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AUDIENCIA GENERAL 5 DE NOVIEMBRE 2014.
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Dios
cuida y guía a su Iglesia con el servicio del Obispo
2014-11-05 Radio Vaticana
(RV).- (Actualizado) Papa Francisco,
en su catequesis sobre la dimensión jerárquica de la Iglesia afirmó que, por el
servicio del ministerio episcopal el Señor se hace presente en la Iglesia, la
guía y la cuida.
En la plaza del santuario de San
Pedro, en Roma, ante miles de fieles y peregrinos de Italia y del mundo, el
obispo de Roma explicó que Cristo edifica la Iglesia como su cuerpo, mediante
los ministerios, entre los cuales se destaca el ministerio episcopal. “En la
persona y el ministerio del Obispo se expresa la maternidad de la Iglesia, que
nos engendra, alimenta y conforta con los sacramentos”.
El Sucesor en la Cátedra de Pedro dijo
que “como sucesores de los Apóstoles, también los obispos son enviados a
anunciar el Evangelio y apacentar el rebaño de Cristo. No se trata, por tanto,
de un cargo honorífico, sino de un servicio que se ha de realizar siguiendo el
ejemplo de Jesús, el Buen Pastor.” Y expresó que, así como Jesús llamó a los
Apóstoles unidos como una familia, “también los obispos constituyen un solo
colegio reunidos en torno al Papa, que es el custodio y garante de la comunión
entre ellos”.
El Vicario de Cristo concluyó
invitando a agradecer al Señor el servicio de los obispos en la Iglesia,
acompañándolos con el afecto y la oración.
jesuita Guillermo Ortiz – RADIO
VATICANA
Texto y Audio completo de la síntesis de
la catequesis pronunciada en español:
Queridos hermanos y hermanas:
En la catequesis de hoy nos detenemos
a considerar la dimensión jerárquica de la Iglesia.
Mediante los ministerios,
Cristo edifica la Iglesia como su cuerpo. De entre ellos destaca el ministerio
episcopal, a través del cual el Señor se hace presente en su Iglesia, la guía y
la cuida.
En la persona y el ministerio del Obispo se expresa la maternidad de
la Iglesia, que nos engendra, alimenta y conforta con los sacramentos.
Como
sucesores de los Apóstoles, también los obispos son enviados a anunciar el
Evangelio y apacentar el rebaño de Cristo. No se trata, por tanto, de un cargo
honorífico, sino de un servicio que se ha de realizar siguiendo el ejemplo de
Jesús, el Buen Pastor.
Por otra parte, al igual que Jesús llamó y pensó en los
Apóstoles no por separado sino unidos en torno a él, como una familia, también
los obispos constituyen un único colegio, reunido en torno al Papa, que es el
custodio y garante de la comunión entre ellos.
Así, todos los obispos
repartidos por el mundo se sienten unidos a los demás, y son expresión visible
del vínculo íntimo que une sus respectivas comunidades en la única Iglesia de
Cristo.
Saludo a los peregrinos de lengua
española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México,
Panamá, Puerto Rico, Venezuela, Chile y otros países latinoamericanos.
Invito a
todos a agradecer al Señor el servicio de los obispos en la Iglesia,
acompañándolos con el afecto y la oración. Muchas gracias y que Dios los
bendiga.
Texto completo de la catequesis del Santo
Padre
La
Iglesia, Santa Madre Iglesia Jerárquica
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos
días!
Hemos escuchado las cosas que el
Apóstol Pablo dice al Obispo Tito: “¿Pero cuántas virtudes debemos tener los
obispos?” ¿Hemos oído todos, no? No es fácil. No es fácil porque nosotros somos
pecadores. Pero nos confiamos a sus oraciones para que al menos nos
acerquemos a esas cosas que el apóstol Pablo aconseja a todos los obispos. ¿De
acuerdo? ¿Rezarán por nosotros?
Ya hemos tenido ocasión de señalar, en
las catequesis precedentes, cómo el Espíritu Santo colma siempre la Iglesia de
sus dones, con abundancia. Ahora, en el poder y en la gracia de su Espíritu,
Cristo no deja de suscitar ministerios, con el fin de construir las comunidades
cristianas como su cuerpo. Entre estos ministerios, se distingue aquel
episcopal.
En el Obispo, coadyuvado por los presbíteros y diáconos, es
Cristo mismo quien se hace presente y que continúa cuidando a su Iglesia, asegurando
su protección y guía.
En la presencia y en el ministerio de
los Obispos, Sacerdotes y Diáconos, podemos reconocer el verdadero rostro de la
Iglesia: es la Santa Madre Iglesia Jerárquica. Y realmente a través de estos
hermanos elegidos por el Señor y consagrados con el sacramento del Orden, la
Iglesia ejerce su maternidad: nos engendra en el Bautismo como cristianos,
haciéndonos nacer de nuevo en Cristo; vigila nuestro crecimiento en la fe; nos
acompaña entre los brazos del Padre para recibir su perdón; prepara para
nosotros la mesa eucarística, donde nos alimenta con la palabra de Dios y el
Cuerpo y la Sangre de Jesús; invoca sobre nosotros la bendición de Dios y la
fuerza de su Espíritu, sosteniéndonos en todo el transcurso de nuestra vida y
envolviéndonos con su ternura y su calor, sobre todo en los momentos más
delicados de prueba, de sufrimiento y de muerte.
Esta maternidad de la Iglesia se
expresa en particular en la persona del Obispo y en su ministerio. De hecho,
como Jesús eligió a los apóstoles y los envió a predicar el Evangelio y
apacentar su rebaño, así los obispos, sus sucesores, son colocados a la cabeza
de las comunidades cristianas, como garantes de su fe y como un signo vivo de
la presencia del Señor en medio de ellos.
Comprendemos, por lo tanto, que no se
trata de una posición de prestigio, de un cargo honorífico.
El episcopado
no es una condecoración, es un servicio. Jesús lo ha querido así. No debe
haber lugar en la Iglesia para la mentalidad mundana. La mentalidad
mundana, dice: “este hombre ha hecho la carrera eclesiástica, se ha convertido
en Obispo…”No. En la Iglesia no debe haber lugar para esta mentalidad.
El
episcopado es un servicio, no es una condecoración con la que jactarse. Ser
Obispos quiere decir tener siempre ante los ojos el ejemplo de Jesús, que como
Buen Pastor, no vino a ser servido, sino a servir (cf. Mt 20, 28; Mc 10,45), y
para dar su vida por las ovejas (cf. Jn 10,11).
Los santos Obispos - y hay
muchos en la historia de la Iglesia, muchos obispos santos - nos muestran que
este ministerio no se busca, no se pide, no se compra, sino que se recibe en
obediencia, no para elevarse, sino para abajarse, al igual que Jesús que “se
humilló, se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte en cruz “ (Flp 2,8).
Es triste cuando se ve un hombre que busca este oficio y que hace tantas cosas
para llegar hasta allí, y cuando llega allí, no sirve, se pavonea, vive
solamente para su vanidad.
Hay otro elemento precioso que merece
ser resaltado. Cuando Jesús escogió y llamó a los apóstoles, los pensó no
separados el uno del otro, cada uno por su cuenta, sino juntos, para que
estuvieran con Él, unidos como una sola familia.
También los Obispos
constituyen un único colegio, reunidos en torno al Papa, que es el custodio y
garante de esta profunda comunión, tan querida por Jesús y por sus mismos
apóstoles.
¡Qué bello es, entonces, cuando los obispos junto con el Papa
expresan esta colegialidad y buscan ser más y más, más, más servidores de los
fieles, más servidores en la Iglesia! Lo hemos experimentado recientemente en
la Asamblea del Sínodo sobre la familia.
Pero pensemos en todos los Obispos
desparramados en el mundo que, aun viviendo en localidades, culturas,
sensibilidades y tradiciones diferentes y distantes entre sí, de una parte a la
otra, - los otros días un obispo me decía que para llegar a Roma se
necesitaban, desde donde él está, más de 30 horas de avión…- tan lejos unos de
otros y se convierten en expresión de la unión íntima, en Cristo, y entre sus
comunidades .
Y en la oración común eclesial, todos los Obispos se colocan
juntos en escucha del Señor y del Espíritu, pudiendo de este modo poner
atención en profundidad al hombre y a los signos de los tiempos (cf. Conc.
Concilio Ecuménico. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 4 ).
Queridos amigos, todo esto nos hace
comprender por qué las comunidades cristianas reconocen en el Obispo un gran
don, y están llamadas a alimentar una comunión sincera y profunda con él,
empezando por los presbíteros y diáconos.
No es una Iglesia sana si los
fieles, los diáconos y los presbíteros no están unidos al obispo. Esta Iglesia
no unida al obispo es una Iglesia enferma. Jesús ha querido esta unión de todos
los fieles con el obispo, también de los diáconos y de los presbíteros.
Y esto
lo hacen en la conciencia de que es justamente en el Obispo que se hace visible
la relación de cada Iglesia con los Apóstoles y con todas las otras
comunidades, unidas con sus Obispos y con el Papa en la única Iglesia del Señor
Jesús, que es nuestra Santa Madre Iglesia jerárquica.
Gracias.
Traducción del italiano: Griselda
Mutual, RV
JMP+
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