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AUDIENCIA GENERAL 4 DE SEPTIEMBRE 2013 -
CON CRISTO, ACOGIDA, FIESTA Y MISIÓN
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Ciudad del Vaticano, 4 de
septiembre 2013.«La Jornada Mundial de la Juventud nos
recuerda la gran noticia de la historia: que somos amados por Dios, que es
nuestro Padre, y que Jesús ha venido a salvarnos», destacó el Papa, reanudando
sus audiencias generales, después de la tradicional pausa del verano romano.
Recibido con grandes muestras de cariño en la Plaza de San Pedro, dio comienzo
a su encuentro semanal con miles de fieles romanos y peregrinos, que acudieron
para recibir su bendición y escuchar su catequesis. Catequesis que el Santo
Padre dedicó a la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro.
En esta
audiencia general, la número 15 de su pontificado – la última fue la del 26 de
junio pasado – el Obispo de Roma hizo hincapié en la importancia de la JMJ, con
su profunda gratitud a Dios y a Nuestra Señora Aparecida, por haberlo
acompañado en esta peregrinación y primer viaje apostólico internacional.
Poniendo de relieve también la importancia de la Virgen conocida con esta
advocación, para la Iglesia en Brasil y en América Latina, y evocando el viaje
que realizó su amado predecesor Benedicto XVI. «Vayan y hagan discípulos de
todas las naciones», con el lema de este gran evento de fe, que nos recuerda la
gran noticia del amor de Dios, que nos envió a su Hijo Jesús, el Santo Padre
alentó a llevar la luz de Cristo a las periferias de la existencia.
Para
resumir la bellísima experiencia de Río de Janeiro, el Papa propuso tres
palabras: acogida, fiesta y misión.
(CdM – RV)
Traducción completa del texto de la catequesis del Papa en italiano
Reanudamos el camino de las catequesis, después de las vacaciones de agosto, pero hoy quiero contarles acerca de mi viaje a Brasil, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Ha pasado más de un mes, pero creo que es importante volver sobre este evento, pues la distancia de tiempo permite captar mejor el sentido.
Traducción completa del texto de la catequesis del Papa en italiano
Reanudamos el camino de las catequesis, después de las vacaciones de agosto, pero hoy quiero contarles acerca de mi viaje a Brasil, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Ha pasado más de un mes, pero creo que es importante volver sobre este evento, pues la distancia de tiempo permite captar mejor el sentido.
En primer lugar quiero dar las gracias al Señor, porque Él lo guió todo con su providencia. ¡Para mí, viniendo de las Américas, fue un bonito regalo! Y por ello agradezco también a Nuestra Señora de Aparecida, que acompañó todo este viaje: hice la peregrinación al gran santuario nacional de Brasil, y su venerada imagen estaba siempre presente en el escenario de la JMJ.
Estaba muy
feliz por eso, porque Nuestra Señora de Aparecida es muy importante para la
historia de la Iglesia en Brasil, pero también para toda América Latina; los
Obispos latino-americanos y del Caribe en Aparecida vivimos una Asamblea
General, con el Papa Benedicto: una etapa muy importante del camino pastoral en
aquella parte del mundo en la que vive la mayor parte de la Iglesia católica.
Aunque ya lo he hecho, quiero renovar mi agradecimiento a todas las autoridades civiles y eclesiásticas, a los voluntarios, a la seguridad, a las comunidades parroquiales de Rio de Janeiro y de otras ciudades en Brasil, donde los peregrinos fueron recibidos con gran fraternidad. De hecho, la acogida de las familias brasileñas y de las parroquias fue una de las características mas bonitas de esta JMJ. Buena gente estos brasileños.
Tienen un corazón muy
grande. La peregrinación siempre implica inconvenientes, pero la acogida ayuda
a superarlos y, de hecho, los transforma en ocasiones para el conocimiento y la
amistad. Nacen lazos que luego, se mantienen, sobre todo en la oración. También
así crece la Iglesia en todo el mundo, como una red de verdaderos amigos en
Jesucristo, una red que te prende y a la vez te libera. Así pues, acogida, esta
es la primera palabra que surge de la experiencia del viaje a Brasil.
Otra palabra clave puede ser fiesta. La JMJ es siempre una fiesta, porque cuando una ciudad está llena de chicos y chicas que vagan por las calles con banderas de todo el mundo, saludándose, abrazándose, esto es una verdadera fiesta. Es una señal para todos, no sólo para los creyentes. Pero después está la fiesta más grande que es la fiesta de la fe, cuando alabamos al Señor juntos, cantando, escuchando la Palabra de Dios, permaneciendo en silencio de adoración: todo esto es la culminación de la JMJ, es el verdadero propósito de esta peregrinación, y se vive de una manera particular en la gran Vigilia del sábado por la noche y en la Misa final. Ésta es pues la gran fiesta, la fiesta de la fe y de la fraternidad, que inicia en este mundo y que no tendrá fin. ¡Pero esto sólo es posible con el Señor! Sin el amor de Dios no hay verdadera fiesta para el hombre!
Acogida, fiesta. Pero no puede faltar un tercer elemento: la misión.
Esta JMJ
se caracterizó por un tema misionero: "Vayan y hagan discípulos de todas
las naciones”. Hemos oído la palabra de Jesús: es la misión que nos ha dado a
todos. Es el mandato de Cristo resucitado a sus discípulos: ¡"Vayan”,
salgan de si mismos, de toda cerrazón para llevar la luz y el amor del
Evangelio a todos, hasta las extremas periferias de la existencia! Y fue
precisamente ese mandato de Jesús que he confiado a los jóvenes que llenaban la
inmensa playa de Copacabana. Un lugar simbólico, la orilla del océano, que
parecía sugerir la orilla del lago de Galilea. Sí, porque aún hoy en día el
Señor repite: " Vayan... " y agrega: " Yo estoy con vosotros,
todos los días ...".
Esto es fundamental !Sólo a través de Cristo podemos
llevar el evangelio. Sin Él no podemos hacer nada - nos lo ha dicho Él mismo (
cf. Jn 15,5). Con él, en cambio, unidos a Él, podemos hacer mucho. Incluso un
chico, una chica, que a los ojos del mundo cuenta poco o nada, ante los ojos de
Dios es un apóstol del Reino, ¡es una esperanza para Dios!
A todos los jóvenes
quisiera preguntar con fuerza: ¿Quieren ser una esperanza para Dios? ¿Quieren
ser una esperanza para la Iglesia? Un joven corazón que acoge el amor de
Cristo, se convierte en esperanza para los otros, ¡es una fuerza inmensa!
¡Vosotros chicos y chicas, todos los jóvenes deben transformarse en esperanza!
Abran las puertas hacia un mundo nuevo de esperanza. Ésta es su misión ¿Quieren
ser esperanza para todos nosotros? Pensemos en lo que significa aquella
multitud de jóvenes que han encontrado a Cristo resucitado, en Río de Janeiro,
y llevan su amor en la vida de cada día, lo viven, lo comunican.
No terminan en
los periódicos, porque no cometen actos violentos, no hacen escándalos, y por
lo tanto no son noticia. Pero si permanecen unidos a Jesús, construyen su
Reino, construyen fraternidad, comparten obras de misericordia, ¡son una fuerza
poderosa para que el mundo sea más justo y más hermoso, para transformarlo!
Pido ahora a los chicos y chicas: ¿tienen ustedes la valentía de asumir este
reto? ¿Se animan para ser esta fuerza de amor y de misericordia que tiene el
coraje de querer cambiar el mundo?
Queridos amigos, la experiencia de la JMJ nos recuerda la verdadera y gran noticia de la historia, la Buena Nueva, a pesar de que no aparece en los periódicos y en la televisión: somos amados por Dios, que es nuestro Padre y que envió a su Hijo Jesús para que estuviera cerca de cada uno de nosotros y nos salve. A salvarnos y a perdonarnos todo, porque Él siempre perdona. Porque Él es bueno y misericordiosos.
Acordaos: acogida, fiesta, misión: tres palabras. Que estas
palabras no sean solo un recuerdo de lo que sucedió en Río, sino que sean el
alma de nuestra vida y la vida de nuestras comunidades. Gracias.
ER RV
Este fue el llamamiento del Papa invitando a la jornada del sábado, 7 de septiembre, víspera de la Natividad de María Reina de la Paz:
«El próximo sábado viviremos juntos una jornada especial de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo entero.
ER RV
El Papa Francisco renueva invitación a unirse a vigilia por la paz
2013-09-04 14:21:03 El Papa Francisco renueva invitación a unirse a vigilia por la paz
EL PAPA ESCRIBE A VLADIMIR PUTIN: LOS
PAÍSES DEL G-20 NO PERMANEZCAN INERTES ANTE EL DRAMA DE SIRIA
Ciudad del Vaticano, 5 septiembre 2013
(VIS).-El Papa Francisco ha enviado un mensaje al presidente de la Federación
Rusa, Vladimir Putin, que preside estos días en San Petersburgo la reunión del
G-20 el grupo de países de las economías más florecientes en el mundo.
“El contexto actual de fuerte
interdependencia -escribe el pontífice- exige un marco financiero global, con
sus propias reglas justas y claras, para conseguir un mundo más ecuo y
solidario, donde se puede acabar con el hambre, ofrecer a todos un trabajo
digno, una vivienda adecuada y la atención médica necesaria .
Su presidencia
del G20 este año ha asumido el compromiso de consolidar la reforma de los
organismos financieros internacionales y alcanzar un consenso sobre las normas
financieras adaptadas a las circunstancias de hoy. Sin embargo, la economía
mundial crecerá realmente en la medida en que sea capaz de permitir una vida
digna para todos los seres humanos, desde los ancianos a los niños aún en el
seno materno; no sólo a los ciudadanos de los países miembros del G-20, sino a
cada habitante de la tierra, incluso a aquellos que se encuentran en las
situaciones sociales más difíciles o en los lugares más remotos”.
“En esta óptica, es evidente que en la
vida de los pueblos los conflictos armados son siempre la negación deliberada
de cualquier posible concordia internacional y crean divisiones profundas y
dolorosas heridas que tardan muchos años en cerrarse. Las guerras constituyen
el rechazo práctico de esforzarse para alcanzar los grandes objetivos
económicos y sociales que la comunidad internacional se ha dado, que son , por
ejemplo, los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Desafortunadamente, los
numerosos conflictos armados que aún asolan al mundo ponen cada día ante nuestros
ojos, un cuadro dramático de miseria, hambre, enfermedad y muerte. De hecho,
sin paz no hay ningún tipo de desarrollo económico. La violencia nunca trae la
paz, condición necesaria para tal desarrollo”.
“La reunión de Jefes de Estado y de
Gobierno de las veinte economías más grandes , que representan dos tercios de
la población y el 90 % del PIB mundial, no tiene la seguridad internacional
como su principal objetivo. Sin embargo, no puede dejar de reflexionar sobre la
situación en Oriente Medio y especialmente en Siria. Por desgracia, duele
constatar que demasiados intereses de parte han prevalecido desde el comienzo
del conflicto sirio, impidiendo encontrar una solución que evitase la inútil
masacre de la que estamos siendo testigos.
Los líderes de los países del G-20
no permanezcan inertes ante el drama que vive desde hace ya demasiado tiempo la
querida población y que corre el peligro de acarrear nuevos sufrimientos a una
región sometida a duras pruebas y necesitada de paz.
A todos y cada uno de ellos,
lanzo un apremiante llamamiento para que ayuden a encontrar maneras de superar
los diferentes contrastes y abandonen toda pretensión vana de una solución
militar. Que haya, más bien, un nuevo compromiso de buscar con valentía y
determinación, una solución pacífica a través del diálogo y la negociación
entre las partes interesadas con el apoyo unánime de la comunidad
internacional.
Por otra parte, es un deber moral de todos los gobiernos del
mundo alentar toda iniciativa para promover la asistencia humanitaria a las
personas que sufren a causa del conflicto dentro y fuera del país”.
El Papa concluye afirmando que reza
por un resultado fructífero de los trabajos del G-20 y pide a su vez oraciones
para él.
Papa a líderes mundiales: Abandonad la hipótesis de intervención militar en Siria
2013-09-05 16:53
¡Que se eleve fuerte en toda la tierra el grito de la paz!»
Culminando su audiencia general, el
Santo Padre renovó su apremiante llamamiento en favor de la paz y su invitación
a participar en la jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente
Medio y en el mundo entero.
En particular, dirigiéndose a los fieles de lengua
árabe, especialmente a los provenientes de Irak, Jordania y Egipto, el Papa
alentó a «unirse siempre a Cristo, edificando su Reino con la fraternidad, el
compartir y las obras de misericordia». «¡La fe es una fuerza poderosa capaz de
hacer que el mundo sea más justo y más bello!», exclamó el Obispo de Roma y
alentó a ser «una presencia de la misericordia de Dios y a testimoniar al mundo
que las tribulaciones, las pruebas, las dificultades, la violencia y el mal no
podrán derrotar nunca a Aquel que derrotó la muerte: Jesucristo».
Este fue el llamamiento del Papa invitando a la jornada del sábado, 7 de septiembre, víspera de la Natividad de María Reina de la Paz:
«El próximo sábado viviremos juntos una jornada especial de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo entero.
También por la paz
en nuestros corazones. Porque la paz empieza en el corazón. Renuevo mi
invitación a toda la Iglesia a vivir intensamente este día, y, desde ahora,
expreso mi gratitud a todos los hermanos cristianos, a todos los hermanos de
otras religiones y a los hombres y mujeres de buena voluntad que se quieran
unir, en los propios lugares y modos, a este momento.
Exhorto en particular a
los fieles romanos y a los peregrinos a participar en la vigilia de oración,
aquí, en la Plaza de San Pedro, a las 7 de la tarde, para invocar del Señor el
gran don de la paz. ¡Que se eleve fuerte en toda la tierra el grito de la paz!»
(CdM - RV)
(CdM - RV)
JMP+
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