo a pesar de las situaciones críticas
en las que se encuentra una familia, la gracia sacramental dada en el
matrimonio, y que se extiende a la familia misma, no se ofrece para luego ser
retirada en cualquier circunstancia. Al contrario, es el hombre quien ignora o
no usa ese tesoro, como enseñaba Juan Pablo II. En efecto, se explicó, es
impensable que Cristo se divorcie de la Iglesia y que, por lo tanto, Dios
niegue o abandone a su familia. En el matrimonio, se destacó, el sacramento no
muere nunca y la gracia nunca es anulada, es más, puede revivir si existe un poco
de fe, perdón y verdad entre los esposos y con los hijos. Al respecto, se
explicó cómo la vocación matrimonial y la vida de familia no son ad
tempus y necesitan cada día ser elegidas, renovadas y confirmadas, así
como sucede en la vocación sacerdotal y en la vida consagrada. Respecto a los
muchos países en los que las Iglesias son jóvenes y la evangelización es
reciente, la enseñanza sobre el matrimonio y la familia debe ser clara y
comprensible. Al respecto, se hizo una sugerencia: considerando la diversidad
de tantas situaciones culturales, sociales y religiosas, se dé a las
Conferencias episcopales la posibilidad de estudiar y hacer propuestas que
tengan en cuenta situaciones matrimoniales específicas, que luego la Santa Sede
evaluará.
Precisamente para ir al encuentro de
las familias heridas y para evitar que en el amor conyugal ocupe un lugar
decisivo la división, es necesario que los esposos realicen un acto de
fidelidad al don de Dios, pero es necesario también que los pastores y la
comunidad sean custodios con ternura de la debilidad humana y ofrezcan la
medicina de la gracia. La pastoral, se destacó, debe llevar la grandeza de la
paciente y sanadora misericordia sin traicionar la verdad. Es necesario, por
ello, acogida, comprensión, participación solidaria, integración generosa, que
se convierten en valores necesarios para formar discípulos que lleguen a ser
samaritanos obedientes y gozosos.
Sin estas actitudes, se destacó, se corre el
riesgo de ser constructores de un reino de separados: los justos por una parte,
los pecadores por otra.
Se invitó también a reflexionar sobre el caso de los
esposos inocentes y abandonados. La persona abandonada que ha tenido y ha
vivido sin duda la gracia de la vocación conyugal, ¿se ha de considerar que con
el abandono se le induce a la vocación de plena castidad?
Al respecto, un padre sinodal hizo
referencia a una praxis oriental que se remonta al menos al siglo VI, la que en
algún caso particular la Iglesia oriental, si bien se recuerda la
indisolubilidad del matrimonio, y con el discernimiento del obispo, toleraba un
rito penitencial para aquellos que, fracasado el matrimonio y no teniendo ya la
posibilidad de reconstruirlo, se volvían a casar.
Se invita así a reflexionar
sobre la cuestión con una perspectiva más atenta a la epiqueya. Otro padre
sinodal habló de casa de la misericordia, entendida como el lugar donde Dios
habita en nosotros, donde su Espíritu nos habita. La palabra hebrea (rahumin),
se explicó, que corresponde al término latino misericordia, no contiene la
palabra corazón, pero elige otro término: “seno, útero”.
Esto porque, se
precisó, el lugar de la misericordia es un espacio donde reina la ternura del
corazón, un clima que se parece al calor del seno materno. Se hizo mención
luego a los miles de personas que han enviado cuestiones y sugerencias para el
Sínodo. Todo ello, se dijo, surgía de su corazón, en cuanto que Dios los
habitaba. Se habló también de las víctimas del silencio, es decir de los chicos
y las chicas objeto de incesto por parte de los padres o hermanos. Estas
personas abusadas en la infancia deberían encontrar una atención especial en el
seno del debate del Sínodo.
También por la tarde intervinieron tres matrimonios
auditores: los esposos Villafania, colaboradores de “Evangelium foundation” en
Manila, Filipinas, los esposos Witczak, responsables del “Worldwide marriage
encounter international ecclesial team” de Estados Unidos y los esposos
italianos Paloni y Calabrese, comprometidos en la pastoral misionera.
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Rueda de prensa del 16 octubre, 2015.
Rueda de prensa del 16 octubre, 2015.
· En el 50 aniversario de la asamblea que
representa al episcopado mundial el Papa recuerda la estrecha relación con el
concilio y subraya que el hecho de que el sínodo actúe «cum Petro et sub Petro»
no es una limitación de la libertad, sino una garantía de la unidad ·
17 de Octubre de
2015
«Iglesia y Sínodo son sinónimos». Así,
con esta expresión de san Juan Crisóstomo el Papa se refirió a la sinodalidad
como «dimensión constitutiva de la Iglesia » porque «la Iglesia no es otra cosa
que el “caminar juntos”» y a la luz de esta interpretación se comprende «el
mismo ministerio jerárquico».
En el discurso pronunciado el sábado
17 de octubre, durante la conmemoración del 50 aniversario del Sínodo de los
obispos, el Papa Francisco indicó que esta institución, querida por Pablo VI,
es «una de las herencias conciliares más preciosas de la última reunión
conciliar». Además se refirió al Sínodo como «el punto de convergencia del
dinamismo de escucha llevado a todos los niveles de la vida de la Iglesia».
Así, este camino sinodal «inicia escuchando al pueblo», «prosigue escuchando a
los pastores» y «culmina en la escucha del obispo de Roma».
El Papa dijo que «el hecho que el
Sínodo actúe siempre cum Petro et sub Petro —por lo tanto, no
sólo cum Petro, sino también sub Petro— no es una
limitación de la libertad, sino una garantía de la unidad» reiterando así las
palabras de la constitución dogmática Lumen gentium de que el
Papa es, por voluntad del Señor, «el principio y fundamento perpetuo y visible
de unidad así de los obispos como de la multitud de los fieles» (n. 23). «A
esto se une el concepto de jerarchica communio, usado por el
Concilio Vaticano II: Los obispos están unidos al obispo de Roma por el vínculo
de la comunión episcopal (cum Petro) y al mismo tiempo están jerárquicamente
sometidos a él como jefe del colegio (sub Petro)».
Puesto que la Iglesia «no es otra cosa
que el “caminar juntos” de la grey de Dios por los senderos de la historia que
sale al encuentro de a Cristo Señor», se entiende también que en su interior
nadie puede ser “elevado” por encima de los demás». Al contrario —afirmó el
Pontífice—, «en la Iglesia es necesario que alguno “se abaje” para ponerse al
servicio de los hermanos a lo largo del camino».
El Papa usó la imagen de la Iglesia
como «pirámide invertida», donde «el vértice se encuentra por debajo de la
base» para enfatizar el hecho de que en el servicio al pueblo de Dios, «cada
obispo, llega a ser para la porción de la grey que le ha sido encomendada, vicarius
Christi, vicario de Jesús, quien en la última cena se inclinó para lavar
los pies de los apóstoles». Y, «en un horizonte semejante —añadió—, el mismo
sucesor de Pedro es el servus servorum Dei».
Y de esto deriva que «para los
discípulos de Jesús, ayer, hoy y siempre, la única autoridad es la autoridad
del servicio, el único poder es el poder de la cruz». Una perspectiva desde la
que el Pontífice consideró también las reflexiones ecuménicas de la sinodalidad
de la Iglesia en el ejercicio del primado petrino.
Al respecto, dijo que «el
Papa no está, por sí mismo, por encima de la Iglesia; sino dentro de ella como
bautizado entre los bautizados y dentro del colegio episcopal como obispo entre
los obispos, llamado a la vez, como sucesor del apóstol Pedro, a guiar a la
Iglesia de Roma, que preside en el amor a todas las Iglesias».
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50 años de Sínodo. Papa: amar y servir al mundo, caminando juntos,
como el Señor espera de su Iglesia
2015-10-17 Radio Vaticana
(RV).- Seguir siendo una Iglesia
universal y sinodal. Caminar juntos, laicos, Pastores y Sucesor de Pedro,
escuchando al Pueblo de Dios, por las sendas de la historia hacia el encuentro
con Cristo.
Escucha y servicio que abraza a la familia
y a la humanidad entera, en la justicia y la paz
El Papa Francisco alentó a celebrar
con «alegría, alabanza y acción de gracias al Señor, el cincuenta aniversario
de la institución del Sínodo de los Obispos». En pleno desarrollo de la XIV
Asamblea general ordinaria sobre la familia, el Santo Padre hizo hincapié en
que, desde elConcilio Vaticano II, «hemos experimentado de forma cada
vez más intensa la necesidad y la belleza de ‘caminar juntos’».
Reiterando que, desde el comienzo
de su ministerio como Obispo de Roma, ha querido valorizar el Sínodo - una
de las herencias conciliares «más preciosas», y tras evocar al Beato Pablo
VI, que lo instituyó, y el impulso que San Juan Pablo II y Benedicto
XVI dieron al organismo sinodal, el Papa Bergoglio destacó la
importancia de perseverar en la sinodalidad, camino que Dios espera de la
Iglesia, amando y sirviendo al mundo:
«Debemos proseguir por este camino. El mundo en
el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus
contradicciones, exige de la Iglesia el potenciamiento de las sinergias en
todos los ámbitos de su misión. Precisamente el camino de la sinodalidad es
el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio».
El discurso del Santo Padre culminó el
evento conmemorativo - el sábado 17 de octubre de 2015 – en el Aula Pablo VI.
La introducción estuvo a cargo del Secretario General del Sínodo de los
Obispos, Card. Lorenzo Baldisseri. El Presidente de la Conferencia Episcopal de
Austria y Arzobispo de Viena, Card. Christoph Schönborn, presentó una relación
conmemorativa.
Y la Iglesia en los cinco
continentes - Europa, África, América, Asia y Oceanía - estuvo
representada respectivamente por el Card. Nichols, Arzobispo de Westminster,
Presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales; Mons. Chimoio,
Arzobispo de Maputo. El Card. Ezzati, Arzobispo de Santiago de Chile y
presidente de la Conferencia Episcopal chilena; Su Beatitud Sako, Patriarca de
Babilonia de los Caldeos, Iraq, que encabeza el Sínodo de la Iglesia Caldea; y
el Card. Mafi, Obispo de Tonga y Presidente de la Conferencia Episcopal del
Pacífico.
(CdM – RV)
Texto completo del discurso del Papa
Francisco
Beatitudes, Eminencias,
Excelencias, Hermanos y Hermanas,
Mientras se encuentra en pleno
desarrollo la XIV Asamblea General Ordinaria, conmemorar el cinquantesimo
aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos es para nosotros motivo
de alegría, de alabanza y de agradecimiento al Señor. Desde el Concilio
Vaticano II a la actual Asamblea sinodal sobre la familia, hemos experimentado
de manera poco a poco más intensa la necesidad y la belleza de "caminar
juntos".
En esta alegre circunstancia deseo
dirigir un cordial saludo a Su Eminencia el Cardenal Lorenzo Baldisseri,
Secretario General, con el Sub-Secretario Su Excelencia Monseñor Fabio Fabene,
los Oficiales, los Consultores y los otros Colaboradores de la Secretaría
General del Sínodo de los Obispos. Junto a ellos, saludo y agradezco por su
presencia a los Padres sinodales y a los otros Participantes a la Asamblea en
curso, así como a todos los presentes en esta Aula.
En este momento también queremos
recordar a aquellos que, en el transcurso de cincuenta años, han
trabajado al servicio del Sínodo, comenzando por los Secretarios
Generales que se han alternado: los Cardenales Władysław Rubin, Jozef
Tomko, Jan Pieter Schotte y el Arzobispo Nikola Eterović.
Aprovecho esta ocasión para expresar
de corazón mi gratitud a todos cuantos, vivos o difuntos, han contribuido con
un compromiso generoso y competente al desarrollo de la actividad sinodal.
Desde el inicio de mi ministerio como
Obispo de Roma he intentado valorizar el Sínodo, que constituye una de las
herencias más preciosas de la última reunión conciliar. Para el Beato Pablo VI,
el Sínodo de los Obispos debía volver a proponer la imagen del Concilio
ecuménico y reflexionar sobre su espíritu y el método. El mismo Pontífice
anunciaba que el organismo sinodal «con el pasar del tiempo podrá ser mayormente
perfeccionado». A él hacia eco, veinte años más tarde, San Juan Pablo II,
cuando afirmaba que «tal vez este instrumento podrá aun ser mejorado. Quizás la
colegial responsabilidad pastoral puede expresarse en el Sínodo aún más
plenamente» .
Finalmente, en el 2006, Benedicto XVI aprobaba algunas variaciones al Ordo Synodi Episcoporum, también a la luz de las disposiciones del Código de Derecho Canónico y del Código de los Cánones de las Iglesias orientales, promulgados en el interin .
Finalmente, en el 2006, Benedicto XVI aprobaba algunas variaciones al Ordo Synodi Episcoporum, también a la luz de las disposiciones del Código de Derecho Canónico y del Código de los Cánones de las Iglesias orientales, promulgados en el interin .
Debemos proseguir por este camino. El
mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus
contradicciones, exige de la Iglesia el potenciamiento de las sinergias en
todos los ámbitos de su misión. Precisamente el camino de la sinodalidad es el
camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio
Lo que el Señor nos pide, en cierto
sentido, ya está todo contenido en la palabra “Sínodo”. Caminar juntos –
Laicos, Pastores, Obispo de Roma – es un concepto fácil de expresar con
palabras, pero no es tan fácil ponerlo en práctica.
Después de haber reafirmado que el
Pueblo de Dios está constituido por todos los Bautizados llamados a “formar una
casa espiritual y un sacerdocio santo”, el Concilio Vaticano II proclama que
“la totalidad de los Fieles, teniendo la unción que viene del Santo (Cfr. 1 Jn
2,20 y 27), no puede equivocarse en creer, y manifiesta esta propiedad mediante
el sentido sobrenatural de la fe de todo el Pueblo, cuando desde los Obispos
hasta el último de los Fieles laicos muestra su consenso universal en cosas de
fe y moral”.
En la Exhortación Apostólica Evangelii
gaudium he subrayado como “el Pueblo de Dios es santo en razón de esta unción
que lo hace infalible in credendo”, agregando que “todo Bautizado, cualquiera
que sea su función en la Iglesia y el grado de instrucción de su fe, es un
sujeto activo de evangelización y sería inadecuado pensar a un esquema de
evangelización llevado adelante por actores calificados en el cual el resto del
Pueblo fiel sería solamente receptivo de sus acciones”. El sensus fidei impide
separar rígidamente entre Ecclesia docens ed Ecclesia dicens, ya que también la
Grey posee un “instinto” propio para discernir los nuevos caminos que el Señor
abre a la Iglesia.
Ha sido esta convicción a guiarme
cuando he deseado que el Pueblo de Dios viniera consultado en la preparación de
la doble cita sinodal sobre la familia. Ciertamente, una consultación de este
tipo en ningún modo podría bastar para escuchar el sensus fidei. Pero, ¿cómo
sería posible hablar de la familia sin interpelar las familias, escuchando sus
alegrías y sus esperanzas, sus dolores y sus angustias? Por medio de las
respuestas de los dos cuestionarios enviados a las Iglesia particulares, hemos
tenido la posibilidad de escuchar al menos algunas de ellas en relación a las
cuestiones que tocan muy de cerca y sobre el cual tienen mucho que decir.
Una Iglesia sinodal es una Iglesia de
la escucha, con la conciencia que escuchar “es más que oír”. Es una escucha
reciproca en la cual cada uno tiene algo que aprender. Pueblo fiel, Colegio
Episcopal, Obispo de Roma: uno en escucha de los otros; y todos en escucha del
Espíritu Santo, el “Espíritu de verdad” (Jn 14,17), para conocer lo que Él
“dice a las Iglesias” (Ap 2,7).
El Sínodo de los Obispos es el punto
de convergencia de este dinamismo de escucha llevado a todos los niveles de la
vida de la Iglesia. El camino sinodal inicia escuchando al Pueblo, que “también
participa en la función profética de Cristo”, según un principio querido en la
Iglesia del primer milenio: “Quod omnes tangit ab ómnibus tractari debet”. El
camino del Sínodo prosigue escuchando a los Pastores. Por medio de los Padres
sinodales, los Obispos actúan como auténticos custodios, intérpretes y
testimonios de la fe de toda la Iglesia, que debe saber distinguir atentamente
de los flujos muchas veces cambiantes de la opinión pública. A la vigilia del
Sínodo del año pasado afirmaba: “da el Espíritu Santo para que los Padres
sinodales pidan, sobre todo, el don de la escucha: escucha de Dios, hasta
sentir junto con Él el grito del Pueblo, escucha del Pueblo, hasta respirar la
voluntad a la cual Dios nos llama”. Además, el camino sinodal culmina en la
escucha del Obispo de Roma, llamado a pronunciarse como “Pastor y Doctor de
todos los cristianos”: no a partir de sus convicciones personales, sino como
testigo supremo de la fides totius Ecclesiae, “garante de la obediencia y de la
conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y a la
tradición de la Iglesia”.
El hecho que el Sínodo actué siempre
cum Petro et sub Petro – por lo tanto no sólo cum Petro, sino también sub Petro
– no es una limitación de la libertad, sino una garantía de la unidad. De hecho
el Papa es por voluntad del Señor, “el perpetuo y visible principio y
fundamento de la unidad tanto de Obispos cuanto de la multitud de los Fieles”.
A esto se une el concepto de ““jerarchica communio”, usado por el Concilio
Vaticano II: Los Obispos están unidos al Obispo de Roma por el vínculo de la
comunión episcopal (cum Petro) y al mismo tiempo están jerárquicamente
sometidos a él como jefe del Colegio (sub Petro)
El carácter sinodal, como dimensión
constitutiva de la Iglesia, nos ofrece el marco interpretativo más adecuado
para comprender el mismo ministerio jerárquico. Si comprendemos que, como dice
San Juan Crisóstomo, “Iglesia y Sínodo son sinónimos” – porque la
Iglesia no es otra cosa que el “caminar juntos” de la Grey de Dios por los
senderos de la historia que sale al encuentro de a Cristo Señor –
entendemos también que en su interior nadie puede ser “elevado” por encima de
los demás. Al contrario, en la Iglesia es necesario que alguno “se abaje” para
ponerse al servicio de los hermanos a lo largo del camino.
Jesús ha constituido la Iglesia
poniendo en su cumbre al Colegio apostólico, en el que el apóstol Pedro es la
“roca” (Cfr. Mt 16, 18), aquel que debe “confirmar” a los hermanos en la fe
(Cfr. Lc 22, 32). Pero en esta Iglesia, como en una pirámide dada vuelta, la
cima se encuentra por debajo de la base. Por esto quienes ejercen la autoridad
se llaman “ministros”: porque, según el significado originario de la palabra,
son los más pequeños de todos. Cada Obispo, sirviendo al Pueblo de Dios, llega
a ser para la porción de la Grey que le ha sido encomendada, vicarius Christi,
vicario de Jesús, quien en la última cena se inclinó para lavar los pies de los
apóstoles (Cfr. Jn 13, 1-15). Y, en un horizonte semejante, el mismo Sucesor de
Pedro es el servus servorum Dei.
¡Jamás lo olvidemos! Para los
discípulos de Jesús, ayer, hoy y siempre, la única autoridad es la autoridad
del servicio, el único poder es el poder de la cruz, según las palabras del
Maestro: “Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que los jefes de las
naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad.
Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que
se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su
esclavo” (Mt 20, 25-27).
Entre ustedes no será así: en esta
expresión alcanzamos el corazón mismo del misterio de la Iglesia y recibimos la
luz necesaria para comprender el servicio jerárquico.
En una Iglesia sinodal, Sínodo de los
Obispos es sólo la más evidente manifestación de un dinamismo de comunión que
inspira todas las decisiones eclesiales.
El primer nivel de ejercicio de la
sinodalidad se realiza en las Iglesias particulares. Después de haber citado la
noble institución del Sínodo diocesano, en el cual Presbíteros y Laicos están
llamados a colaborar con el Obispo para el bien de toda la comunidad eclesial,
el Código de derecho canónico dedica amplio espacio a aquellos que usualmente
se llaman los “organismos de comunión” de la Iglesia particular: el Consejo
presbiteral, el Colegio de los Consultores, el Capítulo de los Canónigos y el
Consejo pastoral. Solamente en la medida en la cual estos organismos permanecen
conectados con lo “bajo” y parten de la gente, de los problemas de cada día,
puede comenzar a tomar forma una Iglesia sinodal: tales instrumentos, que
algunas veces proceden con cansancio, deben ser valorizados como ocasión de
escucha y de participación.
El segundo nivel es aquel de las
Provincias y de las Regiones Eclesiásticas, de los Consejos Particulares y, en
modo especial, de las Conferencias Episcopales. Debemos reflexionar para
realizar todavía más, a través de estos organismos, las instancias intermedias
de la colegialidad, quizás integrando y actualizando algunos aspectos del
antiguo orden eclesiástico. El auspicio del Consejo de que tales organismos
puedan contribuir a acrecentar el espíritu de la colegialidad episcopal todavía
no se ha realizado plenamente. En una Iglesia sinodal, como ya afirmé,
“no es oportuno que el Papa sustituya a los Episcopados locales en el
discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios.
En este sentido, advierto la necesidad de proceder a una saludable
descentralización”.
El último nivel es aquel de la Iglesia
universal. Aquí el Sínodo de los Obispos, representando al episcopado católico,
se transforma en expresión de la colegialidad episcopal al interno de una
Iglesia toda sinodal. Eso manifiesta la collegialitas affectiva, la cual puede
volverse en algunas circunstancias “efectiva”, que une a los Obispos entre
ellos y con el Papa, en el cuidado por el Pueblo de Dios.
El compromiso de edificar una Iglesia
sinodal – misión a la cual todos estamos llamados, cada uno en el papel que el
Señor le confía – está grávido de implicaciones ecuménicas. Por esta razón,
hablando con una delegación del Patriarcado de Constantinopla, he reiterado
recientemente la convicción de que "el atento examen sobre cómo se
articulan en la vida de la Iglesia el principio de la sinodalidad y el servicio
de quien preside ofrecerá una aportación significativa al progreso de las
relaciones entre nuestras Iglesias".
Estoy convencido de que, en una
Iglesia sinodal, también el ejercicio del primado Petrino recibirá mayor luz.
El Papa no está, por sí mismo, por encima de la Iglesia; sino dentro de ella
como Bautizado entre los Bautizados y dentro del Colegio episcopal como Obispo
entre los Obispos, llamado a la vez, como Sucesor del apóstol Pedro- a guiar a
la Iglesia de Roma, que preside en el amor a todas las iglesias.
Mientras reitero la necesidad y la
urgencia de pensar a «una conversión del papado», de buen grado repito las
palabras de mi predecesor el Papa Juan Pablo II: "Como Obispo de Roma soy
consciente [...], que la comunión plena y visible de todas las Comunidades, en
las que gracias a la fidelidad de Dios habita su Espíritu, es el deseo ardiente
de Cristo. Estoy convencido de tener al respecto una responsabilidad
particular, sobre todo al constatar la aspiración ecuménica de la mayor parte
de las Comunidades cristianas y al escuchar la petición que se me dirige de
encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo
a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva".
Nuestra mirada se extiende también a
la humanidad. Una Iglesia sinodal es como un emblema levantado entre las
naciones (cfr. Is 11, 12) en un mundo que – aun invocando participación,
solidaridad y la transparencia en la administración de la cosa pública – a
menudo entrega el destino de poblaciones enteras en manos codiciosas de
pequeños grupos de poder. Como Iglesia que "camina junto" a los hombres,
partícipe de las dificultades de la historia, cultivamos el sueño que el
redescubrimiento de la dignidad inviolable de los pueblos y de la función de
servicio de la autoridad podrán ayudar a la sociedad civil a edificarse en la
justicia y la fraternidad, generando un mundo más bello y más digno del hombre
para las generaciones que vendrán después de nosotros.
(Traducción del italiano: María
Fernanda Bernasconi, Raúl Cabrera, María Cecilia Mutual, Griselda Mutual,
Renato Martinez)
(from
Vatican Radio)
Escuchad a las mujeres, dicen las auditoras a los Padres Sinodales
En el sínodo concluye el trabajo de los círculos menores
En el sínodo termina el trabajo de los trece
círculos menores, reunidos desde el lunes 19 de octubre para discutir la
tercera parte del Instrumentum Laboris, dedicada a la «misión de la
familia hoy». En la tarde del martes 20 se reanudan las congregaciones
generales: los padres se reencuentran en el aula para la lectura de las
relaciones de los grupos lingüísticos y la entrega de la última propuesta de
«modos» (sugerencias de variaciones e integraciones). Posteriormente, el
miércoles, se reúne la comisión para la elaboración de la relación final.
Sínodo: en camino hacia el documento final.
2015-10-19 Radio Vaticana
(RV).- Se
reanudaron la mañana de este lunes, 19 de octubre, las sesiones de los Círculos
Menores del Sínodo de los Obispos sobre la familia. Los trece grupos
lingüísticos iniciaron los debates sobre la última parte del Instrumentum
Laboris (documento de trabajo), dedicado al tema de “La misión de la familia
hoy”.
Las relaciones de los Círculos serán
presentados en la Asamblea este martes por la tarde durante la XIV Congregación
General, en los siguientes días se realizaran diversas votaciones para la
elección de los consejos y las reuniones de la Comisión para la elaboración de
la relación final, cuyo proyecto será entregado a los Padres Sinodales para ser
revisados y discutidos antes de su aprobación definitiva que se realizará
durante la XVIII Congregación General del próximo sábado 24 de octubre.
De esta manera, el Sínodo de los
Obispos, iniciado el pasado domingo 4 de octubre, va llegando a su termine. Han
sido días de intenso intercambio de ideas y experiencias entre los
participantes a la Asamblea, algunos de ellos han asegurado sentirse estos días
“en familia, como en casa”, viviendo un signo bellísimo de colegialidad.
Asimismo, precisaron que es normal que haya diversidad de opiniones porque
“venimos de contextos diferentes, dijeron los Pastores, y en este sentido los
desafíos no son los mismos. Aunque también hay algunos que son comunes”.
Uno de los temas que ha llamado la
atención durante el debate de esta tercera parte del Sínodo sobre la familia,
es la situación de los divorciados vueltos a casar por lo civil. Al respecto,
los Padres Sinodales recordaron que no todos los casos son iguales. Es
necesario, dijeron los Obispos, tener presente que es un campo delicado y no se
puede generalizar, “es mejor estudiar caso por caso, mirando a la misericordia
sin olvidar la doctrina”.
Finalmente, se espera que en esta
última semana de trabajos y debates, el Sínodo pueda incidir en la vida de la
Iglesia, poniendo a la familia en el lugar que le corresponde en la Comunidad
de creyentes.
Con la esperanza que esto pueda convertirse en una señal fuerte
para nuestra sociedad y nuestros países que a menudo se olvidan
sistemáticamente de la familia.
Y sobre todo, sin perder de vista el verdadero
sentido de la “sinodalidad” dentro de la Iglesia, es decir, viviendo la
colegialidad episcopal en el espíritu de la eclesiología del Concilio Vaticano
II.
La familia como escuela de vida y
expresión de amor
2015-10-19 Radio Vaticana
Mons. José María Arancedo - Argentina
(RV).- “La
familia como escuela de vida y expresión de amor” al centro de la reflexión en
el Sínodo de los Obispos, así lo explica a Radio Vaticano el presidente de la
Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo. La
entrevista fue realizada por el jesuita Guillermo Ortiz.
“En primer lugar lo que tenemos que
valorar, y que fue de alguna manera una intuición del Papa Francisco, es un sínodo
sobre la familia. Esa es la primera buena noticia. En un mundo que hay tantos
temas, problemas diversos, desde refugiados hasta problemas de guerras, poner a
la familia como un tema central y hacer dos momentos del Sínodo significa que
hay una gran sabiduría -yo diría- que saber que el centro de muchos problemas,
a veces se nos olvida”.
“La Iglesia ha querido poner en la
mesa principal de la reflexión la familia como escuela de vida, como expresión
de amor, de vida, el lugar donde aprendemos las primeras relaciones fundantes
de la vida, fraternidad, paternidad, filiación, donde se empieza a socializar
el chico”.
“Como todo Sínodo tiene su camino,
tres semanas, con tres capítulos, estamos en la última que son reflexiones más
puntuales y que en eso puede haber diversidad, somos obispos de todo el mundo,
por lo tanto es normal. Lo que yo tengo que rescatar -y no es para quedar bien
con mis hermanos- es el clima de confianza, de libertad, de hablar
sinceramente, a veces con posturas que pueden ser diversas, pero no en
fracciones, puede ser si, que hay personas que piensan de una manera, pero creo
que en esto el camino sinodal es caminar juntos, reflexionar y también saber
que actúa en nosotros el Espíritu Santo…”.
“Por otra parte, el Sínodo no tiene
que terminar con un documento, son proposiciones al Santo Padre para que él vea
lo que la Iglesia hoy piensa acerca de la familia, los pastores, para que él
con esos elementos pueda, si le parece conveniente, hacer una exhortación apostólica a toda la comunidad cristiana".
Para Radio Vaticano, MTC.
Para Radio Vaticano, MTC.
Rueda de prensa del 19 de octubre, 2015
La familia corazón de la Iglesia, mons. Ulloa Rojas
2015-10-20 Radio Vaticana
(RV).- El obispo
de Cartago, Costa Rica, monseñor José Francisco Ulloa Rojas habla a Radio
Vaticano desde el Sínodo de los Obispos. La entrevista fue realizada por el
jesuita Guillermo Ortiz.
“Creo que la experiencia del Sínodo
que estamos celebrando es una experiencia hermosísima y sobre todo por tener
como centro un tema de tanta preocupación, no sólo para la Iglesia Católica
sino también para todas las iglesias y la sociedad, la familia”.
“Hemos visto cómo la familia hoy es y
sigue siendo la célula de la sociedad y el corazón de la Iglesia.
Por eso es
que el Papa Francisco ha convocado este Sínodo especial para ver los problemas,
las dificultades y buscar sobre todo caminos para ayudar a tantas familias, a
tantos matrimonios, no sólo a los que viven coherentemente su vida sacramental,
matrimonial, familiar a la luz del designio de Dios sino también todos
aquellos, que por alguna razón no viven esta realidad, pero que desean
acercarse a vivirla, porque todos desean que las familias, los matrimonios
vivan esa felicidad que todos anhelan”.
“Por eso la Iglesia, como madre, como
maestra, se abre de una manera especial a todas las familias y matrimonios de
la Iglesia.
Por eso estamos ahora en la etapa más importante de este Sínodo
-que es la última semana- de buscar caminos de acompañamiento para todos estos
matrimonios y familias y también buscar formas de cómo preparar suficientemente
a los jóvenes para el matrimonio porque creo que si los jóvenes se convencen de
la belleza que tiene el matrimonio y la vivencia de una familia, creo que ellos
van a interesarse también para formarse de la mejor manera”.
“Este Sínodo va a ser muy rico. Las
reflexiones que estamos realizando en los círculos menores y las intervenciones
creo que han sido muy numerosas pero muy ricas para todos y que el Papa
Francisco va a tener un material muy extenso donde él con su sabiduría y
asistido por el Espíritu Santo nos va a dar una serie de conclusiones muy
hermosas que nos van a dar una nueva dimensión de lo que es el matrimonio y la
familia como sujeto y eje transversal de la pastoral en la Iglesia”.
Para Radio Vaticano, MTC.
Escuchad a las mujeres, dicen las auditoras a los Padres Sinodales
Ciudad del Vaticano, 20 de octubre de 2015
(Vis).-El papel de la mujer en
la familia, la sociedad y la Iglesia, las diferencias culturales, la inquietud
por la ética en la medicina, la situación de los familias cristianas
perseguidas y también los testimonios de personas comprometidas con la
catequesis familiar, dominaron las intervenciones de los auditores en el Aula
del Sínodo durante las congregaciones generales del jueves 15 y el viernes, 16
de octubre, que se publican hoy.
Así, la responsable de la Organización de Mujeres Católicas en Nigeria,
Agnes Offiong Erogunaye, recordó a los Padres Sinodales que las mujeres
africanas son conocidas por ocuparse de sus familias, con o sin la contribución
de sus cónyuges y especificó que ese papel es todavía mas fuerte frente a la
insurgencia del grupo terrorista de Boko Haram porque las mujeres redoblan sus
esfuerzos para que sus familias sobrevivan.
'Partiendo de mi experiencia con
las mujeres en este momento difícil puedo decir con orgullo que, aunque el
hombre sea el cabeza de familia, la mujer es el corazón. Cuando el corazón deja
de latir la familia muere, porque el fundamento es sacudido y la estabilidad se
destruye.
En Nigeria, las mujeres católicas no son sólo constructoras de
hogares. Son una gran fuerza a tener en cuenta cuando se trata de
espiritualidad y economía, del crecimiento de la Iglesia'', afirmó Eroguyane.
Por su parte, la estadounidense Sor Maureen Kelleher, citando
el Instrumentum Laboris donde se escribe que la Iglesia debe infundir en las familias
un sentido de pertenencia eclesial, un sentido del ''nosotros'', en el que
ningún miembro se olvida y todos deben ser alentados a desarrollar sus
capacidades para realizar su proyecto de vida al servicio del Reino de Dios,
lanzó un llamamiento a la Iglesia, '' mi familia -dijo- a responder al desafío
de inculcar en nuestra familia, la Iglesia, un sentido del ''nosotros'', para
animar a cada persona - hombre o mujer que sea- a desarrollar sus habilidades
para servir al Reino de Dios.
Pido a nuestros líderes de la Iglesia que
reconozcan cómo muchas mujeres que se sienten llamadas a ponerse al servicio
del Reino de Dios no encuentran un lugar en nuestra Iglesia. A pesar de sus
grandes dotes no pueden llevar sus talentos a las mesas de toma de decisiones y
de planificación pastoral.
Tienen que ir a otros lugares para estar al servicio
de la construcción del Reino de Dios. En 1974, en el Sínodo sobre la
Evangelización, una de nuestras hermanas, Sor Margarita María, fue una de las
dos monjas designadas por la Unión de Superiores Generales. Hoy, 40 años
después, somos tres''.
''La iglesia necesita escuchar a las mujeres...porque solo en la escucha
mutua actúa el verdadero discernimiento -subrayó Lucia Scaraffia, profesora de
Historia Contemporánea en la Universidad deRoma-
Las mujeres son las grandes
expertas de la familia: si salimos de las teorías abstractas, habría que
dirigirse especialmente a ellas para saber que hacer, como sentar las bases de
una nueva familia, abierta a la relación con todos sus miembros, y no fundada
ya sobre la explotación de la capacidad de sacrificio de la mujer, sino que
asegure a todos un alimento afectivo solidario.
En cambio, tanto en el texto
como en las contribuciones, de las mujeres, de nosotros, se habla muy poco.
Como si las madres, hijas, abuelas, esposas, es decir, el corazón de la
familia, no formasen parte de la Iglesia, de esa Iglesia que abarca el mundo,
que piensa, que decide. Como si se pudiera continuar -incluso con respecto a la
familia- fingiendo que no existen mujeres. Como si se pudiera continuar
olvidando la nueva mirada, la nueva y revolucionaria relación que Jesús tenía
con las mujeres''.
''Muy diferentes son las familias en el mundo, pero en todas son las
mujeres las que juegan el papel más importante y decisivo para garantizar su
solidez y su duración. Y cuando se habla de familias no se debería hablar
siempre y solo de matrimonio; crece el número de familias con una madre sola y
sus hijos.
Son las mujeres, de hecho, las que se quedan con sus hijos, aunque
estén enfermos, o discapacitados, o sean el resultado de una violencia.
Estas
mujeres, estas madres, casi nunca han seguido cursos de teología, a menudo ni
siquiera están casadas, pero dan un maravilloso ejemplo de conducta cristiana.
Si vosotros, Padres sinodales, no les prestáis atención , si no las escucháis ,
corréis el riesgo de hacer que se sientan aún más desgraciadas, porque su familia
es muy diferente de la que habláis.
Vosotros, habláis demasiado pronto de una
familia abstracta, una familia perfecta que no existe, una familia que no tiene
nada que ver con las familias reales que Jesús encuentra o con las que habla.
Una familia tan perfecta que no parece necesitar ni su misericordia, ni su
palabra: "No he venido para los sanos, sino para los enfermos, no para los
justos sino para los pecadores."
Suscita siempre atención la cuestión de los matrimonios mixtos, como
expuso el reverendo Garas Boulos Garas Bishay, párroco de Santa María de la Paz
en Sharm El Sheik (Egipto), que manifestó su preocupación por un fenómeno socio
cultural muy difundido en las zonas turísticas como en la que él vive, es decir
''los matrimonios mixtos entre mujeres cristianas, procedentes de Rusia y
Europa con hombres musulmanes.
La sharia islámica -especificó- autoriza
solamente a los hombres de religión musulmana que se casen con mujeres de otra
religión y nunca viceversa. Ciertamente ese fenómeno, con el movimiento
demográfico de masas y el número creciente de refugiados y migrantes que
tienden a establecerse en Europa, no afecta solamente a los países de mayoría
islámica o a las zonas turísticas, sino que inevitablemente afectará también a
Occidente y por eso merece ser estudiado y afrontado seriamente.
Se trata de
familias de moral mixta y de doble pertenencia cultural y religiosa...No hay
que olvidar que el derecho islámico autoriza la poligamia y el Corán obliga a
los padres a la educación islámica de los hijos...Hay una antropología cultural
y religiosa profundamente diversa que puede suscitar graves crisis en la
pareja, hasta llevarla a fracturas irreparables y a consecuencias que recaen
gravemente en los hijos''.
De diversidades culturales habló también Maria Harries que se
ocupa de los Servicios Sociales Católicos en Australia, poniendo como ejemplo
la condición de los aborígenes, el grupo más marginado, compuesto por muchos
grupos lingüísticos diferentes, portadores a su vez, de diferentes tradiciones
familiares. ''Para la mayoría de ellos es ajena la idea de familia presentada
por la enseñanza de la Iglesia. Para algunos, el sistema matrilineal significa
que tienen muchas madres.
El niño se cría en un grupo de parentesco, no con una
madre y un padre. Las mujeres desempeñan un papel dinámico en su mundo parental
y esperan que sean visibles. En palabras de uno de los líderes aborígenes:
"Al no tener visibles a las mujeres en el altar y en la vida de nuestra
Iglesia, estamos ocultando de la vista a nuestras madres, hermanas e hijas''.
Al recibir el Evangelio piden que nuestra Iglesia no los colonice como hicieron
los antepasados de nuestra nación. El desafío para nuestra Iglesia es
incorporar formal e institucionalmente el diálogo intercultural y adoptar sistemas
con los australianos indígenas que honren y no violen su cultura''.
Harries, que ha trabajado durante cuarenta años con personas que han
sufrido abusos sexuales en las familias, de los cuales veinte también con las
víctimas de abusos por parte del clero, recalcó que ''todo abuso sexual está
relacionado con el abuso de poder. ...
La evidencia horrible de abuso de niños
en familias e instituciones y nuestra incapacidad para responder adecuadamente
ha ocasionado a la Iglesia en Australia y por supuesto en otros lugares un
dolor muy profundo....
En palabras de Francisco, mientras todos rezamos para
''recibir la gracia de la vergüenza" , necesitamos formas locales y
colectivas de dar una respuesta a estas víctimas y a sus familias y cada uno,
en nuestra agonía personal, debemos escuchamos unos a otros muy profundamente.
Partiendo de nuestros fracasos y del dolor que los acompaña, tenemos la
oportunidad de aprender colectiva y quizás incluso doctrinalmente, y de volver
a tomar contacto y acompañar a las miles de familias que hemos perdido''.
Brenda Kim Nayoug se refirió a lo que en Corea del Sur llaman Generación
Sampo, o sea, la que se salta el noviazgo, el matrimonio y los hijos. ''Muchos
jóvenes de la nueva generación -explicó- han renunciado a estas tres cosas por
presiones sociales y problemas económicos.
Debido al paro muchos se ven
obligados a aplazar su matrimonio y olvidan que el matrimonio es una llamada de
Dios''. ''Queridos Padres -exclamó- la vida de casados es un largo camino.
Puede haber múltiples posibilidades de perderse o de herirse en ese viaje de
vida, por eso la Iglesia debería abrirse y acompañar a las personas
verdaderamente en las varias etapas de su vida matrimonial, enseñándolas a no
renunciar sino a encontrar la belleza de la familia cristiana''.
Otro tema recurrente en las intervenciones fue el de la sexualidad
conyugal y la ética en la medicina.
El pediatra peruano Edgar Humberto Tejada
Zeballos dijo al respecto: ''Hay parejas que creen que el tener un hijo es un
derecho, sin tener presente que los hijos son un don de Dios, y acuden así a
medidas que además de ser un atentado contra la moral, cuestan la vida de
inocentes, tales como la fecundación in vitro, en cuyos procedimientos muchos
embriones son eliminados, son quemados, son congelados o se comercializan.
Acuden también a los vientres de alquiler y a otras medidas eh… denegadas de
moral, trayendo como consecuencia un gran número de embriones sacrificados sin
misericordia o usados en experimentos, o congelados.
Santo Padre, creo que en
el documento de trabajo, en los numerales 140 y 141 se podrían mencionar
claramente estas amenazas a la vida y a la familia, y asi poder tal vez hacer
llegar estos conocimientos a muchos cristianos que quizás por ignorancia
cometen estas inmoralidades''.
Entre los auditores se encontraba también el matrimonio romano formado
por Patrizia y Massimo Palonidel Camino Neocatecumenal, con doce hijos, en
misión en Holanda para anunciar el Evangelio en las que definieron ''periferias
existenciales de Europa''.
Ambos expresaron su gratitud al beato Pablo VI por
la encíclica Humanae Vitae que les hizo entender que ''la paternidad
responsable no es decidir el número de hijos, sino más bien ser conscientes de
la grandeza de colaborar con Dios en la creación de hijos para la eternidad''.
''Todos los días -afirmaron- vemos a nuestro alrededor tantos sufrimientos, separaciones,
abortos, personas solas y sin esperanza.
El mundo espera el testimonio de la
familia cristiana y estamos convencidos de que la salvación de la humanidad
pasa a través dela familia cristiana... Como hemos experimentado la comunidad
cristiana salva a la familia y la familia salva a la Iglesia''.
Sor Berta María Porras Fallas, de Costa Rica, insistió al
respecto en la necesidad de la formación para la ''realización vocacional'' y
propuso tres ejes prioritarios en la pastoral de los jóvenes. ''Primero, amar
en discernimiento, con los temas formación para el discernimiento y discernir
la misión. Segundo, amar en pareja, hombre y mujer, con los temas hombre y
mujer los creó y el análisis de los desafíos actuales. Tercero, amar en
donación sexual. Temas: sexualidad humana como un bien, el amor conyugal y
atreverse a amar''.
Por último, la pareja Marqus Odeesho, en nombre de las familias
cristianas en Iraq, contó como los cristianos de Nínive se vieron obligados de
la noche a la mañana a dejar sus tierras, sus trabajos, sus recuerdos, sus
escuelas y todo lo que había sido suyo. ''Fue una experiencia durísima
-dijeron- Solo las palabras de Jesús: ''Bienaventurados los que padecen
persecución a causa de la justicia porque de ellos es el Reino de los Cielos''
nos consolaban.
Entonces empezamos a escuchar el testimonio de otras familias
desplazadas que nos decían que a pesar de los sufrimientos y la aspereza del
desplazamiento, la cercanía a la Iglesia les ayudaba y sentían que su fe se
reforzaba y maduraba, así comenzamos a compartir actividades espirituales...
Hoy
los retos continúan, hay secuestros, bombardeos, saqueos y terror. Pero, a
pesar de esta situación, hay todavía muchas familias comprometidas con su
tierra y su Iglesia, que dan testimonio de su fe y piensan que esta persecución
aportará frutos a la Iglesia de Cristo, como sucedió con la Iglesia primitiva
cuando difundía la Buena Nueva''.
2015-10-20 L’Osservatore Romano
Rueda de prensa del 20 de octubre, 2015
Los Círculos Menores concluyen el examen del Instrumentum Laboris
Ciudad del Vaticano, 21 de octubre de 2015 (Vis).-Los Padres Sinodales
abordaron en los Círculos Menores del pasado lunes y martes la tercera parte
del Instrumentum Laboris que trata entre otros temas de la situación de las
familias irregulares, de la admisión a la comunión de los divorciados que se
han vuelto a casar, del acompañamiento de las personas homosexuales y de la
paternidad responsable.
Los Círculos han analizado las necesidades especiales de las familias en
situación irregular o difícil, reconociendo, -afirma el círculo de habla
inglesa C cuyo relator es el arzobispo australiano Mark Benedict Coleridge- que
las personas que cohabitan se encuentran en una situación diferente de los
divorciados que se han vuelto a casar civilmente. Si bien afirman que la
convivencia -aunque muy extendida en muchas culturas en nuestra época- no puede
ser considerada como un bien en sí misma, reconocen que puede existir un bien
entre los que conviven, más que en la convivencia de por sí.
''Sabemos -afirma por su parte el círculo francés cuyo relator es el
obispo Laurent Ulrich- que hay tantas otras familias que se sienten alejadas de
la ideal y otras que no piensan ni siquiera que esté más o menos hecha para
ellas. Familias divididas, familias mixtas, familias monoparentales, familias
sin matrimonio civil: No podemos descartarlas, no queremos pensar que su camino
no las acerca a Dios que ama y atrae hacia sí a todos los seres humanos.
Creemos que en ellas viva el Espíritu del Señor que inspira muchos
comportamientos de sus vidas; y esto no quita nada de nuestro apoyo y aliento a
las familias cristianas''.
Respecto a los divorciados y vueltos a casar civilmente hay un acuerdo
general en que se necesita proporcionar un acompañamiento pastoral más eficaz
para estas parejas, y, para sus hijos que también tienen derechos. En algunos
círculos, suscita en cambio perplejidad lo que el Instrumentum Laboris llama
"un camino penitencial". ''No se ve claro llamar "camino
penitencial" -sostiene el círculo hispanohablante B cuyo relator es el
arzobispo venezolano Baltazar Enrique Porras Cardozo- al itinerario de los
divorciados y vueltos a casar; convendría, quizás hablar de itinerarios de
reconciliacion, pues hay realidades irreversibles que no pueden ser sometidas a
un camino penitencial sin posibilidad de superación''.
''Parece que, en el tema de la cercanía, estamos todos de acuerdo, pero
¿qué pasa cuando se plantea el acceso a los sacramentos? -dicen en el círculo
hispanohablante cuyo relator es el cardenalde Panamá José Luis Lacunza Maestrojuan,
O.A.R.- Sin duda, tenemos que plantear un movimiento generoso quitando del
camino muchas trabas para que los divorciados vueltos a casar puedan participar
más ampliamente en la vida de la Iglesia: no pueden ser padrinos, no pueden ser
catequistas, no pueden dar clases de religión... Tenemos que dar muestras de
que hemos escuchado el “grito” de tantas gentes que sufren y gritan pidiendo
participar lo más plenamente posible en la vida de la Iglesia''.
''Sobre la disciplina con respecto a los divorciados vueltos a casar,
hasta la fecha, no es posible establecer requisitos inclusivos de todos los
casos, a veces muy diferentes unos de otros -observa el círculo italiano B cuyo
relator es el cardenal Mauro Piacenza- Hay divorciados vueltos a casar que se
aplican a caminar según el Evangelio, ofreciendo ejemplos significativos de
caridad. Al mismo tiempo, no se puede negar que, en determinadas
circunstancias, se presentan factores que limitan la capacidad de actuar de
forma diferente. En consecuencia, el juicio de una situación objetiva no podría
convertirse en juicio sobre la "imputabilidad" subjetiva. Los límites
y las limitaciones se convierten entonces en una llamada al discernimiento,
principalmente del obispo, preciso y respetuoso de la complejidad de estas
situaciones''.
En cambio, el círculo inglés A cuyo relator es el arzobispo
estadounidense Joseph Edward Kurtz opina que la práctica pastoral en relación
con la recepción del sacramento de la Eucaristía por los divorciados y vueltos
a casar civilmente no debe dejarse en manos de las conferencias episcopales
porque se correría el riesgo de perjudicar la unidad de la Iglesia Católica, la
comprensión del orden sacramental y el testimonio visible de vida de los
fieles.
Por su parte el grupo de habla inglesa cuyo relator es el arzobispo
irlandés Diarmuid Martin pediría que el Santo Padre, teniendo en cuenta el rico
material que ha surgido durante este proceso sinodal, considere ''el
establecimiento durante el año jubilar de la Misericordia de una Comisión
Especial para el estudio en profundidad las formas en que las disciplinas de la
Iglesia que se derivan de la indisolubilidad del matrimonio se aplican a la
situación de las personas en las uniones irregulares, incluidas las situaciones
derivadas de la práctica de la poligamia''.
En este argumento son numerosas las referencias a la encíclica de Juan
Pablo II ''Familiaris consortio''.
La condición de las personas homosexuales se enfocó sobre todo desde la
perspectiva del contexto familiar. El grupo inglés C insistió en que es un tema
que se debe abordar como pastores que buscan comprender la realidad de la vida
de las personas y no las cuestiones abstractas. También sus miembros pidieron
que el documento final del Sínodo incluyese una afirmación clara de la
enseñanza de la Iglesia de que las uniones del mismo sexo no son en modo alguno
equivalentes al matrimonio.
Sobre el mismo tema el círculo inglés A reitera que ''la Iglesia como
esposa de Cristo sigue las huellas de su Señor Jesús, cuyo amor universal se
ofrece a todas las personas sin excepción. Los padres y hermanos de los
miembros de la familia con tendencias homosexuales están llamados a amar y
aceptar a estos miembros de su familia con un corazón indiviso y con
comprensión''.
Algunos Padres Sinodales propusieron que el argumento se eliminase de la
discusión del Sínodo sobre la Familia porque dada su importancia merecería un
sínodo específico en materia.
El tema de la paternidad responsable y de la responsabilidad generativa
fue objeto de rico intercambio, y se considera en los momentos actuales, de
gran importancia para el respeto a la dignidad de la persona y de la vida.
También trataron los círculos de los matrimonios mixtos y la disparidad de
cultos solicitando enfoques pastorales que defiendan a las mujeres y a los
hijos en condiciones de fragilidad.
Sobre la metodología del Sínodo, el grupo de habla francesa cuyo relator
es el arzobispo canadiense Paul-André Durocher comentó : ''Como agrónomos que
discuten diversos métodos de suministro de agua, discutimos el método de
nuestro Sínodo. ¿Está bien ajustado a su propósito? Derrochamos una enorme
cantidad de energía, desde todos los puntos de vista. Las personas se han
agotado a fuerza de trabajo. ¿El resultado valdrá la pena? ¿Tal vez podríamos
identificar algunos temas específicos que se abordarán entre los dos sínodos, y
tendremos más tiempo para estudiar? ¿Se confiará a comisiones pontificias el
trabajo que esperamos llevar a cabo?... El hecho es que hemos disfrutado del
aumento del tiempo que se nos ha dado en los pequeños grupos. De nuestros
intercambios emerge fuertemente el ministerio de comunión que nos corresponde
como obispos''.
''El tema de la misericordia -concluye el círculo italiano B- ha
atravesado el Sínodo, interpelando nuestro ministerio pastoral, conscientes de
que el misterio de la Encarnación expresa con plenitud la voluntad salvífica de
Dios. Esta determinación divina ha sido confiada también a nuestra misión y a
los medios sacramentales que encuentran su adecuada hermenéutica en el
significado de ser llamamiento a la conversión, apoyo, fármaco, socorro para
nuestra salvación''.
En el Sínodo escucha y votaciones
2015-10-21 L’Osservatore Romano
El trabajo de los círculos menores
llegó a su conclusión y, en la decimotercera congregación general que tuvo
lugar el martes 20 de octubre por la tarde, se dio lectura a las trece
relaciones relativas a la tercera parte del Instrumentum laboris.
En el aula estuvieron presentes 256
padres sinodales; y el presidente de turno era el cardenal Wilfrid Fox Napier.
Después de la oración del Adsumus guiada
por el Papa Francisco, tomó la palabra en primer lugar el metropolita Hilarión
que presento al Pontífice y a la asamblea el saludo del patriarca Kiril.
En su
intervención el metropolita de Volokolamsk destacó cómo la sociedad
contemporánea se caracteriza por una preocupante crisis de los valores
tradicionales y cómo la estabilidad de las familias cristianas se ve minada
también por los numerosos conflictos que conducen a migraciones en masa y, así,
a la división de los vínculos y a la posibilidad en crecimiento de matrimonios mixtos.
Es necesario, por lo tanto, dijo, un trabajo común en la Iglesia en
defensa de la familia y de su ser fundamento sólido de la sociedad.
Después del metropolita tomaron la
palabra los trece relatores, en este orden: el arzobispo Chaput, el arzobispo
Martin, el cardenal Lacunza Maestrojuán, el cardenal Piacenza, el obispo
Brambilla, el arzobispo Porras Cardozo, el arzobispo Coleridge, el arzobispo
Durocher, el arzobispo Ulrich, el arzobispo Kurtz, el arzobispo Koch, el padre
Dumortier y el padre Arroba Conde.
Como clausura de la congregación se
tuvo la primera votación para la elección del Consejo de secretaría del Sínodo.
Estuvieron presentes 261 padres. Una segunda votación tendrá lugar el jueves 22
y llevará a la elección de doce miembros: tres por África, tres por América,
tres por Europa y tres por Asia y Oceanía.
A ellos se sumarán tres miembros de
nombramiento pontificio y el secretario general con el subsecretario del Sínodo
que son miembros ex officio.
El Papa ha anunciado la institución de un nuevo Dicasterio
2015-10-22 Radio Vatican
(RV).- Hoy, jueves 22, al inicio de la
Congregación general vespertina del Sínodo, el Santo Padre ha tomado la palabra
y ha hecho el siguiente anuncio:
“He decidido instituir un nuevo
Dicasterio con competencia sobre los laicos, la familia y la vida, que sustituirá
al Pontificio Consejo para los laicos y al Pontificio Consejo para la familia,
y al cual estará conexa la Pontificia Academia para la vida.
Con tal propósito he constituido una
comisión apropiada que proveerá a redactar un texto que delinee canónicamente
las competencias del nuevo Dicasterio, y que será propuesto para su discusión
al Consejo de Cardenales, que se llevará a cabo el próximo mes de diciembre”.
(RC-RV)
La reforma de la Iglesia en clave sinodal: camino de la Iglesia en
el tercer milenio
2015-10-23 Radio Vaticana
Discernir los signos de los tiempos, la reforma de la Iglesia en
clave sinodal
2015-10-23 Radio Vaticano
(RV).- En
vísperas de la conclusión de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de
los Obispos y de la aprobación de la Relatio Finalis (documento conclusivo)
sobre “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo
contemporáneo”. El Papa Francisco delineó en su discurso con ocasión de la
celebración del quincuagésimo aniversario de la institución de esta Asamblea
sinodal, el camino de reforma para la Iglesia Universal en el tercer milenio,
una reforma en clave sinodal.
En su discurso, el Santo Padre expresó
su aprecio y valoración por la figura eclesial del Sínodo de los Obispos.
“Desde el inicio de mi ministerio como Obispo de Roma he intentado valorizar el
Sínodo, que constituye una de las herencias más preciosas de la última reunión
conciliar”.
Citando a sus predecesores, el Beato
Pablo VI, San Juan Pablo II y Benedicto XVI, el Papa señaló la importancia de
la potenciación y mejora de la Asamblea sinodal. “Para el Beato Pablo VI, el
Sínodo de los Obispos debía volver a proponer la imagen del Concilio
ecuménico y reflexionar sobre su espíritu y el método. El mismo Pontífice
anunciaba que el organismo sinodal con el pasar del tiempo podrá ser mayormente
perfeccionado”. Asimismo, el Sucesor de Pedro recordó que veinte años más
tarde, San Juan Pablo II hacía eco de las palabras del Cardenal Giovanni
Battista Montini, cuando afirmaba que «tal vez este instrumento podrá aun ser
mejorado. Quizás la colegial responsabilidad pastoral puede expresarse en el
Sínodo aún más plenamente». Del mismo modo, el Papa Francisco, evidenció
algunas variaciones que habían sido realizados por Benedicto XVI al Ordo Synodi
Episcoporum, a la luz de las disposiciones del Código de Derecho Canónico y del
Código de los Cánones de las Iglesias orientales.
La reforma propuesta por Francisco,
que interpretando los signos de los tiempos señala que el camino de la Iglesia
en el tercer milenio, es el camino de la sinodalidad. Este tema, encuentra con
el actual Pontífice argumentos y perspectivas que, desde la teología y misión
pastoral del Sínodo de los Obispos y desde la misma naturaleza y quehacer de la
Iglesia, han de implementarse de manera concreta, progresiva y eficaz. “Debemos
proseguir por este camino. El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a
amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el
potenciamiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión. Precisamente
el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del
tercer milenio”.
Iglesia y Sínodo son sinónimos
En un segundo momento de su discurso,
el Vicario de Cristo trazó de modo nítido, el camino por dónde debería de
ir esta reforma. Sin entrar en cuestiones puramente metodológicas y formales,
el Papa invitó a la Iglesia a una reforma en clave sinodal. “Lo que el Señor
nos pide, en cierto sentido, ya está todo contenido en la palabra ‘Sínodo’.
Caminar juntos – Laicos, Pastores, Obispo de Roma – es un concepto fácil de
expresar con palabras, pero no es tan fácil ponerlo en práctica”.
En este sentido, el Obispo de Roma,
reafirmó que el Pueblo de Dios está constituido por todos los Bautizados
llamados a formar una casa espiritual y un sacerdocio santo. “El Concilio
Vaticano II proclama que “la totalidad de los Fieles, teniendo la unción que
viene del Santo (Cfr. 1 Jn 2,20 y 27), no puede equivocarse en creer, y
manifiesta esta propiedad mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el
Pueblo, cuando desde los Obispos hasta el último de los Fieles laicos muestra
su consenso universal en cosas de fe y moral”.
De este modo, el Pontífice subrayó que
“el Pueblo de Dios es santo en razón de esta unción que lo hace infalible in
credendo”, agregando que todo Bautizado, cualquiera que sea su función en la
Iglesia y el grado de instrucción de su fe, es un sujeto activo de
evangelización y sería inadecuado pensar a un esquema de evangelización llevado
adelante por actores calificados en el cual el resto del Pueblo fiel sería
solamente receptivo de sus acciones. “El sensus fidei impide separar
rígidamente entre Ecclesia docens ed Ecclesia dicens, ya que también la Grey
posee un instinto propio para discernir los nuevos caminos que el Señor abre a
la Iglesia”.
Ha sido esta convicción, dijo el Papa,
a guiarme cuando he deseado que el Pueblo de Dios viniera consultado en la
preparación de la doble cita sinodal sobre la familia. Una consultación de este
tipo en ningún modo podría bastar para escuchar el sensus fidei. Pero, nos ha
permitido por medio de las respuestas de los dos cuestionarios enviados a las
Iglesia particulares, la posibilidad de escuchar sus alegrías y esperanzas.
Iglesia de la escucha
“Una Iglesia sinodal es una Iglesia de
la escucha, con la conciencia que escuchar es más que oír. Es una escucha recíproca
en la cual cada uno tiene algo que aprender. Pueblo fiel, Colegio Episcopal,
Obispo de Roma: uno en escucha de los otros; y todos en escucha del Espíritu
Santo, el Espíritu de verdad (Jn 14,17), para conocer lo que Él dice a las
Iglesias (Ap 2,7)”. Esta clara afirmación del Santo Padre evidencia, que
la entera realidad eclesial – Pueblo, Pastores y Obispo de Roma – se debe
comprometer en poner en marcha y en buscar instrumentos, medios y modos de
escucha, de reciprocidad, de corresponsabilidad, es decir, de sinodalidad.
“El Sínodo de los Obispos es el punto
de convergencia de este dinamismo de escucha llevado a todos los niveles de la
vida de la Iglesia. El camino sinodal inicia escuchando al Pueblo, que también
participa en la función profética de Cristo, según un principio querido en la
Iglesia del primer milenio: Quod omnes tangit ab ómnibus tractari debet”.
El camino del Sínodo prosigue
escuchando a los Pastores, afirmó el Papa, por medio de los Padres sinodales,
los Obispos actúan como auténticos custodios, intérpretes y testimonios de la
fe de toda la Iglesia, que debe saber distinguir atentamente los flujos muchas
veces cambiantes de la opinión pública.
“El camino sinodal culmina en la
escucha del Obispo de Roma, llamado a pronunciarse como Pastor y Doctor de
todos los cristianos: no a partir de sus convicciones personales, sino como
testigo supremo de la fides totius Ecclesiae, garante de la obediencia y de la
conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y a la
tradición de la Iglesia. El hecho que el Sínodo actué siempre cum Petro et sub
Petro – por lo tanto no sólo cum Petro, sino también sub Petro – no es una
limitación de la libertad, sino una garantía de la unidad”.
Iglesia sinodal y el dinamismo de comunión
“El carácter sinodal, como dimensión
constitutiva de la Iglesia, nos ofrece el marco interpretativo más adecuado
para comprender el mismo ministerio jerárquico… Al contrario, en la Iglesia es
necesario que alguno se abaje para ponerse al servicio de los hermanos a lo
largo del camino”.
En este sentido el Santo Padre recordó
que quienes ejercen la autoridad se llaman “ministros”: porque, según el
significado originario de la palabra, son los más pequeños de todos. Cada
Obispo, sirviendo al Pueblo de Dios, llega a ser para la porción de la Grey que
le ha sido encomendada, vicarius Christi, vicario de Jesús, quien en la última
cena se inclinó para lavar los pies de los apóstoles (Cfr. Jn 13, 1-15). Y, en
un horizonte semejante, agregó, el mismo Sucesor de Pedro es el servus servorum
Dei. “¡Jamás lo olvidemos! Para los discípulos de Jesús, ayer, hoy y siempre,
la única autoridad es la autoridad del servicio, el único poder es el poder de
la cruz, según las palabras del Maestro”.
Por ello, es importante tener presente
dijo el Obispo de Roma, los diversos niveles que comporta el ejercicio de la
sinodalidad. El primer nivel se realiza en las Iglesias particulares, afirmo el
Pontífice, seguido del nivel de las Provincias y de las Regiones Eclesiásticas,
de los Consejos Particulares y, en modo especial, de las Conferencias
Episcopales; por último el nivel de la Iglesia universal.
“Nuestra mirada se extiende también a
la humanidad. Una Iglesia sinodal es como un emblema levantado entre las
naciones en un mundo que – aun invocando participación, solidaridad y la
transparencia en la administración de la cosa pública – a menudo entrega el
destino de poblaciones enteras en manos codiciosas de pequeños grupos de poder.
Como Iglesia que camina junto a los hombres, partícipe de las dificultades de
la historia, cultivamos el sueño que el redescubrimiento de la dignidad
inviolable de los pueblos y de la función de servicio de la autoridad podrán
ayudar a la sociedad civil a edificarse en la justicia y la fraternidad,
generando un mundo más bello y más digno del hombre para las generaciones que
vendrán después de nosotros”.
(Renato Martinez - Radio Vaticano)
Convocatoria presentación de la XIV Asamblea General Ordinaria del
Sínodo de los Obispos.
23 de octubre, 2015
Se informa a los periodistas
acreditados que el viernes 2 de octubre de 2015, a las11.30
horas, en el Aula Giovanni Paolo II de la Sala de Prensa
de la Santa Sede, el Sr. Cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General
del Sínodo de los Obispos, ofrecerá unBriefing para presentar el
tema y método de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos,
cuyo tema es «La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el
mundo contemporáneo» (Vaticano, 4 – 25 de octubre de de 2015).
(Estará a
disposición el servicio de traducción simultanea a inglés, francés y
español).
Nota
Todas la ruedas de prensa que se
celebren en el Aula Giovanni Paolo II de la Sala de Prensa de
la Santa Sede se podrán seguir en directo streaming audio-vídeo a
través de:
VaticanPlayer vía web
dirección http://player.rv.va
dirección http://player.rv.va
Canal TheVatican de YouTube
dirección http://youtube.com/vatican
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App RadioVaticana
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El app se puede descargar directamente desde el sitio de Radio Vaticana:www.radiovaticana.va
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Una consultación de este
tipo en ningún modo podría bastar para escuchar el sensus fidei. Pero, nos ha
permitido por medio de las respuestas de los dos cuestionarios enviados a las
Iglesia particulares, la posibilidad de escuchar sus alegrías y esperanzas.
(Renato Martinez - Radio Vaticano)
(from Vatican Radio)
Homilía del Obispo de Hradec Králové durante el rezo de la Hora
Tercia.
S.E. Mons. Jan Vokál
Obispo de Hradec Králové (República Checa)
Viernes 23 de octubre de 2015
De vez en cuando advertimos la
necesidad de detenernos, de levantar los ojos al cielo, y acordarnos de que no
somos los amos del mundo y de la vida.
Tenemos que contemplar el cielo, las montañas,
el mar; sentir la fuerza del viento, la voz de las grandes aguas… como le
gustaba hacer a San Juan Pablo II, de quien ayer fue la memoria litúrgica.
Necesitamos sentirnos pequeños -como en realidad somos- en el gran universo que
Dios ha creado y sigue creando y vivificando en cada instante.
Vivir cada vez más en medio de cosas
artificiales, hechas por nosotros, cambia lentamente nuestra percepción de la
realidad y de nosotros mismos -constató- Sin darnos cuenta nos olvidamos de
dónde estamos y de quiénes somos; perdemos el sentido de nuestra verdadera
dimensión: a veces nos sentimos omnipotentes, mientras no lo somos; a veces nos
sentimos impotentes, mientras no lo somos.
Como el profeta Amós nos recuerda,
somos como una brizna de hierba, es cierto, pero nuestro corazón es capaz de
infinito. Somos “casi nada”, es cierto, pero podemos preguntar “¿por qué?”, y
sentir dentro de nosotros un vínculo misterioso, a veces doloroso, con Aquel
que creó el mundo, el sol, la luna, las estrellas… (cfr Sal 8).
De todas las criaturas -que, a su
manera, son más humildes y obedientes al Creador que nosotros- los seres
humanos somos los únicos que reconocemos , y a veces sentimos, que esta
omnipotencia de Dios, esta incomprensible magnitud, es solamente amor y amor misericordioso,
tierno, compasivo, como el de una madre por sus hijos, pequeños y frágiles.
Somos los únicos en darnos cuenta de que toda la creación gime y sufre como si
tuviera dolores de parto (cfr Rm 8,22).
San Juan Pablo II nos ha legado la
profecía de que este es el tiempo de la misericordia. Dedicó a la Divina
Misericordia el segundo domingo de Pascua, y murió en la víspera de ese
domingo.
Que siga intercediendo por nosotros para que seamos cada vez más
compasivos como es misericordioso nuestro Padre celestial (cfr. Lc 6, 36).
El Sínodo: un camino que llevará a las familias a ser misioneras.
23 de octubre de
2015.-
El Sínodo entra este sábado en su
último día de asamblea. Hoy viernes, en el aula, los padres sinodales han
debatido sobre un el tema ‘conciencia y ley moral’, basándose en un texto
repartido antes a los cardenales. Entretanto el director de la Oficina de Prensa
de la Santa Sede no entró en detalles por haber sido un tema reservado.
Sobre cómo procede el Sínodo de los
obispos sobre la familia, que inició el 4 de octubre en el Vaticano,
ilustraron hoy en la sala de prensa de la Santa Sede, el cardenal Peter Turkson
presidente de la Pontificio Consejo Justicia y Paz; el cardenal Gérald Lacroix,
arzobispo de Québec; y el monseñor salesiano Lucas Van Looy, obispo de la
diócesis belga de Gent.
Entre los temas quedó muy claro que el
Sínodo está recorriendo un camino en conjunto y que quiere que las familias
sean misioneras.
El cardenal Turkson refiriéndose al camino de sinodalidad indicó
que es un camino en conjunto. Y recordó cuando en Asís el papa Benedicto XVI
habló de ‘ir todos juntos en busca de la verdad’. Y aseguró que todos los
testimonios, desde los padres sinodales a los auditores, con lo que ha
dicho el Santo Padre, y el contacto con la realidad de nuestra sociedad han
sido muy valiosos.
Experiencias que se plasmarán en un texto, sobre el
cual el Papa hablará para que la Iglesia tenga el valor de elaborar una
pastoral.
Consideró que será un sínodo
emblemático de la Iglesia, porque el matrimonio es un sacramento, precedido por
el bautismo que a su vez es un sacramento de discípulado”. Se quiere, añadió
que “el matrimonio sea de discípulos que hacen camino con el Señor”, porque “no
bastan las fuerzas naturales”. Y se “necesita las gracias del Señor y si
descuidamos ésto la imposibilidad se muestra”.
El purpurado quiso
precisar también que el documento final “no será un documento aguado” para
obtener consenso, porque “en el Sínodo intentamos apreciar el punto de vista de
los demás aunque no sea el mio. Mi hermano obispo se puede encontrar en esa
situación. No busco soluciones solo para mí, sino también para los obispos de
todos los continentes”.
Respondiendo a los periodistas, indicó
que sobre la familia nunca se termina de escuchar. Así recordó que “mis padres
tuvieron diez hijos, sin embargo mis hermanos tienen 4 o 5
hijos”, las cosas no son las mismas. La Iglesia no acaba nunca de actualizarse
en su acompañamiento.
De este modo, no considera que haya
bloques sino puntos de vista diversos. En África “las etapas para un matrimonio
no son las mismas que en Europa”. O sea, el Sínodo ha sido una “experiencia muy
enriquecedora”.
El cardenal canadiense Lacroix consideró que “el documento final de mañana es
importante”, así como “la experiencia sinodal”.
“Nuestro trabajo –precisó el purpurado
canadiense– no es un texto legislativo”, sino una experiencia que era
necesario transmitir al Santo Padre.
“Dios te ama como eres pero no se
conforma” indicó como idea, y propuso como clave para entender este Sínodo, el
de los peregrinos de Emaús. Otra preocupación de los padres sinodales
fue “cómo poder expresar la alegría delante de estas familias heridas”, y
recordó que “no existen familias perfectas”.
Indicó que en las consultas antes del
Sínodo también han participado familias heridas, como la voz de los
casados y divorciados.
Mons. Lucas Van Looy obispo de la diócesis belga de Gent,
señaló su preocupación –antes de partir hacia Roma para el
Sínodo– por las familias de migrantes que llegan desde Oriente Medio,
cómo viven la familia en estas grandes campos de refugiados, y cómo todos
esos temas fueron parte del Sínodo.
También indicó que en estas tres
semanas de escucha “hemos entendido mejor la palabra misericordia, difícil para
este mundo actual”. Semanas en las que se ha entendido que es necesario
integrar y acompañar a las personas, así como el concepto de sinodalidad,
“concepto que es más que una palabra” y bromeó diciendo que está
pensando cómo hará para traducir en flamenco la palabra
“sinodalidad”.
Por todo ello consideró que “el Sínodo está dando a las
familias una tarea de evangelización”. Entre los temas tratados está también
los jóvenes en familia que ven a Dios muy lejano y cómo seguirlos en el matrimonio.
Señaló además como “una gran
riqueza” la gran diversidad presente en el Sínodo, “reflejada en el color de
las caras de los obispos”.
“La palabra que me queda –concluyó el
obispo– es la palabra ‘ternura’, lo he dicho en el aula es la que la
Iglesia tiene hacia todas las situaciones, no solamente hacia las familias
heridas”. Y esta ternura “podría ser el inicio de una nueva época para la
Iglesia”.
(ZENIT)
Coraje, humildad y oración, pidió el Papa a los Padres Sinodales
2015-10-23 Radio Vaticana
«Mujeres semilla de esperanza»
(RV).- María Lía Zervino, Servidora y
Secretaria General de la Unión Mundial de las Organizaciones Femeninas
Católicas - UMOFC - destaca las exhortaciones del Papa Francisco a los
Padres Sinodales, para trabajar en familia en el Sínodo de la familia y «lo
lindo que se percibe en el Sínodo el clima familiar».
(CdM – RV)
(from Vatican Radio)
Rueda de prensa del 23 octubre, 2015.
Rueda de prensa del 23 octubre, 2015.
Homilía del Obispo de Bilbao durante el rezo de la Hora Tercia.
24 de octubre, 2015.
S.E. Mons. Mario Iceta
Gavicagogeascoa
Obispo de Bilbao (España)
Sábado 24 de octubre de 2015
Querido Santo
Padre y hermanos en el episcopado y el sacerdocio, miembros de la vida
consagrada, queridos hermanos y hermanas.
Vamos concluyendo el trabajo sinodal
como una experiencia de gracia, de comunión, de colegialidad y de servicio.
Hemos pedido el don del Espíritu Santo y hemos querido que sea Él quien guíe
nuestra labor.
El Santo Padre afirmo al comienzo de este acontecimiento que “el
Sínodo podrá ser un espacio de la acción del Espíritu Santo sólo si nos
revestimos de coraje apostólico, de humildad evangélica y de oración confiada”.
En efecto, la oración es el quicio y
fundamento de la actividad apostólica. El domingo pasado eran canonizados los
padres de Santa Teresita del Niño Jesús, patrona de las misiones. Qué curioso,
una monja contemplativa, que no abandonó jamás las paredes de su convento, es
patrona de la actividad misionera. La vida contemplativa, la vida de oración se
encuentra en el fundamento de la actividad apostólica y misionera, también para
nosotros.
Por eso, ante las decisiones que en el
ejercicio del ministerio episcopal hemos de tomar, viene a mi memoria el pasaje
de la elección de Matías para ser integrado en el colegio apostólico. “Entonces
oraron así: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de
estos dos has elegido” (Act 1, 24).
Este es nuestro método:
muéstranos lo que Tu quieres, haznos conocer tu voluntad. Sumidos en la oración,
pedir a Dios que nos muestre sus caminos, que nos haga ver cuál es su designio
y no el mío propio, y cuáles son los caminos que hemos de recorrer para
acompañar a las familias en la fidelidad a la vocación a la que han sido
llamadas.
Junto a la oración se nos recordaba la
necesidad de la humildad evangélica para conocer la voluntad de Dios: “Te doy
gracias Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los
sabios y entendidos y se lo has revelado a la gente sencilla” (Mt 11,
25).
En Bilbao tenemos una Universidad Católica de prestigio, la Universidad de
Deusto. Universidad que es paraninfo de los saberes, de las ciencias.
Curiosamente, durante 41 años un hermano lego jesuíta vivió en la portería de
dicha Universidad hasta que entregó santamente su vida al Señor.
Me refiero al
beato Francisco Gárate. Su vida, en la entrada de la Universidad, en humildad,
servicio, pobreza, disponibilidad continua, es imagen encarnada de que la
humildad es el camino al conocimiento de la sabiduría de Dios.
Como afirma el
libro de los Proverbios “la arrogancia acarrea la deshonra; pero por la
humildad se accede a la sabiduría” (Prov 11, 2). Y como después
volverá a afirmar San Pablo: “Está escrito, inutilizaré la sabiduría de los
sabios y anularé la inteligencia de los inteligentes… Porque los judíos piden
milagros y los griegos buscan sabiduría, mas nosotros predicamos a Cristo
crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero poder y
sabiduría de Dios para los llamados” (1 Cor 1, 19.22-24). Y Santa
Teresa de Ávila, cuyo quinto centenario de nacimiento acabamos de celebrar nos
dirá sabiamente: “Andar en humildad es andar en verdad”.
Esta vida orante, esta humildad
evangélica, nos permitirá actuar con coraje apostólico, la parresia de la que
nos habla san Pablo, puestos los ojos en Cristo y por amor a Él sirviendo a las
familias de este mundo, iluminando su caminar con la Palabra de Dios y la
Tradición viva de la Iglesia, sosteniéndola y acompañándola en sus gozos y
tristezas, para que vivan en plenitud la alianza de amor que disipa la
oscuridad, vence la soledad y el individualismo, recrea la humanidad, genera
vida y esperanza, acoge y sana lo que parece perdido, construye la Iglesia y el
mundo.
Concluyo, hoy sábado, invocando la
intercesión materna de la Virgen María. Las madres son las que transforman la
casa en un hogar. Ella hace que la Iglesia no sólo sea Templo, sino también
hogar, lugar cálido, familiar, de acogida y misericordia. A Ella acudimos esta
mañana. Es la Esposa del Espíritu Santo, que la hizo concebir de modo virginal.
Bajo su protección nos acogemos esta manana. En Ella aprendemos a acoger el don
de Dios, el Santo Espíritu, la Persona Amor, que nos ilumine y nos asista en la
tarea que hoy se nos ha encomendado.
Amen.
Declaración del Sínodo de los Obispos sobre la situación en Medio
Oriente, África y Ucrania-
X I V A S A M B L E A G E
N E R A L O R D I N A R I A
DECLARACIÓN
SOBRE LA SITUACIÓN
EN MEDIO ORIENTE, ÁFRICA Y UCRANIA
EN MEDIO ORIENTE, ÁFRICA Y UCRANIA
Reunidos en torno al Santo Padre
Francisco, Sucesor de Pedro, nosotros los Padres Sinodales, junto con los
Delegados Fraternos, los Auditores y Auditoras participantes en la XIV Asamblea
General del Sínodo de los Obispos dirigimos nuestros pensamientos a todas las
familias del Medio Oriente.
Desde hace años, a causa de los
sangrientos conflictos en curso, son víctimas de atrocidades indecibles. Sus
condiciones de vida han empeorado en los últimos meses y semanas. El uso de
armas de destrucción masiva, los asesinatos indiscriminados, las
decapitaciones, los secuestros de seres humanos, la trata de mujeres, el
enrolamiento de niños soldados, la persecución por motivos de religión y de
origen étnico, la devastación de los lugares de culto, la destrucción del patrimonio
cultural y un sinnúmero de otras atrocidades han obligado a miles de familias a
abandonar sus hogares y a buscar refugio en otro lugar, a menudo en condiciones
extremadamente precarias. Actualmente se les impide regresar y ejercer su
derecho a vivir con dignidad y seguridad en su propio territorio, contribuyendo
a la reconstrucción y el bienestar material y espiritual de sus respectivos
países.
En este contexto dramático se violan
continuamente los principios fundamentales de la dignidad humana y de la
convivencia pacífica y armónica entre las personas y los pueblos, los derechos
más elementales, como el derecho a la vida y a la libertad religiosa y el
derecho humanitario internacional.
Queremos, por lo tanto, expresar
nuestra cercanía a los patriarcas, obispos, sacerdotes, a los consagrados y
fieles, así como a todos los habitantes de Oriente Medio, manifestar nuestra
solidaridad y garantizar nuestra oración. Pensamos en todas las personas
secuestradas y pedimos su liberación. Nuestras voces se unen al grito de tantos
inocentes: ¡No más violencia, no más terrorismo, no más destrucción, no más
persecución! ¡Cesen inmediatamente las hostilidades y el tráfico de armas!.
La paz en Oriente Medio no se busca
con opciones impuestas por la fuerza, sino con decisiones políticas que
respeten las particularidades culturales y religiosas de cada nación y de las
diversas realidades que las componen.
Estamos agradecidos, de una manera
particular, a Jordania, Líbano, Turquía y a los numerosos países europeos que
dan acogida a los refugiados.Lanzamos nuevo llamamiento a la Comunidad
Internacional para que, dejando de lado los intereses particulares, recurra en
la búsqueda de soluciones a los instrumentos de la diplomacia, del diálogo, del
derecho internacional.
Recordamos las palabras de Francisco a
“todas las personas y comunidades que se reconocen en Abraham: Respetémonos y
amémonos los unos a los otros como hermanos y hermanas -dijo-. Aprendamos a
comprender el dolor del otro. Que nadie instrumentalice el nombre de Dios para
la violencia. Trabajemos juntos por la justicia y por la paz.
Creemos que la paz es posible y es
posible detener la violencia que en Siria, en Irak, en Jerusalén y en toda
Tierra Santa, sacude cada día a más familias y a civiles inocentes y agrava la
crisis humanitaria. La reconciliación es el fruto de la fraternidad, la
justicia, el respeto y el perdón.
Nuestro único deseo, como el de las
personas de buena voluntad que forman parte de la gran familia humana, es que
se pueda vivir en paz. Que judíos, cristianos y musulmanes redescubran uno de
los deseos divinos, el de la unidad y la armonía de la familia humana. Que
judíos, cristianos y musulmanes descubran en el otro creyente a un hermano que
se ha de respetar y amar, en primer lugar para dar en sus tierras el hermoso
testimonio de la serenidad y la convivencia entre los hijos de Abraham.
Nuestros pensamientos y oraciones se
extienden, con la misma preocupación, solicitud y amor, a todas las familias
afectadas por situaciones parecidas en otras partes del mundo, especialmente en
África y en Ucrania. Las hemos tenido muy presentes durante los trabajos de
esta Asamblea sinodal, al igual que a las familias de Oriente Medio, y también
para ellas pedimos con fuerza el regreso a una vida digna y tranquila.
Encomendamos a la Sagrada Familia de
Jesús, María y José, experta en sufrimiento, nuestras intenciones, para que el
mundo se vuelva pronto una familia de hermanos y hermanas.
Ciudad del Vaticano, 24 de octubre de
2015.
Para la Iglesia, en
realidad, concluir el Sínodo
significa volver verdaderamente a «caminar juntos» para llevar a
todas las partes del mundo, a cada Diócesis, a cada comunidad y a cada
situación la luz del Evangelio, el abrazo de la Iglesia y el amparo de la
misericordia de Dios.
Mons. Mario Iceta "La humildad evangélica nos permitirá actuar
con coraje apostólico"
2015-10-24 Radio Vaticana
(RV).- El obispo
de Bilbao, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, durante la homilía
que dio en la penúltima Congregación General del Sínodo de los Obispos, la
mañana de este sábado, invocó la intercesión de la Virgen María para
los trabajos de este importante evento eclesial que comenzó el pasado 4 de
octubre y termina este domingo con la Santa Misa conclusiva.
“Las madres son las que transforman la
casa en un hogar”, dijo el obispo español asegurando que la Virgen María hace
que la Iglesia no sólo sea Templo, sino también “hogar, lugar cálido, familiar,
de acogida y de misericordia".
Homilía de Mons. Mario Iceta
Querido Santo Padre y hermanos en el
episcopado y el sacerdocio, miembros de la vida consagrada, queridos
hermanos y hermanas.
Vamos concluyendo el trabajo sinodal
como una experiencia de gracia, de comunión, de colegialidad y de
servicio. Hemos pedido el don del Espíritu Santo y hemos querido que sea
Él quien guíe nuestra labor. El Santo Padre afirmo al comienzo de este
acontecimiento que “el Sínodo podrá ser un espacio de la acción del
Espíritu Santo sólo si nos revestimos de coraje apostólico, de humildad
evangélica y de oración confiada.”
En efecto, la oración es el quicio y
fundamento de la actividad apostólica. El domingo pasado eran canonizados
los padres de Santa Teresita del Niño Jesús, patrona de las misiones.
Qué curioso, una monja contemplativa, que no abandonó jamás las paredes de
su convento, es patrona de la actividad misionera. La vida contemplativa,
la vida de oración se encuentra en el fundamento de la actividad
apostólica y misionera, también para nosotros.
Por eso, ante las decisiones que en el
ejercicio del ministerio episcopal hemos de tomar, viene a mi memoria el
pasaje de la elección de Matías para ser integrado en el colegio
apostólico. “Entonces oraron así: Tú, Señor, que conoces los corazones de
todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido” (Act 1, 24). Este es
nuestro método: muéstranos lo que Tu quieres, haznos conocer tu voluntad.
Sumidos en la oración, pedir a Dios que nos muestre sus caminos, que nos haga
ver cuál es su designio y no el mío propio, y cuáles son los caminos que
hemos de recorrer para acompañar a las familias en la fidelidad a la
vocación a la que han sido llamadas.
Junto a la oración se nos recordaba la
necesidad de la humildad evangélica para conocer la voluntad de Dios: “Te
doy gracias Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas
a los sabios y entendidos y se lo has revelado a la gente sencilla” (Mt
11, 25). En Bilbao tenemos una Universidad Católica de prestigio, la
Universidad de Deusto. Universidad que es paraninfo de los saberes, de las
ciencias. Curiosamente, durante 41 años un hermano lego jesuíta vivió en la
portería de dicha Universidad hasta que entregó santamente su vida al
Señor. Me refiero al beato Francisco Gárate. Su vida, en la entrada de la
Universidad, en humildad, servicio, pobreza, disponibilidad continua, es
imagen encarnada de que la humildad es el camino al conocimiento de la
sabiduría de Dios. Como afirma el libro de los Proverbios “la arrogancia
acarrea la deshonra; pero por la humildad se accede a la sabiduría” (Prov
11, 2). Y como después volverá a afirmar San Pablo: “Está escrito,
inutilizaré la sabiduría de los sabios y anularé la inteligencia de los
inteligentes... Porque los judíos piden milagros y los griegos buscan
sabiduría, mas nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para
los judíos y locura para los gentiles, pero poder y sabiduría de Dios
para los llamados” (1 Cor 1, 19.22-24). Y Santa Teresa de Ávila, cuyo
quinto centenario de nacimiento acabamos de celebrar nos dirá sabiamente:
“Andar en humildad es andar en verdad”.
Esta vida orante, esta humildad
evangélica, nos permitirá actuar con coraje apostólico, la parresia de la
que nos habla san Pablo, puestos los ojos en Cristo y por amor a Él sirviendo a
las familias de este mundo, iluminando su caminar con la Palabra de Dios y
la Tradición viva de la Iglesia, sosteniéndola y acompañándola en sus
gozos y tristezas, para que vivan en plenitud la alianza de amor que
disipa la oscuridad, vence la soledad y el individualismo, recrea la
humanidad, genera vida y esperanza, acoge y sana lo que parece perdido,
construye la Iglesia y el mundo.
Concluyo, hoy sábado, invocando la
intercesión materna de la Virgen María. Las madres son las que transforman
la casa en un hogar. Ella hace que la Iglesia no sólo sea Templo,
sino también hogar, lugar cálido, familiar, de acogida y misericordia. A
Ella acudimos esta mañana. Es la Esposa del Espíritu Santo, que la hizo
concebir de modo virginal. Bajo su protección nos acogemos esta mañana. En
Ella aprendemos a acoger el don de Dios, el Santo Espíritu, la
Persona Amor, que nos ilumine y nos asista en la tarea que hoy se nos ha
encomendado. Amen.
(MZ-RV)
Concluyó el Sínodo de los obispos sobre la vocación y misión de la
Familia
2015-10-24 Radio Vaticana
Con la
aprobación del documento final concluyó el Sínodo de los obispos sobre la
vocación y misión de la Familia, en el Vaticano a las 18,46 de la tarde del 24
de octubre de 2015.
Fue aprobado el documento final. Todos
los 94 parágrafos han superado los 2/3 de votos. Estas proposiciones servirán
al Papa para escribir la Exhortación post sinodal sobre la Vocación y Misión de
la Familia en la Iglesia y el mundo contemporáneo.
El mismo Documento final
elaborado y votado por los obispos será publicado, dentro de poco, con las
respectivas votaciones de cada uno de los 94 parágrafos.
Al cierre de los trabajos Francisco
habló a toda la asamblea de 270 personas, agradeciendo al Señor y a todos.
Subrayando la acción del Señor, explicó que el haber puesto las dificultades de
las familias delante del Señor es lo más importante. jesuita Guillermo Ortiz,
Raúl Cabrera
Texto completo del discurso de Papa
Francisco en lengua española, traducido del italiano
Queridas Beatitudes, eminencias,
excelencias,
Queridos hermanos y hermanas:
Queridos hermanos y hermanas:
Quisiera ante todo agradecer al Señor
que ha guiado nuestro camino sinodal en estos años con el Espíritu Santo, que
nunca deja a la Iglesia sin su apoyo.
Agradezco de corazón al Cardenal
Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo, a Monseñor Fabio Fabene,
Subsecretario, y también al Relator, el Cardenal Peter Erdő, y al Secretario
especial, Monseñor Bruno Forte, a los Presidentes delegados, a los escritores,
consultores, traductores y a todos los que han trabajado incansablemente y con
total dedicación a la Iglesia: gracias de corazón.
Agradezco a todos ustedes, queridos
Padres Sinodales, delegados fraternos, auditores y auditoras, asesores,
párrocos y familias por su participación activa y fructuosa.
Doy las gracias igualmente a los que
han trabajado de manera anónima y en silencio, contribuyendo generosamente a
los trabajos de este Sínodo.
Les aseguro mi plegaria para que el
Señor los recompense con la abundancia de sus dones de gracia.
Mientras seguía los trabajos del Sínodo,
me he preguntado: ¿Qué significará para la Iglesia concluir este Sínodo
dedicado a la familia?
Ciertamente no significa haber
concluido con todos los temas inherentes a la familia, sino que ha tratado de
iluminarlos con la luz del Evangelio, de la Tradición y de la historia
milenaria de la Iglesia, infundiendo en ellos el gozo de la esperanza sin caer
en la cómoda repetición de lo que es indiscutible o ya se ha dicho.
Seguramente no significa que se hayan
encontrado soluciones exhaustivas a todas las dificultades y dudas que desafían
y amenazan a la familia, sino que se han puesto dichas dificultades y dudas a
la luz de la fe, se han examinado atentamente, se han afrontado sin miedo y sin
esconder la cabeza bajo tierra.
Significa haber instado a todos a
comprender la importancia de la institución de la familia y del matrimonio
entre un hombre y una mujer, fundado sobre la unidad y la indisolubilidad, y
apreciarla como la base fundamental de la sociedad y de la vida humana.
Significa haber escuchado y hecho
escuchar las voces de las familias y de los pastores de la Iglesia que han
venido a Roma de todas partes del mundo trayendo sobre sus hombros las cargas y
las esperanzas, la riqueza y los desafíos de las familias.
Significa haber dado prueba de la vivacidad
de la Iglesia católica, que no tiene miedo de sacudir las conciencias
anestesiadas o de ensuciarse las manos discutiendo animadamente y con franqueza
sobre la familia.
Significa haber tratado de ver y leer
la realidad o, mejor dicho, las realidades de hoy con los ojos de Dios, para
encender e iluminar con la llama de la fe los corazones de los hombres, en un
momento histórico de desaliento y de crisis social, económica, moral y de
predominio de la negatividad.
Significa haber dado testimonio a
todos de que el Evangelio sigue siendo para la Iglesia una fuente viva de
eterna novedad, contra quien quiere «adoctrinarlo» en piedras muertas para
lanzarlas contra los demás.
Significa haber puesto al descubierto
a los corazones cerrados, que a menudo se esconden incluso dentro de las
enseñanzas de la Iglesia o detrás de las buenas intenciones para sentarse en la
cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los
casos difíciles y las familias heridas.
Significa haber afirmado que la Iglesia
es Iglesia de los pobres de espíritu y de los pecadores en busca de perdón, y
no sólo de los justos y de los santos, o mejor dicho, de los justos y de los
santos cuando se sienten pobres y pecadores.
Significa haber intentado abrir los
horizontes para superar toda hermenéutica conspiradora o un cierre de
perspectivas para defender y difundir la libertad de los hijos de Dios, para
transmitir la belleza de la novedad cristiana, a veces cubierta por la
herrumbre de un lenguaje arcaico o simplemente incomprensible.
En el curso de este Sínodo, las
distintas opiniones que se han expresado libremente –y por desgracia a veces
con métodos no del todo benévolos– han enriquecido y animado sin duda el
diálogo, ofreciendo una imagen viva de una Iglesia que no utiliza «módulos
impresos», sino que toma de la fuente inagotable de su fe agua viva para
refrescar los corazones resecos.1
Y –más allá de las cuestiones
dogmáticas claramente definidas por el Magisterio de la Iglesia– hemos visto
también que lo que parece normal para un obispo de un continente, puede
resultar extraño, casi como un escándalo, para el obispo de otro continente; lo
que se considera violación de un derecho en una sociedad, puede ser un precepto
obvio e intangible en otra; lo que para algunos es libertad de conciencia, para
otros puede parecer simplemente confusión.
En realidad, las culturas son muy
diferentes entre sí y todo principio general necesita ser inculturado si quiere
ser observado y aplicado.2 El Sínodo de 1985, que celebraba el vigésimo aniversario
de la clausura del Concilio Vaticano II, habló de
la inculturación como «una íntima transformación de los auténticos
valores culturales por su integración en el cristianismo y la radicación del
cristianismo en todas las culturas humanas».3
La inculturación no debilita
los valores verdaderos, sino que muestra su verdadera fuerza y su autenticidad,
porque se adaptan sin mutarse, es más, trasforman pacíficamente y gradualmente
las diversas culturas.4
Hemos visto, también a través de la
riqueza de nuestra diversidad, que el desafío que tenemos ante nosotros es
siempre el mismo: anunciar el Evangelio al hombre de hoy, defendiendo a la
familia de todos los ataques ideológicos e individualistas.
Y, sin caer nunca en el peligro
del relativismo o de demonizar a los otros, hemos tratado
de abrazar plena y valientemente la bondad y la misericordia de Dios, que
sobrepasa nuestros cálculos humanos y que no quiere más que «todos los hombres
se salven» (1 Tm 2,4), para introducir y vivir este Sínodo en el contexto
del Año Extraordinario de la Misericordia que la Iglesia está llamada a vivir.
Queridos Hermanos:
La experiencia del Sínodo también nos
ha hecho comprender mejor que los verdaderos defensores de la doctrina no son
los que defienden la letra sino el espíritu; no las ideas, sino el hombre; no
las fórmulas sino la gratuidad del amor de Dios y de su perdón.
Esto no
significa en modo alguno disminuir la importancia de las fórmulas, de las leyes
y de los mandamientos divinos, sino exaltar la grandeza del verdadero Dios que
no nos trata según nuestros méritos, ni tampoco conforme a nuestras obras,
sino únicamente según la generosidad sin límites de su misericordia
(cf. Rm 3,21-30; Sal 129; Lc 11,37-54).
Significa
superar las tentaciones constantes del hermano mayor
(cf. Lc 15,25-32) y de los obreros celosos
(cf. Mt 20,1-16). Más aún, significa valorar más las leyes y los
mandamientos, creados para el hombre y no al contrario (cf. Mc 2,27).
En este sentido, el arrepentimiento
debido, las obras y los esfuerzos humanos adquieren un sentido más profundo, no
como precio de la invendible salvación, realizada por Cristo en la cruz
gratuitamente, sino como respuesta a Aquel que nos amó primero y nos salvó con
el precio de su sangre inocente, cuando aún estábamos sin fuerzas
(cf. Rm 5,6).
El primer deber de la Iglesia no es
distribuir condenas o anatemas sino proclamar la misericordia de Dios, de
llamar a la conversión y de conducir a todos los hombres a la salvación del
Señor (cf. Jn 12,44-50).
El beato Pablo VI decía con
espléndidas palabras: «Podemos pensar que nuestro pecado o alejamiento de Dios
enciende en él una llama de amor más intenso, un deseo de devolvernos y
reinsertarnos en su plan de salvación [...]. En Cristo, Dios se revela
infinitamente bueno [...]. Dios es bueno. Y no sólo en sí mismo; Dios es
–digámoslo llorando- bueno con nosotros. Él nos ama, busca, piensa, conoce,
inspira y espera. Él será feliz –si puede decirse así–el día en que nosotros
queramos regresar y decir: “Señor, en tu bondad, perdóname. He aquí, pues, que
nuestro arrepentimiento se convierte en la alegría de Dios».5
También san Juan Pablo II dijo que «la
Iglesia vive una vida auténtica, cuando profesa y proclama la misericordia
[...] y cuando acerca a los hombres a las fuentes de la misericordia del
Salvador, de las que es depositaria y dispensadora».6
Y el Papa Benedicto XVI decía: «La
misericordia es el núcleo central del mensaje evangélico, es el nombre mismo de
Dios [...] Todo lo que la Iglesia dice y realiza, manifiesta la misericordia
que Dios tiene para con el hombre. Cuando la Iglesia debe recordar una verdad
olvidada, o un bien traicionado, lo hace siempre impulsada por el amor
misericordioso, para que los hombres tengan vida y la tengan en abundancia
(cf. Jn 10,10)».7
En este sentido, y mediante este
tiempo de gracia que la Iglesia ha vivido, hablado y discutido sobre la
familia, nos sentimos enriquecidos mutuamente; y muchos de nosotros hemos
experimentado la acción del Espíritu Santo, que es el verdadero protagonista y
artífice del Sínodo. Para todos nosotros, la palabra «familia» no suena lo
mismo que antes, hasta el punto que en ella encontramos la síntesis de su
vocación y el significado de todo el camino sinodal.8
_____________________________
1Cf. Carta al Gran Canciller de
la Pontificia Universidad Católica Argentina en el centenario de la Facultad de
Teología (3 marzo 2015): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua
española, 13 marzo 2015, p. 13..
2 Cf. Pontificia Comisión
Bíblica, Fe y cultura a la luz de la biblia. Actas de la Sesión plenaria 1979
de la Pontificia Comisión Bíb lica; CONC. ECUM. VAT. II, Cost.
Past. Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, 44.
3 Relación final (7
diciembre 1985): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 22
diciembre 1985, p. 14.
4 «En virtud de su misión pastoral, la
Iglesia debe mantenerse siempre atenta a los cambios históricos y a la
evolución de la mentalidad. Claro, no para someterse a ellos, sino para superar
los obstáculos que se pueden oponer a la acogida de sus consejos y sus
directrices»: Entrevista al Card. Georges Cottier, Civiltà Cattolica, 8
agosto 2015, p. 272.
5 Homilía (23 junio
1968): Insegnamenti, VI (1968), 1176-1178.
6 Cart. Enc. Dives in
misericordia (30 noviembre 1980), 13. Dijo también: «En el misterio
Pascual [...] Dios se muestra como es: un Padre de infinita ternura, que no se
rinde frente a la ingratitud de sus hijos, y que siempre está dispuesto a
perdonar»,Regina coeli (23 abril 1995): L’Osservatore Romano, ed.
semanal en lengua española, 28 abril 1995, p. 1; y describe la resistencia a la
misericordia diciendo: «La mentalidad contemporánea, quizás en mayor medida que
la del hombre del pasado, parece oponerse al Dios de la misericordia y tiende
además a orillar de la vida y arrancar del corazón humano la idea misma de la
misericordia. La palabra y el concepto de misericordia parecen producir una
cierta desazón en el hombre», Cart. Enc. Dives in misericordia (30
noviembre 1980), 2.
7 Regina coeli (30 marzo
2008): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 4 abril 2008,
p. 1. Y hablando del poder de la misericordia afirma: «Es la misericordia la
que pone un límite al mal. En ella se expresa la naturaleza del todo peculiar
de Dios: su santidad, el poder de la verdad y del amor», Homilía durante
la santa misa en el Domingo de la divina Misericordia (15 abril
2007): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 20 abril
2007, p. 3.
8 Un análisis acróstico de la
palabra «familia» [en italiano f-a-m-i-g-l-i-a] nos ayuda a resumir la
misión de la Iglesia en la tarea de:
Formar a las nuevas generaciones para
que vivan seriamente el amor, no con la pretensión individualista basada sólo
en el placer y en el «usar y tirar», sino para que crean nuevamente en el amor
auténtico, fértil y perpetuo, como la única manera de salir de sí mismos; para
abrirse al otro, para ahuyentar la soledad, para vivir la voluntad de Dios;
para realizarse plenamente, para comprender que el matrimonio es el «espacio en
el cual se manifiestan el amor divino; para defender la sacralidad de la vida,
de toda vida; para defender la unidad y la indisolubilidad del vínculo conyugal
como signo de la gracia de Dios y de la capacidad del hombre de amar en serio»
(Homilía en la Santa Misa de apertura de la XIV Asamblea general ordinaria del
Sínodo de los Obispos, XXVII Domingo del Tiempo Ordinario, 4 octubre
2015: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 9 octubre
2015, p. 4; y para valorar los cursos prematrimoniales como oportunidad para
profundizar el sentido cristiano del sacramento del matrimonio.
Andar hacia los demás, porque una
Iglesia cerrada en sí misma es una Iglesia muerta. Una Iglesia que no sale de
su propio recinto para buscar, para acoger y guiar a todos hacía Cristo es una
Iglesia que traiciona su misión y su vocación.
Manifestar y difundir la misericordia
de Dios a las familias necesitadas, a las personas abandonadas; a los ancianos
olvidados; a los hijos heridos por la separación de sus padres, a las familias
pobres que luchan por sobrevivir, a los pecadores que llaman a nuestra puerta y
a los alejados, a los diversamente capacitados, a todos los que se sienten
lacerados en el alma y en el cuerpo, a las parejas desgarradas por el dolor, la
enfermedad, la muerte o la persecución.
Iluminar las conciencias, a menudo
asediadas por dinámicas nocivas y sutiles, que pretenden incluso ocupar el
lugar de Dios creador. Estas dinámicas deben de ser desenmascaradas y
combatidas en el pleno respeto de la dignidad de toda persona humana.
Ganar y reconstruir con humildad la
confianza en la Iglesia, seriamente disminuida a causa de las conductas y los
pecados de sus propios hijos. Por desgracia, el antitestimonio y los escándalos
en la Iglesia cometidos por algunos clérigos han afectado a su credibilidad y
han oscurecido el fulgor de su mensaje de salvación.
Laborar para apoyar y animar a las
familias sanas, las familias fieles, las familias numerosas que, no obstante
las dificultades de cada día, dan cotidianamente un gran testimonio de
fidelidad a los mandamientos del Señor y a las enseñanzas de la Iglesia.
Idear una pastoral familiar renovada
que se base en el Evangelio y respete las diferencias culturales. Una pastoral
capaz de transmitir la Buena Noticia con un lenguaje atractivo y alegre, y que
quite el miedo del corazón de los jóvenes para que asuman compromisos
definitivos. Una pastoral que preste particular atención a los hijos, que son
las verdaderas víctimas de las laceraciones familiares. Una pastoral innovadora
que consiga una preparación adecuada para el sacramento del matrimonio y
abandone la práctica actual que a menudo se preocupa más por las apariencias y
las formalidades que por educar a un compromiso que dure toda la vida.
Amar incondicionalmente a todas las
familias y, en particular, a las pasan dificultades. Ninguna familia debe
sentirse sola o excluida del amor o del amparo de la Iglesia. El verdadero
escándalo es el miedo a amar y manifestar concretamente este amor.
Sínodo en comunión con el Papa y relación final aprobada por
unanimidad por la Comisión
2015-10-24 Radio Vaticana
(RV).- La
Comisión encargada de la Relación final aprobó el texto de la misma
«presentándolo como un trabajo en el que todos sus miembros estaban de acuerdo,
sin reservas. Éste es un mensaje muy significativo», dijo el Director de la
Oficina de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi informando sobre los
últimos momentos de los trabajos sinodales, antes de la XVIII Congregación
general.
En la Conferencia de prensa intervino
también el Card. Raymundo Damasceno Assis, Arzobispo de Aparecida y
vicepresidente de la Asamblea Sinodal, que afirmó que «este Sínodo trascurrió
en un clima de mucha fraternidad y colegialidad: los Obispos con el
Sucesor de Pedro». El purpurado brasileño puso de relieve asimismo la importante
novedad de la metodología, que permitió una mejor participación, en los
círculos menores, más efectiva y ordenada, de todos los Padres Sinodales y de
todos los participantes en los trabajos del Sínodo.
Todo en total libertad, como nos
invita siempre el Santo Padre. Escuchando con humildad, dialogando,
confrontando experiencias y opiniones, para buscar el mayor consenso posible y
para llegar a las conclusiones, en un espíritu de comunión, que es el objetivo
del Sínodo, dijo también el Card. Raymundo Damasceno Assis, que volvió a
reiterar las palabras del Papa Francisco: «buscar lo que Dios quiere en
relación con la familia hoy, abiertos al Espíritu Santo».
(CdM – RV)
Audio de las palabras del Card. Raymundo Damasceno Assis
(from Vatican Radio)
Rueda de prensa del 24 octubre, 2015
Relación final del Sínodo: Verdad y misericordia
Ciudad del Vaticano, 24 de octubre de
2015 (Vis).-Los Padres Sinodales han aprobado con una mayoría de dos tercios, es
decir 177 votos sobre 265, la Relación final de la XIV Asamblea General
Ordinaria del Sínodo sobre la Familia, compuesta de 94 párrafos votados
individualmente. Sobre el documento, en italiano, que ha sido autorizado para
su publicación por el Papa Francisco, informó en un briefing el Director de la
Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi S.I.
El Padre Lombardi señaló que el texto
tiene muy presentes las muchas dificultades de las familias en esta época pero
también su gran capacidad de enfrentarlas y reaccionar ante ellas y que recoge
numerosos ''modos'' (enmiendas) presentados por los Padres Sinodales,
reflejando así la voz de toda la Asamblea.
Refiriéndose a algunos párrafos
específicos dedicados a situaciones familiares complejas, citó dos, relativos a
la pastoral de las familias heridas o en situación irregular desde el punto de
vista canónico y de la disciplina de la Iglesia. En particular, las
convivencias, los matrimonios civiles, los divorciados y vueltos a casar, y la
manera de acercarse pastoralmente a estas situaciones. Esos dos puntos se
aprobaron con 178 y 180 votos, al límite de la mayoría, pero siempre dentro del
margen de los dos tercios.
El tono del documento es positivo y
acogedor y ha enriquecido extraordinariamente, dijo el Padre Lombardi, el
Instrumentun Laboris. Asimismo, el Motu proprio del Papa sobre el proceso de
reforma de la nulidad del matrimonio ha supuestso una contribución eficaz y
decisiva al tema del Sínodo.
La Relación final reafirma la doctrina
de la indisolubilidad del matrimonio sacramental, que no es un yugo, sino un
don de Dios, verdad fundada en Cristo y en su relación con la Iglesia. Al mismo
tiempo, se hace hincapié en que la verdad y la misericordia convergen en
Cristo. De aquí, la llamada a acoger a las familias heridas. Sin citar
expresamente el acceso a la Eucaristía para los divorciados vueltos a casar, el
documento sinodal recuerda que no están excomulgados y solicita el
discernimiento de los pastores en el análisis de las situaciones familiares
complejas. Un discernimiento, subraya el texto, que se aplicará de acuerdo con
la enseñanza de la Iglesia, con la confianza de que la misericordia de Dios no
se niega a nadie. Por cuanto respecta a los conviventes se reitera que su
situación debe abordarse de una manera constructiva, tratando de convertirla en
una oportunidad de camino de conversión hacia la plenitud del matrimonio y de
la familia, a la luz del Evangelio.
Otros puntos destacados del documento
son los relativos a homosexualidad. Las personas con esas tendencias, dice la
Relación, no deben ser objeto de discriminación, pero al mismo tiempo afirma
que la Iglesia es contraria a las uniones entre personas del mismo sexo y que
no admite presiones externas sobre este punto. Hay párrafos especiales
dedicados a los inmigrantes, a los refugiados, a los perseguidos, cuyas
familias se disgregan y pueden llegar a ser víctimas de la trata. También para
ellos se invoca la acogida, insistiendo en sus derechos, pero también en sus
deberes con los países que los acogen.
También se habla específicamente de
las mujeres, los hombres y niños, ejes de la vida familiar reafirmando la
necesidad de la tutela y la valorización de los papeles de unos y otros . Se
aboga por un papel más importante de las mujeres en la formación de los
ministros ordenados mientras, hablando de los niños, se destaca la belleza de
la adopción y de la acogida, que reconstruyen los lazos familiares rotos. El
Sínodo, no se olvida de las viudas y viudos, de los discapacitados, los
ancianos y los abuelos, que permiten la transmisión de la fe en la familia y
que no deben considerarse ''un descarte''. Se habla también de las personas
solteras por su compromiso en la Iglesia y en la sociedad.
Entre las ''sombras'' que se proyectan
sobre la familia en la época actual el Sínodo cita el fanatismo
político-religioso hostil al cristianismo, el creciente individualismo, la
ideología de género, los conflictos, la persecución, la pobreza, la inseguridad
laboral, la corrupción, la coerción económica que excluye a la familia de la
educación y la cultura, la globalización de la indiferencia que pone al dinero
y no al ser humano en el centro de la sociedad, la pornografía y el descenso de
la natalidad,
La Relación recoge posteriormente las
sugerencias para reforzar la preparación para el matrimonio, especialmente de
los jóvenes que parecen intimidados. Insiste en la necesidad de una formación
adecuada de la afectividad, siguiendo la virtud de la castidad y el don de sí.
En este contexto, se señala la conexión entre el acto sexual y el acto de la
procreación entre los cónyuges, del que los hijos son el fruto más precioso,
porque llevan en sí la memoria y la esperanza de un acto de amor. Otro vínculo
que se reafirma es el de la vocación familiar y la vocación a la vida
consagrada. También es clave la educación a la sexualidad, a la corporeidad y
la promoción de la paternidad responsable, siguiendo las enseñanzas de Pablo VI
en la "Humanae Vitae", y el papel primordial de los padres en educar
a sus hijos en la fe.
Hay un llamamiento a las instituciones
para que promuevan y apoyen políticas familiares , mientras a los católicos que
participan en la política se les insta a proteger a la familia y a la vida,
porque una sociedad que las descuida pierde su apertura al futuro. En este
sentido, el Sínodo reafirma el carácter sagrado de la vida desde la concepción
hasta la muerte natural y advierte de las serias amenazas a la familia como el
aborto y la eutanasia. Otras secciones están dedicadas a los matrimonios
mixtos, de los cuales se subrayan los aspectos positivos para la promoción del
diálogo ecuménico e interreligioso, mientras se confirma igualmente la
necesidad de proteger la libertad religiosa y el derecho a la objeción de
conciencia dentro de la sociedad.
Una amplia reflexión se dedica a la
necesidad de modificar el lenguaje de la Iglesia, haciéndolo más significativo
para que el anuncio del Evangelio de la familia responda realmente a las
aspiraciones más profundas del ser humano. No se trata solamente de presentar una
normativa, sino de anunciar la gracia que da la capacidad de vivir los bienes
de la familia.
Por último, el informe hace hincapié
en la belleza de la familia: iglesia doméstica basada en el matrimonio entre
hombre y mujer, célula fundamental de la sociedad a cuyo crecimiento
contribuye, puerto seguro de los sentimientos más profundos, único punto de
conexión en una época fragmentada, parte integral de la ecología humana que
debe ser protegida, apoyada y alentada, también por parte de las autoridades.
El documento concluye con la petición
de los Padres sinodales al Papa de que considere la posibilidad de emitir un
documento sobre la familia. El director de la Oficina de Prensa de la Santa
Sede explica al respecto: "Los Padres sinodales no dicen que todo ha terminado
sino que afirman: ''Ofrecemos la Relación al al Santo Padre para que evalúe si
si es el caso de proseguir el camino con un documento suyo que, sobre la base
del documento sinodal, profundice aún más en el tema de la familia según la
perspectiva que él quiera dar''. Seguimos en camino ".
Galería fotos:
II. Congregación:
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Círculos menores
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Círculos menores
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IX. Congregación General:
¡Animo, levántate! Con la invitación del Evangelio el Papa clausura
el Sínodo
2015-10-25 Radio Vaticana
Alegrarnos por la gracia de
una cosecha que va más allá de nuestras fuerzas y capacidades
(RV).- La mañana del 25 de
octubre, XXX domingo del tiempo ordinario, el Santo Padre Francisco celebró la
Santa Misa por la conclusión de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de
los Obispos. El Obispo de Roma empezó su homilía notando que las tres lecturas
del día nos presentan la compasión de Dios, "su paternidad, que se revela
definitivamente en Jesús". “Hay un detalle interesante. Jesús pide a sus
discípulos ir a llamar a Bartimeo. Ellos se dirigen al ciego usando dos
expresiones, que solamente Jesús utiliza en el resto del Evangelio. En primer
lugar le dicen: ‘¡Animo!’, con una palabra que literalmente significa ‘¡ten
confianza!’. En efecto, solamente el encuentro con Jesús da al hombre la fuerza
para enfrentar las situaciones más graves. La segunda expresión es
‘¡Levántate!’, como Jesús había dicho a tantos enfermos, tomándoles de la mano
y sanándolos”.
“Los suyos no hacen otra cosa que
repetir las palabras alentadoras y liberadoras de Jesús, conduciéndolo
directamente hacia Él. A esto son llamados los discípulos de Jesús,
también hoy, especialmente hoy: a poner al hombre en contacto con la
Misericordia que salva”.
Al exclamar que “hoy es tiempo de
misericordia” el Papa agradeció a los sinodales por el “camino compartido con
la mirada puesta en el Señor y en los hermanos, en la búsqueda de los senderos
que el Evangelio indica a nuestro tiempo para anunciar el misterio de amor de
la familia”. “Sigamos el camino que el Señor desea”, invitó a todos
Francisco.
(RC-RV)
Texto y audio de la homilía del Santo Padre Francisco de la Santa
Misa conclusiva del Sínodo de los Obispos
Las tres lecturas de este domingo nos
presentan la compasión de Dios, su paternidad, que se revela definitivamente en
Jesús.
El profeta Jeremías, en pleno desastre
nacional, mientras el pueblo estaba deportado por los enemigos, anuncia que «el
Señor ha salvado a su pueblo, ha salvado al resto de Israel» (31,7). Y ¿por qué
lo hizo? Porque él es Padre (cf. v. 9); y como el Padre cuida de sus hijos, los
acompaña en el camino, sostiene a los «ciegos y cojos, lo mismo preñadas que
paridas» (31,8). Su paternidad les abre una vía accesible, una forma de
consolación después de tantas lágrimas y tantas amarguras. Si el pueblo
permanece fiel, si persevera en buscar a Dios incluso en una tierra extranjera,
Dios cambiará su cautiverio en libertad, su soledad en comunión: lo que hoy
siembra el pueblo con lágrimas, mañana lo cosechará con la alegría (cf. Sal
125,6 ).
Con el Salmo, también nosotros hemos
expresado la alegría, que es fruto de la salvación del Señor: «La boca se nos
llenaba de risas, la lengua de cantares» (v. 2). El creyente es una persona que
ha experimentado la acción salvífica de Dios en la propia vida. Y nosotros, los
pastores, hemos experimentado lo que significa sembrar con fatiga, a veces
llorando, y alegrarnos por la gracia de una cosecha que siempre va más allá de
nuestras fuerzas y de nuestras capacidades.
El pasaje de la Carta a los Hebreos
nos ha presentado la compasión de Jesús. También él «está envuelto en
debilidades» (5,2), para sentir compasión por quienes yacen en la ignorancia y
en el error. Jesús es el Sumo Sacerdote grande, santo, inocente, pero al mismo
tiempo es el Sumo Sacerdote que ha compartido nuestras debilidades y ha sido
puesto a prueba en todo como nosotros, menos en el pecado (cf. 4,15). Por eso
es el mediador de la nueva y definitiva alianza que nos da salvación.
El Evangelio de hoy nos remite
directamente a la primera Lectura: así como el pueblo de Israel fue liberado
gracias a la paternidad de Dios, también Bartimeo fue liberado gracias a la
compasión de Jesús que acababa de salir de Jericó. A pesar de que apenas había
emprendido el camino más importante, el que va hacia Jerusalén, se detiene para
responder al grito de Bartimeo. Se deja interpelar por su petición, se deja
implicar en su situación. No se contenta con darle limosna, sino que quiere
encontrarlo personalmente. No le da indicaciones ni respuestas, pero hace una
pregunta: «¿Qué quieres que haga por ti»? (Mc 10,51). Podría parecer una
petición inútil: ¿Qué puede desear un ciego si no es la vista? Sin embargo, con
esta pregunta, hecha «de tú a tú», directa pero respetuosa, Jesús muestra que
desea escuchar nuestras necesidades. Quiere un coloquio con cada uno de
nosotros sobre la vida, las situaciones reales, que no excluya nada ante Dios.
Después de la curación, el Señor dice a aquel hombre: «Tu fe te ha salvado» (v.
52). Es hermoso ver cómo Cristo admira la fe de Bartimeo, confiando en él. Él
cree en nosotros más de lo que nosotros creemos en nosotros mismos.
Hay un detalle interesante. Jesús pide
a sus discípulos que vayan y llamen a Bartimeo. Ellos se dirigen al ciego con
dos expresiones, que sólo Jesús utiliza en el resto del Evangelio. Primero le
dicen: «¡Ánimo!», una palabra que literalmente significa «ten confianza,
anímate». En efecto, sólo el encuentro con Jesús da al hombre la fuerza para
afrontar las situaciones más graves. La segunda expresión es «¡levántate!»,
como Jesús había dicho a tantos enfermos, llevándolos de la mano y curándolos.
Los suyos no hacen más que repetir las palabras de alentadoras y liberadoras de
Jesús, guiando hacia él directamente, sin sermones. Los discípulos de Jesús
están llamados a esto, también hoy, especialmente hoy: a poner al hombre en
contacto con la misericordia compasiva que salva. Cuando el grito de la
humanidad, como el de Bartimeo, se repite aún más fuerte, no hay otra respuesta
que hacer nuestras las palabras de Jesús y sobre todo imitar su corazón. Las
situaciones de miseria y de conflicto son para Dios ocasiones de misericordia.
Hoy es tiempo de misericordia.
Pero hay algunas tentaciones para los
que siguen a Jesús. El Evangelio de hoy destaca al menos dos. Ninguno de los
discípulos se para, como hace Jesús. Siguen caminando, pasan de largo como si
nada hubiera sucedido. Si Bartimeo era ciego, ellos son sordos: aquel problema
no es problema suyo. Este puede ser nuestro riesgo: ante continuos apuros, es
mejor seguir adelante, sin preocuparse. De esta manera, estamos con Jesús como
aquellos discípulos, pero no pensamos como Jesús. Se está en su grupo, pero se
pierde la apertura del corazón, se pierde la maravilla, la gratitud y el
entusiasmo, y se corre el peligro de convertirse en «habituales de la gracia».
Podemos hablar de él y trabajar para él, pero vivir lejos de su corazón, que
está orientado a quien está herido. Esta es la tentación: una «espiritualidad
del espejismo». Podemos caminar a través de los desiertos de la humanidad sin
ver lo que realmente hay, sino lo que a nosotros nos gustaría ver; somos
capaces de construir visiones del mundo, pero no aceptamos lo que el Señor pone
delante de nuestros ojos. Una fe que no sabe radicarse en la vida de la gente
permanece árida y, en lugar oasis, crea otros desiertos.
Hay una segunda tentación, la de caer
en una «fe de mapa». Podemos caminar con el pueblo de Dios, pero tenemos
nuestra hoja de ruta, donde entra todo: sabemos dónde ir y cuánto tiempo se
tarda; todos deben respetar nuestro ritmo y cualquier inconveniente nos
molesta. Corremos el riesgo de hacernos como aquellos «muchos» del Evangelio,
que pierden la paciencia y reprochan a Bartimeo. Poco antes habían reprendido a
los niños (cf. 10,13), ahora al mendigo ciego: quien molesta o no tiene
categoría, ha de ser excluido. Jesús, por el contrario, quiere incluir,
especialmente a quienes están relegados al margen y le gritan. Estos, como
Bartimeo, tienen fe, porque saberse necesitados de salvación es el mejor modo
para encontrar a Jesús.
Y, al final, Bartimeo se puso a seguir
a Jesús en el camino (cf. v. 52). No sólo recupera la vista, sino que se une a
la comunidad de los que caminan con Jesús. Queridos hermanos sinodales, hemos
caminado juntos. Les doy las gracias por el camino que hemos compartido con la
mirada puesta en el Señor y en los hermanos, en busca de las sendas que el
Evangelio indica a nuestro tiempo para anunciar el misterio de amor de la
familia. Sigamos por el camino que el Señor desea. Pidámosle a él una mirada
sana y salvada, que sabe difundir luz porque recuerda el esplendor que la ha
iluminado. Sin dejarnos ofuscar nunca por el pesimismo y por el pecado,
busquemos y veamos la gloria de Dios que resplandece en el hombre viviente.
Editoriale: Como en el concilio
2015-10-26 L’Osservatore Romano
¿Por qué el Sínodo que acaba de
concluir ha suscitado interés y pasión como no se constata desde hace mucho
tiempo, y no sólo en la Iglesia católica? Cierto, el tema afrontado —la familia
y su condición hoy— afecta e interesa a todos, nadie excluido. Cierto, la
elección del Papa de dedicar al tema atención y energías durante más de dos
años, de hecho como tema dominante del primer tramo del pontificado, de por sí
ha puesto de relieve su importancia.
A medio siglo de su institución, el
Sínodo de los obispos ha mostrado su crecimiento y sus potencialidades, que
consisten sobre todo en el método, ajustado a lo largo de los años y renovado
en los últimos tiempos por las decisiones de Benedicto XVI y de Francisco. Con
la ayuda, que en estos meses se mostró muy eficaz, de la Secretaría general con
sus colaboradores: o sea, a pesar de polémicas vacías, el método nuevo funciona
y es transparente, como se ha visto los días pasados.
Pero hay más, y lo ha explicado con
claridad Bergoglio mismo al concluir los trabajos de esta asamblea, seguida también
con interés mediático como tal vez no sucedía desde los tiempos del Vaticano II
en ámbito católico. Sin agotar el tema —dijo el Papa— se trató de iluminarlo
«con la luz del Evangelio, de la Tradición y de la historia milenaria de la
Iglesia»: abiertos por ello a la esperanza, pero sin repetir «lo que es
indiscutible o ya se ha dicho».
En este sentido, no se trató de una
asamblea descontada o previsible, porque los padres sinodales supieron mirar de
frente dificultades y dudas «a la luz de la fe», pero «sin miedo y sin esconder
la cabeza bajo tierra». Dando voz, gracias a una amplísima consulta mundial, a
toda la Iglesia católica, que en estas tres semanas una vez más demostró estar
viva, debatiendo también «animadamente y con franqueza sobre la familia».
Ningún miedo al debate, por lo tanto,
en las palabras del Papa, sino la voluntad de no dejarse condicionar por
interpretaciones malintencionadas y por cerrazones que acaban por transformar
la doctrina en «piedras muertas», con una referencia a «métodos no del todo
benévolos» utilizados para expresar opiniones legítimas. O bien —se puede
añadir— para tratar de incomodar el debate sinodal con maniobras más bien
burdas, que poco tienen que ver con el periodismo. Que, en efecto, ni siquiera
lograron interferir.
Las cuestiones dogmáticas no se
tocaron —recordó con firmeza el sucesor del apóstol Pedro, que es el garante de
la comunión y la unidad católica—, pero en las voces procedentes de los
diversos continentes se constató de nuevo la necesidad de la inculturación,
ínsita en la tradición cristiana. Sin «distribuir condenas o anatemas», porque
el primer deber de la Iglesia es proclamar la misericordia, llamar a la
conversión y conducir a todos los hombres a la salvación.
En continuidad con el Vaticano II, iniciado
y concluido bajo el signo de la misericordia, Francisco repitió palabras de
Pablo VI: «Dios es —digámoslo llorando— bueno con nosotros. Él nos ama, busca,
piensa, conoce, inspira y espera». Y como en el Concilio Montini logró mantener
la unidad de la más grande asamblea de obispos nunca antes convocada, así hoy
su sucesor supo obtener un acuerdo de hecho unánime para casi todo el documento
sinodal. Con el único fin de volver ahora a caminar juntos por el mundo, para
llevar «a cada situación la luz del Evangelio, el abrazo de la Iglesia y el
amparo de la misericordia de Dios».
g.m.v.
JMP+
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