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Al ver Jesús a las
multitudes, subió al monte; se sentó y se le acercaron sus discípulos; y
abriendo su boca les enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres de
espíritu… (Mt 5,1 ss, Lc 6, 20-23).
1. Bienaventurados
los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
2. Bienaventurados
los mansos, porque ellos poseerán la tierra.
3. Bienaventurados
los que lloran, porque ellos serán consolados.
4. Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.
5. Bienaventurados
los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
6. Bienaventurados
los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
7. Bienaventurados
los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
8. Bienaventurados
los que padecen persecución a causa de la justicia, porque de ellos es el reino
de los cielos.
En ese cursillo hubo un
cambio total de mi vida. Una conversión. Un vuelco de 90°. En griego la metanoia. En
suma, hubo un encuentro primero: consigo mismo, en segundo lugar un encuentro
con Cristo luego un encuentro con mi hermano y finalmente un encuentro con la
comunidad.
Es el proceso de
evangelización en el que estamos inmersos todos y que dura toda la vida y todos
los días lo debemos renovar. La conversión no acaba. Aquí tenemos que
convertirnos todos los días. Es decir la opción es también diaria. Siempre
vamos a tener que optar.
1.Felices los humildes, su
herencia es el Señor,
2.Felices los que lloran,
tendrán consolación,
3.Felices los pacientes,
tendrán consolación
4.Felices los sinceros
porque verán a Dios,
5.Felices los
misericordiosos porque obtendrán perdón,
6.Felices los que luchan
por construir la paz, a ellos pertenece el Reino celestial
Realmente la grabó para
siempre. Para toda mi vida. Él está en mi yo en El. Si caigo El me levanta como
a la oveja perdida me pone sobre sus hombros y me vuelve a su camino. Su
misericordia es infinita. Es rico en misericordia y jamás se cansa de esperarme
y perdonarme. Es como aquel padre del hijo prodigo. Recuerdan, se asomaba y
miraba a lo lejos, todos los días, a esperar a su hijo. El siempre estará
esperándonos solo tenemos que levantarnos si caímos, arrepentirnos, pedir
perdón sentirnos acariciados por su misericordia ser perdonados y seguir
adelante todos unidos a la Casa del Padre.
Ahora, tratemos de mirar
un poco más en profundidad qué son las bienaventuranzas. Ante todo son “actitudes” y
“disposiciones básicas” de la existencia, no coinciden
exactamente con los Mandamientos, pero no se contraponen, sino que ambos se
refieren al “bien” y a la “vida eterna”.
Son una especie de AUTORETRATO DE CRISTO y
precisamente por eso son una invitación a su seguimiento y a la comunión de
vida con Él.
En nuestra vida es
fundamental conocer nuestro FIN, es necesario saber: de dónde vengo, a dónde
voy. Es norma y guía de toda moral y vida.
Pensemos, ¿realmente se
puede peregrinar sin saber a dónde vamos? ¿podemos peregrinar sin conocer la
meta?
El hombre ha sido creado
por Dios para ser feliz. En el fondo de nuestras preocupaciones, trabajos,
tribulaciones, caídas, se oculta el deseo de felicidad, de bienestar.
Es que como dijimos, Dios
nos creó para ser felices. El pecado nos apartó de Dios. Pero en Cristo Jesús
fuimos redimidos y hoy podemos volver a alcanzarla.
Aquí cabe preguntarnos: ¿realmente
queremos ser felices? Tenemos que comprender que hay algo más grande que el
dinero, que el bienestar material, que todo aquello que nos ofrece el mundo,
todo eso que nos promete el pecado.
Existe una Suprema
Felicidad: DIOS sin el cual todo pierde su valor, su significado.
No nos quedemos a mitad
del camino. No es malo el dinero, ni la salud, ni el bienestar pero siempre que
los ilumine Dios.
El deseo de ser felices es
el motor de nuestras vidas. Queremos ser felices a toda costa. ¿Será vano este
deseo? ¿No habrá un objeto en el que pueda descansar para siempre esta
inquietud humana? ¿Y ese objeto estará en la esfera de nuestra posibilidad?
Asimismo, la VOLUNTAD
puede amar el sumo bien conocido por el entendimiento.
Esto, evidentemente, no
contradice ni a la naturaleza del hombre, ni a la naturaleza de Creador, ni a
la naturaleza de la ciencia.
Por su lado, la fe nos
dice 1° que no es posible conseguir esta bienaventuranza natural. Pero como
Dios no pudo dejar al hombre en estado de naturaleza, por eso lo elevó al orden
sobrenatural.
En 2° lugar: Existe una
Bienaventuranza para el hombre en el CIELO. CRISTO LO PROMETE A TODOS. (Mt 11,
28) Seremos como ángeles. (Mc 12, 25) Y, finalmente, 3° la fe nos dice que
“podemos conseguirla”:
a)no en ésta vida porque
excede nuestras fuerzas naturales y las luces de la fe. La bienaventuranza
excluye todo mal y en esta vida eso no es posible. El deseo quedará
plenamente satisfecho en la otra vida.
b)aquí solo podemos
MERECERLA. Cristo nos ha dicho “Yo soy el camino, la verdad y la vida” “El que
me sigue tendrá luz”.
Cristo nos dá la GRACIA.
Como sabemos la Gracia es un don gratuito y si no se destruye, necesariamente y
en justicia nos lleva a la VISIÓN DE DIOS.
Por La GRACIA MERECEMOS LA
BIENAVENTURANZA.
Y, en consecuencia, por
todo lo que aumenta la Gracia: los sacramentos, los dones del Espíritu Santo y
las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad.
En suma, a) la felicidad
no consiste en los bienes creados, exteriores al hombre, en las riquezas, ni el
honor, la fama, la posesión de bienes. LA FELICIDAD PLENA ESTÁ EN EL CIELO. Por
eso es necesario que todo nos conduzca a Él. Pero tenemos que hacerlo carne:
las cosas de la tierra SON CAMINOS HACIA DIOS, MEDIOS Y NO FINES. Pero si al
contrario no nos llevan a Dios son como una desgracia.
Dice San Ignacio. ”¡Qué
vil me parece la tierra cuando contemplo el cielo! No está aquí la felicidad:
Felicidad sueño vano de un bien que no está en la tierra”.
b)tampoco la felicidad
está en los bienes creados interiores al hombre. Los bienes del cuerpo no
pueden darnos la felicidad: Qué bienes son estos?: la salud envidiable, la
larga vida, la gran robustez de nuestro miembros, la plenitud física en todos
los sentidos.
No consiste en ellos la
felicidad porque no son bienes MÁXIMOS, SON SOLAMENTE BIENES ÚTILES. No son
capaces de saciar plenamente el alma. Son perecederos. No son accesibles a
todos.
Tampoco la felicidad
radica en los bienes del alma. Las “potencias”: el gran talento, la fuerza de
voluntad, la imaginación de artista, la memoria asombrosa. Los “hábitos”:
ciencias, artes, facilidad de expresión, grandes habilidades prácticas.
Ni siquiera los placeres o
bienes comunes al cuerpo y al alma.
En efecto, el mandato de
Dios de vivir y propagarse; el placer, garantía de conservación del individuo,
y de la especie. Son los fuertes, pero, realmente nos acercan a la felicidad?
No consiste en ellos la
felicidad. Ello así porque son medios para facilitar el fin del hombre en
la tierra. Son comunes, esto es, abarcan a todos buenos o malos. Nunca se
sacian plenamente. No excluyen los males, sino que los ocasionan.
Para el individuo: destruye
las fuerzas de la salud,
Para la familia: destruye
la Paz,
Para la sociedad: el peor
mal.
En suma, son incompatibles
con la felicidad.
Nuestra Bienaventuranza no
puede consistir en bienes:
Tan mezquinos como
nuestros cuerpos,
Tan mezquinos y pasajeros,
Tan llenos de miseria y
dolores.
En realidad, solo seremos
felices cuando Dios nos seque las lágrimas de nuestros ojos.
Tenemos que proseguir
incasables, la búsqueda, convencidos de la desilusión de las cosas, hacia algo
más estable y eterno. No podemos ser esclavos de las cosas sino Señores de las
cosas.
Nuestro goce pleno estará
en la visión de Dios, cuando nos hundamos para siempre en el océano insondable
de la divinidad.
Entonces, la felicidad se
encuentra únicamente en Dios.
Las cosas de este
mundo no nos satisfacen plenamente. ¡Cuántos ídolos han desaparecido ya de
nuestras vidas! Y, sin embargo, las cosas nos tiran, nos arrastran. Muchas
veces nos hemos peguntado a las cosas dónde está nuestra felicidad, y como san
Agustín nos han respondido: MAS ARRIBA<.
Esto nos los dice la razón porque
no se encuentran en las cosas. Las cosas perecederas pueden ocuparnos, pueden
coparnos, pero realmente no pueden llenarnos.
Lo que realmente nos
colme, nos de la felicidad radica solo en Dios porque es el BIEN INFINITO que
contiene de manera superior TODOS LOS BIENES.
Además, nos lo asegura 1.
La revelación. Solo DIOS ES BUENO Y SUAVE. Él nos hará felices. Dichoso el
hombre que espera en Él. 2. Lo sostiene LA IGLESIA: Los
bienaventurados ven a Dios cara a cara, y esa visión es lo que los
hace felices,(Benedicto XII).
Dios creo al hombre
principalmente para que le de culto, conozca y ame, y después goce en el cielo
(Pio XI Casti Connubi).
San Agustín: «Nos has
creado para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en ti». El
reposo de Dios es creativo; no “anestésico”
Y, también, lo señala LA
TEOLOGÍA. Sólo quien es superior a nosotros puede hacernos felices.
Todas las cosas son
buenas. Pero la suma de todas sería un bien superior.
Esta suma sólo en Dios se
puede dar de manera eminente.
Ahora, si nos preguntamos
¿qué haremos en el cielo? En el cielo se acabaron todas nuestras miserias,
dolores. No hay más dolores de cayos. Veremos a Dios y en Él todas las
verdades. Sumemos todas las bellezas de la tierra y serán una gota comparadas
con la belleza de Dios.
Allí estarán todos los
santos, nuestra familia reconstruida, las Santísima Virgen y, sobre todo, Dios.
Somos hijos que no hemos visto al Padre, ni a nuestra Madre, ni a nuestro
hermano Cristo. Pero veremos la grandeza de Dios y nuestra vida será un canto
de alabanza. Y toda aquella alegría jamás acabará.
Al ver a la multitud Jesús
subió a la montaña, se sentó, y, sus discípulos, se acercaron a Él.
Ante Él sus discípulos.
Hasta ahora observantes de una ley imperfecta. Y ellos junto a una multitud que
escucha atónita el nuevo ideal de la vida cristiana, que os lleva directamente
al cielo.
Esencialmente, en general,
la vida cristiana consiste en la “caridad”.
Y, las Bienaventuranzas
son las diversas etapas de un camino que nos lleva a la perfección sacándonos
del pecado y transportándonos a la luz de la contemplación de Dios.
En efecto, comienza a)
hablándonos de la bienaventuranza como principio y fin de todos nuestros
movimientos; b) Enseña los medios para conseguirla, que por ser opuestos a
nuestro pensar humano, el mundo considera como inexplicable paradojas; c)
Termina prometiendo a los que ponen esos medios la felicidad: que es dominio,
consuelo, plenitud de gozo, visión de nuestro Padre celestial.
Y, en PARTICULAR, la vida
humana tiene 3 etapas:
1.Comienzo o separación del pecado;
2.Progreso o camino hacia la perfección;
3.Termino o contemplación de Dios.
a)El de las riquezas y
honores.
b)El del dominio y
seguridad.
c)El del placer.
Esto lo podemos alcanzar
mediante 3 espíritus –dones del Espíritu Santo- correspondientes a las
bienaventuranzas capaces de hacer felices al hombre:
*FELICES LOS POBRES DE ESPÍRITU.
Solo será así quien tenga esperanza en el Reino eterno. Aquí actúa el DON DE
TEMOR: QUIEN TIENE A Dios no se afana por las riquezas y honores;
*FELICES LOS MANSOS.
El DON DE PIEDAD Unifica a los hermanos en Cristo. Obra también el DON DE
FORTALEZA: fuerte es aquel que puede vencer sometiéndose.
La 2ª. Etapa del
PROGRESO o CAMINO DE LA PERFECCIÓN.
Así el hombre inclinado al
bien tiende necesariamente a Dios con todas la fuerza de su corazón.
Cristo resume
nuestro camino hacia la perfección en la práctica de la justicia iluminada por
la misericordia.
La justicia y la
misericordia nos introducen en la intimidad de Dios.
*FELICES LOS QUE TIENE HAMBRE Y SED DE
JUSTICIA. El DON DE FORTALEZA les da el vigor necesario para
toda obra de justicia. Fruto de la justicia es la Paz. El DON DE PIEDAD
perfecciona la justicia en su plenitud afectiva.
Mientras el hombre está en
pecado no siente el deseo de justicia; pero una vez que se libera de él siente
una sed insaciable de DAR A DIOS LO QUE ES DE DIOS Y AL PRÓJIMO LO QUE LE DEBE
DAR POR AMOR A DIOS.
Así, serán saciados en
esta vida porque poseerán la justicia y la santidad.
*FELICES LOS MISERICORDIOSOS… La
liberalidad humana mide…tasa. La misericordia bajo el DON DE PIEDAD, solo
atiende a la necesidad del prójimo.
El DON DE CONSEJO nos
inclina a la misericordia, al dolor ajeno, e inspira esa acción y esa palabra
que consuela y levanta.
En la otra vida la
perfección está en el conocimiento de Dios; en ésta consiste en AMARLE SOBRE
TODAS LAS COSAS.
Para esto nuestro corazón
tiene que ser PURO. Ajeno a las preocupaciones de las cosas de esta vida y
purificado en el crisol del dolor. Así nuestro corazón está preparado para
ofrecerle a Dios la perfecta caridad.
*FELICES LOS QUE TIENEN CORAZÓN RECTO…Sólo
los de corazón puro pueden contemplar a Dios. El DON DE ENTENDIMIENTO hace que
el alma pura vea claramente en los misterios de la fe y quita al entendimiento
su torpeza natural heredada con el pecado. La vida se convierte así en un
adelanto de la visión facial de Dios.
*FELICES LOS PACÍFICOS, LOS QUE TRABAJAN POR
LA PAZ. La Paz es descanso en Dios y fruto del DON DE SABIDURÍA,
que nos hace ver a Dios en todas las cosas y buscar y desear sólo lo que en
ellas hay de Dios.
*FELICES LOS PERSEGUIDOS POR PRACTICAR LA
JUSTICIA- Se puede decir que esto es la cumbre de la perfección. Es
que ésos sufrimientos enderezan nuestros sufrimientos al Bien infinito, que es
Dios. Hay que amar esos sufrimientos. Así desde esta perspectiva ser felices es
asemejarse en lo posible a Cristo muriendo en la Cruz. Y esto es fruto y efecto
de todos los dones del Espíritu Santo juntos.
Esta es la forma concreta,
práctica y vivida de las virtudes cristianas iluminadas por los dones del
Espíritu Santo.
Jesús al pronunciar el
Sermón de la Montaña sabía ya que algunas almas habían cumplido perfectamente
este ideal de vida: en su mente estaba la figura de María y de José.
Y sabía, también, que
muchos seguirían sus enseñanzas y serían felices.
Ahora, otra pregunta:
¿estaremos nosotros entre ellos?
Pensemos, miremos con
valentía y sinceridad nuestra vida para ver si se adapta al Sermón de la
Montaña o es que preferimos eso que tan erróneamente se llama gozar de la vida.
Goce transitorio, fugaz, efímero, o preferimos realizar en nosotros esas
paradojas del Sermón de la Montaña y sentir algún día la caricia paternal
de Dios en las alegrías de la Gloria.
Por eso es indispensable
que pensemos y miremos bien lo que hacemos ¡Ahora! porque todavía estamos
a tiempo para cambiar lo que haya que cambiar y seguir a Cristo camino-verdad y
vida.
Vemos así que las
Bienaventuranzas en el Sermón inaugural de Jesús, ofrecen el programa de la
felicidad cristiana.
Jesús viene de parte de
Dios a decir un sí solemne a las promesas formuladas por Dios en el AT; se da
el Reino de los cielos, se suprimen las necesidades, y las aflicciones, se
otorga en Dios la misericordia y la vida.
Si bien algunas
bienaventuranzas se pronuncian en futuro, la primera, que contiene virtualmente
las otras, va a actualizarse desde ahora.
Pero hay más. Las Bienaventuranzas son un sí pronunciado por Dios en Jesús. En
el AT se identificaba la Bienaventuranza con Dios mismo, Jesús se presenta a su
vez como el que CUMPLE Y REALIZA LA ASPIRACIÓN A LA FELICIDAD: el reino de los
cielos está presente en Él. Más aún, Jesús quiso encarnar las Bienaventuranzas
viviéndolas perfectamente mostrándose manso y humilde de corazón.
Entonces vemos que en el
AT se trataba de añadir tímidamente a los valores terrenos de la riqueza del
éxito, el valor de la justicia en la pobreza y en el fracaso. Jesús adopta la
posición contraria al deseo terrenal del hombre. Desde ahora los dichosos del
mundo ya no son los ricos, lo satisfechos, a los que se halaga, sino los que
tienen hambre y sed de justicia, los pobres, los perseguidos. Esta inversión de
valores era posible por aquél que es todo valor.
Por último, dos
Bienaventuranzas comprenden a todas las otras: LA POBREZA con su cortejo de las
obras de justicia, de humildad, de mansedumbre, de pureza, de misericordia, de
solicitud por la paz; y, luego LA PERSECUCIÓN POR AMOR DE CRISTO.
Así solo el que haya visto
a Cristo en el centro de su fe puede oír la Bienaventuranza de la Apocalipsis.
Dichoso si las escucha si se mantiene vigilante pues ese tal es llamado
para la resurrección.
Vocabulario de teología Bíblica,
Ed.Herder, 1967).
PAPA FRANCISCO A LOS JÓVENES ARGENTINOS EN
JMJ RIO 2013. LEAN LAS BIENAVENTURANZAS Y MATEO 25. ESE ES EL PLAN DE VIDA.
El Papa Francisco en su
reciente viaje a Rio de Janeiro donde tuvo lugar la JMJ RIO 2013 -23 al 28 de
julio- dejó un espacio para reunirse con los jóvenes argentinos que habían
concurrido a la jornada, de hecho eran uno de los grupos más numerosos. El
encuentro tuvo lugar en la Catedral de Rio de Janeiro. La Catedral no alcanzó
para contener a todos los argentinos. Afuera había alrededor de 30000 jóvenes.
Francisco estaba radiante, era como si estuviera junto a su familia y a sus
amigos.
Trazó el programa que
pretende darle a su pontificado, fundamentado en el servicio, en no quedarse
encerrado en las sacristías y en salir a la calle, a las periferias
existenciales, donde hay sufrimiento.
No quedarse encerrados en
nuestras comunidades, en nuestros grupos o en nuestra parroquias. Salir.
1. Escuchen, pues, lo que pasará entonces en el Reino de los Cielos. Diez
jóvenes salieron con sus lámparas para salir al encuentro del novio.
2013-06-10
Papa Francisco: "Si no abrimos el
corazón al Espíritu, las bienaventuranzas parecen tonterías"
2013-06-10 16:31:44
Papa Francisco: "Si no
abrimos el corazón al Espíritu, las bienaventuranzas parecen tonterías"
(click para ver video)
La verdadera libertad nace
del abrir la puerta del corazón al Señor: lo subrayó el Papa Francisco en la
Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta. El Santo Padre afirmó que la
salvación es vivir en la consolación del Espíritu Santo, no en la consolación
del espíritu del mundo.
En la Misa - concelebrada
por el cardenal Stanislaw Rylko, por mons. Josef Clemens y por mons. George
Valiamattam, arzobispo indio de Tellicherry - participó un grupo de sacerdotes
y colaboradores del Pontificio Consejo para los Laicos.
El Apóstol de los
Gentiles, agregó, “habla a los cristianos jóvenes en la fe”, personas que “han
comenzado hace poco el camino de Jesús”, e insistió sobre esto, también si “no
todos eran perseguidos”. Eran personas normales, “pero habían encontrado a
Jesús”. Esto precisamente, afirmó, “es un tal cambio de vida que era necesaria
una fuerza especial de Dios” y esta fuerza es la consolación.
La consolación, subrayó
Francisco, “es la presencia de Dios en nuestro corazón”. Pero, advirtió, para
que el Señor “esté en nuestro corazón, es necesario abrir la puerta”, es
necesaria nuestra “conversión”:
Estas Bienaventuranzas,
agregó, “sólo se entienden si uno tiene el corazón abierto, se entienden por la
consolación del Espíritu Santo”, en cambio “no se pueden entender sólo con la
inteligencia humana”:
De esta forma recordó que
muchos estaban interesados en “examinar” la “doctrina nueva y después discutir
con Jesús”. Y eso ocurría porque “tenían el corazón cerrado en sus cosas”,
“cosas que Dios quería cambiar”. ¿Por qué, se preguntó el Papa, hay personas
que “tienen el corazón cerrado a la salvación?” Porque, fue su respuesta,
“tenían miedo de la salvación. Tenemos necesidad, pero tenemos miedo”, porque
cuando viene el Señor “para salvarnos debemos dar todo. ¡Y manda Él! Y de esto
tenemos miedo”, por qué “queremos mandar nosotros”. Y agregó que, para entender
“estos nuevos mandamientos”, tenemos necesidad de la libertad que “nace del
Espíritu Santo, que nos salva, que nos consuela” y “da la vida”:
En cambio, nuestra
libertad es sólo una esclavitud, pero no al Señor, sino al espíritu del mundo.
Pidamos la gracia de abrir nuestro corazón a la consolación del Espíritu Santo,
para que esta consolación, que es la salvación, nos haga entender bien estos
mandamientos.
¡Así sea!"
(RC-RV)
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- 3.1.26 CK Contraataca
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- 3.1.28 CK-carade buenita
- 3.1.29 CKPide apoyo ac/nac
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- 3.2.2 Abue/PMayo/premios
- 3.2.3 Elecc/2011/cierrecamp
- 3.2.4 Los Subsidios
- 3.2.5 Dia Nac Memoria
- 3.2.6 Expropiacion YPF
- 3.2-7 Voto a partir 16años
- 3.2.8 CuervoLarroque volcó
- 3.2.9 8NConvocatoria Gral
- 3.2.10 Convocatoria gral
- 3.2.11 Repudio al gob.
- 3.2.12 MUERE JRVIDELA
- 3.2.13 Quema/Igles/Bomb/
- 3.2.14 ARAMBURU/SEC/EJEC
- 3.2.15MuertosXTerrorismo
- 3.2.16 Cond/Ant/GralPITA
- 3.2.17 Rep/EstDer/CN
- 3.2.18 Edu/Marx/Gramsci
- 3.2.19 Fecha para no olvidar
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- 11.1.6VolveralDiosVivo
- 11.1.5Tiempo/espera/vigi
- 11.1.4Esper/no defrauda
- 11.1.3Esper/misericordia
- 11.1.2Esper/Compromiso
- 11.1.1Tiempo/Esperanz
- 11.2 NAVIDAD
- 11.1 ADVIENTO
miércoles, 22 de junio de 2016
LAS BIENAVENTURANZAS. AUTORRETRATO DE CRISTO.
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Al ver Jesús a las
multitudes, subió al monte; se sentó y se le acercaron sus discípulos; y
abriendo su boca les enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres de
espíritu… (Mt 5,1 ss, Lc 6, 20-23).
1. Bienaventurados
los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
2. Bienaventurados
los mansos, porque ellos poseerán la tierra.
3. Bienaventurados
los que lloran, porque ellos serán consolados.
4. Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.
5. Bienaventurados
los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
6. Bienaventurados
los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
7. Bienaventurados
los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
8. Bienaventurados
los que padecen persecución a causa de la justicia, porque de ellos es el reino
de los cielos.
En ese cursillo hubo un
cambio total de mi vida. Una conversión. Un vuelco de 90°. En griego la metanoia. En
suma, hubo un encuentro primero: consigo mismo, en segundo lugar un encuentro
con Cristo luego un encuentro con mi hermano y finalmente un encuentro con la
comunidad.
Es el proceso de
evangelización en el que estamos inmersos todos y que dura toda la vida y todos
los días lo debemos renovar. La conversión no acaba. Aquí tenemos que
convertirnos todos los días. Es decir la opción es también diaria. Siempre
vamos a tener que optar.
1.Felices los humildes, su
herencia es el Señor,
2.Felices los que lloran,
tendrán consolación,
3.Felices los pacientes,
tendrán consolación
4.Felices los sinceros
porque verán a Dios,
5.Felices los
misericordiosos porque obtendrán perdón,
6.Felices los que luchan
por construir la paz, a ellos pertenece el Reino celestial
Realmente la grabó para
siempre. Para toda mi vida. Él está en mi yo en El. Si caigo El me levanta como
a la oveja perdida me pone sobre sus hombros y me vuelve a su camino. Su
misericordia es infinita. Es rico en misericordia y jamás se cansa de esperarme
y perdonarme. Es como aquel padre del hijo prodigo. Recuerdan, se asomaba y
miraba a lo lejos, todos los días, a esperar a su hijo. El siempre estará
esperándonos solo tenemos que levantarnos si caímos, arrepentirnos, pedir
perdón sentirnos acariciados por su misericordia ser perdonados y seguir
adelante todos unidos a la Casa del Padre.
Ahora, tratemos de mirar
un poco más en profundidad qué son las bienaventuranzas. Ante todo son “actitudes” y
“disposiciones básicas” de la existencia, no coinciden
exactamente con los Mandamientos, pero no se contraponen, sino que ambos se
refieren al “bien” y a la “vida eterna”.
Son una especie de AUTORETRATO DE CRISTO y
precisamente por eso son una invitación a su seguimiento y a la comunión de
vida con Él.
En nuestra vida es
fundamental conocer nuestro FIN, es necesario saber: de dónde vengo, a dónde
voy. Es norma y guía de toda moral y vida.
Pensemos, ¿realmente se
puede peregrinar sin saber a dónde vamos? ¿podemos peregrinar sin conocer la
meta?
El hombre ha sido creado
por Dios para ser feliz. En el fondo de nuestras preocupaciones, trabajos,
tribulaciones, caídas, se oculta el deseo de felicidad, de bienestar.
Es que como dijimos, Dios
nos creó para ser felices. El pecado nos apartó de Dios. Pero en Cristo Jesús
fuimos redimidos y hoy podemos volver a alcanzarla.
Aquí cabe preguntarnos: ¿realmente
queremos ser felices? Tenemos que comprender que hay algo más grande que el
dinero, que el bienestar material, que todo aquello que nos ofrece el mundo,
todo eso que nos promete el pecado.
Existe una Suprema
Felicidad: DIOS sin el cual todo pierde su valor, su significado.
No nos quedemos a mitad
del camino. No es malo el dinero, ni la salud, ni el bienestar pero siempre que
los ilumine Dios.
El deseo de ser felices es
el motor de nuestras vidas. Queremos ser felices a toda costa. ¿Será vano este
deseo? ¿No habrá un objeto en el que pueda descansar para siempre esta
inquietud humana? ¿Y ese objeto estará en la esfera de nuestra posibilidad?
Asimismo, la VOLUNTAD
puede amar el sumo bien conocido por el entendimiento.
Esto, evidentemente, no
contradice ni a la naturaleza del hombre, ni a la naturaleza de Creador, ni a
la naturaleza de la ciencia.
Por su lado, la fe nos
dice 1° que no es posible conseguir esta bienaventuranza natural. Pero como
Dios no pudo dejar al hombre en estado de naturaleza, por eso lo elevó al orden
sobrenatural.
En 2° lugar: Existe una
Bienaventuranza para el hombre en el CIELO. CRISTO LO PROMETE A TODOS. (Mt 11,
28) Seremos como ángeles. (Mc 12, 25) Y, finalmente, 3° la fe nos dice que
“podemos conseguirla”:
a)no en ésta vida porque
excede nuestras fuerzas naturales y las luces de la fe. La bienaventuranza
excluye todo mal y en esta vida eso no es posible. El deseo quedará
plenamente satisfecho en la otra vida.
b)aquí solo podemos
MERECERLA. Cristo nos ha dicho “Yo soy el camino, la verdad y la vida” “El que
me sigue tendrá luz”.
Cristo nos dá la GRACIA.
Como sabemos la Gracia es un don gratuito y si no se destruye, necesariamente y
en justicia nos lleva a la VISIÓN DE DIOS.
Por La GRACIA MERECEMOS LA
BIENAVENTURANZA.
Y, en consecuencia, por
todo lo que aumenta la Gracia: los sacramentos, los dones del Espíritu Santo y
las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad.
En suma, a) la felicidad
no consiste en los bienes creados, exteriores al hombre, en las riquezas, ni el
honor, la fama, la posesión de bienes. LA FELICIDAD PLENA ESTÁ EN EL CIELO. Por
eso es necesario que todo nos conduzca a Él. Pero tenemos que hacerlo carne:
las cosas de la tierra SON CAMINOS HACIA DIOS, MEDIOS Y NO FINES. Pero si al
contrario no nos llevan a Dios son como una desgracia.
Dice San Ignacio. ”¡Qué
vil me parece la tierra cuando contemplo el cielo! No está aquí la felicidad:
Felicidad sueño vano de un bien que no está en la tierra”.
b)tampoco la felicidad
está en los bienes creados interiores al hombre. Los bienes del cuerpo no
pueden darnos la felicidad: Qué bienes son estos?: la salud envidiable, la
larga vida, la gran robustez de nuestro miembros, la plenitud física en todos
los sentidos.
No consiste en ellos la
felicidad porque no son bienes MÁXIMOS, SON SOLAMENTE BIENES ÚTILES. No son
capaces de saciar plenamente el alma. Son perecederos. No son accesibles a
todos.
Tampoco la felicidad
radica en los bienes del alma. Las “potencias”: el gran talento, la fuerza de
voluntad, la imaginación de artista, la memoria asombrosa. Los “hábitos”:
ciencias, artes, facilidad de expresión, grandes habilidades prácticas.
Ni siquiera los placeres o
bienes comunes al cuerpo y al alma.
En efecto, el mandato de
Dios de vivir y propagarse; el placer, garantía de conservación del individuo,
y de la especie. Son los fuertes, pero, realmente nos acercan a la felicidad?
No consiste en ellos la
felicidad. Ello así porque son medios para facilitar el fin del hombre en
la tierra. Son comunes, esto es, abarcan a todos buenos o malos. Nunca se
sacian plenamente. No excluyen los males, sino que los ocasionan.
Para el individuo: destruye
las fuerzas de la salud,
Para la familia: destruye
la Paz,
Para la sociedad: el peor
mal.
En suma, son incompatibles
con la felicidad.
Nuestra Bienaventuranza no
puede consistir en bienes:
Tan mezquinos como
nuestros cuerpos,
Tan mezquinos y pasajeros,
Tan llenos de miseria y
dolores.
En realidad, solo seremos
felices cuando Dios nos seque las lágrimas de nuestros ojos.
Tenemos que proseguir
incasables, la búsqueda, convencidos de la desilusión de las cosas, hacia algo
más estable y eterno. No podemos ser esclavos de las cosas sino Señores de las
cosas.
Nuestro goce pleno estará
en la visión de Dios, cuando nos hundamos para siempre en el océano insondable
de la divinidad.
Entonces, la felicidad se
encuentra únicamente en Dios.
Las cosas de este
mundo no nos satisfacen plenamente. ¡Cuántos ídolos han desaparecido ya de
nuestras vidas! Y, sin embargo, las cosas nos tiran, nos arrastran. Muchas
veces nos hemos peguntado a las cosas dónde está nuestra felicidad, y como san
Agustín nos han respondido: MAS ARRIBA<.
Esto nos los dice la razón porque
no se encuentran en las cosas. Las cosas perecederas pueden ocuparnos, pueden
coparnos, pero realmente no pueden llenarnos.
Lo que realmente nos
colme, nos de la felicidad radica solo en Dios porque es el BIEN INFINITO que
contiene de manera superior TODOS LOS BIENES.
Además, nos lo asegura 1.
La revelación. Solo DIOS ES BUENO Y SUAVE. Él nos hará felices. Dichoso el
hombre que espera en Él. 2. Lo sostiene LA IGLESIA: Los
bienaventurados ven a Dios cara a cara, y esa visión es lo que los
hace felices,(Benedicto XII).
Dios creo al hombre
principalmente para que le de culto, conozca y ame, y después goce en el cielo
(Pio XI Casti Connubi).
San Agustín: «Nos has
creado para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en ti». El
reposo de Dios es creativo; no “anestésico”
Y, también, lo señala LA
TEOLOGÍA. Sólo quien es superior a nosotros puede hacernos felices.
Todas las cosas son
buenas. Pero la suma de todas sería un bien superior.
Esta suma sólo en Dios se
puede dar de manera eminente.
Ahora, si nos preguntamos
¿qué haremos en el cielo? En el cielo se acabaron todas nuestras miserias,
dolores. No hay más dolores de cayos. Veremos a Dios y en Él todas las
verdades. Sumemos todas las bellezas de la tierra y serán una gota comparadas
con la belleza de Dios.
Allí estarán todos los
santos, nuestra familia reconstruida, las Santísima Virgen y, sobre todo, Dios.
Somos hijos que no hemos visto al Padre, ni a nuestra Madre, ni a nuestro
hermano Cristo. Pero veremos la grandeza de Dios y nuestra vida será un canto
de alabanza. Y toda aquella alegría jamás acabará.
Al ver a la multitud Jesús
subió a la montaña, se sentó, y, sus discípulos, se acercaron a Él.
Ante Él sus discípulos.
Hasta ahora observantes de una ley imperfecta. Y ellos junto a una multitud que
escucha atónita el nuevo ideal de la vida cristiana, que os lleva directamente
al cielo.
Esencialmente, en general,
la vida cristiana consiste en la “caridad”.
Y, las Bienaventuranzas
son las diversas etapas de un camino que nos lleva a la perfección sacándonos
del pecado y transportándonos a la luz de la contemplación de Dios.
En efecto, comienza a)
hablándonos de la bienaventuranza como principio y fin de todos nuestros
movimientos; b) Enseña los medios para conseguirla, que por ser opuestos a
nuestro pensar humano, el mundo considera como inexplicable paradojas; c)
Termina prometiendo a los que ponen esos medios la felicidad: que es dominio,
consuelo, plenitud de gozo, visión de nuestro Padre celestial.
Y, en PARTICULAR, la vida
humana tiene 3 etapas:
1.Comienzo o separación del pecado;
2.Progreso o camino hacia la perfección;
3.Termino o contemplación de Dios.
a)El de las riquezas y
honores.
b)El del dominio y
seguridad.
c)El del placer.
Esto lo podemos alcanzar
mediante 3 espíritus –dones del Espíritu Santo- correspondientes a las
bienaventuranzas capaces de hacer felices al hombre:
*FELICES LOS POBRES DE ESPÍRITU.
Solo será así quien tenga esperanza en el Reino eterno. Aquí actúa el DON DE
TEMOR: QUIEN TIENE A Dios no se afana por las riquezas y honores;
*FELICES LOS MANSOS.
El DON DE PIEDAD Unifica a los hermanos en Cristo. Obra también el DON DE
FORTALEZA: fuerte es aquel que puede vencer sometiéndose.
La 2ª. Etapa del
PROGRESO o CAMINO DE LA PERFECCIÓN.
Así el hombre inclinado al
bien tiende necesariamente a Dios con todas la fuerza de su corazón.
Cristo resume
nuestro camino hacia la perfección en la práctica de la justicia iluminada por
la misericordia.
La justicia y la
misericordia nos introducen en la intimidad de Dios.
*FELICES LOS QUE TIENE HAMBRE Y SED DE
JUSTICIA. El DON DE FORTALEZA les da el vigor necesario para
toda obra de justicia. Fruto de la justicia es la Paz. El DON DE PIEDAD
perfecciona la justicia en su plenitud afectiva.
Mientras el hombre está en
pecado no siente el deseo de justicia; pero una vez que se libera de él siente
una sed insaciable de DAR A DIOS LO QUE ES DE DIOS Y AL PRÓJIMO LO QUE LE DEBE
DAR POR AMOR A DIOS.
Así, serán saciados en
esta vida porque poseerán la justicia y la santidad.
*FELICES LOS MISERICORDIOSOS… La
liberalidad humana mide…tasa. La misericordia bajo el DON DE PIEDAD, solo
atiende a la necesidad del prójimo.
El DON DE CONSEJO nos
inclina a la misericordia, al dolor ajeno, e inspira esa acción y esa palabra
que consuela y levanta.
En la otra vida la
perfección está en el conocimiento de Dios; en ésta consiste en AMARLE SOBRE
TODAS LAS COSAS.
Para esto nuestro corazón
tiene que ser PURO. Ajeno a las preocupaciones de las cosas de esta vida y
purificado en el crisol del dolor. Así nuestro corazón está preparado para
ofrecerle a Dios la perfecta caridad.
*FELICES LOS QUE TIENEN CORAZÓN RECTO…Sólo
los de corazón puro pueden contemplar a Dios. El DON DE ENTENDIMIENTO hace que
el alma pura vea claramente en los misterios de la fe y quita al entendimiento
su torpeza natural heredada con el pecado. La vida se convierte así en un
adelanto de la visión facial de Dios.
*FELICES LOS PACÍFICOS, LOS QUE TRABAJAN POR
LA PAZ. La Paz es descanso en Dios y fruto del DON DE SABIDURÍA,
que nos hace ver a Dios en todas las cosas y buscar y desear sólo lo que en
ellas hay de Dios.
*FELICES LOS PERSEGUIDOS POR PRACTICAR LA
JUSTICIA- Se puede decir que esto es la cumbre de la perfección. Es
que ésos sufrimientos enderezan nuestros sufrimientos al Bien infinito, que es
Dios. Hay que amar esos sufrimientos. Así desde esta perspectiva ser felices es
asemejarse en lo posible a Cristo muriendo en la Cruz. Y esto es fruto y efecto
de todos los dones del Espíritu Santo juntos.
Esta es la forma concreta,
práctica y vivida de las virtudes cristianas iluminadas por los dones del
Espíritu Santo.
Jesús al pronunciar el
Sermón de la Montaña sabía ya que algunas almas habían cumplido perfectamente
este ideal de vida: en su mente estaba la figura de María y de José.
Y sabía, también, que
muchos seguirían sus enseñanzas y serían felices.
Ahora, otra pregunta:
¿estaremos nosotros entre ellos?
Pensemos, miremos con
valentía y sinceridad nuestra vida para ver si se adapta al Sermón de la
Montaña o es que preferimos eso que tan erróneamente se llama gozar de la vida.
Goce transitorio, fugaz, efímero, o preferimos realizar en nosotros esas
paradojas del Sermón de la Montaña y sentir algún día la caricia paternal
de Dios en las alegrías de la Gloria.
Por eso es indispensable
que pensemos y miremos bien lo que hacemos ¡Ahora! porque todavía estamos
a tiempo para cambiar lo que haya que cambiar y seguir a Cristo camino-verdad y
vida.
Vemos así que las
Bienaventuranzas en el Sermón inaugural de Jesús, ofrecen el programa de la
felicidad cristiana.
Jesús viene de parte de
Dios a decir un sí solemne a las promesas formuladas por Dios en el AT; se da
el Reino de los cielos, se suprimen las necesidades, y las aflicciones, se
otorga en Dios la misericordia y la vida.
Si bien algunas
bienaventuranzas se pronuncian en futuro, la primera, que contiene virtualmente
las otras, va a actualizarse desde ahora.
Pero hay más. Las Bienaventuranzas son un sí pronunciado por Dios en Jesús. En
el AT se identificaba la Bienaventuranza con Dios mismo, Jesús se presenta a su
vez como el que CUMPLE Y REALIZA LA ASPIRACIÓN A LA FELICIDAD: el reino de los
cielos está presente en Él. Más aún, Jesús quiso encarnar las Bienaventuranzas
viviéndolas perfectamente mostrándose manso y humilde de corazón.
Entonces vemos que en el
AT se trataba de añadir tímidamente a los valores terrenos de la riqueza del
éxito, el valor de la justicia en la pobreza y en el fracaso. Jesús adopta la
posición contraria al deseo terrenal del hombre. Desde ahora los dichosos del
mundo ya no son los ricos, lo satisfechos, a los que se halaga, sino los que
tienen hambre y sed de justicia, los pobres, los perseguidos. Esta inversión de
valores era posible por aquél que es todo valor.
Por último, dos
Bienaventuranzas comprenden a todas las otras: LA POBREZA con su cortejo de las
obras de justicia, de humildad, de mansedumbre, de pureza, de misericordia, de
solicitud por la paz; y, luego LA PERSECUCIÓN POR AMOR DE CRISTO.
Así solo el que haya visto
a Cristo en el centro de su fe puede oír la Bienaventuranza de la Apocalipsis.
Dichoso si las escucha si se mantiene vigilante pues ese tal es llamado
para la resurrección.
Vocabulario de teología Bíblica,
Ed.Herder, 1967).
PAPA FRANCISCO A LOS JÓVENES ARGENTINOS EN
JMJ RIO 2013. LEAN LAS BIENAVENTURANZAS Y MATEO 25. ESE ES EL PLAN DE VIDA.
El Papa Francisco en su
reciente viaje a Rio de Janeiro donde tuvo lugar la JMJ RIO 2013 -23 al 28 de
julio- dejó un espacio para reunirse con los jóvenes argentinos que habían
concurrido a la jornada, de hecho eran uno de los grupos más numerosos. El
encuentro tuvo lugar en la Catedral de Rio de Janeiro. La Catedral no alcanzó
para contener a todos los argentinos. Afuera había alrededor de 30000 jóvenes.
Francisco estaba radiante, era como si estuviera junto a su familia y a sus
amigos.
Trazó el programa que
pretende darle a su pontificado, fundamentado en el servicio, en no quedarse
encerrado en las sacristías y en salir a la calle, a las periferias
existenciales, donde hay sufrimiento.
No quedarse encerrados en
nuestras comunidades, en nuestros grupos o en nuestra parroquias. Salir.
1. Escuchen, pues, lo que pasará entonces en el Reino de los Cielos. Diez
jóvenes salieron con sus lámparas para salir al encuentro del novio.
2013-06-10
Papa Francisco: "Si no abrimos el
corazón al Espíritu, las bienaventuranzas parecen tonterías"
2013-06-10 16:31:44
Papa Francisco: "Si no
abrimos el corazón al Espíritu, las bienaventuranzas parecen tonterías"
(click para ver video)
La verdadera libertad nace
del abrir la puerta del corazón al Señor: lo subrayó el Papa Francisco en la
Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta. El Santo Padre afirmó que la
salvación es vivir en la consolación del Espíritu Santo, no en la consolación
del espíritu del mundo.
En la Misa - concelebrada
por el cardenal Stanislaw Rylko, por mons. Josef Clemens y por mons. George
Valiamattam, arzobispo indio de Tellicherry - participó un grupo de sacerdotes
y colaboradores del Pontificio Consejo para los Laicos.
El Apóstol de los
Gentiles, agregó, “habla a los cristianos jóvenes en la fe”, personas que “han
comenzado hace poco el camino de Jesús”, e insistió sobre esto, también si “no
todos eran perseguidos”. Eran personas normales, “pero habían encontrado a
Jesús”. Esto precisamente, afirmó, “es un tal cambio de vida que era necesaria
una fuerza especial de Dios” y esta fuerza es la consolación.
La consolación, subrayó
Francisco, “es la presencia de Dios en nuestro corazón”. Pero, advirtió, para
que el Señor “esté en nuestro corazón, es necesario abrir la puerta”, es
necesaria nuestra “conversión”:
Estas Bienaventuranzas,
agregó, “sólo se entienden si uno tiene el corazón abierto, se entienden por la
consolación del Espíritu Santo”, en cambio “no se pueden entender sólo con la
inteligencia humana”:
De esta forma recordó que
muchos estaban interesados en “examinar” la “doctrina nueva y después discutir
con Jesús”. Y eso ocurría porque “tenían el corazón cerrado en sus cosas”,
“cosas que Dios quería cambiar”. ¿Por qué, se preguntó el Papa, hay personas
que “tienen el corazón cerrado a la salvación?” Porque, fue su respuesta,
“tenían miedo de la salvación. Tenemos necesidad, pero tenemos miedo”, porque
cuando viene el Señor “para salvarnos debemos dar todo. ¡Y manda Él! Y de esto
tenemos miedo”, por qué “queremos mandar nosotros”. Y agregó que, para entender
“estos nuevos mandamientos”, tenemos necesidad de la libertad que “nace del
Espíritu Santo, que nos salva, que nos consuela” y “da la vida”:
En cambio, nuestra
libertad es sólo una esclavitud, pero no al Señor, sino al espíritu del mundo.
Pidamos la gracia de abrir nuestro corazón a la consolación del Espíritu Santo,
para que esta consolación, que es la salvación, nos haga entender bien estos
mandamientos.
¡Así sea!"
(RC-RV)
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