AUDIENCIA GENERAL 29 DE ENERO 2014.
USURA, MAL QUE HIERE LA DIGNIDAD HUMANA
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La confirmación es obra de Dios, que se preocupa de que nuestra
vida sea plasmada a imagen de su Hijo.
2014-01-29 Radio Vaticana
(RV).- La audiencia general de este miércoles
estuvo dedicada al Sacramento de la Confirmación. El Papa Francisco recordó que
este sacramento ratifica la gracia bautismal, nos une más firmemente a Cristo:
afianza nuestra relación con la Iglesia y nos concede una fuerza especial del
Espíritu Santo para defender la fe y confesar el nombre de Cristo sin
avergonzarnos de su Cruz.
“La Confirmación es obra de Dios, que
se preocupa de que nuestra vida sea plasmada a imagen de su Hijo, de hacernos
capaces de amar como él, infundiéndonos su Espíritu Santo. Este Espíritu no
cesa de actuar con su fuerza en nosotros, en toda la persona y durante toda la
vida”, precisó el Obispo de Roma. (RC-RV)
Palabras del Papa Francisco y saludo
en nuestro idioma:
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy nos centraremos en el Sacramento
de la Confirmación. Junto con el Bautismo y la Eucaristía, forma parte un
proceso único de iniciación cristiana, a través del cual somos insertados
gradualmente en Cristo, muerto y resucitado y recibimos una vida nueva,
haciéndonos miembros de la Iglesia.
El término Confirmación indica que este
sacramento ratifica la gracia bautismal, nos une más firmemente a Cristo:
afianza nuestra relación con la Iglesia y nos concede una fuerza especial del
Espíritu Santo para defender la fe y confesar el nombre de Cristo sin
avergonzarnos de su Cruz.
Como todo sacramento, la Confirmación es obra de
Dios, que se preocupa de que nuestra vida sea plasmada a imagen de su Hijo, de
hacernos capaces de amar como él, infundiéndonos su Espíritu Santo.
Este
Espíritu no cesa de actuar con su fuerza en nosotros, en toda la persona y
durante toda la vida. Cuando lo acogemos en nuestro corazón, Cristo mismo se
hace presente y toma forma en nuestra vida: es él quien reza, perdona, infunde
esperanza, sirve a los hermanos más necesitados, crea comunión y siembra la
paz.
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, venidos de España,
Argentina, Chile, México y otros países latinoamericanos. Invito a todos a
recordar que hemos recibido la Confirmación, a dar gracias a Dios por él y a
pedirle que nos ayude a vivir como verdaderos cristianos y a caminar siempre
con alegría, según el Espíritu Santo que hemos recibido.
Muchas gracias.
En su cordial bienvenida y saludos
también a los fieles de lengua italiana, el Papa se dirigió en especial a los
voluntarios de las fundaciones contra la usura, encabezados por el Arzobispo de
Bari, y expresó su anhelo de que «las instituciones puedan intensificar su compromiso
al lado de las víctimas de la usura, dramática plaga social. ¡Cuando una
familia no tiene lo suficiente para comer, porque tiene que pagar a los
usureros, esto no es cristiano, no es humano! Y esta dramática una plaga social
hiere la dignidad inviolable de la persona humana».
Y como es tradicional, al final de la
Audiencia General, el Santo Padre dirigió un saludo especial a los jóvenes, a
los enfermos y a los recién casados. Recordando la proximidad de la celebración
de la memoria de San Juan Bosco, deseó a los queridos jóvenes que la figura de
padre y de maestro de este santo los acompañe a lo largo de sus años de estudio
y de formación.
Después de animar a los queridos
enfermos a no perder la esperanza aun en los momentos más duros del sufrimiento,
Francisco exhortó a los queridos recién casados a inspirarse en el modelo
salesiano del amor preventivo en la educación integral de sus hijos.
(CdM - RV)
Traducción del texto completo de la
catequesis del Papa en italiano
EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos
días!
En esta tercera catequesis sobre los
sacramentos, nos centramos en la confirmación, que debe ser entendida en
continuidad con el Bautismo, al que está vinculada de manera inseparable. Estos
dos sacramentos, junto con la Eucaristía, constituyen un único evento salvador
que se llama: la "iniciación cristiana", en el que somos insertados
en Cristo Jesús muerto y resucitado, y nos convertimos en nuevas criaturas y
miembros de la Iglesia.
Es por ello que en su origen estos tres sacramentos se
celebraban en un solo momento, al final del camino catecumenal, que era por lo
general en la Vigilia de Pascua. Así venía sellado el camino de formación y de
progresiva inserción en la comunidad cristiana que podía durar unos cuantos
años. Se hacía paso a paso, ¿no?, para llegar al Bautismo, después a la
Confirmación y a la Eucaristía.
Comúnmente hablamos del sacramento de
la "Confirmación", una palabra que significa " unción". Y,
de hecho, a través del óleo, llamado "sagrado crisma" venimos
formados, en la potencia del Espíritu, a Jesucristo, que es el único verdadero
"ungido ", el " Mesías", el Santo de Dios.
Hemos escuchado
en el Evangelio como Jesús lee aquello de Isaías, lo vemos más adelante, es el
ungido: "yo soy enviado y ungido para esta misión."
El término "Confirmación"
nos recuerda que este Sacramento confiere un crecimiento de la gracia
bautismal: nos une más firmemente a Cristo; completa nuestro vínculo con la
Iglesia; nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y
defender la fe, para confesar el nombre de Cristo y para no sentir jamás
vergüenza de su cruz (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1303).
Y por
esta razón es importante tener cuidado de que nuestros niños, nuestros
muchachos tengan este sacramento. Todos nos preocupamos de que estén bautizados
y esto es bueno, ¿eh?
Pero tal vez no tengamos tanto cuidado de que reciban la
Confirmación: quedan a mitad de camino y no reciben el Espíritu Santo, ¡eh!,
¡que es muy importante en la vida cristiana, porque nos da la fuerza para
seguir adelante!
Pensemos un poco, cada uno de nosotros: ¿estamos, de verdad,
preocupados de que nuestros niños y muchachos reciban la Confirmación? Es
importante esto: es importante.
Y si ustedes tienen niños o muchachos en casa
que todavía no la han recibido y tienen la edad suficiente para recibirla,
hagan todo lo posible para acabar esta iniciación cristiana para que ellos
reciban la fuerza del Espíritu Santo. ¡Es importante!
Por supuesto, es importante ofrecer a
los que reciben la Confirmación una buena preparación, que debe tener como
objetivo conducirlos a una adhesión personal a la fe en Cristo y despertar en
ellos el sentido de pertenencia a la Iglesia.
La Confirmación, como todo Sacramento,
no es obra de los hombres, sino de Dios, que cuida de nuestras vidas para
moldearnos a la imagen de su Hijo, para que podamos amar como Él.
Y hace esto
infundiendo en nosotros su Espíritu Santo, cuya acción impregna a toda la
persona y durante toda la vida, como se refleja en los siete dones que la
Tradición, a la luz de la Sagrada Escritura, siempre ha evidenciado.
De estos
siete dones… no quiero preguntarles si se acuerdan de los siete dones, no. Tal
vez muchos lo dirán, pero no es necesario, no. Todos dirán es éste, ése, este
otro... pero no lo hagan. Yo los digo en su nombre, ¿eh? ¿Cuáles son los dones?
La Sabiduría, el Intelecto, el Consejo, la Fortaleza, la Ciencia, la Piedad y
Temor de Dios. Y estos dones se nos han dado precisamente con el Espíritu Santo
en el Sacramento de la Confirmación. A estos dones tengo la intención de
dedicar las catequesis que seguirán a las de los Sacramentos.
Cuando acogemos al Espíritu Santo en
nuestros corazones, y lo dejamos actuar, Cristo se hace presente en nosotros y
toma forma en nuestra vida; a través de nosotros, será Él -oigan bien esto,
¿eh?, a través de nosotros será el mismo Cristo quien orará, perdonará,
infundirá esperanza y consuelo, servirá a los hermanos, estará cerca de los
necesitados y de los últimos, creará comunión y sembrará la paz. ¡Piensen en lo
importante que es esto: que es a través del Espíritu Santo, que viene Cristo
para hacer todo esto en medio de nosotros y para nosotros! Por esta razón, es
importante que los niños y jóvenes reciban este Sacramento.
¡Queridos hermanos y hermanas,
recordemos que hemos recibido la Confirmación, todos nosotros!
Recordémoslo
ante todo para dar las gracias al Señor por este don y luego para pedirle que
nos ayude a vivir como verdaderos cristianos, a caminar con alegría según el
Espíritu Santo que nos fue dado. ¡Está visto, que estos últimos miércoles, a
mitad de la audiencia, nos bendicen desde el Cielo: pero, ustedes son
valientes, adelante!
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