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Fuente: L’Osservatore
Romano, ed. sem. en lengua española, n. 18, viernes 4 de mayo de 2018.
«La evangelización no
se hace en el sofá» basándose en «teorías», sino dejando hacer al Espíritu
Santo. El estilo adecuado es ir hacia las personas y estar muy cerca de ellas,
partiendo siempre de las «situaciones concretas»: casi «un cuerpo a cuerpo» que
se hace con la vida y la palabra. Es un «tratado» simple y directo sobre la
evangelización el que propuso el Papa Francisco en la misa celebrada el jueves
19 de abril en Santa Marta. «Después del martirio de Esteban —hizo presente
Francisco refiriéndose expresamente a las narraciones de los Hechos de los
apóstoles propuestos en estos días por la liturgia— estalló una gran
persecución en Jerusalén: los cristianos eran perseguidos y también Pablo iba
con ellos, y les tomaba de casa, de una parte a la otra». Así, afirmó el Papa,
«los discípulos se dispersaron un poco por todos lados, por todas las regiones
de Judea y Samaria».
Precisamente «ese
viento de la persecución» hizo que «los discípulos fueran más allá», confirmó
el Pontífice relanzando esta imagen eficaz: «Como hace el viento con las
semillas de las plantas, las lleva más allá y siembra, así sucedió aquí: ellos
fueron más allá, con la semilla de la palabra, y sembraron la palabra de Dios».
Así, añadió, «podemos decir, un poco bromeando, nació la Propaganda fide».
Es «de una
persecución, de un viento» que «los discípulos llevaron la evangelización». Lo
confirma, por otro lado, el «pasaje que hoy hemos leído», tomado de los Hechos
(8, 26-40). Un pasaje que «es de una gran belleza», observó el Papa
definiéndolo «un verdadero pasaje de evangelización: así evangeliza el Señor,
así anuncia el Señor, así quiere el Señor que evangelicemos».
Francisco indicó
«tres palabras clave» para comprender hasta el fondo el sentido y la forma de
evangelización. Sobre todo, reveló, «es el Espíritu que empuja» y «dice a
Felipe “levántate”, primera palabra; “acércate”, segunda palabra; y tercera
palabra, “parte de la situación”».
Exactamente «con
estas tres palabras se estructura toda la evangelización», afirmó el Pontífice.
Es el Espíritu, de hecho, «quien empieza y sostiene la evangelización». Porque
«la evangelización no es un plan bien hecho de proselitismo: “Vamos aquí y
hacemos muchos prosélitos, por allí, y muchos...”». En realidad, precisó
Francisco, «es el Espíritu quien te dice como tú debes ir para llevar la
Palabra de Dios, para llevar el nombre de Jesús». Por eso «empieza diciendo:
“levántate y ve”» en esa dirección. Con la conciencia de que «no existe una
evangelización “de sofá”». Por tanto «“levántate y ve”, en salida siempre,
“ve”, en movimiento, ve al lugar donde tú debes decir la palabra».
El Papa quiso
recordar a «muchos hombres y mujeres que han dejado la patria, la familia y han
ido a tierras lejanas para llevar la Palabra de Dios». Y muchos de ellos
«muchas veces» no estaban ni siquiera «preparados físicamente, porque no tenían
los anticuerpos para resistir a las enfermedades de esas tierras, y morían
jóvenes, con cuarenta años o morían martirizados».
Al respecto,
Francisco compartió la historia de «un gran cardenal» —que «está vivo todavía,
bueno, bueno»— el cual tiene el encargo de ir a las tierras de misión. Y,
contó, «cuando él va a estos lugares, lo primero que hace es ir al cementerio y
mirar los nombres de los misioneros y la fecha de la muerte: todos jóvenes».
Para ese cardenal «todo estos deben ser canonizados: son mártires, mártires de
la evangelización».
En resumen, relanzó
el Pontífice, «ve, no te preocupes», teniendo bien presente que la «primera
palabra de una verdadera evangelización es “levántate y ve”». Por eso, aconsejó
«no llevar el vademecum de la evangelización, porque no
sirve». Debe vivirse la «segunda palabra: “acércate”». Que significa
«cercanía». Por tanto, sugirió el Papa, «acercarse para mirar qué sucede».
Precisamente como «hace Felipe. Ve ese carro que viene y el Espíritu le dice:
“Ve adelante y acércate” para ver qué sucede allí dentro». Los Hechos cuentan
que «Felipe corrió». Corrió «y escuchó que ese señor que estaba en el caro, un
ministro de la economía, leía a Isaías». Felipe «escuchó bien e intuyó, por la
gracia del Espíritu Santo, que ese hombre no entendía bien». Y «allí Felipe
sintió que debía dar otro paso: el Espíritu dice: “ve adelante todavía”». Así
«empieza a hablar y la pregunta es: “¿entiendes lo que estás leyendo?”». Es así
como el hombre hace subir a «Felipe en el carro» para decirle que no era capaz
de entender, porque nadie se lo había explicado. Y «Felipe, tomando la palabra
y partiendo de ese pasaje, “parte de la situación”»: la «tercera palabra».
Por tanto «“álzate”,
“acércate”, “parte de la situación”: no partir de la teoría» sino de «esa
pregunta que el Espíritu suscita. No se puede evangelizar en teoría». Porque
«la evangelización es un poco cuerpo a cuerpo, persona a persona: se parte de
la situación, no de las teorías».
Con este estilo,
Felipe «anuncia a Jesucristo y la valentía del Espíritu lo empuja a bautizar» a
su interlocutor: «Ve más allá, ve, ve, hasta que sientas que ha terminado su
obra».
«Así se hace la
evangelización» relanzó el Papa, reproponiendo las «tres palabras» que «son
clave para todos nosotros cristianos», llamados a «evangelizar con nuestra
vida, con nuestro ejemplo y también con nuestra palabra».
Y entonces
«levántate, acércate, cercanía, y parte de la situación, la concreta: un método
sencillo, pero es el método de Jesús» que «evangelizaba así, siempre en camino,
siempre en el camino, siempre cerca de la gente y siempre partía de las
situaciones concretas, de la concreción».
Por tanto, recordó el
Pontífice, «se puede evangelizar solamente con estas tres actitudes, pero bajo
la fuerza del Espíritu Santo: sin el Espíritu ni siquiera estas tres actitudes
sirven; es el Espíritu quien nos impulsa a levantarnos, a acercarnos y a partir
de las situaciones».
JMP+
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